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lunes, 3 de abril de 2017

IX Congreso Español de Lactancia Materna: Lactancia, Colecho y SMSL

La conferencia de clausura del IX Congreso Español de Lactancia Materna corrió a cargo de Melissa Bartik, que trató de abordar las relaciones entre lactancia, colecho y Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL). Empezó analizando la relación entre la composición de la leche y el colecho en distintas especies de mamíferos.

En este sentido, señaló que la composición de la leche materna depende de la dieta de la madre, pero no de lo que come, sino en el sentido del tiempo que necesita dejar a su bebé solo mientras caza, pasta o busca comida o si del bebé se mantiene todo el rato junto a su madre. Algunos mamíferos están constantemente con sus bebés y otros los dejan solos en madrigueras o nidos mientras se ausentan durante muchos horas para cazar o comer. Esto determina la composición de la leche y la proporción de grasas, agua, proteína, etc.

Otro factor que afecta a la composición de la leche es el medio ambiente. Por ejemplo, la leche es diferente si se trata de un animal que vive en un desierto (más agua) que si vive en mares helados (más proporción de grasa).

Cuando la leche tiene un alto contenido en grasa y/o proteína, el bebé puede dormir solo (Bartik puso como ejemplo al equidna). En cambio, cuando la leche materna tiene bajo contenido en grasa o proteína, el bebé necesita tomas frecuentes y no se puede quedar solo. Por eso los terneros y las jirafas pueden dormir solos, pero no los primates o los gorilas.



Los bebés humanos son muy inmaduros al nacer y esa es una de las razones por las que no pueden dormir solos, sio que necesitan contacto y proximidad las 24 horas del día. Además, la leche materna humana es la propia de los bebés que no se pueden separar de sus madres ya que tienen que hacer tomas frecuentes. "Sabemos, por las investigaciones sobre el sueño de Helen Ball, que en diferentes culturas humanas de todo el mundo, las mujeres se mantienen en contacto con sus bebés las 24 horas del día, duermen con ellos por las noches y los alimentan a demanda", argumentó la ponente.

Para ilustrar estas diferencias, aplicadas al género humano, Bartik señaló que la leche de vaca tiene casi cuatro veces más proteína que la leche materna (y, además, son proteínas de diferente tipo). Por eso, cuando algún granjero tiene que alimentar con biberón a una ternera, solo necesitan ofrecerles dos tomas en todo el día.

Por eso, cuando los bebés toman leche de vaca (aunque se le hayan quitado gran parte de estas proteínas) duermen como si la madre estuviera ausente. Los bebés que toman biberón duermen profundamente y no lloran ni defecan, ya que estos comportamientos conllevan el riesgo de atraer a los depredadores. Ante esta evidencia, la ponente se preguntaba si no es posible que nuestro modelo actual de comportamiento infantil esté basado en la leche de vaca. ¿Esperamos que nuestros hijos se comporten como terneros en lugar de como humanos?


Separación madre-bebé
Bartik señaló que separar al bebé de su madre no es una actuación exenta de consecuencias. Si, biológicamente, el bebé humano está preparado para estar en contacto todo el día con sus protenitores, cuando sucede la separación, el bebé sufre lo que se denomina estré tóxico: "el niño experimenta una adversidad prolongada y su respuesta al estrés fisiológico puede interrumpir el desarrollo de la arquitectura cerebral y de otros sistemas orgánicos y aumentar el riesgo de enfermedades de deterioro cognitivo en relación con el estrés hasta bien entrada la edad adulta".

Colecho en bebés amamantados
En relación con la lactancia materna y el sueño, Bartik mencionó también las investigaciones de James McKenna, que demuestran que los bebés que duermen con sus madres relizan más tomas de lactancia materna, asegurando así un buen volumen y producción. Así pues, el colecho contribuye al éxito de la lactancia materna.

Además, cuando la madre lactante duerme con su bebé:
  • normalmente ambos están cara a cara, 
  • es más probable que el bebé esté en decubito supino, 
  • la madre y el bebé duermen un sueño más ligero y sus ciclos de sueño se sincronizan, 
  • las madres mantienen a los bebés por debajo de su brazo y hombro, por lo que el brazo hace de barrera frente a las almohadas. 
En cambio, los bebés alimentados con fórmula que duermen con sus padres presentan patrones de sueño más inseguros:
  • La cabeza del bebé se sitúa por encima de los hombros de la madre,
  • el bbé no está en decubito supino,
  • la nariz se aplasta contra el colchón,
  • no está cara a cara con su madre,
  • no hay barreras entre la almohada y el bebé, 
  • el sueño no se sincroniza y es demasiado profundo.
 Por tanto, argumentó Bartik, no se pueden dar las mismas recomendaciones para el colecho en madres que amamantan y madres que alimentan con fórmula a sus bebés.

Riesgos del colechoMelissa Bartik continuó analizando los riesgos del colecho. Presentó los resultados de la investigación de Carpenter del 2013, que encontró un riesgo 5 veces mayor de SMSL en bebés amamantados de menos de tres meses que compartían cama con padres no fumadores y que no consumían alcohol o drogas. Pero, señaló la ponente, estos resultados tenían ciertas limitaciones en cuanto a lso datos de consumo de alcohol y droga y la imputación de datos perdidos ha puesto en entredicho los resultados del estudio.

En este sentido, Bartik destacó la importancia de distinguir entre colecho intencional y no intencional. Y también la de distinguir entre las recomendaciones para evitar la axfisia del bebé y las recomendaciones para evitar el SMSL.

Las recomendaciones de Bartik para evitar la asfixia son:
  • Evitar alimentar en sofás o sillones reclinables.
  • No dormir con el bebé cuando se está bajo los efectos de las drogas o el alcohol.
  • Evitar compartir la cama con el bebé en determinadas circunstancias (bebés alimentados con fórmula, cama compartida con hermanos, almohadas).
  • Mantener el área de sueño despejada y segura y con un colchón firme.
Las recomendaciones para evitar el SMSL son las siguientes:
  •  Dormir boca arriba.
  • No fumar (ni en el embarazo ni después).
  • Evitar la alimentación con fórmula.
  • Mantener al bebé durmiendo lejos de cualquier adulto que esté bajo los efectos del alcohol o las drogas.
  • Usar ropa adecuada para dormir.
  • Usar chupete para dormir si el bebé toma fórmula.
  • Cunas "sidecar".
En cuanto a las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría del 2016, Bartik señaló que "a expensas del colecho, no se insiste suficientemente en el riesgo del tabaquismo, dormir en sillones o con adultos bajo los efectos de las drogas y el alcohol". "Me preocupa cómo ordenan sus prioridades, criminalizando el colecho", argumentó.

Por último, Bartik mostró los avances que se están produciendo en el campo del sueño infantil de la mano de la Asociación de Acción Nacional para Apoyar el Sueño Seguro en en EEUU (NAPPSS). Se trata de una entidad que incluye organizaciones de lactancia materna, industria de cunas, asociaciones culturales, organizaciones medicas como la AAP y que, además, cuenta con el apoyo del gobierno. El diálogo entre los distintos implicados permite un progreso real, ya que se está reconociendo que importante mantener un diálogo con las familias sobre el sueño seguro que vaya más allá de la mera prohibición de la práctica. Además, reconocen que las recomendaciones tradicionals de la AAP no encajan con todas las familias, por lo que los padres necesitan ser informados y empoderados para tomar sus propias decisiones sobre el sueño seguro.

En resumen, los humanos estamos programados para amamantar y compartir la cama, se debe enseñar a compartir la cama de forma segura a todos los padres y hay que proporcionar asesoramiento indivual a los padres, especialmente a los padres que alimentan con formula. Finalmente, se puede considerar el uso de cunas sidecar como, posiblemente, la opción más segura.

En cuanto a las intervenciones de salud pública señaló la necesidad de tener cuidado en los mensajes ya que las consecuencias pueden ser peores, por ejemplo, cuando la gente duerme en sofás con sus bebés con tal de no compartir cama.

