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jueves, 23 de mayo de 2013

Unicef no cambia las recomendaciones sobre el colecho

Una noticia inquietante sobre el colecho ha recalado en los últimos días en algunos medios. Yo la leía el martes en Materia: El bebé no debe dormir con sus padres en la misma cama. Aparte del alarmismo y amarillismo del titular, el periodista relataba los resultados de un estudio publicado en el British Medical Journal que concluye que se reduciría el índice de Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) si se evitara el colecho.

Algunos profesionales se apresuraron a poner sus comentarios en la publicación en abierto, señalando la contradicción que supone que se junte en el mismo grupo a los bebés que se alimentaban exclusivamente y a los que se alimentaban parcialmente de leche materna. También señalaban que resultaba "lamentable" que un artículo tan poco fundado y con tantos errores metodológicos hubiera superado los filtros de una publicación científica revisada por pares como el BMJ. A mí, que de algo me sonaba esta revista, me viene a la mente ahora otra polémica que saltó desde las páginas de esta publicación hace tiempo.

Yo, por mi parte, consulté a mi referencia de cabecera sobre el tema del sueño infantil, María Berrozpe, de la que ya os he hablado en alguna ocasión y que es autora no solo del blog Reeducando a Mamá, sino que también es coautora de la web El Debate Científico sobre la Realidad del Sueño Infantil. Me llamó la atención que ya tuvieran fichados a los autores del "estudio" por su beligerancia contra el colecho y por haber publicado "investigaciones" de las que luego se habían tenido que desdecir.

En fin, que como esta polémica ha preocupado a muchos padres, mi respuesta en las ocasiones en las que me han consultado ha sido que el Ministerio de Sanidad recomienda el colecho porque favorece la lactancia materna y esta, a su vez, previene el SMSL. Y esta recomendación está basada en evidencia científica fuerte.

Y ahora Unicef Reino Unido ha lanzado un comunicado para confirmar que no cambiará sus recomendaciones sobre el colecho y poniendo ciertos puntos sobre las íes al estudio que tanta polémica ha creado, afirmando que es necesario analizar con cuidado toda la evidencia científica disponible respecto al colecho antes de cambiar cualquier recomendación a los padres (aunque en este caso los medios se hayan convertido en prescriptores de salud con no demasiado acierto).

Desde Unicef señalan que los cinco estudios que se contemplan en el análisis publicado en el BMJ Open son relativamente antiguos (tienen entre 26 y 10 de antiguedad) y se realizaron en diferentes países, en momentos distintos y analizando datos recopilados con distintas metodologías. Ninguno de los estudios contemplados, por ejemplo, recogía datos sobre el consumo de drogas o de alcohol de los padres y solo dos de los cinco estudios recopilaron información sobre el consumo materno de alcohol.
"Estudios mucho más recientes han recopilado datos más completos y exhaustivos respecto a aspectos cruciales como quién dormía con el bebé en concreto y cuánto alcohol o drogas había consumido. Esos estudios no han sido incluidos en esta publicación. Así pues, aunque la investigación afirma que ha demostrado que el colecho es peligroso en ausencia de otros factores de riesgo como fumar, beber alcohol o tomar drogas, cuestionamos sus conclusiones, dado lo limitado de los estudios en los que está basado". 
Así de contundente se muestra el comunicado de Unicef, en el que esta institución confirma que no cambiará sus recomendaciones orientadas a que todos los padres reciban información completa sobre cómo cuidar de sus bebés por las noches, incluyendo que: el lugar más seguro para un bebé es una cuna adosada a la cama de los padres, que compartir sofá es especialmente peligroso y que no se debe colechar con bebés si el adulto ha fumado, bebido alcohol o tomado drogas.

Por lo tanto, desde Unicef UK alientan a los profesionales sanitarios a dar información completa y veraz a los padres sobre el cuidado nocturno de los bebés.

Además, si queréis ver un análisis en profundida sobre las limitaciones y problemas prácticos en el estudio original, podéis consultar la página sobre El Debate Científico del Sueño donde ya han publicado sus comentarios al respecto. 

