El otro día en la reunión de la comisión de lactancia de un hospital de mi zona se hablaba de cómo actuar en caso de niños con glucemias bajas durante los primeros días y el tiempo necesario para enseñar a esa madre a extraer la lecha para evitar dar suplementos de fórmula al bebé.
Esa conversación me recordó inevitablemente una de las intervenciones en el VII Congreso Español de Lactancia Materna, impartida por Adelina García, con el título “Actualizaciones sobre el uso de calostro extraído durante el embarazo”.
En su presentación, Adelina explicó que la extracción prenatal era normal hasta finales de los años 70, pero que se dejó de hacer por “presuntos riesgos” que nunca fueron documentados o respaldados por publicaciones científicos. De hecho, la literatura médica corrobora más bien lo contrario, con artículos y publicaciones que parecen evidenciar que, por ejemplo, no existe riesgo por continuar la lactancia durante la gestación en mujeres sanas y con embarazos normales. “¿Si no existe ninguna evidencia científica que diga que amamantar durante el embarazo es perjudicial para el feto por qué va a ser perjudicial la extracción de calostro?” era el interrogante al que Adelina García (presidenta de LLL de Euskadi) quería dar respuesta.
Hay pocos estudios al respecto, pero parecen indicar que la extracción de calostro durante el embarazo puede resultar beneficiosa porque incrementa conocimiento de la madre sobre función del pecho, mejora su confianza en la manipulación de sus pechos y el amamantamiento, el calostro extraído resulta muy útil para suplementar a los bebés en caos de diabetes o para los recién nacidos con diagnóstico precoz de fístula labial o palatina.
García presentó los resultados de distintos estudios sobre el tema, aunque sus conclusiones son poco concluyentes. En cualquier caso, describió la extracción de calostro durante el embarazo como una práctica fácil, sencilla y empoderadora, subrayando que no hay datos concluyentes ni sobre sus posible perjuicios en el pronóstico del embarazo.
Sus ventajas, en cambio serían evidentes en caso de madres con diabetes, cuyos hijos presentan un riesgo mayor de hipoglucemias en los primeros días y de presentar la enfermedad. La introducción de suplementos puede ser uno de los factores que predisponga a estos bebé a desarrollar diabetes, por lo que cualquier actuación encaminada a evitar los suplementos y a dotar a la madres de medios y cofianza para afrontar con garantías su lactancia es, indudablemente, beneficiosa.
En un estudio australiana realizado con mujeres diabéticas que se extrajeron calostro durante el embarazo, la intervención fue percibida positivamente por la mayoría de s mjeres. El 95% afirmaron que se extraerían antenatalmente de nuevo si se probara que la práctica era beneficiosa.
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miércoles, 17 de abril de 2013
jueves, 4 de abril de 2013
Integración de genoma materno en el genoma del neonato a través de transporte de fragmentos de RNA en la leche materna
Llevaba unos cuantos días atascada con la ponencia de Susana Ares Segura en el VII Congreso Español de Lactancia Materna porque el tema era tan interesante como complejo a la vez: “Integración de genoma materno en el genoma del neonato a través de transporte de fragmentos de RNA a través de la leche materna”.
Pero, al final, he encontrado una gran salida: enlazaros la publicación de María Berrozpe, en su blog, Reeducando a Mamá: Lactancia y ciencia. Transmisión de información genética entre madre e hijo a través de la lactancia . Ella que es científica y asesora de lactancia tiene mucho más arte que yo explicando estas cosas.
Yo no puedo más que reiterarme en el tweet que recuerdo haber enviado en el congreso durante esa ponencia: parece ciencia-ficción pero es realidad. La leche materna contiene partículas (lactosomas) con características similares a los retrovirus que son capaces de transferir material genético de la madre a las células de su hijo (o de cualquier otro bebé que reciba esa leche materna).
Funcionan de tal manera que el material genético (ARN) que transportan está encerrado en una capsula que protege su contenido durante la digestión y el tránsito intestinal, de tal modo que llegan íntegras al torrente sanguíneo. ¡¡¡Alucinante!!! ¿Verdad?
Además del RNA, los lactosomas contienen proteínas que ayudan a que ese material genético se replique y se incluya dentro del genoma del recién nacido. Esto explicaría, por ejemplo, por qué se produce una mayor aceptación de aloinjertos de la madre a sus hijos cuando estos han sido alimentados con leche materna.
Según Susana Ares, estas investigaciones sobre la integración del ADN de la madre en el del bebé abre muchas posibilidades para estudiar la lactancia materna como vehículo para realizar terapia genética, con la ventaja añadida de que al realizarse en un lactante con un sistema inmune inmaduro este tipo de intervenciones lograrían mayor efectividad. En el caso de que la madre estuviera afectada de la misma enfermedad que el bebé, se podría realizar a través de un donante.
María y yo escuchábamos y charlábamos sobre lo que todo esto nos sugería. A mí me parecía casi tan alucinante como las noticias que leía recientemente que aseguraban que el bebé puede mandar sus células a los órganos de la madre. Porque esa noticia, combinada con esta otra, nos habla de un diálogo madre-bebé establecido al más puro nivel biológico desde el inicio de la concepción. El bebé da a la madre y la madre da al bebé, convirtiendo la inmersión en el otro que supone la maternidad en algo que trasciende lo “espiritual” para convertirse en pura física y química.
A María, en cambio, todo esto le traía a la memoria las grandes oportunidades que la lactancia materna ofrece a los bebés adoptados, como la oportunidad de tener un vínculo más físico e incluso genético entre el bebé y la madre. Teorizábamos también sobre cómo esta integración del ADN de la madre se relaciona con lo que nos dice la epigenética (que los mismos genes se manifiestan de manera diferente en función del entorno) y cómo la integración del ADN de la madre en el genoma del bebé podría ser una especie de “seguro de vida” para asegurarse de que el bebé “hereda” ciertas adaptaciones genéticas necesarias, por ejemplo, para el entorno en el que vive la madre (teniendo en cuenta que la mitad del material genético pertenece al padre, pero, lógicamente, los niños se pueden criar “lejos” de los padres pero siempre deben estar cerca de la madre)
Pero, al final, he encontrado una gran salida: enlazaros la publicación de María Berrozpe, en su blog, Reeducando a Mamá: Lactancia y ciencia. Transmisión de información genética entre madre e hijo a través de la lactancia . Ella que es científica y asesora de lactancia tiene mucho más arte que yo explicando estas cosas.
Yo no puedo más que reiterarme en el tweet que recuerdo haber enviado en el congreso durante esa ponencia: parece ciencia-ficción pero es realidad. La leche materna contiene partículas (lactosomas) con características similares a los retrovirus que son capaces de transferir material genético de la madre a las células de su hijo (o de cualquier otro bebé que reciba esa leche materna).
Funcionan de tal manera que el material genético (ARN) que transportan está encerrado en una capsula que protege su contenido durante la digestión y el tránsito intestinal, de tal modo que llegan íntegras al torrente sanguíneo. ¡¡¡Alucinante!!! ¿Verdad?
Además del RNA, los lactosomas contienen proteínas que ayudan a que ese material genético se replique y se incluya dentro del genoma del recién nacido. Esto explicaría, por ejemplo, por qué se produce una mayor aceptación de aloinjertos de la madre a sus hijos cuando estos han sido alimentados con leche materna.
