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lunes, 17 de octubre de 2016

El privilegio de ser amado

Una de las primeras cosas que descubrimos después de ser madres es el auténtico miedo. Un miedo que va más allá de lo físico, emocional y racional en el ámbito de lo personal. Es el miedo porque esa pequeña cosita que ha llegado para revolucionar nuestras vidas, sufra cualquier mal por pequeño que sea. Es un miedo al que nos vamos acostumbrando. Los primeros días nos despertamos sobresaltadas varias veces para comprobar que nuestro pequeño todavía respira… pero según pasa el tiempo lo vamos integrando y asumiendo en nuestra vida personal. Siempre está ahí, pero no es limitante ni asfixiante.

Lo bueno que tiene es que siempre hay algo que compensa, y ese gran miedo se ve compensado de sobra por la capacidad de nuestros pequeños de amarnos, simple y llanamente por el mero hecho de ser sus madres. Es un amor inocente, puro, incondicional, no hemos hecho nada más para ganarlo y merecerlo que el hecho de haber gestado y parido esos pequeños cuerpecitos y traerlos a este mundo. Un poco de magia reproductiva que se ve compensada con creces por esas miradas y gorgoritos, esos besos babosos y esos abrazos. Ese amor incondicional por la propia madre que nos acompaña toda la vida.

Y no es algo que nos hayamos ganado. No. Nos ha tocado la lotería. El amor de un hijo es independiente de lo “buenas” o “malas” madres que seamos, según que estándares apliquemos. No hay mayor cura de humildad que darte cuenta de que tú has traído al mundo a esas personitas y que ellos son quienes deciden amarte incondicionalmente, a pesar de o a causa de tus defectos y virtudes.

El amor de un hijo es. Es irremediable desde el momento en que existe el vínculo madre/hijo. Existe. Y es un vínculo tan fuerte que es capaz de sobrevivir incluso a las circunstancias más adversas. La madre o el padre son como dioses que todo lo saben, todo lo que hacen es bueno.

Yo me siento privilegiada por tener el amor de mis hijos. No me engaño y pienso que me quieran por ser buena o mala persona. Me quieren simplemente porque soy su madre. Ni más ni menos. Y por mucho que me equivoque en mis acciones diarías o por mucho que acierte, me seguirán queriendo. A no ser que se agote el amor, obviamente.

No me engaño y pienso que sea perfecta y que todo lo haga bien. Ni mucho menos. Yo he ejercido la violencia contra mis hijos. A veces verbal, a veces física. A veces por acción y a veces por omisión. Hay quienes me acusan de “aparentar ser perfecta” y “tener un coro de palmeras que me dan la razón”. Pues no quiero ser perfecta, pero aspiro a serlo. Y si no aspirara a serlo, no sería yo misma.

Reconozco que usé el método Estivill de adiestramiento del sueño con mi primer hijo. Y también que después aprendí que no era lo mejor y coleché con este hijo y con todos los demás. No porque sea mejor o quiera ser perfecta, sino porque era y ha sido lo mejor para nosotros. Reconozco que he dado un cachete a mis hijos en más de una ocasión y no me siento orgullosa de ello. Reconozco que he usado amenazas y castigos para que se comporten como yo he considerado adecuado en un momento dado. Reconozco que casi a diario se me escapa un grito hacia ellos o pierdo la paciencia. Reconozco que no soy la madre zen que me gustaría ser,...

Pero también reconozco que lo reconozco, no me siento orgullosa de mis errores, pero intento aprender de ellos y, sobre todo, asumo estos errores delante de mis hijos. Les pido perdón, por pegarles o por gritarles, les digo que ellos no tienen la culpa. Que mis cabreos y enfados son míos, y que el hecho de que alguna cosa que hagan ellos conduzca a “mi cabreo” es responsabilidad mía y que ellos nunca deberían sentirse culpables.

Hoy hablabámos en la comida. Les he dejado claro que un niño nunca es culpable de la actitud violenta de un adulto (sea física o verbal). Que es el adulto el que tiene que gestionar sus sentimientos y su violencia y nunca culpabilizar a un niño. Que si un niño no puede confiar ni en sus cuidadores primarios cuando un adulto ejerce la violencia contra él, entonces ese niño está indefenso. Quiero que tengan claro que ellos nunca tienen la culpa. Que la violencia la traemos su padre o yo, en nuestras mochilas, y aspiramos a poder gestionarla de la mejor manera posible sin dañarles a ellos en el camino.

