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martes, 19 de julio de 2011

Lactancia materna no interrumpida

Hace ya un par de meses que tratamos el tema de la lactancia materna "prolongada" en el grupo de lactancia que compartimos con De Monitos y Risas. Fruto de lo que allí debatimos y charlamos, es este resumen sobre el tema, que os presentamos a continuación.

Comenzamos la reunión constatando lo poco acertado que nos parece el término lactancia materna “prolongada” porque mediante este término se da a entender que el amamantamiento está durando más de lo que debería y, hoy en día, hay muchos mitos erróneos en cuanto al tiempo que debería durar la lactancia materna.

Atendiendo a las recomendaciones de la OMS, y de los principales organismos nacionales e internacionales en materia de pediatría y nutrición infantil, se recomienda alimentar a los bebés con lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses y, en combinación con otros alimentos hasta los dos años. Además, también recomiendan mantener la lactancia más allá de estos dos años siempre que la madre y el niño quieran.

Así, muchas lactancias que hoy en día se consideran “prolongadas” serían bastante “normales” atendiendo a este criterio.

Pero, ¿qué otros criterios podemos manejar para definir la “normalidad” en cuanto a la lactancia? Katherine A. Dettwyler es una antropóloga que ha dedicado muchos tiempo a investigar sobre el desarrollo de la lactancia materna desde un punto de vista antropológico y evolutivo. (http://www.kathydettwyler.org/dettwyler.html, http://www.bebesymas.com/lactancia/katherine-a-dettwyler-una-antropologa-especialista-en-lactancia).

Dettwyler define diversas variables que suelen determinar el periodo de lactancia entre los mamíferos y, más concretamente, entre los primates (orden al que pertenece el ser humano):
  • Destete al alcanzar el cuádruple del peso del nacimiento. Las investigaciones sobre la edad de destete y crecimiento en grandes mamíferos, incluidos los primates, indican que el destete ocurre algunos meses después de cuadruplicar el peso del nacimiento. En el ser humano, esta circunstancia se produce entre los 27 y los 30 meses.
  • Destete de acuerdo con el tamaño del cuerpo adulto. Según esta variable, el destete en el ser humanos se debería producir entre los 2,8 y los 3,7 años. Esta afirmación se basa en un estudio de 1985 que analizaba las variables del ciclo vital de los adultos, incluyendo una fórmula para calcular la edad de destete en función del peso del cuerpo de una hembra adulta. Además de llegar a la conclusión anteriormente expuesta aplicando esta ecuación en el ser humano, este estudio confirmó que las poblaciones formadas por individuos de mayor tamaño suelen amamantar durante más tiempo.
  • Destete en función de la duración del periodo de gestación. Para el chimpancé y el gorila, los primates más cercanos al género humano, la duración de la lactancia es más de seis veces superior a la del periodo de gestación, por lo que la lactancia debería prolongarse, en el ser humano, hasta los 4,5 años.
  • Destete en función de la erupción dental. Algunas investigaciones señalan que los primates destetan a su progenie cuando desarrolla sus primeros molares permanentes. En los niños humanos, esto se produce en torno a los 5,5 o 6 años.
Todo ello sin olvidar la principal razón por la que hoy en día se sigue recomendando la lactancia materna más allá de los dos años: su valor inmunológico. Y es que, hasta aproximadamente los seis años, los niños no cuentan con un sistema inmune maduro y autosuficiente, capaz de generar de manera eficiente las defensas necesarias contra los gérmenes y bacterias presentes en el entorno.

El sistema inmune de los humanos alcanza la madurez y la plena operatividad en torno a los 6 años, por lo que los bebés dependen completamente de las defensas que les aporta su madre a través de la lactancia materna, que, además, son factores inmunes adaptados al entorno en el que vive el bebé. Esta es la razón por la que se habla de los beneficios de la lactancia materna a la hora de prevenir infecciones y enfermedades, y es que no es que la lactancia materna las prevenga sino que, cuando se alimenta al bebé con sucedáneos de leche materna, se le está privando de las ventajas de un sistema inmune maduro y plenamente funcional (el de la madre) con memoria para un gran número de patógenos ambientales, lo que permite que las bacterias campen a sus anchas por el organismo de un bebé con un sistema inmunitario débil e inmaduro.

Un sistema perfectamente adaptado
Cuando el bebé nace, si se le pone en contacto inmediato en piel con piel con la madre, se poblará con las bacterias buenas que están presentes en la piel, la respiración, la saliva de la madre. Está flora bacteriana ofrece una primera herramienta de protección, que se reduce notablemente con la separación al nacer.

Además, el sistema inmunitario de la madre está en contacto con los patógenos del ambiente y crea anticuerpos y factores inmunes adaptados para luchar contra estos elementos potencialmente peligrosos. Y no solo hace esto, sino que se los transmite al bebé a través de la leche materna. El sistema está perfeccionado para que madre y bebé no se separen, ya que al compartir el mismo ambiente, se garantiza que el bebé recibe anticuerpos adaptados para los microbios de su entorno.