Según Susana Ares, estas investigaciones sobre la integración del ADN de la madre en el del bebé abre muchas posibilidades para estudiar la lactancia materna como vehículo para realizar terapia genética, con la ventaja añadida de que al realizarse en un lactante con un sistema inmune inmaduro este tipo de intervenciones lograrían mayor efectividad. En el caso de que la madre estuviera afectada de la misma enfermedad que el bebé, se podría realizar a través de un donante.
María y yo escuchábamos y charlábamos sobre lo que todo esto nos sugería. A mí me parecía casi tan alucinante como las noticias que leía recientemente que aseguraban que el bebé puede mandar sus células a los órganos de la madre. Porque esa noticia, combinada con esta otra, nos habla de un diálogo madre-bebé establecido al más puro nivel biológico desde el inicio de la concepción. El bebé da a la madre y la madre da al bebé, convirtiendo la inmersión en el otro que supone la maternidad en algo que trasciende lo “espiritual” para convertirse en pura física y química.
A María, en cambio, todo esto le traía a la memoria las grandes oportunidades que la lactancia materna ofrece a los bebés adoptados, como la oportunidad de tener un vínculo más físico e incluso genético entre el bebé y la madre. Teorizábamos también sobre cómo esta integración del ADN de la madre se relaciona con lo que nos dice la epigenética (que los mismos genes se manifiestan de manera diferente en función del entorno) y cómo la integración del ADN de la madre en el genoma del bebé podría ser una especie de “seguro de vida” para asegurarse de que el bebé “hereda” ciertas adaptaciones genéticas necesarias, por ejemplo, para el entorno en el que vive la madre (teniendo en cuenta que la mitad del material genético pertenece al padre, pero, lógicamente, los niños se pueden criar “lejos” de los padres pero siempre deben estar cerca de la madre)
martes, 19 de marzo de 2013
Enfermedad celiaca y lactancia materna
Enriqueta Román revisó, durante su intervención en el VII Congreso Español de Lactancia Materna, la evidencia científica sobre la relación entre la enfermedad celiaca y la lactancia materna. Definió la enfermedad celiaca como un trastorno sistémico mediado inmunológicamente, provocado por la ingestión de gluten en individuos genéticamente susceptibles, y caracterizado por la presencia de una combinación variable de síntomas clínicos que responden a la retirada del gluten de la dieta, de anticuerpos específicos de la enfermedad, de haplotipos HLA-DQ2 y DQ8 y de lesión de la mucosa intestnal.
La EC tiene una alta prevalencia (1-2% de la población occidental) y se desarrolla en sujetos genéticamente predispuestos como consecuencia de la exposición al gluten. Aún así, hay otros factores genéticos y ambientales que hacen que la enferemedad se exprese solo en el 4% de las personas genéticamente predispuestas.
Entre los factores extrínsecos o ambientales que influyen en el desarrollo o no de la EC, la alimentación en el primer año de vida es un factor muy importante, con especial atención a dos aspectos fundamentales:
En cuanto a la relación entre la EC y la lactancia materna, Román señaló que hoy en día hay un cierto consenso sobre el efecto protector de la lactancia materna frente a la EC, sobre todo si el gluten se introduce poco a poco y mientras se mantiene la lactancia materna.
Los posibles mecanismos por los que la lactancia materna podría facilitar esa tolerancia serían los siguientes:
En cuanto a los distintos estudios científicos al respecto, Román repasó algunas de las publicaciones más relevantes, como una revisión de 2004 que encontró que la lactancia materna disminuiría el riesgo de presentar la enfermedad.
Por otro lado, en un meta-análisis de 2006, las conclusiones apuntan que la introducción del gluten coincidiendo en el tiempo con la lactancia materna reduciría en un 56% el riesgo de sufrir la enfermedad celiaca.
Uno de los principales estudios “informales” sobre la relación entre lactancia materna y enfermedad celiaca es el derivado del estudio de la conocida como “epidemia sueca de EC”, un momento en el que se multiplicó por cuatro la incidencia de la enfermedad celiaca.
El análisis de las circunstancias en las que se produjo esta epidemia desveló que podría haberse derivado de un cambio en las recomendaciones de alimentación que hizo que creciera el porcentaje de lactantes en los que se introdujo el gluten en grandes cantidades después de la retirada de la lactancia materna.
Hay muchos estudios diferentes que confirman el efecto protector de la lactancia materna para el desarrollo de la enfermedad celiaca. Por eso, algunos científicos se preguntaron si realmente la lactancia materna previene la enfermedad o simplemente supone un retraso en el desarrollo de la misma. En un estudio al respecto se encontró una disminución significativa de EC en niños con introducción más precoz del gluten, mientras se mantenía la lactancia materna. Esa protección se mantenía durante los 12 primeros años, con lo que no era un retraso en los síntomas, sino que se confirmó su efecto protector.
Por último, en una revisión sistemática de trabajos relacionando la alimentación en el primer año y la prevención de la EC, las conclusiones apuntan que para disminuir el riesgo de enfermedad celica parece razonable evitar la introducción precoz (antes de los cuatro meses) o tardía (después de los 7 meses) del gluten, teniendo la precaución de introducirlo de forma gradual y manteniendo la lactancia materna al menos hasta un mes después de la introducción.
La EC tiene una alta prevalencia (1-2% de la población occidental) y se desarrolla en sujetos genéticamente predispuestos como consecuencia de la exposición al gluten. Aún así, hay otros factores genéticos y ambientales que hacen que la enferemedad se exprese solo en el 4% de las personas genéticamente predispuestas.
Entre los factores extrínsecos o ambientales que influyen en el desarrollo o no de la EC, la alimentación en el primer año de vida es un factor muy importante, con especial atención a dos aspectos fundamentales:
- Momento de la introducción del gluten.
- Lactancia materna.
En cuanto a la relación entre la EC y la lactancia materna, Román señaló que hoy en día hay un cierto consenso sobre el efecto protector de la lactancia materna frente a la EC, sobre todo si el gluten se introduce poco a poco y mientras se mantiene la lactancia materna.
Los posibles mecanismos por los que la lactancia materna podría facilitar esa tolerancia serían los siguientes:
- La continuidad de la lactancia materna reduciría la cantidad total de gluten ingerida.
- La leche materna contiene sustancias con actividad inmunomoduladora en la mucosa intestinal, a través de su efecto específico supresor en células T. En este sentido, los recientes resultados del estudio Proficel establecen que los perfiles de subpoblaciones linfocitarias podrían ser modulados por las prácticas de lactancia, con un efecto inmunomodulador positivo de la lactancia materna en los niños con riesgo de desarrollar la EC.
- Los anticuerpos IgA de la leche materna podrían disminuir la respuesta inmune frente al gluten.
- Con la lactancia materna disminuye la incidencia de infecciones gastrointestinales, que son conocidas por contribuir a la patogénesis de la EC.
- Posible efecto beneficioso de posponer la introducción de la leche de vaca.
En cuanto a los distintos estudios científicos al respecto, Román repasó algunas de las publicaciones más relevantes, como una revisión de 2004 que encontró que la lactancia materna disminuiría el riesgo de presentar la enfermedad.
Por otro lado, en un meta-análisis de 2006, las conclusiones apuntan que la introducción del gluten coincidiendo en el tiempo con la lactancia materna reduciría en un 56% el riesgo de sufrir la enfermedad celiaca.