Solo me siento bien como madre, en tanto en cuanto aspiro a que estas cosas no vuelvan a pasar. No soy una madre perfecta, no quiero serlo, pero el amor incondicional de mis hijos me obliga a estar en constante evolución para estar a su altura, a mirar hacia mi interior, a intentar cambiar lo que puedo cambiar, a intentar sacar el mejor partido posible de lo que no puedo cambiar. El amor incondicional de mis hijos me obliga a recordar cada día el privilegio que es ser amada por ellos.

viernes, 31 de octubre de 2014

Métodos de crianza y roles paternos

Hoy he leído dos artículos que me han "removido" bastante neuronas y sentimientos internos. Todo ha empezado siguiendo en Facebook este enlace que publicaban dos de mis contactos. Y no podía estar más de acuerdo en muchas de las cosas que decía. En casa tenemos los roles a nuestro aire y el que está en el grupo de whasapp del cole es mi marido, que me va contanto las aventuras y desventuras de por allí. Muchas de ellas, como cuenta la madre del artículo, relacionadas con deberes, tareas, etc.

A nosotros nos resulta un poco sorprendente porque con Darío lo único que hacemos al respecto es preguntarle si tiene tareas y pedirle que las haga antes de ponerse a jugar con otras cosas para que así no se agobie a última hora si se le han olvidado. Y normalmente es él el que saca la carpeta después de comer y se pone por su cuenta. A veces nos pregunta algo o nos dice que no lo entiende y su padre o yo nos acercamos a ver si le podemos ayudar a entenderlo mejor. Otras veces, con inglés sobre todo, nos pregunta sobre la grafía de una palabra. Nuestra política en este sentido es ayudarle un poco porque entendemos que es un segundo idioma complicado en el que lo más importante es adquirir el habla (y el oído) y la escritura debería llegar más tarde. Pero recuerdo un día recientemente que estaba deletreando los números del uno al 20 y después de ayudarle en varias ocasiones le dije que yo no podía hacer los deberes por él y que si no era capaz de acordarse o mirarlo en el libro, quizás es que debieran repasarlo en clase... Sin agobios, sin preguntar en el grupo de whasapp o mirarlo por internet. Creo que nuestro hijo ni siquiera es consciente de que participamos en ese canal de comunicación. 

El apocalipsis
El artículo que he enlazado al principio enlaza, a su vez, con otro de la vanguardia con una visión mucho más apocalíptica de lo malos padres que somos en esta generación y los grandes males que les traemos a nuestros hijos por ser padres helicóptero o apisonadoras. La verdad es que es un poco chocante porque, a pesar de los ejemplos americanos (que parece que nada nos sorprende ya del otro lado del charco), no parece haber contactado con la "otra parte", con los padres esos a los que acusa de ser tan "malvados" por acción o por omisión. Qué menos que contrastar ¿no? O tal vez como no es propaganda electoral no hay que dar voz por cuotas de representación :P

En fin, que lo que me ha venido a la cabeza después de todo esto es que son problemas que se gestan en la primera infancia, o en los albores de la paternidad de cada familia. Hoy en día vivimos en una ma/paternidad en la que el sentir general es que todo tiene que estar reglamentado:
- los bebés tienen que comer cada x horas,
- después tienen que dormir x horas,
- hay que cambiarles el pañal x veces al día,
- darles un baño diario,
- y estimularles durante x tiempo.
- Tienen que dormir en la habitación de sus padres hasta los 6 meses
- y a partir de entonces en su propio dormitorio.
- Tienen que comer 18 cereales a los 7 meses,
- y haber probado 4 clases distintas de pescado a los 11.
- Tienen que dejar el pañal cuando lo dice la educadora de la guardería
- y dar besos cuando lo dicen sus padres.

Y si cualquier niño se sale de esta normalidad, nosotros somos muy malos padres y tenemos que seguir métodos de re-enseñanza para quitarles las malas costumbres que han adquirido por malos hábitos. A nadie (o casi nadie) se le ocurre decirnos que eso es normal y que casi ningún niño cabe en ese esquema... un traje cultural diseñado para querubines cuasiperfectos que no les cuadra ni a los de los cuadros de lso museos.

Desempoderamiento aprendido
El desempoderamiento de los padre es tremendo. Nadie te dice que tienes opciones o corrientes entre las que elegir. Parece que las cosas solo se pueden hacer de una manera y si no consigues amoldarte a ese molde, fracasarás como padre y tus hijos te tomarán el pelo. Pero, casi lo peor de todo, es que NUNCA jamás de los jamases hay que hacerle caso al niño, que no sabe lo que hace ni lo que pide, sino que hay que habituarle a unos horarios, a unas comidas, a unas pautas.