Por otro lado, recientes estudios han demostrado que parte de la saliva del bebé llega al organismo de la madre a través del pecho, obteniendo así una información fundamental cuando los bebés empiezas a desarrollar su actividad en ambientes o entornos separados alejados de la madre.
(http://guiadelactanciamaterna.wordpress.com/lactancia-materna/composicion-inmunologica-de-la-leche-materna/)

Finalmente, y en cuanto a la protección inmunológica que la leche ofrece a bebés y niños, no hay que hacer caso a los que dicen que las ventajas de los anticuerpos en la leche materna no se prolongan mucho más allá de los primeros meses. Algunos estudios indican que la ingesta de leche materna mantiene sus ventajas inmunológicas siempre que suponga, al menos, el 25% de la ingesta diaria de calorías. Teniendo en cuenta, como comentábamos ante, que la leche materna aumenta su contenido calórico a medida que avanza el tiempo de lactancia, no resulta complicado llegar a esta cifra si el niño, por ejemplo, desayuna teta y luego hace alguna pequeña toma adicional durante el día o antes de dormir.

Duración “normal”
Así pues, y según todos estos datos, la duración normal desde un punto de vista evolutivo y antropológico estaría entre los 2 y los siete años. Aunque también hay que tener en cuenta que la media de amamantamiento en las distintas culturas y sociedades que conviven en el mundo actualmente se sitúa en torno a 4 años. Nuestra percepción en la sociedad occidental nos aleja mucho de ver ejemplos de lactancia materna a los 4 años, a los 5, a los 6 o a los 7.

Nuestros prejuicios culturales actúan como elementos distorsionadores a la hora de contemplar la lactancia y el hecho de amamantar a un niño de dos años a veces no evita cierto sobresalto al contemplar a uno de siete tomando teta.

Un buen ejemplo de ello es este fragmento de documental, enlazado recientemente en el blog Mimos y Teta:
http://www.dailymotion.com/video/xi161d_lactancia-materna-prolongada-un-tabu_school

La dependencia
Uno de los argumentos más utilizados para criticar la lactancia materna más allá del año es que crea una relación de dependencia, una palabra en si misma peyorativa cuando se pronuncia en el seno de una cultura que promueve el individualismo como valor supremo y el apego a las cosas en lugar de a las personas.

Es normal que los bebés humanos sean dependientes, ya que somos una especie cuyas crías nacen inmaduras y necesitan del cuidado de al menos un adulto (y preferentemente la madre) durante un periodo prolongado de tiempo (http://monitosyrisas.com/index.php/2010/03/%C2%BFes-bueno-para-nuestros-bebes-ser-portados/). Por lo tanto, la tan cacareada independencia no es sino una construcción artificial de una sociedad que nos vende objetos de consumo para sustituir el contacto humano.

Además, y como punto de partida del debate, aclaramos que, a día de hoy, no existe ningún estudio que aborde las ventajas o perjuicios de la lactancia materna no interrumpida, ya que la mayoría de las investigaciones toman como referencia lactancias cortas. Por lo tanto, no podemos aportar datos científicos sobre los beneficios de la lactancia de duración natural, pero tampoco debemos dejar que nos avasallen con datos sobre sus supuestos peligros, ya que están basados en prejuicios y opiniones personales, más que en datos reales y contrastados.

Como afirma el Dr. Lawrence Gartner, representante de uno de los grupos de trabajo sobre lactancia de la Academia Americana de Pediatría: “la Academia no ha establecido un límite superior. Hay niños que son amamantados hasta los 4, 5 o 6 años. Esto puede ser infrecuente pero no perjudicial”.

Aportaciones sobre la independencia
En cuanto al debate de la dependencia, es muy significativa también la aportación del pediatra Carlos González que señala:
¿Qué es dependencia madre-hijo? Los niños de dos años son bastante dependientes… y los de 12 también. Un niño que toma pecho depende de que su madre le de pecho y un niño que come pizza depende de que su madre (o su padre) le de pizza; no veo la diferencia. No existe bibliografía que demuestre:
a) Que la dependencia madre-hijo es patológica,
b) Que es más frecuente en niños que maman dos años.