Uno de los principales estudios “informales” sobre la relación entre lactancia materna y enfermedad celiaca es el derivado del estudio de la conocida como “epidemia sueca de EC”, un momento en el que se multiplicó por cuatro la incidencia de la enfermedad celiaca.
El análisis de las circunstancias en las que se produjo esta epidemia desveló que podría haberse derivado de un cambio en las recomendaciones de alimentación que hizo que creciera el porcentaje de lactantes en los que se introdujo el gluten en grandes cantidades después de la retirada de la lactancia materna.
Hay muchos estudios diferentes que confirman el efecto protector de la lactancia materna para el desarrollo de la enfermedad celiaca. Por eso, algunos científicos se preguntaron si realmente la lactancia materna previene la enfermedad o simplemente supone un retraso en el desarrollo de la misma. En un estudio al respecto se encontró una disminución significativa de EC en niños con introducción más precoz del gluten, mientras se mantenía la lactancia materna. Esa protección se mantenía durante los 12 primeros años, con lo que no era un retraso en los síntomas, sino que se confirmó su efecto protector.
Por último, en una revisión sistemática de trabajos relacionando la alimentación en el primer año y la prevención de la EC, las conclusiones apuntan que para disminuir el riesgo de enfermedad celica parece razonable evitar la introducción precoz (antes de los cuatro meses) o tardía (después de los 7 meses) del gluten, teniendo la precaución de introducirlo de forma gradual y manteniendo la lactancia materna al menos hasta un mes después de la introducción.
jueves, 14 de marzo de 2013
Células madre en la leche materna
En su intervención durante el VII Congreso Español de Lactancia Materna, Concha de Alba repasó la importancia que tiene el descubrimiento reciente de la presencia de células madre en la leche materna. Para ello, aportó información de contexto sobre los distintos tipos de células madre y su función en el organismo humano.
Las células madre son células no especializadas que tienen la potencialidad de convertirse en muchos tipos de células diferentes en el cuerpo (neuronas, piel, glóbulos rojos, hueso, etc.), proporcionando así una especie de sistema de reparación para el cuerpo. Pueden dividirse indefinidamente y seguir siendo células madre o pasar a especializarse en alguna de las múltiples funciones de las células del cuerpo humano.
Las células madre, explicó Concha de Alba, se clasifican en dos tipos:
Este último apartado ha sido considerado el más prometedor en los últimos años, ya que la conservación de la sangre del cordón umbilical del bebé permite el acceso a un mayor número de células, duele menos que la extracción de médula ósea y la compatibilidad entre receptor y donante no tiene que ser del 100%.
Células madre mamarias
A este tipo de células habría que añadir las células madre mamarias, cuyo material genético les permite seguir diferenciándose hacia cualquier tipo de tejido, como en las células madre embrionarias. Es un descubrimiento revolucionario, ya que la leche materna se convierte así en una fuente mucho mayor y más accesible de células madres, en comparación con el cordón umbilical o el embrión.
Se están estudiando tipos de cultivo para poder obtener una especialización y poder usarlas en terapias regenerativas. En cuanto al origen de las células madre mamarias, parece ser que proceden del tejido epitelial. Están dormidas en tejido mamario normal, pero cuando esa mama está produciendo leche se multiplican en cantidades tremendas.
Estas células serían las encargadas de los cambios anatómicos en el tejido mamario. Cuando se produce el destete disminuyen en número y desencadenan la involución de la mama. Estas mismas células podrían producir también el cáncer de mama.
Incógnitas
Con el descubrimiento de la presencia de células madre pluripotenciales en la leche materna se abren muchas posibilidades y muchas incógnitas que los científicos tendrán que ir desvelando durante los próximos años como ¿Qué papel tienen en el tubo digestivo de niño? ¿Son estas células madre las responsables de algunos de los beneficios de la leche materna que se conocen poro no se sabe a ciencia cierta de dónde derivan?
Además, las células madre mamarias repercutirán también en otras áreas como:
Las células madre son células no especializadas que tienen la potencialidad de convertirse en muchos tipos de células diferentes en el cuerpo (neuronas, piel, glóbulos rojos, hueso, etc.), proporcionando así una especie de sistema de reparación para el cuerpo. Pueden dividirse indefinidamente y seguir siendo células madre o pasar a especializarse en alguna de las múltiples funciones de las células del cuerpo humano.
Las células madre, explicó Concha de Alba, se clasifican en dos tipos:
- Células madre embrionarias(pluripotenciales) : que derivan de la masa celular interna del embrión en estadio de blastocito y son capaces de generar todos los diferentes tipos de células del cuerpo.
- Células madre adultas (órgano-específicas), que son capaces de originar las células de un órgano concreto en el embrión y también en el adulto. Se pueden encontrar en el adulto (por ejemplo, en la médula ósea) pero también de la sangre del cordón de los bebés.
Este último apartado ha sido considerado el más prometedor en los últimos años, ya que la conservación de la sangre del cordón umbilical del bebé permite el acceso a un mayor número de células, duele menos que la extracción de médula ósea y la compatibilidad entre receptor y donante no tiene que ser del 100%.
Células madre mamarias
A este tipo de células habría que añadir las células madre mamarias, cuyo material genético les permite seguir diferenciándose hacia cualquier tipo de tejido, como en las células madre embrionarias. Es un descubrimiento revolucionario, ya que la leche materna se convierte así en una fuente mucho mayor y más accesible de células madres, en comparación con el cordón umbilical o el embrión.
Se están estudiando tipos de cultivo para poder obtener una especialización y poder usarlas en terapias regenerativas. En cuanto al origen de las células madre mamarias, parece ser que proceden del tejido epitelial. Están dormidas en tejido mamario normal, pero cuando esa mama está produciendo leche se multiplican en cantidades tremendas.
Estas células serían las encargadas de los cambios anatómicos en el tejido mamario. Cuando se produce el destete disminuyen en número y desencadenan la involución de la mama. Estas mismas células podrían producir también el cáncer de mama.
Incógnitas
Con el descubrimiento de la presencia de células madre pluripotenciales en la leche materna se abren muchas posibilidades y muchas incógnitas que los científicos tendrán que ir desvelando durante los próximos años como ¿Qué papel tienen en el tubo digestivo de niño? ¿Son estas células madre las responsables de algunos de los beneficios de la leche materna que se conocen poro no se sabe a ciencia cierta de dónde derivan?
Además, las células madre mamarias repercutirán también en otras áreas como:
- Investigación del cáncer de mama.
- Regeneración de los tejidos.
- Efectividad y seguridad en nuevos tratamientos.
- Conocimiento sobre la plasticidad celular
martes, 12 de marzo de 2013
¿Cómo aliviar el dolor en el parto? Efecto de los fármacos sobre la lactancia
Ponencia de Blanca Herrera en el VII Congreso Español de Lactancia Materna
Blanca Herrera comenzó su ponencia aclarando que el dolor no es sinónimo de sufrimiento. Que una mujer puede experimentar mucho dolor y no tener sensación de sufrimiento, o estar completamente anestesiada desde el punto de vista físico, pero experimentar grandes dosis de sufrimiento debido al maltrato a otros aspectos relacionados con el parto.