El bebé es que casi ni siente ni padece y son los padres lo que deciden por él en todo momento. Pobre criaturita que se va a convertir en un adulto desgraciado sin oficio ni beneficio si le alimentamos a demanda o dejamos que él decida dónde y con quién quiere dormir o que elija su menú para comer en lugar de la papilla de turno.

A los padres se nos hace responsables de cada hipo de nuestro bebé y se nos hace vivirlo con angustia y con culpabilidad. Si le das teta porque así no sabemos cuánto come y si le das biberón porque le estás quitando los beneficios de la teta... Y así con cualquier cuestión relacionada con la crianza. Si es guapo es por casualidad, si es feo nosotros tenemos la culpa. Si se comporta bien es que es muy bueno, si se saca los mocos es que no le hemos sabido quitar ese hábito de raíz.

¿Existe la autorregulación?
Y si empezamos nuestra senda familiar convencidos de que nuestro hijo no sabe cuándo tiene hambre y que nosotros hemos de decidir por él... y si nos inculcan que nuestro hijo controlará el esfinter si le ponermos unos horarios y no por su maduración normal... ¿por qué nos sorprendemos de que los padres nos echemos encima la tarea de controlar los deberes y que estudien para los exámenes? Si parece que lo único que hemos aprendido en la ma/paternidad es a desconfiar de las habilidades y de la "autorregulación" de nuestros descendientes.

Así que si queremos cambiar el paradigma de la paternidad en la etapa escolar, debemos empezar por cambiar el paradigma en la primera infancia. Dejar de reglamentar y cronometrar a nuestros hijos, dejar de compararlos con gráficas de crecimiento o con los vecinos, dejar de culpabilizarnos por cosas que escapan a nuestro control y dar el salto de fe de empezar a creer en ellos, dejarles tomar las riendas y quitarnos el uniforme de guías y conductores para convertirnos en acompañantes y mentores.

martes, 28 de octubre de 2014

El Baby-Led Weaning en el cambio de paradigma de la crianza

Estamos en un momento de cambio de paradigma de la crianza... O al menos eso creemos muchas personas que nos relacionamos en las redes sociales y en la blogosfera, porque a veces salimos de nuestro pequeño mundo y nos damos de frente con la cruda realidad... Pero volviendo al optimismo, prosigo con un cambio de paradigma encaminado a reconocer y aceptar la crianza con apego, una tendencia que, con el respaldo de la neurobiología y otras ciencias, reconoce que las necesidades de los niños desde el inicio de la vida son reales y no caprichos que hay que negar para evitar que se conviertan en malcriados.

Cada día más madres amamantan durante más tiempo en el convencimiento de que hacen lo mejor para su bebé, le dan masajes, le llevan pegadito, le acompañan en sus noches... y a veces el sueño se rompe al llegar a la alimentación complementaria. El bebé rechaza los purés y aunque la madre le siga dando el pecho con alegría, no deja de preocuparse sobre si estará comiendo suficiente, estará bien alimentado, si lo está haciendo bien o mal y si debe obligarle o no.

La frontera de los seis meses
Los bebés no se despiertan el día que cumplen seis meses habiendo olvidado toda su capacidad de gestionar su alimentación. Siguen sabiendo comunicarse con su madre para pedirle su alimento principal y para demostrarle que ciertas cosas no les gustan. Intentan coger la cuchara de su madre o lo que está comiendo ¡¡¡Y luego cierran la boca cuando le sofrecen la cuchara de puré!!! Y claro, la pelota queda en el tejado de los padres, para lidiar con ella de la mejor manera posible conforme a sus conocimientos, cultura, consejos, presiones, etc.

El baby-led weaning o alimentación complementaria a demanda supone, en este sentido, un paso más en el reconocimiento de la sabiduría del bebé, de su capacidad de autoregulación. Cuando los padres abordan la alimentación complementaria como un diálogo entre iguales y no como una lucha de poder (o enseñanza) entre quien sabe más y quien tiene que aprender avanzan en el camino hacia el respeto hacia su pequeño. El bebé, además, se sentirá comprendido y apoyado, ya que esta nueva situación concuerda con todo lo vivido y aprendido anteriormente.

Aprendizaje en ambas direcciones
El mecanismo más poderoso de aprendizaje en la primera infancia es la imitación. Por eso, parece un contrasentido tratar de que un bebé haga algo que no tiene nada que ver con lo que hacemos los adultos. En el paradigma de la comida triturada el bebé se sienta solo en su trona y come a unos horarios que nada tienen que ver con los ritmos del resto de la familia (la mayoría de los bebés "comen" a las 12 y a esa hora mucho adultos acaban de terminar el almuerzo). En cambio, en el BLW el bebé comparte la comida con el resto de la familia, al mismo momento y disfrutando de la misma comida que aprende a comer por imitación. Mirará fijamente la boca del adulto e imitará el modo de coger los alimentos y de llevárselos a la boca y de masticarlos.