En cuanto al colecho, argumentó que "si hay un pequeño aumento del reisgo de muerte infantil, este debe ser ponderado frente a los riesgos totales de salud pública del destete (infecciones y enfermedades materno infantiles)". "La prevencion de la muerte infantil debería centrarse más en los factores de riesgo conocidos (fumar, sofas, lactancia artificial, alcohol y drogas) y situaciones de sueño no seguro", concluyó.

lunes, 18 de agosto de 2014

Tenía que pasar

Seis meses han pasado ya desde que naciste, con momentos que se han hecho eternos (esas noches interminables en el hospital) y otros que han pasado volando. Hoy reíamos juntos, te mecía, jaleaba, besaba y me regocijaba en tus carcajadas y sonrisas, en tus miradas sencillas de confianza plena y me asombraba de todo lo que hemos pasado hasta llegar hasta aquí... De ese camino que se inició hace ya casi tres años en el que has estado tan cerca y tan lejos y en el que hemos ganado a Pequeña Flor y al Chico Invisible, esas dos almas que nos acompañan desde su estrella y nos convierten en una familia de siete.

Y mientras te levantaba en volandas y me deleitaba en tu suavidad y en la resonancia limpida y cristalina de tus sonrisas he descubierto que tenía que pasar. Que todo lo que nos ha ido llevando hasta aquí ha sido necesario para que yo pueda dar lo mejor de mí y llevarte de la mano por esta carrera de obstáculos que estamos superando juntos.

En ese momento he sido plenamente consciente de que nuestra lactancia se hubiera ido al garete si no hubiera tenido la experiencia de Darío y de Diana, pero también la de Pequeña Flor y la de tantas y tantas madres a las que he acompañado y que me han prestado un poquito de ellas para ir creciendo y aprendiendo cada día más sobre sabiduría maternal. Si no hubiera visto a la pequeña Rocío mamar del pecho de su madre y de la sonda al mismo tiempo no hubiera tenido tan claro qué hacer mientras te daba el suplemento en esos primeros días de rechazo del pecho. Si no hubiera presenciado con ojos extasiados cada succión de Efrain en el pecho de su madre no hubiera sido consciente de que casi todos los obstáculos son nimios con amor, apoyo y convencimiento. Si tus hermanos no hubieran crecido sanos y felices con mi leche, no hubiera tenido el aplomo de contestar "Sí, tengo" a las preguntas de "¿Tienes leche?".

He entendido, también, que el dormir juntos hubiera sido también imposible sin el aprendizaje de tu hermana, el gozo de tu hermano y el hueco constante de Pequeña Flor. Cuando naciste tenía claro que era una necesidad, un placer, no para ti, sino para mí. Por eso estabas siempre en brazos y dormiste casi todas las horas posibles en una cuna de carne y hueso mientras estábamos en el hospital. Te he ansiado tanto en los breves momentos eternos en las que no he podido estar contigo, que tenía claro que no íbamos a recuperar el tiempo perdido nunca, pero que íbamos a hacer contar cada minuto sin que se nos escurriera entre las manos.

Y el porteo ¿Qué me dices? ¿Recuerdas cuando no podías comer antes de tu operación? Me sentí inmensa y poderosa cuando llevándote en tu bandolera conseguí que pasaras el trance de no entender por qué tu madre te negaba el pecho y lograras volver a dormirte sintiéndote arropado y querido. Me sentí tranquila y sosegada cuando ese sueño te duró hasta que vinieron a buscarte a las puertas del quirófano, porque te marchaste querido y amado de mi lado para volver un poquito más sano, un poquito más fuerte. Si dormir cada día a tu lado es maravilloso, si disponer de dos pechos que te alimentan, te acarician y te consuelan es embriagador, sentir tu cabecita pegada a mi pecho, escuchar tus suspiros de placer y tu respiración sosegada y rítmica y notar como te rindes a Morfeo sabiendo que estás en el mejor lugar del mundo termina de convencerme de que tenía que pasar. Estamos hechos el uno para el otro, Erik.

jueves, 23 de mayo de 2013

Unicef no cambia las recomendaciones sobre el colecho

Una noticia inquietante sobre el colecho ha recalado en los últimos días en algunos medios. Yo la leía el martes en Materia: El bebé no debe dormir con sus padres en la misma cama. Aparte del alarmismo y amarillismo del titular, el periodista relataba los resultados de un estudio publicado en el British Medical Journal que concluye que se reduciría el índice de Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) si se evitara el colecho.

Algunos profesionales se apresuraron a poner sus comentarios en la publicación en abierto, señalando la contradicción que supone que se junte en el mismo grupo a los bebés que se alimentaban exclusivamente y a los que se alimentaban parcialmente de leche materna. También señalaban que resultaba "lamentable" que un artículo tan poco fundado y con tantos errores metodológicos hubiera superado los filtros de una publicación científica revisada por pares como el BMJ. A mí, que de algo me sonaba esta revista, me viene a la mente ahora otra polémica que saltó desde las páginas de esta publicación hace tiempo.

Yo, por mi parte, consulté a mi referencia de cabecera sobre el tema del sueño infantil, María Berrozpe, de la que ya os he hablado en alguna ocasión y que es autora no solo del blog Reeducando a Mamá, sino que también es coautora de la web El Debate Científico sobre la Realidad del Sueño Infantil. Me llamó la atención que ya tuvieran fichados a los autores del "estudio" por su beligerancia contra el colecho y por haber publicado "investigaciones" de las que luego se habían tenido que desdecir.

En fin, que como esta polémica ha preocupado a muchos padres, mi respuesta en las ocasiones en las que me han consultado ha sido que el Ministerio de Sanidad recomienda el colecho porque favorece la lactancia materna y esta, a su vez, previene el SMSL. Y esta recomendación está basada en evidencia científica fuerte.

Y ahora Unicef Reino Unido ha lanzado un comunicado para confirmar que no cambiará sus recomendaciones sobre el colecho y poniendo ciertos puntos sobre las íes al estudio que tanta polémica ha creado, afirmando que es necesario analizar con cuidado toda la evidencia científica disponible respecto al colecho antes de cambiar cualquier recomendación a los padres (aunque en este caso los medios se hayan convertido en prescriptores de salud con no demasiado acierto).

Desde Unicef señalan que los cinco estudios que se contemplan en el análisis publicado en el BMJ Open son relativamente antiguos (tienen entre 26 y 10 de antiguedad) y se realizaron en diferentes países, en momentos distintos y analizando datos recopilados con distintas metodologías. Ninguno de los estudios contemplados, por ejemplo, recogía datos sobre el consumo de drogas o de alcohol de los padres y solo dos de los cinco estudios recopilaron información sobre el consumo materno de alcohol.
"Estudios mucho más recientes han recopilado datos más completos y exhaustivos respecto a aspectos cruciales como quién dormía con el bebé en concreto y cuánto alcohol o drogas había consumido. Esos estudios no han sido incluidos en esta publicación. Así pues, aunque la investigación afirma que ha demostrado que el colecho es peligroso en ausencia de otros factores de riesgo como fumar, beber alcohol o tomar drogas, cuestionamos sus conclusiones, dado lo limitado de los estudios en los que está basado". 
Así de contundente se muestra el comunicado de Unicef, en el que esta institución confirma que no cambiará sus recomendaciones orientadas a que todos los padres reciban información completa sobre cómo cuidar de sus bebés por las noches, incluyendo que: el lugar más seguro para un bebé es una cuna adosada a la cama de los padres, que compartir sofá es especialmente peligroso y que no se debe colechar con bebés si el adulto ha fumado, bebido alcohol o tomado drogas.

Por lo tanto, desde Unicef UK alientan a los profesionales sanitarios a dar información completa y veraz a los padres sobre el cuidado nocturno de los bebés.

Además, si queréis ver un análisis en profundida sobre las limitaciones y problemas prácticos en el estudio original, podéis consultar la página sobre El Debate Científico del Sueño donde ya han publicado sus comentarios al respecto. 