La estadística dice que más del 80% de las mujeres utilizan la epidural como analgesia durante el parto, pero esto no es así porque lo decidan las mujeres, sino porque los profesionales no les ofrecen métodos alternativos de alivio del dolor como:
- Entorno agradable
- Apoyo
- Movimientos posturales
- Acupuntura
- Masajes
- Infiltraciones, etc.
Todos estos métodos de alivio del dolor se pueden usar de forma secuencial, conjunta y no excluyente con la farmacología. Su principal ventaja frente a otros métodos de alivio del dolor farmacológicos es que no influyen en el inicio de la lactancia y, además, no contraindican un uso posterior de la epidural en caso de que sea necesario o la mujer la demande.
Uno de los métodos de alivio del dolor más potente es el uso del agua, resaltó Blanca Herrera, antes de pasar a repasar los métodos farmacológicos de alivio del dolor:
- Oxido nitroso
- Sistémicos (Meperidina)
- Analegesia epidural
En cuanto al la Meperidina (Dolantina) Herrera señaló que sus efectos en la lactancia son una succión menos organizada, menor tiempo succionando más tiempo dormido en las 48 primeras horas.
Sobre la epidural, comenzó resaltando que, cuanto mayor el tiempo que la mujer la tiene puesta, más se dejarán notar sus efectos colaterales. Aunque los estudios que analizan el impacto del uso de la anestesia epidural sobre el inicio y duración de la lactancia, el objetivo de Blanca Herrera fue señalar los posibles efectos que esta analgesia puede tener sobre el organismo para poder aconsejar mejor a la madre en el caso de presentar problemas para la lactancia.
Efectos de la epidural
Normalmente con epidural va acompañada de hidratación forzada intravenosa y de la administración de oxitocina, que tiene efecto antidiurético. Muchas veces se mide y alerta sobre la pérdida de peso del bebé sin tener en cuenta la sobrecarga de líquido que ha experimentado el bebé durante el parto. Además, el pequeño podría llegar a experimentar también hipoglucemias derivadas del suero glucosado
El binomio de suero más oxitocina también puede agravar el edema que se produce en los pechos en los primeros días posparto. Esta ingurgitación “aparece en el segundo y tercer día cuando la madre no tiene a nadie que le ayude pues ya le han dado de alta en el hospital”, señaló Herrera. Aunque argumentó que así es mejor: “porque en el hospital le intentarían sacar una leche que no hay ahí y si no funciona, pues entonces le recetarían un biberón al bebé porque la madre no tiene leche”.
La epidural puede provocar fiebre intraparto y también aumenta las tasas de parto instrumental, uso de oxitocina sintética y cesáreas. Aumenta el riesgo de una punción húmeda y su tratamiento normal (el cafergot) es incompatible con la lactancia materna.
Por otro lado, el fentanilo atraviesa la barrera hematoencefálica y la placentaria, produciendo aletargamiento y succión desorganizada en el bebé; un efecto que se mantiene durante varios días, con las consiguientes repercusiones para la lactancia materna. Además, disminuyen los niveles de endorfinas, y el bebé también se pierde esas endorfinas.
Propuesta para el manejo del dolor en el parto
Frente a esta problemática, Blanca Herrera propuso que, a la hora de plantear el manejo del dolor en el parto, los profesionales médicos deben tener en cuenta que cada mujer es diferente. Deben dar información y que cada mujer decida lo que quiere, evitando recurrir a frases típicas como “yo que tú me pondría la epidural”.
El dolor no es lo mismo que sufrimiento y a veces se sufre más cuando te maltratan que cuando algo te duele, recalcó la ponente. Como soluciones, propuso:
- Individualizar atención al parto.
- Promover el uso de diferentes alternativas (secuenciales, simultáneas y no excluyentes).
- Tener en cuenta que la primera medida debe ser siempre no provocar más dolor.
- Acompañamiento eficaz (profesionales y familias).
- Probar con las pastillas CDP reomendadas por el Ministerio de Sanidad.
- Métodos alternativos
- Métodos farmacológicos
Y, sobre todo, destacó Herrera, el profesional médico debe ser consciente de las repercusiones de los métodos de alivio del dolor utilizado para la lactancia materna, lo que le permitirá compensar estos posibles efectos con asesoramiento y consejo a la madre lactante. Para ello es necesario también:
- Contar con personal cualificado en lactancia materna.
- No dar altas precoces sin haber observado al menos una toma.
- Vigilar factores de riesgo.
- Corregir los posibles efectos adversos.
- Fomentar piel con piel y lactancia materna.
viernes, 8 de marzo de 2013
Buenas prácticas obstétricas en lactancia materna
Buenas prácticas obstétricas en lactancia materna
Ponencia de Margarita Sánchez-Pastor en el VII Congreso Español de Lactancia Materna
Una excelente exposición de esta ginecóloga y presidenta del Comité de Lactancia Materna del Hospital La Paz en la que insistió en la necesidad de basar los cambios en la evidencia científica ya que la mayoría de los profesionales son reticentes al cambio.
En el embarazo, es importante hacer la historia clínica y detectar en ella riesgos para la lactancia, como es el caso de mujeres jóvenes, sin apoyo o bajo nivel socio-económico ya que, estadísticamente, estos colectivos tienen menores índices de amamantamiento. En este momento es importante también escuchar a la mujer, ya que muchas veces vienen con ideas y experiencias (propias o ajenas) previas sobre lactancia. El papel del profesional sanitario es informarlas, con respecto y datos objetivos, para que tomen las decisiones libremente pero bien informadas.
“Los tocólogos no tienen ni idea de lactancia materna, así que es fundamental que no digan nada o casi nada sobre lactancia a las mujeres embarazadas”, así de tajante y crítica con su propio colectivo profesional se mostró Margarita Sánchez-Pastor. Recalcó que la palabra del profesional “suele ir a misa”, “así que estamos en un punto en que nos conformamos con que el obstetra y el pediatra NO SEAN UN OBSTÁCULO para la lactancia”.
Si se quiere hacer bien, comentó, lo mejor es que en la primera visita, se pregunte a los padres cuál es su decisión con respecto a la alimentación de su hijo. Si tienen dudas (sobre tratamientos farmacológicos, por ejemplo) hay que resolverlas con información clara y objetiva. Idealmente, habría que reevaluar y reforzar en cada visita la decisión de amamantar, con un profesional “cargado de respeto y admiración”.
También sería importante una exploración mamaria para descartar una hipoplasia verdadera, anomalías del pezón o alguna cirugía mamaria que podrían interferir con la lactancia.
En la educación maternal, es importante que el contenido de las clases esté bien documentado, pero también que esté acorde con las prácticas rutinarias del hospital de referencia, ya que la información contradictoria puede generar indecisión y falta de confianza.
Durante el parto, es importante que en la dilatación se pregunte a la madre sobre su intención de amamantar y ofrecerla información sobre las ventajas de la lactancia materna. Una vez nacido el bebé, se ayudará al inicio de la lactancia y sería importante que se supervisara la primera toma en la primera hora tras el nacimiento.
Margarita también analizó la evidencia que hay sobre la influencia según el tipo de parto en la lactancia. Parece ser que el parto instrumental influye negativamente sobre el establecimiento de la lactancia. Respecto a las cesáreas, existen una mayor incidencia de lactancia artificial, sin embargo, según algunos autores, cuando la cesárea se realiza tras el trabajo de parto, el riesgo para instaurar la lactancia materna es intermedio.