Un claro ejemplo de esto son los cubiertos. Los bebés que practican BLW piden los cubiertos ellos solos a una edad muy temprana (en torno a los 12 meses). Y no lo hacen por dejar mal a todos los que te critican por dejarle comer con las manos, sino que lo hace porque ve que es lo que hace el resto de la familia y él quiere participar de la experiencia completa.

El bebé que come triturados en un ambiente que no tiene nada que ver con la comida familiar no ve a sus padres siendo alimentados con una cuchara mientras alguien les hace fiestas. Y ese bebé querrá participar de la comida cuando vez a sus padres o hermanos mayores tan entretenidos y concentrados en algo que es TAN DIVERTIDO que lo repiten varias veces al día.

Los padres que practican el BLW aprenderán también de su bebé, porque la alegría y el gozo con el que comen los peques, con el que tocan las cosas, invita a los adultos a reflexionar sobre la comida, a elegir alimentos más saludables, a preparar comidas que también puedan comer con las manos junto con su peque, etc. Si nos dejamos llevar, los niños también tienen mucho que enseñarnos o redescubrirnos.

Doble destete
Carlos González afirma muchas veces que dar a los bebés papillas y triturados es como hacer un doble destete: el primero de la leche a los purés y el segundo de los purés a los sólidos. Es algo que no parece tener demasiado sentido. Además, y aunque no todo tiempo pasado siempre fue mejor, las batidoras no tienen tanto tiempo. ¿Cómo se organizaban las familias hace 100 años? ¿O hace 200?

Yo no dejo de pensar que la alimentación con triturados no deja de ser una extensión de un paradigma de puericultura altamente desconfiado en el bebé y altamente reglamentado. El paradigma en el que el bebé se alimenta con cantidades exactas de leche en intervalos regulares de tiempo controlados por un adulto tiene su consecuencia lógica en un sistema de introdución de los sólidos en el que también se desconfía de las capacidades del bebé (no sabe masticar / no comerá lo suficiente) y se miden milimétricamente las cantidades de purés y los alimentos que se van poniendo en ellos.

Así pues, cada día estoy más convencida de que el BLW supone un paso más en la instauración de un paradigma distinto de crianza. Es un sendero complicado que requiere quitarse prejuicios de encima pero también miedos e inseguridades y, además, hacer frente a los prejuicios ajenos de aquellos que todavía no los han superado. Es un camino duro que requiere informarse, pero también un camino sencillo si nos dejamos llevar y abandonamos el papel de guías infalibles. Puede resultar difícil, pero el disfrute es grande y duradero. ¿Nos acompañas?