Por otro lado, también encontramos especialmente significativa una cita de M. Paula Cavanna, extraída del grupo de discusión online sobre lactancia Lactmat:
“Exigimos a nuestros bebés que empiecen a comer cuando aún no tienen dientes, llega el verano y les sacamos los pañales, hay que dejar el chupete, al año y medio queremos que “se socialice” y los mandamos a la guardería. Queremos que saluden a los extraños y sonrían a desconocidos, que se queden quietecitos/as en las jugueterías donde los apabullan las tentaciones, que aguanten largas horas de conversaciones adultas en la mesa familiar y que coman todo lo que les pusimos en su enorme plato, que actúen frente a todos los padres en las fiestas del colegio y si además pueden empezar con el Inglés a eso de los dos años mejor para que vayan aprendiendo. Creemos que porque manejan el mando de la tele ya pueden estar horas solos frente a ella y que como chapotean en el agua sin ahogarse ya pueden bañarse sin nuestra presencia”

De hecho, la evidencia científica parece ir en contra de los prejuicios que proclaman que la lactancia materna más allá de cierto periodo crea dependencia. La Dra. Waletzky señaló que quitarle a un niño repentina y prematuramente “la experiencia emocional más satisfactoria que haya conocido, produce una angustia significativa, tanto inmediatamente como a largo plazo; tal destete precoz considera la lactancia solo como una fuente de leche y deja de comprender su significado como medio de consuelo, placer y comunicación para la madre y el hijo”.

Otros estudios señalan que los niños que tuvieron una lactancia más duradera, demostraron un ajuste social más fuerte y consistente y que, al llegar a la juventud y la edad adulta, estos niños experimentaron menores niveles de ansiedad que sus coetáneos.
http://www.inper.edu.mx/descargas/pdf/Pr0023-02.pdf

El valor nutricional
Otros detractores de prolongar la lactancia materna más allá de los seis meses argumentan que la leche materna pierde su “valor nutricional” después de este periodo. Algo que resulta bastante increíble, teniendo en cuenta que sería altamente improbable que una mujer que ha sido capaz de alimentar a su hijo en el periodo de mayor crecimiento y requerimiento energético de toda su vida se levantara el día que su bebé cumple los seis meses para descubrir que sus pechos han dejado de producir leche para pasar a excretar solo “agua”.

La OMS y el resto de organismos nacionales e internacionales con competencias en materia de nutrición y pediatría recomiendan mantener la lactancia hasta los dos años, ya que este es el periodo en el que los niños necesitan la leche y sus nutrientes para el desarrollo del organismo. Después de este periodo no es que la leche materna pierda sus propiedades nutricionales; de hecho no existe ningún alimento que aisladamente supere el valor nutritivo de la leche materna cuando el bebé es amamantado, aunque en el caso de la leche de vaca, sí que debería dejar de perder su valor fundamental como centro de la alimentación del niño sano. De hecho, la dieta mediterránea incluye muy moderadamente las porciones de lácteos en la ingesta diaria.

Siguiendo con la leche materna y su idoneidad como alimento para el niño más allá de los dos años, distintos nutricionistas han confirmado que habrá alimentos que aporten mayor cantidad de un nutriente en concreto; por ejemplo, el hígado aportará más hierro que la leche humana, la papaya más vitamina C o la carne de buey más proteínas… Pero no hay ningún alimento que, por sí solo, sea más nutritivo que la leche materna.

Por otro lado, es falso que los niños mayores que toman teta un par de veces al día lo hagan “por vicio”, ya que el cuerpo de la madre adapta la composición de la leche a la demanda de su cría. Así, algunos estudios señalan que la leche de madres que llevan lactando más de un año tiene un mayor contenido en grasas y es más energética en general. Así, aunque el niño tome menos cantidad, la leche materna sigue haciendo una aportación significativa a la ingesta total diaria del niño.

Otros cambios en la composición de la leche
Existen algunos estudios que evalúan los cambios en la composición de la leche materna durante el proceso del destete. La concentración de proteínas aumenta hasta el 142% del nivel basal, los lípidos mantienen su concentración, el hierro aumenta hasta el 172%, el calcio permanece constante y el zinc disminuye hasta el 58% del basal. Los factores inmunitarios, por su parte, se mantienen.

Ni que decir tiene que, a pesar de estos cambios en el balance general de nutrientes, la leche materna sigue aportando cantidades muy importantes de nutrientes clave para el desarrollo del niño: proteínas y aminoácidos esenciales, ácidos grasos, vitaminas, etc.

El factor emocional
Habiendo revisado que la duración natural de la lactancia, cuando no se interfiere de manera artificial, dura mucho más de lo que estamos acostumbrados en la sociedad occidental moderna. Y habiendo constatado que no influye significativamente en la saludable relación de dependencia madre-hijo y que sus beneficios nutricionales e inmunológicos se extienden en el tiempo más allá de lo que establece la creencia popular, también es importante destacar que la lactancia tiene beneficios más allá de lo meramente fisiológico.

La lactancia materna no solo es alimento físico, sino también emocional. Para la madre y para el bebé. La lactancia contribuye a maximizar el comportamiento maternal femenino a través de la actuación de la hormona oxitocina, entre otras. Esta hormona se transmite también al bebé a través de la leche, creando en él una sensación de tremendo bienestar. Además, dado que la oxitocina es la hormona del amor, contribuye a establecer una relación de apego entre la madre y el bebé.
La prolactina también es importante, ya que los picos que se producen con cada toma del bebé (sobre todo en los primeros meses) contribuyen a que la madre disfrute de un estado de calma y relajación. Por tanto, la presencia de la prolactina en el organismo de la madre durante un tiempo prolongado es beneficiosa para la mamá.