En cuanto a los medicamentos usados durante el parto, parece que antibióticos, analgésico y antihipertensivos no tienen efectos perjudiciales, mientras que diacepam o sulfato de magnesio parecen tener un efecto sedante también sobre el recién nacido. También hizo referencia a los estudios sobre la influencia de la oxitocina, en consonancia con la ponencia de Ibone Olza.
Durante el puerperio, hay que constatar que todo va bien y resolver las dudas de los padres. Además, se debe remitir a los padres a la matrona para futuras dudas sobre lactancia, ya que ginecólogos y pediatras no parecen saber demasiado sobre lactancia, tienden a recomendar biberones con demasiada facilidad y desconocen las verdaderas contraindicaciones de la lactancia.
Sus conclusiones fueron la necesidad de
Ponencia de Margarita Sánchez-Pastor en el VII Congreso Español de Lactancia Materna
Una excelente exposición de esta ginecóloga y presidenta del Comité de Lactancia Materna del Hospital La Paz en la que insistió en la necesidad de basar los cambios en la evidencia científica ya que la mayoría de los profesionales son reticentes al cambio.
En el embarazo, es importante hacer la historia clínica y detectar en ella riesgos para la lactancia, como es el caso de mujeres jóvenes, sin apoyo o bajo nivel socio-económico ya que, estadísticamente, estos colectivos tienen menores índices de amamantamiento. En este momento es importante también escuchar a la mujer, ya que muchas veces vienen con ideas y experiencias (propias o ajenas) previas sobre lactancia. El papel del profesional sanitario es informarlas, con respecto y datos objetivos, para que tomen las decisiones libremente pero bien informadas.
“Los tocólogos no tienen ni idea de lactancia materna, así que es fundamental que no digan nada o casi nada sobre lactancia a las mujeres embarazadas”, así de tajante y crítica con su propio colectivo profesional se mostró Margarita Sánchez-Pastor. Recalcó que la palabra del profesional “suele ir a misa”, “así que estamos en un punto en que nos conformamos con que el obstetra y el pediatra NO SEAN UN OBSTÁCULO para la lactancia”.
Si se quiere hacer bien, comentó, lo mejor es que en la primera visita, se pregunte a los padres cuál es su decisión con respecto a la alimentación de su hijo. Si tienen dudas (sobre tratamientos farmacológicos, por ejemplo) hay que resolverlas con información clara y objetiva. Idealmente, habría que reevaluar y reforzar en cada visita la decisión de amamantar, con un profesional “cargado de respeto y admiración”.
También sería importante una exploración mamaria para descartar una hipoplasia verdadera, anomalías del pezón o alguna cirugía mamaria que podrían interferir con la lactancia.
En la educación maternal, es importante que el contenido de las clases esté bien documentado, pero también que esté acorde con las prácticas rutinarias del hospital de referencia, ya que la información contradictoria puede generar indecisión y falta de confianza.
Durante el parto, es importante que en la dilatación se pregunte a la madre sobre su intención de amamantar y ofrecerla información sobre las ventajas de la lactancia materna. Una vez nacido el bebé, se ayudará al inicio de la lactancia y sería importante que se supervisara la primera toma en la primera hora tras el nacimiento.
Margarita también analizó la evidencia que hay sobre la influencia según el tipo de parto en la lactancia. Parece ser que el parto instrumental influye negativamente sobre el establecimiento de la lactancia. Respecto a las cesáreas, existen una mayor incidencia de lactancia artificial, sin embargo, según algunos autores, cuando la cesárea se realiza tras el trabajo de parto, el riesgo para instaurar la lactancia materna es intermedio.
En cuanto a los medicamentos usados durante el parto, parece que antibióticos, analgésico y antihipertensivos no tienen efectos perjudiciales, mientras que diacepam o sulfato de magnesio parecen tener un efecto sedante también sobre el recién nacido. También hizo referencia a los estudios sobre la influencia de la oxitocina, en consonancia con la ponencia de Ibone Olza.
Durante el puerperio, hay que constatar que todo va bien y resolver las dudas de los padres. Además, se debe remitir a los padres a la matrona para futuras dudas sobre lactancia, ya que ginecólogos y pediatras no parecen saber demasiado sobre lactancia, tienden a recomendar biberones con demasiada facilidad y desconocen las verdaderas contraindicaciones de la lactancia.
Sus conclusiones fueron la necesidad de
- Trabajar en la motivación de la madre teniendo en cuenta los factores de riesgo reconocidos para la lactancia.
- Analizar las rutinas hospitalarias para que también se orienten al fomento de la lactancia materna.
- Ofrecer información consensuada a los padres.
- Formar de manera continuada a los profesionales sanitarios en contacto con las madres.
Oxitocina, Vínculo y Lactancia Materna
Ponencia de Ibone Olza en el VII Congreso Español de Lactancia Materna
Ibone Olza comenzó su ponencia resumiendo la teoría del apego expuesta por Bowlby y desarrollada por Mary Ainsworth, que definió el vínculo como lazo que se establece entre RN y madre y que cumple la función biológica de promover la protección, supervivencia y, en última instancia, replicación.
“Consideramos esencial para la salud mental que el bebé y el niño pequeño experimente una relación cálida, íntima y continuada con la madre (o sustituto materno permanente), en la que ambos hallen satisfacción y goce”, dijo Bowlby.
A nivel hormonal, en el apego intervienen oxitocina, vasopresina y neurohormonas como el cortisol o las catecolaminas. Además, las alteraciones en el inicio del apego, desde la relación y el contacto con el medio externo, generan alternaciones neuroanatómicas que predisponen a patologías mentales durante toda la vida.
Lo que sabemos hoy en día, explicó Olza, es que la oxitocina además de contracciones o eyección tienen efectos beneficiosos en el sistema nervioso central. Por ejemplo, induce en la madre serenidad, bienestar, amor y confianza, favorece el interés por crear vínculos. Pero, además, el lactante que recibe oxitocina a través de la leche materna también se beneficia de estos efectos y está más predispuesto a la interacción social. El efecto no es solo en el momento del parto o el puerperio, sino que la oxitocina influye en todas las conductas sociales y reproductivas de nuestra especie.
Primeros momentos de la vidaEn el puerperio inmediato la madre tiene los niveles de oxitocina muy altos, pero también estrógenos, endorfinas y otras hormonas. La actividad de los receptores de oxitocina también está elevada. En el recién nacido se registran los niveles altos de oxitocina y catecolaminas (estrés beneficioso del parto). Todo ello configura un periodo muy sensitivo, un escenario neuroendocrino con una habilidad única para crear recuerdos. Por eso, el encuentro entre la madre y el bebé debe ser y es una experiencia amorosa, placentera y tiene que quedar grabada en ambos. Además, este periodo sensible es la base de la sincronía puerperal, en la que las funciones de la madre regulan funciones del lactante y viceversa.
Durante este periodo de sincronía, distintas conductas del bebé activan distintas zonas cerebrales en la madre y en el padre, relacionadas con la actividad de hormonas específicas y orientadas a crear respuestas concretas. Por ejemplo, la succión del bebé disminuye la ansiedad y fomenta la relajación de la madre. O la sonrisa del bebé, que se asocia con un aumento de la dopamina y los opioides en el cerebro de la madre. Otro efecto curioso es que los niveles de oxitocina se igualan en las parejas, en la madre y en el padre.