martes, 31 de enero de 2012

Febrero intenso en Oh! la luna

Este es el calendario de nuestras próximas actividades. Os recordamos que es en nuestro propio espacio, Oh! La Luna, que está en C/ Betanzos 4 posterior (entrada por plaza Júpiter), en Alcorcón.
  • Miércoles, 1 de Febrero, 10:00 a 12:00 _ Charla gratuita “Portear bien”, impartido por Elena, que soy yo, donde veremos por qué y cómo portear bien, la postura fisiológica, las características de los buenos portabebés y cómo diferenciarlos de los “malos” y los diferentes sistemas de porteo respetuoso.
  • Miércoles, 1 de Febrero, 17:00 a 19:00 _ Taller de porteo, fular elástico. Tres anudados: Cruz envuelta delante, a la cadera con bucle y doble hamaca a la espalda. Si tienes un fular elástico, tanto si quieres empezar a usarlo como si ya lo manejas pero quieres sacarle todo el partido, no te pierdas este taller. 12€.
  • Viernes, 3 de Febrero, 10:00 a 11:30 _ Curso de Masaje, bebés de 0 a 1 año. Sesión III. Un curso para aprender a comunicarte con tu bebé a través del tacto, y otras muchas cosas. Además, estrenamos formato: puedes venir al curso completo (y te supondrá una inversión de 100€) o venir a sesiones suelta (con un precio de 25€ cada una). No tienes que traer nada más que a tu bebete, nosotros ponemos todo lo necesario para la sesión (empapadores, aceite, gasas, toallitas, etc.) además de la documentación para que te lleves a casa.
  • Viernes, 3 de Febrero, 17:00 a 19:00 _ Canto Prenatal y Perinatal, “Comunicando con mi bebé por nacer y recién nacido a través de la música y la voz”. Acompañado por Esther Santiago, Psicóloga, Maestra y Musicoterapeuta, serán encuentros mensuales en los que combinaremos el aprendizaje y uso de canciones con vocalizaciones y ejercicios corporales. “Cantar en el embarazo y la crianza te puede ayudar a parar, relajarte y sentir tu cuerpo de una forma más lúdica, descubriendo los beneficios de tu propia voz a nivel físico, psíquico/ emocional, en la comunicación y vinculación con el bebé, así como en el trabajo de parto y nacimiento y la recuperación posparto. Cantar en el embarazo y la crianza te puede ayudar a parar, relajarte y sentir tu cuerpo de una forma más lúdica, descubriendo los beneficios de tu propia voz a nivel físico, psíquico/ emocional, en la comunicación y vinculación con el bebé,así como en el trabajo de parto y nacimiento y la recuperación posparto”. Destinado a mujeres y/ o parejas embarazadas en cualquier periodo de gestación, además de madres y/ o familias con bebés hasta los seis meses de su nacimiento. Precio: 25 euros embarazada o mamá/bebé y 35 euros parejas.
  • Sábado, 4 de Febrero, 10:00 a 14:00 _ Curso-taller de Cosmética artesanal. Una mañana muy intensa, en la que aprenderás a hacer productos básicos para el cuidado de vuestra piel: jabón para lavar la ropa, jabón cosmético para tu bebé, solución limpiadora en cubitos, papel-jabón, crema para las irritaciones del pañal y crema antiestrías. Recetas muy sencillas que te pueden servir de base para luego seguir investigando productos más específicos. Además, dadas las fechas, la decoración de los productos tendrá un toque navideño. Por tan sólo 50€, te llevarás a casa mucho más que los productos que hagamos: el conocimiento para seguir haciéndolos.
  • Lunes, 6 de Febrero, 10:00 a 12:00 _ Grupo de Crianza: Especial Reflexología. Nos acompañarán Marta y Lourdes, reflexólogas especializadas en maternidad. Con ellas, os invitamos a disfrutar de un agradable masaje de reflexología podal que, además de aliviaros los pies, ayudará a vuestro cuerpo a sentirse mejor. Se detendrán en los puntos que necesitéis especificamente y os enseñarán a aliviaros vuestras molestias más recurrentes. Tanto si estás embarazada como si estás en el puerperio inmediato o hace tiempo que tus peques dejaron de ser bebés, este encuentro será un momento de tranquilidad y mimos para tí. Importe: 20€
  • Lunes, 6 de Febrero, 17:00 a 18:00 _ Taller Juego en Familia. “Todos los niños y niñas nacen con talentos, con capacidades, y cuando saben con certeza que los adultos que les rodean respetan lo que son y reconocen sus talentos, pueden hacerlos florecer” De eso va estos talleres, de respetar a nuestros hijos y aprender de ellos gracias a la herramienta poderosísima que es el juego no dirigido. Con Alicia Ponce. El importe es de 50 € el mes y de 15 € la sesión suelta.
  • Viernes, 10 de Febrero, 12:00 a 13:30 _ Curso de Masaje, bebés de 0 a 1 año. Sesión IV
  • Viernes, 10 de Febrero, a partir de las 17:00 _ CELEBRANDO SAN VALENTÍN. Taller de Lactancia y Sexualidad, seguido de merienda y Tupper Sex.
    En el taller, repasaremos todos los temas que preocupan e importan a las mamás lactantes y sus parejas: desde la sexualidad en el embarazo hasta el cóctel hormonal del puerperio, sin olvidarnos de las complicaciones que puedan surgir. El taller terminará con una merienda, para darnos un respiro mientras esperamos a las chicas de Rojo Magenta, que vienen con su caja de ideas y productos
    El precio del taller de lactancia, con la merienda incluida es de 12 €