La leche materna, el regazo de la madre, no solo proporciona alimento, sino también consuelo, paz, relajación, contribuye a mitigar el dolor (tetanalgesia) y es un momento de intimidad y complicidad entre la madre y su hijo.

Al igual que con el resto de aspectos que hemos analizado, esta perspectiva emocional de la lactancia no se pierde ni se diluye con el paso del tiempo. A la vez que se disfrutan de esos beneficios, el amamantamiento con niños más mayores puede suponer una herramienta importante a la hora de enfrentarse a los conflictos que vive el pequeño con el crecimiento (afirmación del yo, rabietas, llegada de un hermano, etc.). En estos momentos de tensión y estrés para el pequeño, y para sus padres, la lactancia se convierte en un aliado para “calmar las aguas” en ambos extremos de la relación.

Como dice Carlos González, “en el pecho, además de comida, el bebé busca y encuentra cariño, consuelo, calor, seguridad y atención. No se trata tan sólo de alimento, el bebé reclama el pecho porque quiere el calor de su madre. Por eso lo importante de dar el pecho no es solamente contar las horas y los minutos o calcular los mililitros de leche, sino el lazo de unión que se establece entre ambos y que es una suerte de continuación del cordón umbilical. La lactancia es un regalo, aunque sea difícil saber quién da y quién recibe”.
http://www.suite101.net/content/lactancia-materna-mucho-mas-que-el-mejor-alimento-a43682#ixzz1S4eZuoBz

Entonces, ¿hasta cuándo?
La indicación general debería ser mantener la lactancia materna mientras la madre y su hijo quieran. Es importante tener en cuenta tanto las necesidades del niño (que tienden a ser obviadas en nuestra sociedad plagada de sucedáneos de leche materna y de sucedáneos de tetas), como las de la madre.
Así, debemos asumir con naturalidad que un niño decida dejar de tomar el pecho por iniciativa propia, cuando se sienta preparado, pero también es necesario reconocer que es perfectamente legítimo que la madre inicie el destete cuando deje de disfrutar de su lactancia.

En el extremo de la madre es recomendable analizar las causas que llevan a ese deseo de destetar, pues, en muchos casos, se pueden encontrar alternativas que contribuyan a satisfacer tanto las necesidades del niño, como las de la madre… Y es que si ninguna madre debe amamantar por obligación, tampoco debería plantearse el destete como única opción en casos en los que se podría recurrir a otras soluciones.

Agitación del amamantamiento
Una razón que suele llevar a las madres a plantearse un destete radical es la aparición de la “agitación del amamantamiento”; con esta expresión tan rimbombante se trata de dar nombre a un sentimiento de rechazo que siente la madre cuando amamanta a su hijo. Se suele producir con mayor frecuencia entre las madres que continúan lactando durante su embarazo o durante la lactancia en tándem.
La “agitación del amamantamiento” es una sensación de desasosiego y angustia que se apodera de la madre cuando está dando el pecho a su hijo y que cesa tan pronto como el niño deja de succionar. Algunas madres describen esta sensación como si su cuerpo quisiera destetar a su hijo por su cuenta aunque su mente opinara lo contrario.

En la lactancia en tándem, muchas madres sienten “disgusto” hacia la succión del mayor, que notan como tosca, demasiado fuerte e incluso agresiva, sobre todo en comparación con la del recién nacido.
Cada mujer siente la agitación del amamantamiento de una manera muy personal y sus manifestaciones son muy variadas. Algunas madres refieren un sentimiento de irritación, a otras se les pone la piel de gallina solo de pensar en dar el pecho, otras sienten un conflicto interno entre las reacciones de su cuerpo y sus ideas sobre la maternidad y la lactancia.

Hilary Flower, autora del libro Adventures in Tandem Nursing: Breastfeeding during Pregnancy and Beyond (Aventuras de la lactancia en tándem: amamantando durante el embarazo y más allá), ofrece algunos consejos que nos permiten detectar cuando algo no va bien con la lactancia y que están conectados con la agitación del amamantamiento”:
  • Sientes que te “escondes” de tu hijo.
  • Oyes un irritado tono de voz cuando contestas con un “sí” a las demandas de teta de tu hijo.
  • Sientes que te quedas sin opciones en cuanto a la lactancia.
  • Sientes sensación de rechazo hacia tu hijo mientras amamantas.
  • Estás llegando a sentirte lo suficientemente exasperada como para plantearte un destete radical.

Posibles soluciones
Normalmente, el mero hecho de ponerle un nombre al sentimiento y comprender que es algo normal y que le sucede a muchas madres, suele servir para aliviar la mezcla de rechazo y culpa entre la que se debaten las madres que sufren la agitación del amamantamiento.

