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martes, 17 de julio de 2012

Neurociencia de las emociones y de la afectividad (VSILM)

La primera intervención de Nils Bergman en el V Simposio Internacional de Lactancia Materna de La Liga de la Leche de Euskadi se tituló "neurociencia de las emociones y de la afectividad" y fue, desde mi punto de vista, otro de los momentos claves de un encuentro llenos de aportaciones intersantes. Bergman comenzó su ponencia recalcando que el ADN es la estructura encargada de la síntesis de proteínas y las proteínas son la base del cerebro, pero hay un factor adicional a tener en cuenta, que es el entorno: "el entorno hace que el ADN funcione y que el cerebro se adapte". Y el entorno natural del bebé es el cuerpo de la madre.

Con esta introducción, Bergman empezó a explicar los principios de la epigenética, una disciplina que estudia la influencia de distintos factores en la expresión del ADN. Es decir, que no todo está escrito en los genes, sino que el ambiente determina la forma en la que se expresa la información codificada en los cromosomas. Un ejemplo ilustrativo de esta influencia es que si cogemos a dos hermanos gemelos y los criamos en dos entornos completamente diferentes, parecerían diferentes.

Epigenética
La importancia de la epigenética en el ámbito de la crianza y la lactancia viene dada por factores como el estrés temprano, que altera la expresión genética y tiene un gran impacto en la salud durante toda la vida del individuo. En este sentido, Bergman citó las investigaciones de Michael Meany, psiquiatra, neurólogo y neurocirujano conocido por sus investigaciones en el campo del estrés, cuidado maternal y expresión de los genes. Citando a la wikipedia, su equipo de investigación "ha descubierto la importancia de los cuidados maternales a la hora de modificar la expresión de los genes que regulan las respuestas endocrinas y de comportamiento frente al estrés, así como al desarrollo sináptico del hipocampo".

Uno de los estudios de Michael Meany, que citó Bergman, constató que las cobayas (u otro roedor, ahora no recuerdo la especie concreta) que eran madres poco cariñosas tenían bebés más enfermizos y, a su vez, se convertían en madres poco cariñosas cuando llegaban a su edad fertil. En cambio, las madres cariñosas tenían bebés más sanos y se convertían en madres cariñosas. Hasta aquí todo tal y como lo esperaríamos. Pero el equipo de investigación descubrió que si cogían a un bebé de una madre poco cariñosa y se lo daban a cuidar a una madre cariñosa, este se convertía en un bebé sano y en una madre cariñosa cuando llegaba a la edad fertil. Por el contrario, los bebés de madres cariñosas, cuando eran cuidados por las cobayas poco cariñosas, se convertían en bebés enfermizos y en madres poco cariñosas.

Así pues, el destino no es inmutable cuando hablamos del ADN, sino que, con los mismos genes, la epigenética actúa cambiando la manera en la que se expresa el ADN para garantizar la adaptación al medio.

Neurociencia
Una vez establecida la importancia del habitat o el medio ambiente para la expresión de los genes, Bergman pasó a analizar los últimos avances en neurociencia y cómo han cambiado lo que hasta ahora se conocía sobre el desarrollo del cerebro. Así, el doctor sudafricano afirmó que "las neurona que se activan juntas, se enlazan juntas".

Pero en el desarrollo cerebral no todo es contar con los mejores ácidos grasos para construir el cerebro y las neuronas. A las 20 semanas, explicó, todas las partes del cerebro humano están en su lugar y, a partir de ese momento, el desarrollo no depende de la maduración sino de la estimulación de las conexiones entre las neuronas. El cerebro es un órgano sensorial y la activación repetida de grupos de neuronas al mismo tiempo, tiende a enlazarlas y a hacer que esa conexión sea más fuerte. Cuanto más fuerte es esa conexión, cuanto más a menudo se usa, más capacidad para transmitir y almacenar información.

Todo lo que un humano, desde el nacimiento e incluso antes, experimenta se almacena en el cortex cerebral y luego, durante la fase de sueño profundo, se transmite al hipocampo y a la amígdala, donde se forma la memoria. Solo después, la información vuelve al neocortex de manera organizada. Todo eso sucede durante el sueño, pero Bergman recalcó que es la CALIDAD del sueño la que permite que el ciclo funcione; calidad que también está muy relacionada con la segregación de la hormona del crecimiento. Pero, en contra de las doctrinas de Estivill y de supernannies varias, el sueño de CALIDAD, según Bergman y la mayoría de los investigadores en neurociencia, no se obtiene durmiendo según rutinas, sino que el sueño de CALIDAD es el que se realiza en el habitat natural del bebé... No me quiero adelantar en la argumentación, pero tampoco quiero que estas afirmaciones sobre el sueño den alas a los partidarios de métodos conductistas ;-)