    Si vienes al taller y a la reunión con Rojo Magenta, el precio es de 15 €
    Si vienes tan sólo a la merienda y la reunión con Rojo Magenta, 5 €
  • Sábado, 11 de Febrero, 11:00 a 13:00 _ Curso de Reflexología podal infantil. Sesión I. Primera sesión de un total de 6, veremos cómo ayudar al niño a relajarse, cómo funcionan los cuatro grandes sistemas del cuerpo (inmunológico, digestivo, urinario, respiratorio), dónde se ubican los reflejos en el pie y cómo activarlos mediante el masaje. El curso tiene un coste de 150 €, y se incluye un dossier informativo, así como un libro-DVD.
  • Sábado, 11 de Febrero, de 17:00 a 19:00 _ Taller “La arcilla terapéutica y sus aplicaciones caseras, Pon la arcilla en tu vida” (Taller de Geoterapia)
    Marta Álvarez y Lourdes López nos explicarán sus propiedades, usos, aplicaciones específicas y nos darán pequeñas recetas para su uso de belleza. Además, y para que no tengas que esperar para empezar a usarla, te llevarás una muestra. La inversión es de 25 €.
  • Lunes, 13 de Febrero, 10:00 a 12:00 _ Grupo de apoyo a la Lactancia materna (gratuito).¿Tienes dudas sobre la lactancia?¿te parece que tu bebé mama con demasiada frecuencia?¿tienes grietas? o a lo mejor simplemente te apetece estar un rato en buena compañía, compartiendo la mañana con otras mamás que, como tú, amamantan a sus hijos.
  • Lunes, 13 de Febrero, 17:00 a 18:00 _ Taller Juego en Familia
  • Lunes, 13 de Febrero, 18:00 a 20:00 Charla gratuita “Introducción a los pañales de tela”. Impartida por Eloísa, que tiene un máster en pañales y es nuestra superexperta en el tema. Os contaremos las ventajas de los pañales de tela (económicas, ecológicas, sanitarias y estilísticas), los diferentes sistemas y materiales y el día a día con ellos.
  • Miércoles, 15 de Febrero, 17:00 a 19:00 _ Taller “Alimentación complementaria a demanda o Baby-Led Weaning”. Lo natural (y, a la larga, más cómodo) es dejar que sea el niño el que dirija la introducción de la alimentación complementaria, dándole a comer igual que comemos nosotros: trocitos. Si piensas que los purés no son para tí (ni para tu hijo), si no quieres hacer dos (o más) comidas diferentes, si quieres seguir saliendo a comer libremente sin cargar con una nevera para tu peque… vente a re-descubrir el “baby-led-weaning” (¿O creías que las batidoras han existido toda la vida?). Por sólo 10€, te ahorrarás muchas complicaciones ;)
  • Viernes, 17 de Febrero, 12:00 a 13:30 _ Curso de Masaje, bebés de 0 a 1 año. Sesión V (última).
  • Sábado, 18 de Febrero, 11:00 a 13:00 _ Curso de Reflexología podal infantil. Sesión II.
  • Lunes, 20 de Febrero, 10:00 a 12:00 _ Grupo de apoyo a la Crianza (gratuito).
  • Lunes, 20 de Febrero, 17:00 a 18:00 _ Taller Juego en Familia.
  • Miércoles, 22 de Febrero, 17:00 a 19:00 _ Taller de porteo, fular a la cadera. La inversión es de 12 €, veremos y practicaremos tres anudados: tipo rebozo a la cadera (con nudo fijo y con nudo corredizo), canguro a la cadera y a la cadera con bucle. Variaciones de los mismos para amamantar-tumbar al bebé y trucos y soluciones a los problemas más frecuentes.
  • Viernes, 24 de Febrero, 11:00 a 13:00 _ Taller “Masaje para aliviar cólicos, gases y estreñimiento”. Un taller de dos horas de duración donde veremos cómo aliviar las molestias intestinales de nuestros peques, mediante el masaje y algunos pases de reflexología. La inversión de 25€ incluye el material necesario para el taller en sí y la documentación para llevarte a casa.
  • Viernes, 24 de Febrero, 17:00 a 19:00 _ Charla gratuita “Portear bien” Edición de tarde ;)
  • Sábado, 25 de Febrero, 11:00 a 13:00 _ Curso de Reflexología podal infantil. Sesión III.
  • Lunes, 27 de Febrero, 10:00 a 12:00 _ Grupo de apoyo a la Lactancia materna (gratuito).
  • Lunes, 27 de Febrero, 17:00 a 18:00 _ Taller Juego en Familia.
  • Miércoles, 29 de Febrero, 11:00 a 13:00 _ Charla gratuita “Introducción a los pañales de tela” Sesión de mañana.
  • Viernes, 2 de Marzo, 17:00 a 19:00 _ Curso de Masaje infantil, de 1 a 7 años. Sesión I. Comenzamos curso de masaje para niños. Un curso para aprender a disfrutar del placer de tocarse, mediante el juego, cuentos y masaje directo. Puedes venir al curso completo que consta de seis sesiones (y te supondrá una inversión de 120€) o venir a sesiones sueltas (con un precio de 25€ cada una). No tienes que traer nada más que a tu-s hijo-s, nosotros ponemos todo lo necesario para la sesión (empapadores, aceite, gasas, toallitas, juguetes, cremas, etc.) además de la documentación para que te lleves a casa.
- Es necesario reservar plaza, puedes hacerlo enviando un mail a info@ohlaluna.com.
- Para el taller de cosmética, es necesario ingresar 10€ para reservar la plaza; para el curso de reflexología y el de masaje de 1 a 7, la reserva es de 30€. En el resto de actividades no es necesario hacer reserva económica.
- Pensando en aquellos que se arrastran y-o reptan, a la sala se accede sin calzado de calle. Te rogamos traigas unos calcetines, babuchas o lo que te apetezca para estar confortable.