La agitación suele ser un sentimiento pasajero, que se soluciona o cede espontáneamente al cabo de unas semanas. Pero ello no implica que las madres deban rechazar u obviar esta sensación desagradable. En el fondo, cada mujer es la que debe valorar los pros y los contras de su lactancia y decidir si le compensa intentar superar su agitación para continuar con su lactancia o si, en cambio, interpreta esa señal como una alarma de agotamiento de su cuerpo y decide iniciar el proceso de destete.

Flower recomienda buscar alternativas a la lactancia para relacionarse con el niño, como acurrucarse y disfrutar de mimitos sin que el nene esté en el pecho, y buscar momentos en los que la madre pueda disfrutar de tiempo a solas para dedicarse tiempo a sí misma.

Una alternativa al destete
Acortar las tomas del mayor es una opción a tener en cuenta de manera alternativa al destete. Hay algunos trucos para acortar la duración de la tetada, que se basan en la negociación y la comunicación para lograr un acuerdo respecto a la duración de la toma:
  • Te daré teta mientras cuento hasta diez. ¿Qué contamos? ¿Mariposas o dinosaurios?
  • Podrás tomar teta mientras canto la canción de “Pin Pon”.
  • Te doy teta durante un ratito y después puedes tomar agua en tu nueva taza especial.
  • Te echo una carrera: tú tomas teta y yo cuento hasta 10 ¡¡¡A ver quién termina primero!!!
  • Voy a poner esta alarma/reloj de arena y cuando suene/se acabe la arena, dejamos a la tetita descansar.
  • Sólo un par de sorbitos más.
A mí, personalmente, me ha funcionado lo que yo denomino “la táctica del chupito”. Consiste en que cuando el niño pide teta le decimos que sí se la vamos a dar “pero sólo un chupito”. Al principio puede que les cueste coger el concepto. Lo que hay que hacer es poner al niño al pecho y cuando haya tragado una vez (“un chupito”) le decimos que ya está, porque ya ha tragado la leche.
Luego, cuando establecimos el sistema, empezamos a negociar. Había veces que yo le decía "un chupito" y él contestaba "no, muchos" y al final quedábamos en dos, tres o cuatro, o hacíamos una toma más larga.

Lo que logramos, con esta estrategia, es poder comunicar a nuestro hijo de manera clara y “divertida” cuando mamá está dispuesta a hacer una toma larga y cuando prefiere que su hijo tome solo “un chupito” para quitarse las ganas de teta.

El papel del padre
Al igual que el padre juega un papel fundamental en la lactancia y la crianza, también es importante que tome una posición activa en el proceso del destete. Al igual que no es deseable tener al lado a un padre que no hace más que decir “pues dale un biberón”, tampoco es agradable que el compañero de la madre se desvincule completamente del proceso.

En el destete, ya sea total o parcial, el padre debería asumir el papel de “facilitador”. Es decir, es el suplente que entra en el terreno de juego cuando la mamá se encuentra agotada o no tiene fuerzas para satisfacer las demandas del pequeño. En estos casos el papá puede cantar, jugar, mecer, distraer o sacar a pasear a su hijo, aprovechando también la oportunidad que le ofrecen estos momentos para estrechar el vínculo paterno-filial.

En el caso de un destete nocturno, por ejemplo, sería deseable que el padre actuara como filtro/barrera, acudiendo a la llamada del pequeño por la noche y tratando de calmarlo para que vuelva a dormir sin tener que recurrir a la teta.

Un artículo de  Elena López (De Monitos y Risas) y Eloísa López (Una maternidad diferente).

jueves, 23 de junio de 2011

Grupo de lactancia: Preparando las vacaciones

Este sábado 25 de junio se reúne de nuevo el grupo de lactancia de Monitos y Risas y Una maternidad diferente en las instalaciones de Cucú-Tras (C/ Oslo 1, Alcorcón).

Pensando en las mujeres que serán mamás en verano, a las que se incorporen a trabajar durante estos meses o a las que se perdieron alguna de nuestras reuniones durante ese año, hemos pensado en hacer un taller de "repaso". No trataremos ningún tema en concreto sino que os ofrecemos la oportunidad de volver a charlar de los temas que ya hemos tocado durante este año tan fructífero:
  • Sexualidad y lactancia.
  • Lactancia durante la concepción, el embarazo y en tándem.
  • Extracción, almacenamiento, conservación y uso de la leche materna.
  • Lactancia materna natural y destete.
Además, si tenéis cualquier otra duda o pregunta con respecto a la lactancia, no dudéis en acudir para compartir con otras mujeres vuestras inquietudes. Entre todos, intentaremos plantear soluciones prácticas de la mejor manera posible.