Recommendaciones para los profesionales sanitarios a la hora de debatir el colecho con los padres

Deben evitarse mensajes simplistas en relación con el lugar donde debe dormir el bebé; La evidencia científica actual es contundente con respecto a los siguientes mensajes, que se deben ofrecer a todos los padres:

• El lugar más seguro para dormir es en una cuna al lado de tu cama.
• Dormir con el bebé en un sofá entraña un gran riesgo.
• El bebé no debe compartir cama con un adulto que:
  • fume
  • haya consumido alcohol
  • haya tomado drogas o medicamentos que produzcan sueño. 
La incidencia del SMSL (a menudo llamado "muerte en la cuna") es más alta en los siguientes grupos:
  • Padres de clases socio-económicas bajas.
  • Padres que abusan del alcohol o las drogas.
  • Madres con más de un bebé.
  • Bebés prematures o de bajo peso al nacer.
Los padres en cualquiera de estos grupos necesitarán un abordaje más personalizado y en profundida para asegurar que estos mensajes son escuchados y entendidos. Pueden necesitar algún tipo de ayuda práctica para poner estos consejos en práctica.

Para los que leeis inglés, aquí un interesante folleto con información práctica sobre lactancia noctura, cuidado del bebé y colecho.Y aquí uno ya conocido, en castellano, con las recomendaciones para compartir la cama con tu bebé, publicado por Unicef en colaboración con la Fundación para el Estudio de las Muertes Infantiles.

martes, 26 de febrero de 2013

Porque me hace feliz

El otro día hablaba con una amiga sobre esos errores de los que nos arrepentimos en nuestro camino en la maternidad. De las cosas que hacemos mal y que nos entristece o apena recordar a posteriori. Una de mis preocupaciones en este sentido es que yo no coleché con Darío. Ni me lo planteaba como una opción, habíamos comprado una estupenda cuna y teníamos una minicuna prestada y yo ni siquiera sabía que existía la palabra colecho.

Cuando me quedé embarazada de Diana ya sabía lo que era el colecho, pero yo pensaba que eso no era para mí, que no iba a ser capaz de dormir por las noches teniéndola a mi lado. Y ahí andaba yo, con mi mecedora para darle el pecho en nuestra habitación y con mi marido haciendo surco en el salón paseando para dormirla después de la toma...

Hasta una noche en la que, de puro agotamiento, pesqué a la enana de la minicuna, la metí en la cama conmigo, la enchufé la teta y ahí seguimos durmiendo las dos tan a gusto. Fue entonces cuando descubrí las verdaderas ventajas del colecho, ya que dormir con mi hija me permitió aumentar mis horas de sueño y vivir las tomas nocturnas de una manera muy diferente.

A día de hoy Diana tiene más de tres años y sigue durmiendo con nosotros... Y Darío también, que cuando descubrió lo a gustito que se estaba con mamá y papá decidió recuperar el tiempo perdido. Pero no lo hacemos por las razones que se dan normalmente:
  • No colechamos porque nos permita mantener la lactancia materna. Diana sigue haciendo alguna toma noctura pasajera, pero suele dormir toda la noche del tirón.
  • No colechamos porque el coleche prevenga la muerte súbita del lactante (es un efecto indirecto ya que es una practica que fomenta la lactancia materna y esta, a su vez, es un factor protector frente al SMSL).
  • No colechamos porque lo recomiende el Ministerio de Sandidad (¡¡Estaría bueno!!).
  • No colechamos porque es la  mejor manera de dormir a gusto niños y adultos por igual en casa.
  • No colechamos para acostumbrar a nuestros hijos a dormir acompañados y así el día que tengan pareja, no lo manden a otra habitación.
No. Colechamos porque no hay despertares más bonitos que los que me regala mi hija por las mañanas, cuando abro los ojos y veo su carita a unos pocos centímetros de la mía, con sus hermosos ojos abiertos mirándome y con su cara iluminándose con una sonrisa cuando se da cuenta de que estoy despierta.

Colechamos porque después de este magnífico despertar, nos regalamos las dos con una sesión de abrazos y besos, caricias y arrumacos, que le alegran el día a cualquiera.

Colechamos porque, como madre, sigo disfrutando del momento en que mis niños se duermen en brazos. No hay sensación más gratificante como madre que saber que tu regazo tiene propiedades calmantes y relajantes supranaturales.

Colechamos porque dormir juntos nos hace felices.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Madre lactante, madre colechante

Estivill ataca de nuevo con un libro sobre el sueño y esta vez se destapa. "Qué no te quiten el sueño", titula su libro para adultos, que podría bien ser el subtítulo de su "Duérmete niño", que no es otra cosa que una estrategia para que los niños no molesten a sus padres durante la noche y les dejen "dormir del tirón".

Sorprende ver que sus consejos para adultos distan mucho de los ofrecidos para niños. Cualquiera diría que la solución para el sueño del adulto insomne sería decir a su mujer/marido que no le hiciera caso cuando se quejara del sueño que tiene: "Si durmieras por la noche, no tendrías sueño", sería la respuesta estándar... Pero no, vaya, los "mayores" son mucho mejor tratados en esta edición y se les ofrecen consejos que se les niegan a los niños "leer un libro", "tomarse un baño" o "realizar una actividad relajante"...

En fin, que no era este el objetivo de mi post, pero nunca se debe de perder una oportunidad de arengar contra Estivill. La idea que os quería contar hoy es la que se repite cada vez con mayor frecuencia en los grupos de apoyo a la lactancia que coordino. Muchas madres que acuden, además de resolver sus dudas sobre amamantamiento, también plantean sus interrogantes respecto a muchos otros aspectos de la crianza, con especial atención al sueño.

El sueño ocupa un lugar muy importante entre las consultas de las madres. Las dudas son múltiples:
  • Se despierta mucho por la noche, por lo que mi leche no le alimenta. 
  • No se despierta por las noches, por lo que está muy débil y no sé si mi leche le alimenta.
  • Por las tardes está muy intranquilo y por la noche mama mucho y no sé si mi pecho se queda sin leche.
  • ¿Cómo me voy a organizar cuándo tenga que volver al trabajo si se despierta tanto por las noches?
Razones de peso
Respecto a este apartado hay varios aspectos que siempre intento dejar claros siempre que tratamos el tema en los grupos de apoyo a la lactancia:
  • La necesidad de mamar del bebé por la noche es normal y deseable, ya que ayuda a regular el nivel de prolactina y a que el organismo de la madre produzca la leche que el pequeño necesita.
  • Los bebés por la noche no solo necesitan comer, sino también calor, contacto, cariño, seguridad, confianza, etc. No debemos olvidar que han pasado nueve meses en contacto continuado con su madre y necesitan sentir esa conexión tanto de día como de noche.
  • Cuánto más próximos están la madre y el bebé, menos probabilidades hay de que el bebé se salte una toma por la falta de repuesta hacia su comunicación no verbal
  • El colecho favorece el correcto establecimiento de la lactancia materna, lo dice el Ministerio de Sanidad.
  • Tan importante es el sueño de la madre como el del padre. Muchas veces la madre se levanta todas las veces por la noche mientras el padre duerme a pierna suelta porque tiene que trabajar al día siguiente. Con todos mis respetos para los padres con profesiones de riesgo (conductores, mecánicos, albañiles, escaladores profesionales, vigilantes de centrales nucleares y similares), me parece mucho más importante que las madres tengan un buen descanso que el hecho de que el padre esté fresco y lozano al día siguiente para "aporrear una tecla". La madre que no descansa, al día siguiente sigue estando al cuidado de un recién nacido y tiene una vida en sus manos.
Pero, retomando el título del post, me sorprende (y me agrada) ver que cada día son más madres y padres los que llegan solos a la solución del colecho para amamantar a sus bebés y no perder horas de sueño. No han leído libros, ni webs ni nada por el estilo. Han cerrado los oídos a quienes dicen que si duermen con ellos no los sacarán nunca de la cama o simplemente no confiesan que duermen con sus hijos más que en "territorio amigo", pero, en cuanto se sienten escuchados, comprendidos y apoyados, hablan con toda naturalidad de cómo el hecho de dormir con sus hijos ha facilitado su vida, sus rutinas de sueño y aportado felicidad a la organización familiar.