Si tienes alguna duda, contacta con nosotras (o puedes venir a vernos a Oh! la luna)
C/ Betanzos 4 posterior (entrada por Plaza Júpiter), Alcorcón.
Por las mañanas, estamos de 10:00 a 14:00, de lunes a sábado, y por las tardes, de 17:00 a 20:00, lunes, miércoles y viernes.
info@ohlaluna.com
911551700

lunes, 18 de julio de 2011

Buscando mi propio camino

Ahiṃsā, concepto religioso
que aboga por la no-violencia
y el respeto a la vida
(Wikipedia)
La maternidad me ha cambiado por completo. Ha vuelto mi mundo del revés. Hay días que miro hacia atrás y me asombro deteniéndome en lo que pensaba hace tan solo cinco o seis años sobre los niños, la educación, la maternidad y otros muchos temas; claro, eso era antes de ser madre de mis propios hijos. Y cuando reflexiono sobre esas ideas, no me reconozco. No me reconozco porque ahora me parece tan osado y atrevido hablar y opinar de familias y maternidad cuando no tienes hijos ni experiencia como opinar sobre maniobras de despegue y aterrizaje de aviones comerciales cuando ni siquiera te has leído un folleto de una escuela de vuelo. Tampoco me reconozco porque las ideas que tenía eran radicalmente opuestas a las que tengo ahora.

Analizando el tema, puedo llegar a algunas conclusiones. En primer lugar, tenía esas ideas (separación, dominación de los niños, exigencia de obediencia ciega, castigos, respeto hacia los mayores, cachetes a tiempo y demás) porque son los valores establecidos en nuestra sociedad. Las creencias mayoritarias. ¡¡¡Qué irónico hablar de creencias en pleno siglo XXI!!! Pero sí, son creencias, pues no hace falta más que bucear y encontrar documentación y "ciencia" para darse cuenta de que esas ideas no tienen ni pies ni cabeza, pero ¡¡¡Qué bien nos las han vendido que incluso sin tener hijos las defendemos a ultranza!!!

En segundo lugar, también aprecio el cambio que se ha operado en mi. Esas conexiones que durante el embarazo y el puerperio se establecen entre el neocortex y el sistema límbico para fomentar el comportamiento maternal y, por tanto, maximizar las posibilidades de supervivencia de nuestros retoños. Todos esos cambios, producidos por las hormonas del embarazo, del parto, de la lactancia, y ese remapeado del cerebro están ahí. Son una realidad insoslayable y creo que hoy en día la mayoría de las madres (y también de los padres) se nos platea una terrible disyuntiva a la hora de tomar decisiones sobre la crianza de nuestros hijos:
  • ¿Sigo los dictados de mi cuerpo y de mi corazón en cuanto a la crianza/cuidado/educación de mi hijo o confío en los consejos de sabios y gurús en libros de autoayuda? ¿Hago caso a mi instinto o realmente no existe ese instinto y esas cosas que siento no son más que imaginaciones mías? ¿Realmente en este periodo histórico de "luz y ciencia" pueden estar las ideas sobre crianza tan equivocadas?
Obviamente, hay dos caminos a seguir. Hacer caso a esa vocecita interior, instintiva, que se irá haciendo más fuerte y más segura a medida que pasa el tiempo, o ceder al miedo y la angustía y a los consejos del exterior que nos auguran grandes males si nuestro bebé no empieza a ser independiente nada más salir del útero. Si seguimos el segundo camino, esa vocecita irá desapareciendo y supongo que esas conexiones, ese remapeado, ya no tendrán tanta fuerza y poco a poco se irán desdibujando por falta de uso, como sucede por las sendas que ya no se transitan en mitad de un bosque.

Una vez perdido el "mapa maternal" supongo que tendemos a autojustificarnos, a gratificarnos leyendo libros, escuchando ideas y consejos que nos dicen que lo estamos haciendo bien, que puede ser una labor angustiosa oír llorar a tu hijo, pero que es un sacrificio que se hace en aras de un bien mayor.