Os esperamos:

Sábado, 25 de junio
10:00 a 12:00 horas
Cucú-Tras: C/ Oslo 1 (Alcorcón)

martes, 22 de marzo de 2011

Lactancia en tándem: todo lo que siempre quisiste saber

¡¡¡Cómo pasa el tiempo!!! Parece que fue ayer cuando inauguramos nuestro grupo de lactancia diferente y este próximo sábado ya nos reunimos por segunda vez, esperando encontrarnos con tantas y tan bien avenidas madres (y padre) como en la última ocasión.

La reunión es en Cucú-Tras (C/ Oslo 1, Alcorcón) de 10:00 a 11:30 horas, el próximo sábado 26 de marzo.

En esta reunión trataremos otro tema plagado de tabúes, mitos, prejuicios y verdades a medias: la concepción durante la lactancia, el amamantamiento durante el embarazo y la lactancia en tándem. Dice la presi de Multilacta, Gema Cárcamo, que el tándem es mi especialidad tetil... No es para menos, ya que llevo la friolera de casi 17 meses lactando en tándem, que, sumados a los 9 meses de embarazo, dan como resultado más de dos años de lactancia "atípica".

Elena, de Monitos y Risas, la otra "tetóloga" de este grupo de lactancia también aportará su particular visión sobre el tema, ya que ella está inmersa en pleno proceso de lactancia durante el embarazo (y también tiene lo de la "concepción" más reciente ;-)  ¿verdad? )

No se trata de contar nuestra experiencia personal, sino de compartir inquietudes, experiencias y tratar de arrojar un poco de luz entre todas a un periodo que muchas veces se mantiene en la oscuridad por miedo al que dirán o por temor a enfrentarse a las críticas.

Sea cual sea tu opción o tus interrogantes en este apasionante proceso, tu aportación resultará útil, reveladora e imprescindible para el resto. ¡¡¡Te esperamos!!!

Y, para abrir boca, os dejo un pequeño extracto de un documento en el que he estado trabajando recientemente con el objetivo de recopilar y dar respuesta a las dudas más comunes sobre la lactancia durante el embarazo y en tándem.

Preguntas y respuestas
¿De verdad me puedo quedar embarazada mientras estoy dando el pecho?
Por supuesto que sí. La lactancia materna no es un método anticonceptivo excepto en casos muy concretos (bebé menor de seis meses, con lactancia materna exclusiva y frecuentes tomas nocturnas) por lo que si se retoman las relaciones sexuales sin utilizar métodos anticonceptivos, existe la posibilidad de que la mujer se vuelva a quedar embarazada.

¿No exige demasiados recursos a la madre mantener a la vez una lactancia y un embarazo?
Dar el pecho mientras se gesta a un nuevo bebé no requiere más recursos que, por ejemplo, estar embarazada de gemelos o mellizos. Actualmente no se recomienda a las mamás lactantes aumentar su ingesta diaria en 500 Kcal como se hacía antiguamente, ya que se ha descubierto que las necesidades para afrontar la lactancia son bastante menores. 

Además, muchas de las hormonas relacionadas con la lactancia contribuyen a optimizar el funcionamiento del sistema digestivo, aumentando el aprovechamiento que el cuerpo hace de los alimentos.
Por otro lado, teniendo en cuenta que la producción láctea disminuye durante la gestación, disminuyen también los requerimientos energéticos de la lactancia en el organismo de la madre.


El hecho de amamantar al mayor ¿No le roba nutrientes al bebé que está en el útero?
Está científicamente demostrado* que el solapamiento de embarazo y lactancia no afecta negativamente al desarrollo fetal. Sea cual sea el coste, este repercute en la madre, aunque no parece que dicho coste sea excesivamente alto.

En el estudio de Alba Lactancia Materna no hubo diferencias significativas entre ambos embarazos (lactando y sin lactar) en las cifras de hemoglobina de la madre. Es decir que las madres no sufrieron anemia de forma más acusada por el hecho de amamantar. Tampoco hubo diferencias significativas en la media de ganancia de peso de las madres durante el embarazo.

Por otro lado, una investigación de Moscona y Moore** se basó en el estudio de 57 mujeres que no destetaron a sus hijos al enterarse de su embarazo. El 43% de los niños mantuvieron la lactancia durante los nueve meses de embarazo y continuaron, en tándem, con la llegada del recién nacido. Los bebés que nacieron de estos embarazos fueron sanos y de un tamaño adecuado a su edad gestacional.
*Merchant, Martorell y Hass: Maternal and fetal responses to the stresses of lactation concurrent with pregnancy and of short recuperative intervals
**Moscone S, Moore, MJ: Breastfeeding during pregnancy.


Me han dicho que si no desteto al mayor, puedo tener un parto prematuro ¿es cierto?
No hay evidencia científica de que amamantar durante el embarazo aumente las probabilidades de sufrir abortos o partos prematuros. Es cierto que la lactancia produce una liberación de oxitocina en el cuerpo de la madre (al igual que otros procesos fisiológicos normales, como el orgasmo femenino), pero también es cierto que la respuesta del útero a la presencia de oxitocina en el organismo evoluciona durante la duración del embarazo.