Recommendaciones para los profesionales sanitarios a la hora de debatir el colecho con los padres

Deben evitarse mensajes simplistas en relación con el lugar donde debe dormir el bebé; La evidencia científica actual es contundente con respecto a los siguientes mensajes, que se deben ofrecer a todos los padres:

• El lugar más seguro para dormir es en una cuna al lado de tu cama.
• Dormir con el bebé en un sofá entraña un gran riesgo.
• El bebé no debe compartir cama con un adulto que:
  • fume
  • haya consumido alcohol
  • haya tomado drogas o medicamentos que produzcan sueño. 
La incidencia del SMSL (a menudo llamado "muerte en la cuna") es más alta en los siguientes grupos:
  • Padres de clases socio-económicas bajas.
  • Padres que abusan del alcohol o las drogas.
  • Madres con más de un bebé.
  • Bebés prematures o de bajo peso al nacer.
Los padres en cualquiera de estos grupos necesitarán un abordaje más personalizado y en profundida para asegurar que estos mensajes son escuchados y entendidos. Pueden necesitar algún tipo de ayuda práctica para poner estos consejos en práctica.

Para los que leeis inglés, aquí un interesante folleto con información práctica sobre lactancia noctura, cuidado del bebé y colecho.Y aquí uno ya conocido, en castellano, con las recomendaciones para compartir la cama con tu bebé, publicado por Unicef en colaboración con la Fundación para el Estudio de las Muertes Infantiles.

lunes, 17 de octubre de 2011

¿Apoyas la lactancia materna?

Recién finalizada la Semana Mundial de la Lactancia Materna, la mayoría de los implicados en el ámbito del apoyo a las madres en su deseo de lactar contamos con el optimismo y el empuje que nos regalan las fiestas y encuentros de madres durante estos días, y también las declaraciones institucionales en apoyo de la lactancia materna.

Después, y poco a poco, parece que la cruda realidad vuelve a irrumpir en nuestro quehacer diario y nos hace abrir los ojos a la desoladora situación a la que se enfrentan muchas madres durante los primeros días de su maternidad: solas, recibiendo consejos contradictorios por todos los lados, pidiendo ayuda y encontrando escasa o ninguna empatía, sintiéndose anuladas y ninguneadas en el trato con el personal sanitario que las atiende en las plantas de maternidad…

Y es que el apoyo a la lactancia materna no es una excusa para hacerse fotos en días señalados sino que debería ser una convicción que interiorizaran los responsables de los hospitales y de los distintos servicios que atienden a las madres lactantes. Se debería traducir, sobre todo, en formación, pero también en políticas y protocolos de atención y apoyo a la lactancia.

Apoyo moral ¿Y qué más?
Hoy en día ya casi nadie se atreve a decir que no apoya la lactancia materna. No, más bien al contrario, todos los pediatras, enfermeros, ginecólogos, gerentes de centros de salud y de hospitales se confiesan fervientes defensores de la lactancia materna. Pero, ¿en qué se traduce esa defensa? La mayoría de las veces, por desgracia, en nada. Y esa nada, más que un apoyo, se termina convirtiendo en un lastre para las madres que desean amamantar.

Madres que se sienten presionadas a lactar. Madre que se sienten perseguidas y obligadas e incluso no respetadas, maltratadas o ninguneadas por sus decisiones en cuanto a la alimentación de sus hijos. Eso no es defensa de la lactancia materna; eso es maltrato, persecución y estigmatización de las mujeres, carente de la empatía y el apoyo que necesita toda madre en su puerperio.

Madres que sienten que sus hijos se quedan con hambre y son tachadas de “histéricas”, “ignorantes” o, incluso, “malas madres” por reclamar una ayuda o suplemento para sus hijos lactantes durante su estancia hospitalaria. Un acoso y derribo a la madre que la mayoría de las veces no está respaldado por la observación de una toma desde la distancia y por una evaluación real de si el niño está comiendo o no al pecho más allá del veredicto diario de una báscula que poco o nada sabe de lactancia.

Enfermeras o matronas cuyo apoyo consisten en empujar la cabeza del niño a toda costa contra en seno materno, creando una total inseguridad en una madre que se siente anulada e incapaz, dependiente de la ayuda externa. Y, aún peor, sentando las bases para que algunos niños incluso sientan rechazo hacia el pecho por todas las malas experiencias que les toca vivir en esos momentos. Batas blancas que crean una obsesión en las madres por introducir a toda costa el pecho en la boca de sus hijos, sin dedicar ni tan siquiera medio minuto a explicar que no cualquier agarre vale.