Ibone Olza mostró diapositivas en las que se veía como la activación diferente de las zonas del cerebro entre las madres que amamantan y las que no ante el llanto del bebé. Esto es importante porque a las madres que amamantan les resulta más fácil y placentero cuidar a sus bebés. De este modo, la psicóloga afirmó que la lactancia materna es la herramienta fisiológica del vínculo seguro con la que nos ha dotado la naturaleza
Oxitocina intraparto“Cuando empecé a investigar sobre la oxitocina se me pusieron los pelos de punta al encontrar los estudios sobre los efectos de la oxitocina en los mamíferos”, destacó Olza durante su exposición. “Parece evidente que alteraciones tempranas en la oxitocina pueden producir cambios de por vida en la respuesta a estímulos sociales o físicos”, subrayó, mencionando estudios que demuestran cómo puede llegar a alterar también la lactancia en pequeños mamíferos.
Leyendo esta documentación, Olza manejó las siguientes hipótesis sobre el uso de la oxitocina sintética en el parto:
- Altera la lactancia
- Pero también la conducta infantil y materna
Por eso, en colaboración con otros colegas, diseñaron un estudio piloto en el que filmaban a un recién nacido en posición de crianza biológica (piel con piel sobre el regazo de la madre) durante 15 minutos, cuando había pasado al menos 1 hora desde la última toma al pecho. La única indicación que daban a las madres es que no pusieran al pecho al bebé y no le metieran el pecho en la boca.
ResultadosEstas grabaciones eran analizadas después por distintos observadores que desconocían el tipo de parto y la aplicación o no de oxitocina durante el mismo. Y encontraron un efecto dosis-dependiente; es decir, cuanta más oxitocina intraparto, menores reflejos y mayores dificultades en reflejos neonatales primitivos relacionados con la lactancia materna.
A los tres meses se contactaba de nuevo con las madres y se corroboró este efeto dosis-dependiente, ya que a más cantidad de oxitocina mayor el riesgo de no estar amamantando a los tres meses.
Estos resultados estaban en consonancia con los un estudio similar realizado en Chicago, confirmando la hipótesis de que la oxitocina intraparto puede estar llegando al cerebro del recién nacido e influyendo en inicio y duración de la lactancia.
Para finalizar su exposición, Olza recordó que un biberón se debería dar con la misma implicación, cariño y contacto que el pecho y pidió que lo único que pierda un bebé que toma sucedáneo sea la leche materna, “pero no toda la estimulación neuroafectiva que conlleva la lactancia”.
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Foto extraída de la web de Ibone Olza www.iboneolza.com |
“Consideramos esencial para la salud mental que el bebé y el niño pequeño experimente una relación cálida, íntima y continuada con la madre (o sustituto materno permanente), en la que ambos hallen satisfacción y goce”, dijo Bowlby.
A nivel hormonal, en el apego intervienen oxitocina, vasopresina y neurohormonas como el cortisol o las catecolaminas. Además, las alteraciones en el inicio del apego, desde la relación y el contacto con el medio externo, generan alternaciones neuroanatómicas que predisponen a patologías mentales durante toda la vida.
Lo que sabemos hoy en día, explicó Olza, es que la oxitocina además de contracciones o eyección tienen efectos beneficiosos en el sistema nervioso central. Por ejemplo, induce en la madre serenidad, bienestar, amor y confianza, favorece el interés por crear vínculos. Pero, además, el lactante que recibe oxitocina a través de la leche materna también se beneficia de estos efectos y está más predispuesto a la interacción social. El efecto no es solo en el momento del parto o el puerperio, sino que la oxitocina influye en todas las conductas sociales y reproductivas de nuestra especie.
Primeros momentos de la vidaEn el puerperio inmediato la madre tiene los niveles de oxitocina muy altos, pero también estrógenos, endorfinas y otras hormonas. La actividad de los receptores de oxitocina también está elevada. En el recién nacido se registran los niveles altos de oxitocina y catecolaminas (estrés beneficioso del parto). Todo ello configura un periodo muy sensitivo, un escenario neuroendocrino con una habilidad única para crear recuerdos. Por eso, el encuentro entre la madre y el bebé debe ser y es una experiencia amorosa, placentera y tiene que quedar grabada en ambos. Además, este periodo sensible es la base de la sincronía puerperal, en la que las funciones de la madre regulan funciones del lactante y viceversa.
Durante este periodo de sincronía, distintas conductas del bebé activan distintas zonas cerebrales en la madre y en el padre, relacionadas con la actividad de hormonas específicas y orientadas a crear respuestas concretas. Por ejemplo, la succión del bebé disminuye la ansiedad y fomenta la relajación de la madre. O la sonrisa del bebé, que se asocia con un aumento de la dopamina y los opioides en el cerebro de la madre. Otro efecto curioso es que los niveles de oxitocina se igualan en las parejas, en la madre y en el padre.
Ibone Olza mostró diapositivas en las que se veía como la activación diferente de las zonas del cerebro entre las madres que amamantan y las que no ante el llanto del bebé. Esto es importante porque a las madres que amamantan les resulta más fácil y placentero cuidar a sus bebés. De este modo, la psicóloga afirmó que la lactancia materna es la herramienta fisiológica del vínculo seguro con la que nos ha dotado la naturaleza
Oxitocina intraparto“Cuando empecé a investigar sobre la oxitocina se me pusieron los pelos de punta al encontrar los estudios sobre los efectos de la oxitocina en los mamíferos”, destacó Olza durante su exposición. “Parece evidente que alteraciones tempranas en la oxitocina pueden producir cambios de por vida en la respuesta a estímulos sociales o físicos”, subrayó, mencionando estudios que demuestran cómo puede llegar a alterar también la lactancia en pequeños mamíferos.
Leyendo esta documentación, Olza manejó las siguientes hipótesis sobre el uso de la oxitocina sintética en el parto:
- Altera la lactancia
- Pero también la conducta infantil y materna
Por eso, en colaboración con otros colegas, diseñaron un estudio piloto en el que filmaban a un recién nacido en posición de crianza biológica (piel con piel sobre el regazo de la madre) durante 15 minutos, cuando había pasado al menos 1 hora desde la última toma al pecho. La única indicación que daban a las madres es que no pusieran al pecho al bebé y no le metieran el pecho en la boca.
ResultadosEstas grabaciones eran analizadas después por distintos observadores que desconocían el tipo de parto y la aplicación o no de oxitocina durante el mismo. Y encontraron un efecto dosis-dependiente; es decir, cuanta más oxitocina intraparto, menores reflejos y mayores dificultades en reflejos neonatales primitivos relacionados con la lactancia materna.
A los tres meses se contactaba de nuevo con las madres y se corroboró este efeto dosis-dependiente, ya que a más cantidad de oxitocina mayor el riesgo de no estar amamantando a los tres meses.
Estos resultados estaban en consonancia con los un estudio similar realizado en Chicago, confirmando la hipótesis de que la oxitocina intraparto puede estar llegando al cerebro del recién nacido e influyendo en inicio y duración de la lactancia.
Para finalizar su exposición, Olza recordó que un biberón se debería dar con la misma implicación, cariño y contacto que el pecho y pidió que lo único que pierda un bebé que toma sucedáneo sea la leche materna, “pero no toda la estimulación neuroafectiva que conlleva la lactancia”.