¿Estoy seguro?
Esto es solo un 10% de nutrición y un 90% de estimulación
sensorial que contribuye a la autoregulación del bebé,
a proporcionarle un vínculo y apego seguro
y al desarrollo óptimo de su cerebro.
Bergman recordó que las sensaciones que el bebé experimenta en el útero están relacionadas con la presión, el tacto, el movimiento, los sonidos y el olor de la madre. Todo ello le proporciona un sentimiento de seguridad y bienestar, que activa la amigdala (emociones). Cuando el cerebro se desarrolla en un entorno seguro, se disparan las interaciones sociales y se forma un apego seguro. Así que la pregunta clave para todo este desarrollo cerebral es, en palabras de Bergman, "sorprendentemente simple" y se centra en la respuesta a la pregunta que se hace constantemente el cerebro: "¿Estoy seguro?".



Después del parto, cuando el bebé nace, está perfectamente consciente y alerta. Y su cerebro tiene dos necesidades sensoriales críticas: el olor y el contacto, que son las que le garantizan que está seguro. Así que, tal y como adelantábamos antes, el bebé solo duerme seguro y su cerebro se desarrolla en todo su potencial solo cuando siente la cercanía y el contacto de su madre.

Así pues, las primeras sensaciones del bebé en el mundo son emocionales y sociales. Si el bebé se siente seguro en contacto con su madre, desarrollará un vínculo emocional y una relación de apego seguro. En cambio, la ausencia de la madre es percibida con un peligro real para la supervivencia y cuando el bebé no se siente seguro (cuando está separado de su madre) la amígdala refuerza los circuitos de evasión del lóbulo frontal. Si este refuerzo continua por otras vías, el resultado es un apego inseguro.

Lactancia materna
En todo este proceso de apego y vínculo seguro, que garantiza un óptimo desarrollo del cerebro, la lactancia materna tiene un papel fundamental. Pero no, como decíamos antes, por los ácidos grasos óptimos para la construcción de los bloques del cerebro, sino porque el acto de amamantar es un 10% nutrición y un 90% estimulación: vista, olor, sensaciones, estímulos. Todo un cúmulo de reguladores maternos ocultos que controlan la fisiología del bebé, tal y como se ha demostrado en las investigaciones de Myron Hofer.

Sin embargo, cuando el bebé y su madre están separados, desaparecen estos reguladores y el bebé está perdido, su comportamiento no es fisiológico (normal) y, por eso, ofrece una respuesta de protesta-desesperación (llanto).

Neurociencia materna
Pero el contacto piel con piel, el correcto desarrollo del bebé en su habitat (un continuum con el cuerpo de su madre), no solo es necesario para el retoño, sino también para estimular el comportamiento maternal. En este aspecto, subrayó Bergman, no hay nada nuevo bajo el sol y citó un salmo de la Biblia que afirma "yo aprendía  a confiar en el pecho de mi madre".

Cuando el bebé succiona, estimula la areola y dispara la secrección de oxitocina. Esta hormona, a la vez, dispara el sentimiento de ferocidad y protección de la madre. El contacto piel con piel y el intercambio de miradas entre la madre y el bebé, hace que esta se vuelva "doblemente feroz" en la protección de su hijo. Es una madre sin miedo.

El estímulo del bebé dispara la secrección de tres importantes hormonas: oxitocina, prolactina y colecistoquina. La primer, como hemos visto, dispara el comportamiento de protección. La prolactina garantiza la producción de leche adecuada a las necesidades del bebé (nutrición) y la colecistoquina hace que la madre se sienta segura, regulada. Así, el bebé no está indefenso sino que viene "de serie" con los mecanismos que le garantizan que su madre le cuidará, le alimentará y se sentirá satisfecha y segura durante todo el proceso.

El bebé necesita a la madre, pero la madre necesita al bebé en la misma proporcion.

Lo que de verdad importa
Bergman concluyó que cada día es más importante mirar CÓMO nacemos, ya que es uno delos momentos más importantes. La separación del bebé de su madre es percibida como estrés, el estrés altera el ADN y por tanto el comportamiento y la salud a lo largo de toda la vida del individuo.

Al nacer, y después, la necesidad biológica del bebé es la madre.

Al nacer, y después, la necesidad biológica de la madre es el bebé.

Lo único que necesitan es permanecer juntos.