Así, en el principio de la gestación apenas hay receptores de oxitocina en el útero, mientras que estos se multiplican exponencialmente a medida que progresa el tercer trimestre del embarazo. Puedes comprobarlo en las siguientes referencias bibliográficas:

“A las 32 semanas de gestación la concentración de receptores para oxitocina en el útero es 100 veces mayor que la encontrada en la mujer no embarazada y en el momento del trabajo de parto aumenta a 300 veces”
(Obstetricia moderna).

“La capacidad de respuesta miometrial a la oxitocina empieza a las 20 semanas, aumenta de modo uniforme hasta las 30, y después se acelera hasta una capacidad de respuesta máxima durante el trabajo de parto a término. Se cree que la sensibilidad aumentada de la oxitocina depende del incremento de la concentración de receptores para esta hormona en el miometrio y las deciduas, y de las formaciones de uniones de intervalo miometriales. La concentración de dichos receptores es baja a las 13 a 17 semanas y aumenta 12 veces hacia el término. Luego del inicio del trabajo de parto, la concentración de receptores es máxima. El incremento de la concentración receptores para oxitocina, que median la sensibilidad local a oxitocina tanto administrada como exógeno, explicaría la respuesta uterina aumentada a la oxitocina es mínima hasta que se induce una cantidad sustancial de receptores, y se establece el marco bioquímico para la contractilidad uterina.”
(“Uso de oxitocina en la sala de labor y parto”, Tesis doctoral de María Eugenia Amaya Hernández)


¿Puedo amamantar durante el parto?
Como comentábamos antes, el número de receptores de oxitocina en el útero aumenta radicalmente durante el trabajo de parto. En estos casos, la succión en el pecho puede servir como una alternativa a la oxitocina sintética en caso de tener que recurrir a mecanismos para inducir o acelerar el parto.
Algunas madres amamantan durante el trabajo de parto, pero normalmente es una práctica que responde a las necesidades del niño mayor más que a un recurso para acelerar el parto. Otras mujeres sienten, en cambio, que el hecho de amamantar puede distraerlas y alejarlas del “planeta parto”, pero esta es una percepción que puede variar de madre a madre.


¿Y cómo me organizo las tomas cuando llegue al tándem?
Durante los primeros días, y dado que la cantidad de calostro que producen los pechos es limitada, deben priorizarse las tomas del recién nacido. Una vez que el pequeño haya tomado la cantidad que haya querido de uno o los dos pechos, podrá ponerse al mayor a mamar. Puede seguirse esta táctica durante los primeros días/semanas hasta que se establezca la producción y se vaya dilucidando la rutina que más funciona para cada familia.
Son múltiples las opciones/soluciones por las que puede optar cada trío lactante:
  • Primero toma el pequeño uno o los dos pechos y luego toma el mayor.
  • Ambos niños hacen tomas por separado que no suelen coincidir en el tiempo. 
  • El mayor hace el “primer vaciado” y luego toma el bebé.
  • La mamá asigna un pecho para cada niño.
  • El bebé toma un pecho en cada toma y ese es el que la mamá ofrece al mayor cuando pide teta, reservando el más lleno para el pequeño.
  • El pequeño siempre tiene acceso a los dos pechos y el mayor solo a uno.
  • Etc. 

¿Tendré suficiente leche para dos?
El organismo de la madre utiliza el estímulo de la succión y vaciado de los pechos como señales para producir una mayor o menor cantidad de leche. Por eso las madres de gemelos o mellizos tienen leche de sobra para dos y las de trillizos para tres*. Con dos niños estimulando el pecho de manera simultánea, es prácticamente imposible que la producción de leche se quede corta.
Más bien al contrario, el recién nacido, después del estímulo de su hermano durante todo el embarazo, se encuentra con unas glándulas mamarias a pleno rendimiento y con una gran cantidad de calostro que tiende a satisfacer con creces sus necesidades.
Normalmente, las mamás que amamantan en tándem suelen referir una “sobreproducción” de leche en los primeros días/semanas hasta que se regula la situación. En estos casos, el hermano mayor ejerce una función muy benéfica al aliviar y prevenir la posible ingurgitación mamaria con un vaciado a demanda de la madre.

*Saint L, Maggiore P, Hartmann PE: Yield and nutrient content of milk in eight women breast-feeding twins and one woman breast-feeding triplets.

¿Y si decido destetar una vez iniciado el tándem?
Si percibes que la situación te supera y que tu relación con tu hijo mayor se está resintiendo, puedes tomar la decisión de destetar en cualquier momento. Es importante valorar cuidadosamente la decisión, porque muchas madres se sienten tentadas de destetar bruscamente para poner fin a las demandas sin fin de su hijo y, una vez finalizado el proceso, se da cuenta de que el problema sigue estando latente, con o sin lactancia.