En familia
No solo las madres hablan libremente del colecho en el grupo de lactancia, quitándose de encima esa losa de secretismo y culpabilidad con las que muchas solemos comenzar esta práctica (yo misma, para empezar), sino que los padres se encuentra entre algunos de los más fervientes defensores de compartir la cama con sus hijos. Muchos de los papás que vienen al grupo colechan con sus hijos, entre otras muchas razones, porque:
  • disfrutan
  • apoyan la decisión de sus mujeres
  • ven que es bueno para sus esposas y sus hijos
  • aporta tranquilidad al sueño familiar
  • les permite compartir tiempo y contacto con sus bebés y fortalecer el vínculo
Periodo de transición
Muchas otras familias que acuden a los grupos se encuentran en un periodo de transición. No duermen con sus hijos pero los meten en la cama cuando el papá se va a trabajar o para la última toma y ya se quedan juntos hasta la hora del desayuno. Otras mamás confiesan que alguna noche han dormido con sus hijos para calmarles pero que no han podido pegar ojo en su afán de no moverse, etc.

Para estas otras madres, quizá escuchar las "confesiones" de otras madres tenga un efecto más balsámico que mis asépticas aseveraciones sobre las ventajas del colecho para la lactancia. No en vano, y aunque as asesoras seamos madres, las mujeres que vienen se reflejan más en el espejo de sus pares con hijos de la misma edad o mayores que en el de las asesoras de lactancia.

En estos casos, y como madre que también pasó por esa etapa, me gusta darles algunos consejos, si antes no los ha ofrecido alguna otra de las participantes. El que quizá me parece más importante, es el de montar una cuna en "sidecar", es decir, demosntando un lado de la cuna y adosando esta por su lado abierto a la cama de los padres para que haya una continuidad en las superficies a la hora de dormir.

De este modo, la madre puede deplazar al pequeño hasta su cuna después de la toma, mientras que el bebé sigue respirando el olor de su madre y sintiéndola cercana. De este modo, las necesidades de ambos están cubiertas. La de la madre de dormir y la del bebé de cercanía física y emocional con su figura de apego primaria...

Con el tiempo la mayoría de las madres (y de los padres reacios), acogen al bebé con soltura entre ambos, ya sin miedo a aplastarle o molestarle. El bebé se va haciendo mayor, su cuerpo parece menos frágil, los padres ganan en experiencia, el bebé tiene medios más claros para hacer saber lo que quiere y la familia aprende su camino, más allá de los consejos bienintencionados de terceras personas.

Oposición total
Desafortunadamente, también hay madres que acuden a los grupos y al oír hablar del colecho afirman que "eso no es para ellas". En estos casos, no queda más que explicar y divulgar, tratando de desmontar los mitos. Por lo menos que esa mujer se lleve a casa material para reflexionar y si logramos que esté un poco más abierta a escuchar las demandas por la noche de su hijo sin pensar que "le está tomando el pelo", el esfuerzo habrá sido beneficioso para todos.

Pero, volviendo al principio, cada día me alegra más corroborar el principo expuesto en el título: madre lactante, madre colechante. Por que cada día estoy más convencida de que el colecho, como la lactancia, no hay que hacerlo porque sea "lo mejor" o "lo más beneficioso para el desarrollo neurológico del bebé" o "porque permite descansar mejor" sino PORQUE SE DISFRUTA.

lunes, 9 de julio de 2012

Frecuencia de las tomas basada en la evidencia y en la neurociencia (VSILM)

Nils Bergman comenzó su intervención recordando que el contacto piel con piel es fundamental para mantener la lactancia materna, ya que permite qu esta suceda al proporcionar todos los estímulos que necesita el cerebro. El cuerpo de la madre es el habitat natural del bebé, donde el recién nacido no solo satisface sus necesidades sino que también estimula el comportamiento maternal de su madre, garantizando así su propia supervivencia.

Además, cuando el bebé está en contacto con la madre está expuesto a estímulos visuales, olfativos, táctiles, auditivos, pero también el sabor, el movimiento, etc. Todo ello es necesario para que ocurra el vínculo, pero también para fomentar el desarrollo cerebral. Por eso, Bergman afirmó que la lactancia materna es "un diez por ciento de nutrición y un noventa por ciento de desarrollo cerebral".

A la hora de tratar de averiguar cuál es la frecuencia ideal de las tomas para un bebé, hay que tener en cuenta toda esta información.

Sueño
El primer factor que analizó para determinar la frecuencia de las tomas fue el del sueño, destacando que el ciclo de sueño de un bebé recién nacido dura aproximadamente una hora.

Funcionamiento del estómago
El estómago aparece en el feto a las cuatro semanas de la concepción y, tan solo con 11 semanas, ya es capz de contraerse. En el estómago del bebé actúan diferentes sustancias, entre ellas la quimosina, la enzima encargada de cuajar la leche, facilitando así la digestión. El estómago del bebé se vacía en menos de una hora cuado toma leche materna.

Tamaño del estómago
Hay evidencia científica con respecto a la mejor forma de comer de los recién nacidos (por ejemplo, es preferible la alimentación con vasito al biberón), pero no hay ningún estudio que demuestre cuál es la frecuencia óptima para la alimentación del bebé.

Por eso, Bergman se centró en el análisis del estómago del recién nacido y, sobre todo, en su capacidad, partiendo de la hipótesis de que los animales que comen a menudo tienen el estómago pequeño y los que se alimentan con menor frecuencia lo tienen más grande. Y presentó diversas pruebas sobre su tamaño:
  • Ecografías, con medidas del estómago, que confirman una capacidad de unos 20 ml.
  • Estudios postmortem en los que se infló el estómago del bebé con una jeringuilla y se midió una capacidad de 20 ml.
  • Otro estudio estableció que si se llena el estómago con agua a presión, puede albergar hasta 35 ml.
  • Un estudio midió la presión del estómago y se vió que con cinco, diez, quince mililitros, las medidas de presión no cambiaban. En 20 ml la presión empezaba a aumentar, por lo que Bergman estableció que, teniendo en cuenta esos datos, 15 era la medida confortable, aunque con veinte la presión todavía era aceptable.
  • También recalcó que el feto, en el útero, ingiere líquido amniótico en proporciones de unos diez ml. antes de vaciar el estómago. Además, el bebé puede tragar más de lo que cabe en su estómago.
Así pues, la evidencia científica disponible confirma que el estómago del recién nacido tiene una capacidad de unos 20 ml. Ingiriendo esa cantidad, los bebés deberían comer cada hora para alcanzar la ingesta calórica necesaria para su crecimiento, lo que coincide con los ciclos de sueño y la frecuencia de vaciado del estómago.