Y con esto y un bizcocho me despido, que al escribirlo me he vuelto a emocionar casi tanto como al escucharlo. ¿Os he dicho ya que quiero montar un club de fans de Nils Bergman?

Dedicado con cariño a Suu, ella sabe bien por qué y a toda mi tribu de vacas, tetas y brujas con las que hemos estado de akelarre en Endor este fin de semana.

lunes, 9 de julio de 2012

Frecuencia de las tomas basada en la evidencia y en la neurociencia (VSILM)

Nils Bergman comenzó su intervención recordando que el contacto piel con piel es fundamental para mantener la lactancia materna, ya que permite qu esta suceda al proporcionar todos los estímulos que necesita el cerebro. El cuerpo de la madre es el habitat natural del bebé, donde el recién nacido no solo satisface sus necesidades sino que también estimula el comportamiento maternal de su madre, garantizando así su propia supervivencia.

Además, cuando el bebé está en contacto con la madre está expuesto a estímulos visuales, olfativos, táctiles, auditivos, pero también el sabor, el movimiento, etc. Todo ello es necesario para que ocurra el vínculo, pero también para fomentar el desarrollo cerebral. Por eso, Bergman afirmó que la lactancia materna es "un diez por ciento de nutrición y un noventa por ciento de desarrollo cerebral".

A la hora de tratar de averiguar cuál es la frecuencia ideal de las tomas para un bebé, hay que tener en cuenta toda esta información.

Sueño
El primer factor que analizó para determinar la frecuencia de las tomas fue el del sueño, destacando que el ciclo de sueño de un bebé recién nacido dura aproximadamente una hora.

Funcionamiento del estómago
El estómago aparece en el feto a las cuatro semanas de la concepción y, tan solo con 11 semanas, ya es capz de contraerse. En el estómago del bebé actúan diferentes sustancias, entre ellas la quimosina, la enzima encargada de cuajar la leche, facilitando así la digestión. El estómago del bebé se vacía en menos de una hora cuado toma leche materna.

Tamaño del estómago
Hay evidencia científica con respecto a la mejor forma de comer de los recién nacidos (por ejemplo, es preferible la alimentación con vasito al biberón), pero no hay ningún estudio que demuestre cuál es la frecuencia óptima para la alimentación del bebé.

Por eso, Bergman se centró en el análisis del estómago del recién nacido y, sobre todo, en su capacidad, partiendo de la hipótesis de que los animales que comen a menudo tienen el estómago pequeño y los que se alimentan con menor frecuencia lo tienen más grande. Y presentó diversas pruebas sobre su tamaño:
  • Ecografías, con medidas del estómago, que confirman una capacidad de unos 20 ml.
  • Estudios postmortem en los que se infló el estómago del bebé con una jeringuilla y se midió una capacidad de 20 ml.
  • Otro estudio estableció que si se llena el estómago con agua a presión, puede albergar hasta 35 ml.
  • Un estudio midió la presión del estómago y se vió que con cinco, diez, quince mililitros, las medidas de presión no cambiaban. En 20 ml la presión empezaba a aumentar, por lo que Bergman estableció que, teniendo en cuenta esos datos, 15 era la medida confortable, aunque con veinte la presión todavía era aceptable.
  • También recalcó que el feto, en el útero, ingiere líquido amniótico en proporciones de unos diez ml. antes de vaciar el estómago. Además, el bebé puede tragar más de lo que cabe en su estómago.
Así pues, la evidencia científica disponible confirma que el estómago del recién nacido tiene una capacidad de unos 20 ml. Ingiriendo esa cantidad, los bebés deberían comer cada hora para alcanzar la ingesta calórica necesaria para su crecimiento, lo que coincide con los ciclos de sueño y la frecuencia de vaciado del estómago.