No debes sentirte mejor o peor madre por destetar una vez iniciado el tándem. Debes sentirte orgullosa de haberlo intentado y de ser capaz de rectificar tus expectativas, tomando decisiones difíciles pero, a veces, inevitables.
Los pasos para el destete son los mismos que en el caso del embarazo, con  la única salvedad de que es posible que encuentres una mayor resistencia por parte del niño mayor.

jueves, 17 de febrero de 2011

Sexualidad y lactancia: calentando el ambiente

Una maternidad diferente y Monitos y Risas inician este sábado un esperemos que largo y fructífero periodo de colaboración.  Se trata de un grupo de lactancia un poco "diferente" (como mi maternidad), orientado a mamás con  experiencia en el amamantamiento, que ya han superado los compases iniciales y que tienen dudas "diferentes" a las típicas del inicio y establecimiento de la lactancia.

Como muy bien explica Elena en su post, son mamás que a veces no suelen recibir respuesta a sus dudas en los grupos de apoyo a la lactancia:
Normalmente, en las reuniones de los grupos de lactancia las dudas con los pequeñines se llevan la mayor parte del tiempo disponible. Y con razón, puesto que son urgencias: no se agarra bien, tengo grietas, no coge peso, regurgita mucho… Pero cuando los bebés crecen seguimos teniendo dudas: cómo pasar a la alimentación complementaria, el retorno al trabajo, un embarazo y el posterior tándem, destete nocturno, destete total… Son dudas que, por ser menos urgentes, normalmente se “quedan atrás” en las reuniones… y al final nos buscamos la solución por nuestra cuenta.
Por eso, nuestro grupo de lactancia diferente se centra en estas mamás y en aportar un debate próspero y fructífero entre todas, donde las dudas planteadas puedan ser resuletas a través de la experiencia de otras mujeres, donde todas podamos aportar nuestro granito de arena, tejiendo esas redes solidarias que caracterizaban a la maternidad de antaño.

Y para dar un comienzo inolvidable a nuestro grupo, hemos elegido un tema iniciático muy interesante: Sexualidad y Lactancia.

La Mamá Vaca abordaba el otro día este tema en su post, con aportaciones muy interesantes. Yo os voy a dejar un resumen del último texto que he encontrado mientras me documentaba para la primera reunión. Se trata del artículo "Sexualidad y lactancia" de Maribel Vidaller Ferró, recogido  en el libro "La Lactancia Materna" de Josefa Aguayo Maldonado (las negritas las he añadido yo).

“Para hablar de sexualidad en la lactancia hay que empezar haciendo referencia a que la sexualidad femenina tienes dos ciclos: uno mensual, que comienza en la pubertad con la menstruación; y otro maternal, que dura tres o cuatro años y se inicia cada vez que un óvulo se fecunda, abarcando embarazo, parto y lactancia”.
“Para comprender por qué el ciclo maternal forma parte de la sexualidad femenina, hay que reconocer el útero como un órgano vital en la producción del placer. En muy raras ocasiones se alude al útero cuando se habla de sexualidad, sin embargo Masters y Johnson reconocen que las contracciones rítmicas de las fibras musculares uterinas son un elemento esencial del orgasmo femenino. Durante el embarazo el útero grávido se excita fácilmente. Merlo-Barberá investigó y llegó a la conclusión de que la existencia de orgasmos durante el parto es más común de lo que se cree. Hay conexiones nerviosas entre el útero y los pezones y durante el amamantamiento el útero experimenta contracciones. Tenemos frecuentes referencias de orgasmos mientras se amamanta”.
“Una educación que nombre y no culpabilice la existencia de unos deseos materno-infantiles entrañables que forman parte de la sexualidad femenina y de la sexualidad infantil, y que han sido culpabilizados por la cultura falocrática a través del tabú del incesto. El bebé no siente deseo de realizar el coito con su madre, siente deseo y necesidad del cuerpo materno, del contacto con su piel, de sentir su calor y su latido día y noche, de beber su jugo, de sentirse protegido con su abrazo, etc”.

El deseo materno, la libido maternal, palpita por ofrecer ese contacto físico y satisfacer las necesidades de su bebé. La lactancia y el contacto piel con piel son dos puntales fundamentales para satisfacerlos
Y Maribel Vidaller cierra su artículo con dos citas del poemario de Gabriela Mistra que creo que también son dignas de ser leídas en este contexto:

Del poema Apegado a mí:
“Velloncito de mi carne
que en mi entraña yo tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!

Hierbecita temblorosa
asombrada de vivir
no te sueltes de mi pecho
¡duérmete apegado a mí!”
Del poema Beber:
“Y yo bebí, como una hija,
agua de madre, agua de palma.
Y más dulzura no he bebido
Con el cuerpo ni con el alma”.
 Se me olvidaba. La primera reunión, el sábado 26 de febrero, de 10:00 a 11:30 en Cucú-Tras (C/ Oslo nº 1, Alcorcón).  El tema, ya los sabéis: "Sexualidad y lactancia".

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