Implicaciones
Todo lo expuesto implica que el estómago es sometido a un estrés innecesario cuando se intentan alargar las tomas y que el bebé, por tanto, ingiera mayor cantidad de leche en cada una de ellas. Esto tiene varias consecuencias:
  • Regurgitación: el estómago en el que caen 60 ml, cuando su capacidad es de 20, se estira en la medida de lo posible y expulsa todo lo que no puede albergar. Esto produciría reflujo cuando la leche vuelve hacia la boca, pero también podría ser una causa de cólico cuando el estómago fuerza hacia el intestino leche que todavía no ha sido digerida.
  • Tamaño del estómago: tras días y semanas de someter el estómago a una tensión excesiva, este órgano se va agrandando para adaptarse a esta situación.
  • Glucemia: la composición de la leche implica que el azúcar en sangre empieza a bajar entre 60 y 90 minutos después de la toma. La mejor manera de evitar hipoglucemias es hacer tomas frecuentes: alimentar cada hora.
  • Epigenética: la epigenética es la importancia del ambiente a la hora de determinar cómo se expresa la información recogida en los genes. La alimentación en los primeros días es muy importante para el adulto: un estudio demostró que la ganancia de peso en la primera semana en bebés alimentados con biberón predecía siempre la obesidad en la edad adulta.
Los triglicéridos son el bloque básico
con el que se construye el cerebro, y son
básicos para la mielinización y
la dendrificación, un proceso que tiene picos
entre los dos y los seis meses y con máximos
al año.
Hasta los seis meses, la leche materna tiene
un 7,4% de grasa, y después de los doce
meses tiene un 10,7%, lo que significa que cuanto
más tiempo se amamante, mayor es el contenido
en grasa de la leche y más beneficios
para la mielinización del cerebro.
Esta es la causa de que los bebés amamantandos
tenga un mejor coeficiente intelectual.
"Los estómagos no deberían crecer tan rápidamente, sólo los cánceres crecen a ese ritmo" señaló Bergman, indicando el contrasentido que supondría que los bebés nacieran con un estómago tan pequeño para hacer frente a tomas cada tres horas. "Los horarios de limentación cada dos o tres horas son estresantes para el bebé", argumentó.

La consecuencia de toda la evidencia analizada es que los periodos que se tratan de imponer entre tomas son completamente irracionales. Los bebés deberían ser alimentados en intervalos de en torno a una hora, pero como los recién nacidos no tienen un reloj sino que se regulan por su propio sistema nervioso, la conclusión es que deberían ser alimentados cada vez que se despiertan... Todo ello, obviamente, teniendo siempre en consideración un comportamiento FISIOLÓGICO del bebé, es decir, un comportamiento NORMAL, que es el que se produce cuando el bebé está en su hábitat, es decir, en contacto continuo piel con piel con su madre.


La comparación más visual es poner al lado de un recién nacido una canica (20 ml) y un huevo de los que vienen dentro de los kinder (60 ml). De un solo vistazo se ve como el tamaño huevo es completamente inadecuado en proporción para el tamaño del bebé.

Una objección muy común a esto es que "no se puede permitir" porque supone invertir mucho tiempo... tanto para los padres como para las enfermeras que cuidan de neonatos ingresados... Pero Bergman demostró qu eno era cierto. Una toma de 20 ml dura unos 3 minutos, por 24 horas al día da como resultado una inversión de 72 minutos en la alimentación. En cambio, una toma de 20 minutos para darle a un bebé 60 ml cada tres horas supone un total de ¡¡¡160 minutos al día!!!

Hay una razón para todo en la naturaleza, recalcó Bergman. En este sentido, citó las investigación de Peter Harman y su equipo australiano que demuestran que el pecho tiene tres o cuatro reflejos de eyección de unos 20 ml cada uno... Demasiadas coincidencias ;-) Y esto es ya de mi propia cosecha y reflexión al hilo de todo lo expuesto por Bergman: ¿No estarán gran parte de los problemas de baja producción, excesiva producción de leche y todo el tiempo que tarda el pecho en regularse a la perfección relacionados con estas "malas prácticas" en la alimentación? Porque si en el estómago del bebé caben 20 ml y cada reflejo de eyección produce 20 ml, ¿no estaremos forzando al pecho a producir más eyecciones de la cuenta?

Así pues, y teniendo en cuenta la evidencia científica y la neurociencia, Bergman recomendó tomas pequeñas y frecuentes, adaptadas al ciclo de sueño del bebé. Lo que permite un comportamiento organizado, regulado, en contacto piel con piel, con la ingesta de leche pero también el resto de estímulos que fomentan el óptimo desarrollo del cerebro.

Además, Bergman reservó también tiempo de su exposición para recalcar que el sueño profundo del bebé solo se produce cuando está en contacto piel con piel, por lo que recomendó el colecho como manera óptima de descanso para la mamá y el bebé, teniendo siempre en cuenta las recomendaciones para colechar de manera segura.

"Cuando el bebé duerme separado de su madre no duerme, se apaga; por eso no sigue el patrón fisiológico y hay que despertarle para comer", subrayó Nils Bergman como respuesta a una de las preguntas del público. El comportamiento del bebé es organizado en el cuerpo de la madre y desorganizado fuera de él.  Cuando el bebé se apaga en lugar de dormir porque está separado de la madre, no se produce el sueño REM (a ver si se entera Estivill). Para que el comportamiento sea FISIOLÓGICO, el bebé tiene que estar en contacto con la madre.

viernes, 29 de junio de 2012

VI Congreso de lactancia: el sueño del bebé amamantado

En este VI Congreso de Lactancia Materna está habiendo un gran derroche de expertos internacionales. Una de las intervenciones que más me ha gustado fue la de Helen Ball, del Laboratorio del Sueño del departamento de antropología de la Universidad de Durhan (UK). No porque descubriera nada excesivamente nuevo o innovador, sino porque es una de esas veces en las que un experto viene a confirmar lo que muchos padres vienen haciendo espontáneamente durante años y años sin pedir ni necesitar para ello el beneplácito de los estamentos médicos o científicos. Aún así, nunca viene mal que científicos de esos con grandes títulos y batas blancas corroboren lo que los humanos llevamos sabiendo siglos de manera instintiva.

Me gustó porque Helen Ball entró "a machete" en el tema, con argumentos de peso: "Los lactantes no duermen igual que sus padres", que parece una obviedad, pero en nuestra sociedad actual queremos que los lactantes tengan patrones de sueño de adultos y les "obligamos" mediante métodos de lo más variados a tener patrones antinaturales para los niños.

Y siguió la tralla: "Los bebés amamantados con lactancia materna y con lactancia artificial duermen diferente". "Los despertares nocturnos frecuentes son normales y deseables en el bebé amamantado porque la leche materna se digiere más rápidamente y es normal que el bebé tenga hambre antes"... Llevo meses explicándolo, peeeeeeeeeero nunca viene mal poner estas palabras en boca de un experto (y además ¡¡¡internacional!!! que ya se sabe que las cosas dichas en inglés pesan mucho más :P ).

El siguiente en entrar en escena fue el argumento del desarrollo cerebral (para los fans de Punset): el bebé humano nace con poco desarrollo neuronal y el cerebro sigue creciendo durante el primer año al mismo ritmo que lo hacía cuando el bebé estabe en el útero. Esto es un rasgo evolutivo del ser humano en comparación con el género de los primates y se relaciona con la bidepedestación y con el aumento de la capacidad cerebral... Y esto a que viene, pues a que el bebé necesita una "exterogestación" de aproximadamente un año... Por eso es antinatural tratar de buscar todos esos valores de "independencia" y "autonomía" en los bebés ¿Cómo los van a tener si el embarazo debería durar un año y nueve meses para alcanzar niveles de madurez cerebral similares a la que tienen el resto de los primates nada más nacer?.

Antes del siglo XX el colecho era frecuente, señaló Helen Ball y presentó una cita de un tal Dr. Conquest que afirmó que "el regazo de la madre es la almohada natural del recién nacido".

En el laboratorio del sueño de su universidad, Helen Ball y sus colegas han realizado diversos estudios sobre el sueño que corroboran que el colecho es una opción más normal de lo que se piensa hoy en día, solo que la mayoría de los padres evitan hablar de ello. Además, el colecho es más frecuente entre los bebés amamantados. Las razones argumentadas por los padres modernos para "incurrir" en esta práctica son que:
  • facilita la lactancia materna.
  • permite disfrutar del contacto con el bebé
  • es una necesidad por falta de espacio
  • permite mitigar la ansiedad respecto a la salud o seguridad del lactante
  • es una costumbre familiar.
Las diadas madres-hijo duermen en una postura característica (que Diane Wiessinger denominó la "rosca amorosa" en su ponencia sobre el colecho del reciente curso sobre Temas de Vanguardia en Lactancia Materna) en la que la madre situa su brazo por encima del bebé y dobla sus rodillas por debajo del espacio que ocupa el recién nacido. De este modo:
  • el bebé tiene acceso y se orienta al pecho,
  • duerme alejado de las almohadas.
  • sus movimientos están restringidos por la madre.
  • la madre controla el peso de las sábanas.
  • nadie puede rodar sobre el bebé.
  • la madre comprueba constantemente la temperatura y la respiración de su hijo.
Además, está documentado que las madres que colechan tienden a mantener la lactancia materna durante más tiempo. En los resultados de un estudio realizado en hospitales, los bebés que duermieron en la cama con su madre o en una cuna en sidecar hicieron el doble de tomas nocturas con éxito que los que duermieron en una superficie separada. La madre que duerme alejada de su hijo se pierde un montón de oportunidades de lactancia durante la noche.