Publicado por
Eloísa
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jueves, 7 de marzo de 2013
Lactancia, ciencia y sociedad
Ponencia inaugural de José María Paricio en el VII Congreso Español de Lactancia Materna
La lactancia materna está en peligro de extinción porque es una simbiosis entre lo fisiológico y lo cultural. Y ha sido precisamente la dimensión cultural la que la ha llevado a estar en peligro de extinción.
Desde la perspectiva de la ciencia, históricamente, la lactancia materna pasado por tres fases:
También había normas dietéticas dañinas. Por ejemplo, si el bebé cogía una enfermedad se purgaba a la madre, que la transmitía al bebé. Persistía el tabú del calostro.
En la segunda fase los avances científicos ponen a la ciencia en una clara situación de desprecio y hostilidad contra la lactancia. Sobre todo por los avances de la química, que hace que sienta las bases de la fabricación de fórmulas adaptadas y de un discurso ambiguo en la gran pediatría: “La lactancia materna es lo mejor, pero si no se puede…” y llenaban 4 o 5 páginas de posibles causas para no poder. En este caso, ofrecían la alternativa de una fórmula garantizada por el químico en cuestión que garantizaría las oportunidades de crecimiento de su hijo.
En este momento, se sientan las bases de una poderosa industria alimentaria que utilizará a médicos y pediatras como agentes comerciales, iniciando lo que ha sido definido como el mayor experimento sin comprobaciones previas en una especie animal al cambiar por completo su alimentación.
La tercera fase es la de rescate de la lactancia de la mano de la sociedad científica. Hay un mayor interés por la temática, por lo que aumenta el número de publicaciones (33.000 artículos en goPubmed). El contenido sobre lactancia en los estudios de pregrado mejor, sobre todo en enfermería y en la especialización de matrona, aunque sigue siendo claramente deficiente en medicina. En cambio sí que hay múltiples talleres y cursos de posgrado donde, quien quiera, puede actualizar sus conocimientos. Aunque Paricio, que da mucho de estos talleres, constató la falta de médicos, pediatras y ginecólogos en este tipo de jornadas de actualización.
Finalmente, Paricio recalcó que la difusión de la teoría del apego y el mayor conocimiento de los mecanismos de vinculación también ha favorecido la lactancia materna.
Todo esto dibuja un panorama en el que, hoy en día, estamos mejor, pero tampoco todo lo que deberíamos, ya que falta mucho por hacer y persiste, todavía, un discurso hostil en cierta pediatría.
Sociedad
En cuanto a la evolución de la concepción social de la lactancia, las instituciones han experimentado una reacción tardía y a remolque de las demandas de la sociedad divl,d e las mujeres que reclamaban la devolución de su lactancia.
Como ejemplo de la lucha de las mujeres, Paricio mencionó hitos como el artículo “Milk & Murder” de 1939 escrito por Cicely Williams o la creación en 1956 de La Liga de la Leche, mucho antes de que la OMS se planteara siquiera la situación de la lactancia materna. En España, el primer grupo de apoyo nace en 1985 (Vía Láctea).
Estas mujeres comienzan a expresar su malestar por la concepción social de la lactancia. Muchas mujeres no quieren dar el pecho en público por la actitud social ambigua al respecto. Conviven dos paradigmas en los que, por un lado, se magnifica la función erótico-sensual de los pechos, mientras que se censura su función nutricional-reproductora. Para cambiar este paradigma, han sido importantes iniciativas como los concursos fotográficos o el aumento de la cartelería con imágenes de LM en espacios sanitarios.
Lo más positivo a día de hoy, en el ámbito social, es el importante respaldo institucional, los 16 hospitales con el certificado de la IHAN y el gran respaldo científico-normativo impresionante (guías, protocolos, publicaciones), que hace que ningún profesional pueda darse por no enterado de todos estos avances.
Lo más negativo de la situación social es que este respaldo institucional es inconsistente: no hay dotación económica clara (sin subvenciones) y no hay apenas estadísticas al respecto. Es positivo que haya 16 hospitales IHAN, pero son solo wl 2% del total y tampoco hay ningún compromiso administrativo con los centros que hacen este esfuerzo. En cuanto al respaldo científico, parece que todavía falta mucho para que estos artículos lleguen a calar en el quehacer cotidiano de los pediatras, médicos y otros sanitarios.
Consecuencias
Todo esto dibuja un panorama en el que persiste entre muchos profesionales un alto grado de incompetencia técnica, teórica y práctica sobre lactancia materna, lo que hace que sean incapaces de asesorar adecuadamente a las madres lactantes. Muchos de estos profesionales sanitarios no solo están faltos de conocimientos, sino que tampoco tienen interés por adquirirlos.
Al no haber calado todo este conocimiento, siguen persistiendo multitud de normas anticuadas y rutinas y protocolos anti-lactancia. Así, en muchos hospitales no tienen la sensación de ser “anti-lactancia”, pero siguen manteniendo estas normas, rutinas y protocolos anticuados, como la separación madre e hijo, los ingresos y suplementos innecesarios, la doble pesada, el lenguaje de inseguridad hacia la capacidad de la madre lactante, etc.
En palabras de Paricio, todavía hay unidades neonatales que no solo no tienen “puertas abiertas”, sino que más que de puertas cerradas son de “puertas blindadas”, con horarios imposibles e impedimentos incluso en la vestimenta de las familias.
Existe también todavía una discriminación diagnóstica y terapéutica con los bebés, según el tipo de lactancia. Los pediatras suelen tratar peor a los niños que toman el pecho por falta de conocimiento, porque hay muchos libros escritos sobre cómo enferman y como se curan los niños de biberón, pero todavía no hay ninguno sobre cómo enferman y cómo se curan los niños amamantados.
La publicidad de sucedáneos, que crea un ruido ambiental anti-lactancia, no ha sido erradicada todavía de los centros sanitarios y sigue habiendo una dependencia económica de muchos profesionales, individualmente y como servicio. Los establecimientos de salud siguen siendo el canal más usado y más eficaz de las compañías fabricantes de sucedáneos de leche materna para promocionar sus productos.
Conclusiones
- Hemos progresado mucho, pero poco, en realidad, para los medios empleados. El progreso ha sido tan inconsistente que, no entorpecer la lactancia, sostenerla, apoyarla y defenderla en el ámbito sanitario sigue siendo una cuestión voluntarista de profesionales motivados y concienciados.
- El apoyo a la lactancia en los centros sanitarios es contingente: puede mudar de un día a otro en función de los profesionales
- Los grupos de apoyo a la lactancia deben
o Hacerse fuertes, recuperar la cultura de la lactancia para disminuir su grado de dependencia de los profesionales sanitarios.
o Aunar esfuerzos en pro de la lactancia, evitando enfrentamientos entre los partidarios de diversos tipos de crianza respetuosa.
- El conocimiento médico de los problemas del amamantamiento es todavía incompleto. Hemos de ser cautos y prudentes ante los posibles cambios de paradigmas.
o Forzar diagnósticos y tratamientos médicos y quirúrgicos afecta al primun non nocere, medicaliza de nuevo la lactancia y la sustrae del mundo de la sabiduría de la mujer, del poder de la mujer.
- Las madres deben tomar el control, la lactancia debe volver al mundo del que nunca debió salir.