¿Calidad asistencial?
Profesionales apurados o no por el reloj (no olvidemos que en las maternidades no se trata con enfermos sino con madres y bebés perfectamente sanos y saludables) que no disponen ni siquiera de cinco minutos para explicar a una puérpera los principios básicos de un buen agarre o cómo identificar los signos tempranos de hambre de su bebé…. Todo ello, regado con una buena ración de cursos de preparación al parto que más que orientados a enseñar a las madres a disfrutar con su maternidad y su lactancia parecen estar diseñados para formar mujeres dóciles que van a los paritorios sin cuestionar nada, como ovejas al matadero.

Personal que se gana su sueldo todos los días atendiendo a las madres y cuya obligación, juramento o no mediante, debería ser la de ofrecer una atención precisa y amable, basada en la información más reciente, en la evidencia científica y en unos criterios de calidad asistencial que nunca se deberían dejar de lado.

Desde luego, hospitales con la acreditación IHAN hay unos cuantos y es una suerte que cada día haya más que se animen a iniciar el proceso para obtener el galardón de Unicef, que certifica la humanización de la asistencia al parto y el apoyo a la lactancia materna. Pero, al menos en mi caso, ya no cuelan más las declaraciones altisonantes de “en este hospital apoyamos la lactancia materna” que no estén apoyadas en hechos. He visto demasiadas consecuencias nefastas de ello.

Sentando las bases
Apoyar la lactancia materna va más allá de las palabras. Apoyar la lactancia materna requiere convencimiento, empeño, esfuerzo y dedicación real. Requiere una preocupación singular por las madres. Una actitud respetuosa, que parta siempre del empoderamiento de la mujer y de su capacitación para afrontar la maternidad siguiendo sus propias decisiones. Cualquier otra cosa no es apoyo, sino todo lo contrario, porque mina la confianza de las mujeres, las crea una situación de angustia que coarta la tan necesaria formación del vínculo materno-filial e incluso las puede llegar a convertir en fervientes militantes anti-lactancia para evitar que otras mujeres pasen por infiernos similares a los suyos.

Por fortuna, hay algunas mujeres que incluso después de semejante caza de brujas sacan fuerzas de flaqueza para pedir ayuda cuando llegan a casa y para seguir luchando como leonas, como madres, por sus lactancias, por sus hijos, por su familia y por sus ideas. Y cuando me encuentro a alguna de ellas, lamento profundamente lo que han tenido que pasar pero, siempre, y sin faltar una sola vez, alabo su coraje y su valentía, su instinto y su rebeldía, su empeño en buscar apoyo para luchar por alcanzar sus metas… Quizás porque, en el fondo, dudo de si, puesta en su situación, yo habría llegado a sublevarme de esa manera o me hubiera dejado llevar para arrojar la toalla con la lactancia a los pocos días. Quizás porque ellas me recuerdan que mis lactancias han sido bastante fáciles y que los esfuerzos que yo hago por apoyar a otras mujeres son un camino de rosas en comparación con sus experiencias. Quizás porque son estas mujeres la que dan valor y vuelven a llenar de significado el concepto de “tribu”, forjando las bases de las redes de apoyo de nuestro nuevo siglo. Quizás porque su ejemplo es un estímulo impagable y su pasión y coraje una venda que sana las heridas de la injusticia de su experiencia.

El apoyo a la lactancia materna significa:
- Implicación,
- Convencimiento,
- Tiempo,
- Formación,
- Inversión,
- Recursos,
- Empatía,
- Confianza en la mujer,
- Confianza en su capacidad de decidir,
- Respeto,
- Paciencia,
- Olvidarse de las soluciones mágicas,
- Y, sobre todo, tiempo, mucho tiempo.

Qué más quisiera yo que al menos uno de esos gerentes de hospitales, responsables de servicio o de centros de salud leyera estas palabras y le sirvieran como reflexión. Si acaso llegara el caso, simplemente le sugeriría que midiera su apoyo de la lactancia materna no en la fuerza de su convicción sobre las bondades de la leche materna sino en la percepción de las usuarias de su servicio en el apoyo recibido para amamantar con éxito a sus bebés.

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