En cualquier caso, Helen Ball concluyó que a la hora de predecir las tasas de lactancia y el tiempo que se mantendría tenía mucho más valor predictivo el hecho de colechar en casa que el hecho de dormir o no con el bebé durante la estancia hospitalaria.

viernes, 21 de octubre de 2011

La maternidad instrumental

Un nuevo bebé llegará a la familia en breve. Mi hermano y mi cuñada saben el sexo: niño. Y el hecho de conocer ya este dato parece que da el pistoletazo de salida para comenzar a pensar en los regalitos de bienvenida para el bebé.

Un aspecto que debería ser divertido y festivo, no deja de preocuparme, porque creo que ahora sería incapaz de regalar algunos de los cacharros que se consideran obligatorios para bebés y que llenan páginas y páginas en las guías de compras que publican anualmente las principales cabeceras de puericultura del país.

Vamos a ver:
- Minicuna: no la veo necesaria, estando la cama materna a mano.
- Cuna: sí, pero que se pueda acoplar en sidecar ;-)
- Sillón o mecedora para amamantar: uyyy, qué pereza, con la a gustito que se da de mamar en la cama o en el sofá.
- Cojín de lactancia: a veces da más problemas de los que resuelve, así que yo siempre digo que primero es mejor probar con una almohada o cojín y luego decidir si queremos comprarlo.
- Biberones y demás parafernalia: no vamos a rendirnos con la lactancia antes de empezar, ¿no?
- Sacaleches: completamente innecesario para una lactancia normal, a no ser que la madre quiera empezar a hacer reservas para cuando se incorpore al trabajo. Para extracciones ocasionales, es mucho más barata y eficaz la técnica manual.
- Carrito para el bebé: donde se ponga un portabebés que se quiten los carritos. Sobre todo para los primeros meses.
- Sillita para el coche: ¡¡¡Viva el reciclaje!!! Con la de niños que ya hay en la familia, seguro que pueden aprovechar alguna de alguno de los primitos.
- Cambiador: esto sí que lo veo útil, aunque muchas veces la situación se apaña perfectamente con una colchoneta sobre la cómoda del bebé. De todas maneras, tengo uno de mis retoños guardado y en perfecto estado. Mejor que aprovechen ese.
- Bañera: venga, va, ya se me empiezan a ocurrir ideas productivas. Mejor una de tamaño algo más grande que el convencional, que se podrá aprovechar durante más tiempo. Nuestros peques la siguen usando y así no tenemos que gastar tanta agua llenando la bañera grande.
- Intercomunicadores: si el bebé donde tiene que estar es siempre pegadito a mamá, no les veo demasiada utilidad. Los míos siguen en el trastero.
- Trona: ¡¡¡Viva el reciclaje de nuevo!!! Cuando guardé la trona de mis peques le di un lavado en profundidad y está como nueva… A su completa disposición.
- Canastilla para el bebé: si viene sin colonia (con lo bien que huelen los bebitos) y con productos respetuosos con la piel del bebé, ningún problema. Nunca recalcaré suficientemente la importancia de una buenas tijeras para cortar las uñas (soy muy maniática). Por favor, sin chupetes.
- Tarta de pañales: si son de tela o ecológicos, mejor que mejor ;-)
- Ropita: lo mejor es una combinación de reciclaje (ropa de los primos) y de prendas nuevas para el nuevo bebé.

En fin, que este repaso me sirve para sacar algunas ideas interesantes de lo que le podría regalar sin problemas. Lo que me pasa también es que me sirve para reflexionar sobre la gran cantidad de cosas que se supone que debemos tener cuando una familia de dos se convierte en una de tres. Nos venden gran cantidad de instrumentos y cacharros como completamente imprescindibles, cuando en realidad lo único que necesita un bebé es contacto directo con mamá para nutrirse, mantenerse calentito y tener todas sus necesidades cubiertas.

Frente a esta crianza “instrumental” que nos venden en las películas, las series de televisión y las revistas, yo estoy convencida de las bondades de la crianza “corporal”, tanto para el desarrollo de los bebés, como para nuestros bolsillos y para el medio ambiente. Una crianza “corporal”, por otro lado, también fomenta el empoderamiento de la madre, que siente el subidón de oxitocina que provoca el hecho de sentirse capaz de nutrir, cuidar y alimentar a su retoño por sí misma. La proliferación de cacharros, en cambio, tiende a hacer que la madre desconfíe de su criterio, de sus instintos, y se fíe más de consejos lejanos, de aparatos, confiando la crianza de su bebé a “electrodomésticos de puericultura”.

Aparte de dejarnos la cuenta corriente temblando, otro efecto perverso de esta “maternidad instrumental” es interferir en el mecanismo hormonal del vínculo entre la madre y el bebé… Y es que la separación es el mayor obstáculo a una correcta relación de apego entre la madre y el bebé: la madre se separa, el niño la reclama y una madre cada vez más desconectada de las necesidades de su bebé siente que su hijo “le está tomando el pelo”.

Y es que, de este modo, la maternidad “instrumental” tiende a perpetuarse a si misma. Una madre que no entiende por qué llora su bebé y no se siente capacitada para atender a sus crecientes demandas tiende a buscar más cacharros (interpretadores del llanto), cachivaches (móviles, proyectores y música para la cuna) y nefastos libros de autoayuda (como Estivill). No solo eso, sino que cuando esa madre sea abuela, tenderá a imponer su modelo de crianza “instrumental” y los prejuicios que conlleva (no lo cojas, deja que llore, te toma el pelo, tiene que aprender a dormir, etc).

Frente a ello, la maternidad "corporal" no solo pone al bebé en su habitat natural, sino que optimiza la conexión entre madre y bebé. La mujer siente empatía y se adelanta a las necesidades de su bebé y el pequeño se siente seguro, amado, nutrido y feliz en los brazos de su madre. Obviamente, este modelo de crianza no se anuncia en grandes revistas ni en televisión, ya que "no vende nada" y solo capacita a la madre para usar las herramientas que vienen "de serie" con la maternidad: sus brazos, su regazo, sus pechos, su instinto, sus manos amorosas, su voz suave, sus canciones, sus caricias, sus besos, su tiempo... Son cosas que no se pueden comprar ni en una tienda de puericultura ni en el supermercado, pero las mamás las tenemos a raudales.

martes, 28 de diciembre de 2010

Los mejores artículos de la blogosfera maternal

Top 10 2010 es un carnaval de blogs cuyo propósito es reunir los mejores artículos de la blogosfera maternal publicados durante el año 2010 en castellano.

La temática del carnaval engloba el embarazo consciente, el parto natural, la lactancia materna, la crianza respetuosa, la psicología, el uso de portabebés ergo, la ecología y demás temas afines.