Recuerda que en twitter estoy retransmitiendo con el hastag #VIICELM
La lactancia materna está en peligro de extinción porque es una simbiosis entre lo fisiológico y lo cultural. Y ha sido precisamente la dimensión cultural la que la ha llevado a estar en peligro de extinción.
Desde la perspectiva de la ciencia, históricamente, la lactancia materna pasado por tres fases:
- Nula o poca injerencia (hasta mediados del s. XIX).
- Hostilidad declarada (hasta la actualidad).
- Rescate (durante los últimos 30 años).
También había normas dietéticas dañinas. Por ejemplo, si el bebé cogía una enfermedad se purgaba a la madre, que la transmitía al bebé. Persistía el tabú del calostro.
En la segunda fase los avances científicos ponen a la ciencia en una clara situación de desprecio y hostilidad contra la lactancia. Sobre todo por los avances de la química, que hace que sienta las bases de la fabricación de fórmulas adaptadas y de un discurso ambiguo en la gran pediatría: “La lactancia materna es lo mejor, pero si no se puede…” y llenaban 4 o 5 páginas de posibles causas para no poder. En este caso, ofrecían la alternativa de una fórmula garantizada por el químico en cuestión que garantizaría las oportunidades de crecimiento de su hijo.
En este momento, se sientan las bases de una poderosa industria alimentaria que utilizará a médicos y pediatras como agentes comerciales, iniciando lo que ha sido definido como el mayor experimento sin comprobaciones previas en una especie animal al cambiar por completo su alimentación.
La tercera fase es la de rescate de la lactancia de la mano de la sociedad científica. Hay un mayor interés por la temática, por lo que aumenta el número de publicaciones (33.000 artículos en goPubmed). El contenido sobre lactancia en los estudios de pregrado mejor, sobre todo en enfermería y en la especialización de matrona, aunque sigue siendo claramente deficiente en medicina. En cambio sí que hay múltiples talleres y cursos de posgrado donde, quien quiera, puede actualizar sus conocimientos. Aunque Paricio, que da mucho de estos talleres, constató la falta de médicos, pediatras y ginecólogos en este tipo de jornadas de actualización.
Finalmente, Paricio recalcó que la difusión de la teoría del apego y el mayor conocimiento de los mecanismos de vinculación también ha favorecido la lactancia materna.
Todo esto dibuja un panorama en el que, hoy en día, estamos mejor, pero tampoco todo lo que deberíamos, ya que falta mucho por hacer y persiste, todavía, un discurso hostil en cierta pediatría.
Sociedad
En cuanto a la evolución de la concepción social de la lactancia, las instituciones han experimentado una reacción tardía y a remolque de las demandas de la sociedad divl,d e las mujeres que reclamaban la devolución de su lactancia.
Como ejemplo de la lucha de las mujeres, Paricio mencionó hitos como el artículo “Milk & Murder” de 1939 escrito por Cicely Williams o la creación en 1956 de La Liga de la Leche, mucho antes de que la OMS se planteara siquiera la situación de la lactancia materna. En España, el primer grupo de apoyo nace en 1985 (Vía Láctea).
Estas mujeres comienzan a expresar su malestar por la concepción social de la lactancia. Muchas mujeres no quieren dar el pecho en público por la actitud social ambigua al respecto. Conviven dos paradigmas en los que, por un lado, se magnifica la función erótico-sensual de los pechos, mientras que se censura su función nutricional-reproductora. Para cambiar este paradigma, han sido importantes iniciativas como los concursos fotográficos o el aumento de la cartelería con imágenes de LM en espacios sanitarios.
Lo más positivo a día de hoy, en el ámbito social, es el importante respaldo institucional, los 16 hospitales con el certificado de la IHAN y el gran respaldo científico-normativo impresionante (guías, protocolos, publicaciones), que hace que ningún profesional pueda darse por no enterado de todos estos avances.
Lo más negativo de la situación social es que este respaldo institucional es inconsistente: no hay dotación económica clara (sin subvenciones) y no hay apenas estadísticas al respecto. Es positivo que haya 16 hospitales IHAN, pero son solo wl 2% del total y tampoco hay ningún compromiso administrativo con los centros que hacen este esfuerzo. En cuanto al respaldo científico, parece que todavía falta mucho para que estos artículos lleguen a calar en el quehacer cotidiano de los pediatras, médicos y otros sanitarios.
Consecuencias
Todo esto dibuja un panorama en el que persiste entre muchos profesionales un alto grado de incompetencia técnica, teórica y práctica sobre lactancia materna, lo que hace que sean incapaces de asesorar adecuadamente a las madres lactantes. Muchos de estos profesionales sanitarios no solo están faltos de conocimientos, sino que tampoco tienen interés por adquirirlos.
Al no haber calado todo este conocimiento, siguen persistiendo multitud de normas anticuadas y rutinas y protocolos anti-lactancia. Así, en muchos hospitales no tienen la sensación de ser “anti-lactancia”, pero siguen manteniendo estas normas, rutinas y protocolos anticuados, como la separación madre e hijo, los ingresos y suplementos innecesarios, la doble pesada, el lenguaje de inseguridad hacia la capacidad de la madre lactante, etc.
En palabras de Paricio, todavía hay unidades neonatales que no solo no tienen “puertas abiertas”, sino que más que de puertas cerradas son de “puertas blindadas”, con horarios imposibles e impedimentos incluso en la vestimenta de las familias.
Existe también todavía una discriminación diagnóstica y terapéutica con los bebés, según el tipo de lactancia. Los pediatras suelen tratar peor a los niños que toman el pecho por falta de conocimiento, porque hay muchos libros escritos sobre cómo enferman y como se curan los niños de biberón, pero todavía no hay ninguno sobre cómo enferman y cómo se curan los niños amamantados.
La publicidad de sucedáneos, que crea un ruido ambiental anti-lactancia, no ha sido erradicada todavía de los centros sanitarios y sigue habiendo una dependencia económica de muchos profesionales, individualmente y como servicio. Los establecimientos de salud siguen siendo el canal más usado y más eficaz de las compañías fabricantes de sucedáneos de leche materna para promocionar sus productos.
Conclusiones
- Hemos progresado mucho, pero poco, en realidad, para los medios empleados. El progreso ha sido tan inconsistente que, no entorpecer la lactancia, sostenerla, apoyarla y defenderla en el ámbito sanitario sigue siendo una cuestión voluntarista de profesionales motivados y concienciados.
- El apoyo a la lactancia en los centros sanitarios es contingente: puede mudar de un día a otro en función de los profesionales
- Los grupos de apoyo a la lactancia deben
o Hacerse fuertes, recuperar la cultura de la lactancia para disminuir su grado de dependencia de los profesionales sanitarios.
o Aunar esfuerzos en pro de la lactancia, evitando enfrentamientos entre los partidarios de diversos tipos de crianza respetuosa.
- El conocimiento médico de los problemas del amamantamiento es todavía incompleto. Hemos de ser cautos y prudentes ante los posibles cambios de paradigmas.
o Forzar diagnósticos y tratamientos médicos y quirúrgicos afecta al primun non nocere, medicaliza de nuevo la lactancia y la sustrae del mundo de la sabiduría de la mujer, del poder de la mujer.
- Las madres deben tomar el control, la lactancia debe volver al mundo del que nunca debió salir.
Recuerda que en twitter estoy retransmitiendo con el hastag #VIICELM
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