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viernes, 13 de julio de 2012

De vacaciones en Port Aventura

La oportunidad de hacer una pausa en el camino y relajarse con la familia y en familia es un regalo precioso y, si además, lo puedes hacer con amigas, mejor que mejor. El pasado mes de mayo, tras mucha expectacion, nos pusimos en camino hacia Zaragoza como primera etapa en el camino para luego reunirnos en Salou con Suu, su marido, Bichito y Pequeñín, como etapa preparatoria para el gran evento del pre-verano para nuestros hijos: un viaje a Port Aventura.

Al día siguiente nos reunimos con Treintañera con hijos y su familia y otro día después con La Mamá Vaca. Todo un encuentro entre madres, amigas, familias y niños, para estrechar lazos y compartir un encuentro sin hora de vuelta a casa, compartiendo jornadas enteras de risas, abrazos, anécdotas con nuestros hijos, millones de fotos y mucho más.

Y todo ello en un entorno incomparable que nos permitió chafardear y comadrear como nos apetecía, largo y tendido, y relajadamente, y teniendo a nuestros hijos contentos y entretenidos. Y todo ello gracias al entorno que nos ofreció Port Aventura. La zona de Sésamo Aventura fue en la que pasamos horas y horas con nuestros pequeños, montándose en las atracciones continuamente, gracias al hecho de que las colas en las atracciones eran casi inexistentes, y viendo el espectáculo de los personajes de Barrio Sésamo cantando y contando historias a los niños.

La Granja de Elmo, las sillas o la zona de columpios eran apuestas seguras. Lo peor, el hecho de que hubiera una gran cantidad de atracciones innacesibles para los niños más pequeños, lo que, en muchos casos, nos obligaba a separarnos en equipo papá con el mayor y equipo mamá con el pequeño para disfrutar de distintas diversiones. Por otro lado, esto causaba también algo de frustración en los más pequeños, que veían como les quedaban vetadas atracciones de las que disfrutaban mucho los más mayores.

Especial atención dedicaron los peques a la atracción de las canoas, donde pasaron casi una tarde entera dando vueltas y vueltas, en compañía ahora de unos y ahora de otros, pero siempre con risas, alegría chispeante en los ojos y miles de aventuras imaginadas que compartir con nosotros.

No hay que olvidar tampoco el hecho de que disfrutar de unas minivacaciones en Port Aventura también nos permitió divertirnos con ratitos de mayores en atracciones como las montañas rusas, llenas de emociones "para adultos" y de ratitos para nosotras y para nosotros mismos... Y todo ello gracias a esta inolvidable tribu que montamos, lo que nos permitió que nuestros hijos estuvieran siempre atendidos y disfrutando mientras otros nos podíamos ir un ratito sin problemas a disfrutar de las atracciones en las que no nos podían acompañar nuestros hijos.

Finalmente, no puedo evitar recordar de que esos días de encuentro y alegría estuvieron rodeados de una gran tristeza. El hecho de perder a mi bebé en un momento en el que yo no podía negar a mis hijos las soñadas y deseadas vacaciones fue como una trampa en la que quedé atrapada durante dos días. Pero la gran emoción de los encuentros y compañía de esos días y el hecho de ver a mis hijos sonreír y disfrutar ejerció un efecto balsámico sobre mi alma, permitiéndome afrontar con más fuerzas y energías todos los retos que me quedaban por delante.

1 comentario:

  1. Sé lo triste que llegaste, fui testigo de ello. Me recuerdo mirándote mientras sonreías a nuestros hijos sabiendo que lo que querías era meterte en la cama. Fueron momentos agridulces, pero tenerte cerca y compartir contigo fue fantástico.

    Besitos y espero que el año que viene repitamos!!!!

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