Yo he seleccionado los siguientes artículos:

  • El chupete a debate. Una reflexión sobre cuándo se debe usar el chupete para no interferir en la lactancia y la correcta interpretación de los estudios al respecto.
  • O duermes o mamas. La nana más antigua del mundo que, como no podía ser de otra manera, habla sobre el papel del pecho materno para dormir a los bebés.
  • Lactancia y porteo. Los beneficios de portear al bebé cerca de la madre para facilitar la lactancia materna.
  • Que la fuerza te acompañe. El mejor consejo que se le puede dar a los futuros papás es que sigan su instinto a la hora de cuidar de su cachorro, desoyendo consejos del tipo "se va a malacostumbrar", "todavía no puede tener hambre" o "te está tomando el pelo".
  • El Ministerio de Sanidad recomienda el colecho. Aunque todavía mucha gente siga creyendo en las bondades de la separación, el propio Ministerio recomienda el colecho desde las maternidades por sus beneficios para la lactancia materna.
  • ¿Riesgos de la donación de leche? ¿Cuáles son los riesgos de la donación de leche "entre amigas"? ¿Serían necesarios los bancos de leche si hubiera más solidaridad madre a madre para alimentar a los hijos? ¿De verdad hay que pedir un certificado sanitario antes de dejar que tu hermana amamante a tu hijo?
  • ¿Beneficios de la lactancia materna o riesgos de la lactancia artificial? Hay que acabar con la retórica de los beneficios de la lactancia materna. Si el pecho es lo normal, no se debería hablar de sus beneficios sino de los riesgos de la lactancia artificial. Este tipo de lenguaje se usa en muchos estudios científicos, pero aún queda camino para que se asiente en la sociedad.
  • La verdad sobre el DHA ¿Es necesario tomar alimentos enriquecidos con DHA? ¿De dónde proviene el DHA usado para enriquecer? ¿Tiene el mismo efecto que el DHA de la leche materna?

viernes, 19 de noviembre de 2010

El Ministerio de Sanidad recomienda el colecho

Hasta hace poco tiempo, los papás que colechaban contaban con pocos argumentos a la hora de defender su opción de descanso frente a las incansables críticas tanto de personas ajenas (médicos, pediatras, vecinas, compañeros de trabajo, etc.) como de las cercanas (familia, amigos e, incluso, en algunos casos, el propio conyuge).

Anécdota laboral
Mi marido me contó hace tiempo una conversación muy divertida que tuvo con sus compañeros de trabajo. Creo que fue en una cena en la que el ambiente un poco más distendido dio lugar a conversaciones que no suelen ser las típicas de hombres serios con traje y corbata. La cuestión es que otro de los presentes tenía un hijo pequeño y hablaban de lo poco que dormían por las noches y de que, incluso, el papá se tenía que ir a dormir a otra habitación para poder "descansar" e ir al día siguiente a trabajar.

Mi chico, ni corto ni perezoso (no sé si le preguntaron o lo contó por su cuenta), les comentó que el dormía toda la noche a pierna suelta porque en cuanto Diana se despertaba su mamá [servidora] la pescaba de la minicuna (después de la cuna en sidecar) y la metía en la cama, la arrimaba la teta y a dormir otra vez los tres tan contentos.

Y, claro, ante ventajas tan evidentes (papá que no duermen en toda la noche frente a papá que duerme como un angelito), a nadie le dio por decir nada de lo típico de "se van a malacostumbrar" o "no lo vas a sacar nunca de la cama", porque deben ser máximas de abuelas y suegras que se manejan poco en ambientes masculinos.

González y Jové
Retomando el principio del post, los únicos argumentos con los que cuentan los papás que deciden colechar frente al acoso y derribo de sus "críticos" son los que aportan autores como Carlos González y Rosa Jové, en libros como "Bésame mucho", "Entre tu pediatra y tú", (ambos de González) o "Dormir sin lágrimas" y "La crianza feliz" (de Jové).

También es una guía importante el librito de James McKenna "Dormir con tu bebé. Una guía para padres sobre el colecho", en el que se abordan aspectos científicos y culturales del colecho y, sobre todo, las recomendaciones para un colecho seguro.

Nuevo aliado
Pero ahora los colechadores contamos con un argumento más para apoyarnos y es que el Ministerio de Sanidad ha editado recientemente una guía denominada "Cuidados desde el nacimiento. Recomendaciones basadas en pruebas y buenas prácticas", que pinta bien desde el principio, porque está basada en pruebas (estudios científicos) y en las prácticas que dan los mejores resultados.

Entre otros aspectos, destaca porque defiende el método madre canguro para el cuidado de prematuros y el libre acceso de los padres a las unidades de neonatos.

Pero, además, tiene todo un capítulo dedicado al colecho y es que esta guía RECOMIENDA comenzar a practicar el colecho en la misma maternidad del hospital. "El colecho en el domicilio facilita la lactancia materna a demanda, al permitir a la madre percibir los primeros signos de hambre de su hijo. Esta práctica puede también realizarse en la maternidad para facilitar la instauración de la lactancia materna", señala el documento. 

Portada del folleto "Compartiendo la cama con tu bebé.
Una guía para madres que amamantan" de Unicef
Fundamento científico
A la hora de realizar esta recomendación, los autores de la guía han tenido en cuenta el único ensayo clínico que aborda este tema y que compara tres ubicaciones del recién nacido (en la misma habitación de la madre pero en cuna, en cuna adosada a la cama de la madre y en la cama de la madre), comparando tanto la frecuencia de las tomas como la seguridad del recién nacido (se midió mediante la filmación de cuatro horas durante la noche).

El estudio reveló que los recién nacidos que dormían en la cama o en cuna en sidecar mamaban más veces que el que dormía en su cuna. Aunque no se observaron efectos adversos, sí se detectaron situaciones potencialmente peligrosas en los niños que dormían en la cama de la madre, pero no así en la cuna sidecar.

Además, la guía aporta las recomendaciones de la ABM (Academy of Breastfeeding Medicine) sobre colecho seguro: posición supina del bebé, superficie plana y firme, no cubrir la cabeza del niño, no con madre fumadora ni que ingiera medicamentos que alteren el nivel de conciencia o alcohol, etc. En este protocolo, la ABM propone como alternativa a compartir la cama paterna el uso de la cuna sidecar, ya que provee proximidad y acceso al lactante, pero en una superficie independiente.

Conclusiones
El documento editado por el Ministerio de Sanidad y Política social concluye que "el colecho en la maternidad da lugar a un aumento de la frecuencia de las tomas al pecho" y que "el colecho en la maternidad, con cuna tipo sidecar no da lugar a situaciones de riesgo para el bebé", por lo que RECOMIENDA que las maternidades dispongan de cunas tipo sidecar y que ofrezcan a las madres este tipo de colecho con su hijo, con el objetivo de facilitar la instauración de la lactancia.


Ejemplo de cuna de colecho en la maternidad del Hospital 12 de Octubre (Madrid)

sábado, 13 de noviembre de 2010

Que la fuerza te acompañe

Del FB de Mi Saquito Mágico
Esta semana el carnaval de blogs de Tarkus Kids versa sobre los consejos para una crianza respetuosa. Yo no me decantaría por un consejo en concreto, porque a mi nadie me los dio. De hecho, creo que soy de las pocas personas de mi entorno más cercano que intenta ajustarse a este tipo de crianza.

Mi llegada a "una maternidad diferente" o una "crianza diferente" no fue fruto de una charla o de un consejo, sino de un conjunto de lecturas de libros (Cinco libros que han configurado mi maternidad diferente) y de distintos foros y fuentes de información de Internet, que me hicieron reflexionar sobre la manera en que criamos hoy en día a los niños y cómo eso puede influir en su personalidad, su comportamiento y su manera de ver el mundo a medida que van creciendo.

Al final, el mejor consejo que he podido escuchar/leer y que ofrezco a todo el mundo es el que el viejo Obi-Wan Kenobi le ofrece a Luke Skywalker en La Guerra de las Galaxias: "Utiliza la fuerza". En el caso que nos traemos entre manos, podría traducirse como "sigue tu instinto".