Implicaciones
Todo lo expuesto implica que el estómago es sometido a un estrés innecesario cuando se intentan alargar las tomas y que el bebé, por tanto, ingiera mayor cantidad de leche en cada una de ellas. Esto tiene varias consecuencias:
  • Regurgitación: el estómago en el que caen 60 ml, cuando su capacidad es de 20, se estira en la medida de lo posible y expulsa todo lo que no puede albergar. Esto produciría reflujo cuando la leche vuelve hacia la boca, pero también podría ser una causa de cólico cuando el estómago fuerza hacia el intestino leche que todavía no ha sido digerida.
  • Tamaño del estómago: tras días y semanas de someter el estómago a una tensión excesiva, este órgano se va agrandando para adaptarse a esta situación.
  • Glucemia: la composición de la leche implica que el azúcar en sangre empieza a bajar entre 60 y 90 minutos después de la toma. La mejor manera de evitar hipoglucemias es hacer tomas frecuentes: alimentar cada hora.
  • Epigenética: la epigenética es la importancia del ambiente a la hora de determinar cómo se expresa la información recogida en los genes. La alimentación en los primeros días es muy importante para el adulto: un estudio demostró que la ganancia de peso en la primera semana en bebés alimentados con biberón predecía siempre la obesidad en la edad adulta.
Los triglicéridos son el bloque básico
con el que se construye el cerebro, y son
básicos para la mielinización y
la dendrificación, un proceso que tiene picos
entre los dos y los seis meses y con máximos
al año.
Hasta los seis meses, la leche materna tiene
un 7,4% de grasa, y después de los doce
meses tiene un 10,7%, lo que significa que cuanto
más tiempo se amamante, mayor es el contenido
en grasa de la leche y más beneficios
para la mielinización del cerebro.
Esta es la causa de que los bebés amamantandos
tenga un mejor coeficiente intelectual.
"Los estómagos no deberían crecer tan rápidamente, sólo los cánceres crecen a ese ritmo" señaló Bergman, indicando el contrasentido que supondría que los bebés nacieran con un estómago tan pequeño para hacer frente a tomas cada tres horas. "Los horarios de limentación cada dos o tres horas son estresantes para el bebé", argumentó.

La consecuencia de toda la evidencia analizada es que los periodos que se tratan de imponer entre tomas son completamente irracionales. Los bebés deberían ser alimentados en intervalos de en torno a una hora, pero como los recién nacidos no tienen un reloj sino que se regulan por su propio sistema nervioso, la conclusión es que deberían ser alimentados cada vez que se despiertan... Todo ello, obviamente, teniendo siempre en consideración un comportamiento FISIOLÓGICO del bebé, es decir, un comportamiento NORMAL, que es el que se produce cuando el bebé está en su hábitat, es decir, en contacto continuo piel con piel con su madre.


La comparación más visual es poner al lado de un recién nacido una canica (20 ml) y un huevo de los que vienen dentro de los kinder (60 ml). De un solo vistazo se ve como el tamaño huevo es completamente inadecuado en proporción para el tamaño del bebé.

Una objección muy común a esto es que "no se puede permitir" porque supone invertir mucho tiempo... tanto para los padres como para las enfermeras que cuidan de neonatos ingresados... Pero Bergman demostró qu eno era cierto. Una toma de 20 ml dura unos 3 minutos, por 24 horas al día da como resultado una inversión de 72 minutos en la alimentación. En cambio, una toma de 20 minutos para darle a un bebé 60 ml cada tres horas supone un total de ¡¡¡160 minutos al día!!!

Hay una razón para todo en la naturaleza, recalcó Bergman. En este sentido, citó las investigación de Peter Harman y su equipo australiano que demuestran que el pecho tiene tres o cuatro reflejos de eyección de unos 20 ml cada uno... Demasiadas coincidencias ;-) Y esto es ya de mi propia cosecha y reflexión al hilo de todo lo expuesto por Bergman: ¿No estarán gran parte de los problemas de baja producción, excesiva producción de leche y todo el tiempo que tarda el pecho en regularse a la perfección relacionados con estas "malas prácticas" en la alimentación? Porque si en el estómago del bebé caben 20 ml y cada reflejo de eyección produce 20 ml, ¿no estaremos forzando al pecho a producir más eyecciones de la cuenta?

Así pues, y teniendo en cuenta la evidencia científica y la neurociencia, Bergman recomendó tomas pequeñas y frecuentes, adaptadas al ciclo de sueño del bebé. Lo que permite un comportamiento organizado, regulado, en contacto piel con piel, con la ingesta de leche pero también el resto de estímulos que fomentan el óptimo desarrollo del cerebro.

Además, Bergman reservó también tiempo de su exposición para recalcar que el sueño profundo del bebé solo se produce cuando está en contacto piel con piel, por lo que recomendó el colecho como manera óptima de descanso para la mamá y el bebé, teniendo siempre en cuenta las recomendaciones para colechar de manera segura.

"Cuando el bebé duerme separado de su madre no duerme, se apaga; por eso no sigue el patrón fisiológico y hay que despertarle para comer", subrayó Nils Bergman como respuesta a una de las preguntas del público. El comportamiento del bebé es organizado en el cuerpo de la madre y desorganizado fuera de él.  Cuando el bebé se apaga en lugar de dormir porque está separado de la madre, no se produce el sueño REM (a ver si se entera Estivill). Para que el comportamiento sea FISIOLÓGICO, el bebé tiene que estar en contacto con la madre.

miércoles, 8 de junio de 2011

Restaurar el paradigma original

"La separación es lo peor que le puede ocurrir a cualquier recién nacido", así de tajante se muestra el Dr. Nils Bergman en su documental "Restaurar el paradigma original" que vi y debatí ayer en una inmejorable compañía como conmemoración del Día Mundial de los Derechos del Nacimiento.