Darío en la expo Star Wars
Y es que en todas las madres y padres se remueve algo en su interior cuando su hijo está llorando y no acuden inmediatamente a ver qué le pasa, todos los adultos estamos deseando acunar y mecer en brazos a cualquier recién nacido,... Simplemente hay que olvidarse de los consejos que van en la línea "te está tomando el pelo", "lo vas a malcriar", y seguir los dictados de tu corazón. Nadie estaría tan tranquilo dejando a su hijo llorar durante horas si no fuera porque lo ha leído en un libro o se lo han grabado a fuego en la cabeza los comentarios ajenos. De hecho, siempre oyes a papás que dicen "si yo sufro más que él" :-(

La infancia es un momento irremplazable y hay que disfrutarlo al máximo. Los besos y los brazos, los mimos y tetas no malcrían sino que enseñan al niño que es valorado y que se tienen en cuenta sus necesidades. Así que, mi consejo para una crianza respetuosa es "Que la fuerza te acompañe" o, mejor dicho, "que el instinto te acompañe".

jueves, 28 de octubre de 2010

Cinco libros que han configurado mi maternidad diferente

Siempre he sido una apasionada lectora. A día de hoy y después de una jornada maratoniana de trabajo, niños, cena, casa y últimos coletazos nocturnos al mundo blogueril, muchos días me acuesto agotada y solo quiero acurrucarme en la cama y cerrar los ojos. Pero, normalmente, siempre dedica aunque sea diez minutos todas las noches a leer antes de dormir. Es mi pequeño placer diario, que me ayuda a conciliar el sueño (excepto cuando la lectura es muy interesante y amanezco a la mañana siguiente con ojeras kilométricas).

El primer libro que me aportó una visión diferente sobre la maternidad fue "Un regalo para toda la vida" de Carlos González. Me lo compró mi marido cuando nuestro pequeño apenas tenía un par de meses y dábamos una vuelta por un centro comercial.

Su lectura me apasionó y me absobió. Me acompañó durante las interminables horas de lactancia de Darío, me ayudó a entender qué estaba haciendo bien y qué estaba haciendo mal y contribuyó a que fuera consciente del gran número de mitos y prejuicios que existen en el mundo de la lactancia y que, en cierto modo y de manera subrepticia, influyen en los modos de crianza actuales (te usa de chupete = el niño te toma el pelo, te manipula; hace muchas tomas = tu leche no es buena pero los de Nestlé si que saben cómo alimentar bien a un niño, etc.).


Acto seguido llegaron "Mi niño no me come" y "Bésame mucho", de Carlos González también.

Una vez me había picado el gusanillo de la prosa amena, fácil y alegre y de su visión cercana y sencilla de la maternidad, llena de sabiduría y sentido común, no podía dejar pasar la oportunidad de leer toda su obra.

También hay perlas imprescindibles en "Entre tu pediatra y tú", que casi se podría subtitular "El GPS para no perderse en la alimentación, maternidad y crianza de tus hijos".


Leíbles y releíbles hasta el infinito, sus páginas son las más manoseadas de mi biblioteca en los últimos años. Cuando una amiga mía se prepara para su maternidad, casi siempre puede estar segura de que un ejemplar de "Un regalo para toda la vida" llegará a sus manos a través de mi.


"La crianza feliz", de Rosa Jové, supuso un pilar de sustento y de argumentos científicos a las decisiones tomadas en la crianza de nuestro segundo retoño: Diana. Sueño y colecho, sobre todo, pero también un recordatorio de otros principios de "crianza natural", como la lactancia, la relación cercana con el niño, cómo negociar o intentar evitar -y a la vez comprender- las rabietas.

"Baby-led weaning" que todavía estoy terminando, me ha supuesto abrir la mente a un nuevo mundo de respeto por mis hijos, descubriendo cómo acompañarles en el camino hacia la incorporación de la comida normal en su dieta, sin pasar por los purés y por las luchas de poder que muchas veces se establecen a la hora de iniciar la alimentación complementaria.

Finalmente, aunque ya me pasé del listado de cinco, mencionar "Cómo hablar para sus hijos le escuchen y cómo escuchar para que sus hijos le hablen", un libro ameno y divertido que ilustra una nueva manera de relacionarse con los hijos, dejándoles expresarse y realizando una escucha atenta que les haga sentirse entendidos y valorados.

Lo he dejado para el final porque todavía no lo he terminado, porque creo que todavía hay muchos principios que no puedo aplicar con mis hijos y porque es el más complicado de interiorizar. Y es que en la vorágine del día a día es muy complicado pararse a pensar en el comentario adecuado que decir a tu hijo o intentar evitar calificar sus conductas, encasillarle o elogiarle constantemente.

Como mínimo es útil porque invita a la autoreflexión y lo hace de una manera didáctica y amena.

Finalmente, mencionar que muchas de mis lecturas complementarias han sido descubiertas por los consejos y apuntes bibliográficos del nunca lo suficientemente alabado Carlos González.

viernes, 11 de junio de 2010

O duermes o mamas

Mi maridín me "buzzeo" el otro día una entrada muy interesante de un blog de ciencias del diario Público. Se trata de una reflexión sobre el papel de las nanas en la historia de la humanidad, como arrullo para crear seguridad frente a los miedos primigenios pero también, posteriormente, para crear "miedos educativos" en el niño... Ya se sabe, eso de "duérmete niño, duérmete ya, que viene el lobo y te comerá", que siempre me ha parecido un poco tétrico para cantárselo a un bebé, la verdad.

Pero me reseñó esta entrada, sobre todo, porque le pareció que me gustaría el hecho de que la nana más antigua registrada en la historia de la humanidad haga referencia a la lactancia materna y a una de sus funciones más denostadas en la sociedad actual: la de dormir al bebé.

Pues sí, señoras y señores, el pecho y el regazo materno se llevan usando siglos para dormir a los bebés. Así que dejémonos de conductimos modernos, de sustitutos de silicona y de consejos bien o mal intencionados... Lo que ha funcionado de toda la vida y seguirá funcionando siempre es el pecho y el contacto materno para dar a los bebés la seguridad, calma y afecto necesarios que necesitan para dormir tranquilos.

Cierto que algunas noches se nos revelan los enanos despertándose cada media hora y reclamando constantemente un contacto que puede llegar a incomodar por su urgencia y continuidad (que me lo digan a mi y a mis ojeras de esta mañana), pero cierto es también que estas noches son las menos y que precisamente es esta estrategia de contacto y teta la que me ha proporcionado sueños largos y reparadores durante prácticamente los siete meses de mi nena.

En fin, que os reproduzco la nana y la traducción de Yuri y os dejo un enlace al texto original, que no tiene desperdicio.


Lalla, lalla, aut dormi aut lacte
nisi lactes, dormi, dormi.
La-la, la-la, o duermes o mamas;
si no mamas, duerme, duerme.
Blande somne, somne veni,
claude Marco nostro ocellos,
artus occupa tenellos;
sunt ocelli somni pleni:
somne veni.
Blando sueño, ven, sueño,
vacilan, Marco, nuestros ojos,
se apodera del cuerpo tierno,
son ojos llenos de sueño:
ven, sueño.
Lalla, lalla, aut dormi aut lacte
nisi lactes, dormi, dormi.
La-la, la-la, o duermes o mamas;
si no mamas, duerme, duerme.
Alta in caelo splendet luna,
errant noctis umbrae inanes,
per silentia latrant canes,
micant stellae mille et una,
splendet luna.
Alta en el cielo resplandece la luna
vagan en la noche sombras vanas;
en el silencio, ladran los perros,
brillan las mil y una estrellas,
resplandece la luna.
Lalla, lalla, aut dormi aut lacte
nisi lactes, dormi, dormi.
La-la, la-la, o duermes o mamas;
si no mamas, duerme, duerme.
Longe rubent dulcia poma,
cadunt lilia, surgunt rosae,
stellae in caelo sunt radiosae…
stertit... ridet... super coma
sentit poma.
Lejos, maduran dulces frutales,
se marchitan las lilas, florecen las rosas;
las estrellas en el cielo están radiantes...
Ronca... ríe... sobre tus cabellos
siente los frutales.
Lalla, lalla, aut dormi aut lacte
nisi lactes, dormi, dormi.
La-la, la-la, o duermes o mamas;
si no mamas, duerme, duerme.

http://lapizarradeyuri.blogspot.com/2009/10/la-nana-mas-antigua-del-mundo.html

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