Bergman explica a lo largo del documental que, en lo que al recién nacido respecta, solo se pueden distinguir dos habitats: la madre y otro. En el habitat "madre" su nicho (o comportamiento) será el de mamar, mientras que en el habitat "otro" su reacción será de protesta-desesperación en un intento de lograr de nuevo atraer a la madre y maximizar así sus posibilidades de supervivencia.

Crecer o sobrevivir
"O vamos a desarrollarnos [en el habitat madre] o vamos a sobrevivir [en el habitat otro], o vamos a vivir o vamos a morir", otra frase impagable de Nils Bergaman a la hora de poner de manifiesto la importancia del lugar en el que debe estar un recién nacido... Y va aún más allá, ya que Bergman afirma que la imagen del recién nacido desvalido que necesita de la ayuda externa para cualquier cosa está trasnochada y más que superada, ya que "la criatura puede cuidarse a si misma en todos los aspectos" mientras que esté en su habitat natural.

El habitat influye en la oxigenación, el calor, la nutrición y la protección (física, neurológica e inmunológica) que necesita el bebé para desarrollarse. Todo ello lo obtiene el recién nacido nada más salir del útero, siempre que se le ponga en contacto piel con piel con su madre.

Metodo madre canguro
El contacto piel con piel no solo tiene beneficios para el recién nacido, sino que también tiene notables efectos sobre la madre: impulsa el comportamiento maternal, disminuye la incidencia de ingurgitaciones y mastitis, contribuye al empoderamiento de la mujer y hace que mejore su autoestima y su sensación de competencia al poder cuidar de su hijo.

Al hilo de este último aspecto surgió un debate sobre cómo cambia a las mujeres el hecho de negar el paradigma de separación y, en cambio, mantener una relación de apego y cercanía corporal con su bebé. En este sentido, teorizábamos sobre si los cambios que se producen en el cerebro con la maternidad (mayores conexiones entre el sistema límbico o cerebro primitivo y el neocortex o cerebro racional), se ven maximizado por el contacto directo y continuado con el bebé, mejorando esta conexión emocional con nosotras mismas.

La ironía era que esta conexión con el cerebro primitivo que iría encaminada a una "animalización" o "mamiferización" del pensamiento femenino se transforma en actitudes como mayor empatía por el sufrimiento ajeno, más implicación con los niños y bebés en general, cambio en el sistema de valores, más interés por lo inmaterial frente a lo material, más interés por las personas y menos por las cosas... y, en cambio, nos referimos a ello como que nos hemos "humanizado" o vuelto "más humanos", cuando, precisamente, lo que define al ser humano es la "racionalidad" que relativizamos en esta nueva situación.

Cero contraindicaciones
Volviendo al documental, Bergman señala que en los cientos de ensayos que se han realizado sobre el método madre canguro y el contacto piel con piel con el bebé, no se ha detectado absolutamente ningún "efecto adverso" para este método y que los resultados son superiores a los obtenidos con incubadoras en todos los aspecto. Así, Nils Bergman propone su cambio de paradigma, señalando que no es el médico o la incubadora el que cuida del recién nacido, sino que si dejamos al bebé en su habitat, está perfectamente capacitado para cuidarse por si mismo.

El documental aporta también datos interesantes sobre cómo la lactancia materna es el eslabón necesario para completar el embarazo fuera del útero, una necesidad específica del ser humano, ya que nacemos, aproximadamente, 12 meses antes de lo que sería necesario para alcanzar un grado de madurez cerebral similar al de otros mamíferos.


Perspectiva
De entre la multitud de conceptos presentados por Bergman, me quedaría con dos más:
- El bebé y la madre son una Diada. No son dos personas separadas, sino que son un solo ser continuando la gestación. Por eso él no habla de "método canguro" sino de "método madre canguro", ya que no se debe separar jamás a la madres de la criatura.
- La incubadora, el biberón y la leche de vaca son lo anormal para el bebé humano, por muy frecuente que sea. Debemos reexaminar lo que consideramos "normal" y poner las cosas en perspectiva, reclamando el contacto piel con piel, el pecho materno y la leche humana como lo normal y natural para el ser humano cuando se desarrolla en su habitat.

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