Y ya lograda esa independencia artificial, y la distancia emocional que conlleva, podremos dar algún paso más allá, usando métodos de disciplina que parecen tener un resultado inmediato. Podemos tratar de enseñar a un bebé que no se pega censurando su acto con un azote (pensando que como lleva un pañal, no le duele), aunque a ése niño el poso que le queda es que los mayores SÍ pueden usar la violencia física, por lo que es solo cuestión de tiempo que esté socialmente aceptado que él pueda agredir a otros. También aprende que los adultos le castigarán SI le ven, con lo cual, podrá usar la agresión siempre que no sea a la vista de un "mayor"... Solo por poner un par de ejemplos rápidos entre otras muchas lecciones no intencionadas del famoso "cachete a tiempo".

Pasarán los años, muchos años. Quizás esa familia siga usando un azote, una torta, un cachete o unos cuantos para censurar, mostrar enfado, corregir actitudes, castigar, descargar la frustración de un padre o una madre... Quizás esa violencia cese en un momento dado cuando el niño alcance una cierta edad en la que ya no parezca aceptable usar la agresión física y se pase a otro tipo de agresiones... Quizás se grite, quizás no... Quizás se insulte, quizás no... Aunque, personalmente, tiendo a pensar que si el azote parece una herramienta válida para educar ¿por qué no van a serlo los gritos, los insultos, la agresión psicológica?

Pasarán mucho, muchos más años. Y ese niño o esa niña será adulto y se enfrentará a su propia maternidad. Y ahí llegará un dilema aún más terrible a la hora de elegir entre la pequeña vocecita y los gritos de la gran masa mayoritaria... Y es que si eliges la pequeña vocecita no solo tendrás que luchar contra corriente en la crianza de tus hijos, sino que además tendrás que justificarte ante tu propia familia y además tendrás que hacer un ejercicio de introspección para analizar qué fue lo que pasó en tu infancia y por qué no quieres repetir ese esquema con tus hijos.

Es un camino difícil, espinoso, ingrato y demoledor. Es un camino en el que hay que enfrentarse a todos los demonios que te acosan desde tu propio interior uno detrás de otro y en el que tropezarás más de una vez, dejando salir a la luz facetas de ti misma que creías haber desterrado para siempre. Es un camino en el que es fácil enfangarse, perderse, caer en las arenas movedizas de la justificación, de la complacencia. Pero es un sendero que, una vez iniciado, no se puede obviar... Y que, como esas sendas en los bosques de los que hablaba antes -a base de andar, caer y volver a empezar, andar desde el principio y un metro más allá, caer y volver a empezar, andar desde el principio y dos metros más allá, tropezar y volver a empezar- acaba convirtiéndose en una ancha avenida en sus orígenes, un camino trillado en las medianías y apenas un surco acosado por la maleza en los últimos pasos.

Supone no solo un aprendizaje en cuanto a nuestros hijos, sino también en cuanto a nosotros mismos. En como reaccionamos ante las cosas que nos suceden, pues cada uno de nuestros actos es una lección de humanidad para nuestros hijos. Es fundamental enseñarles que somos falibles, que nos equivocamos y que hemos de aprender a reconocer y aceptar nuestros errores y a pedir perdón por ellos.

Hoy me he enfrentado con temas de mi pasado de los que no me gusta hablar. Y he perdido los papeles. Me siento mal por ello, por no haber sido capaz de mantener las formas y defender de manera serena y pausada mi verdad, pero no me arrepiento del origen de mi rebelión, del mensaje que he intentado transmitir. Mi infancia no fue perfecta, hubo en ella muchas cosas que me marcaron como niña y que ahora, desde mi perspectiva de adulta, veo más condenables si cabe. Eso no implica que mi infancia fuera horrible día sí y día también, pero el hecho de que los golpes fueran esporádicos no implica que fueran menos golpes. El hecho de que el terror y la angustía se fueran desdibujando con el tiempo, no implica que no existieran. No pensar en ello, no hablar de ello, enterrarlo en el pasado, no logra borrarlo, sino posponerlo.

El hecho de mezclar amor y miedo hacia la misma persona no contribuye a forjar relaciones saludables, sinceras, respetuosas. El hecho de mezclar amor y dominación tampoco se caracteriza precisamente por sus consecuencias positivas en las relaciones interpersonales.

Es duro. Muy duro. Pero como los martillos de un herrero en el fuego de la forja, estas caídas, estos tropiezos no hacen más que "templar" al acero de mi convencimiento. Llámame intransigente. Lo admito, hay ciertos temas en los que ya no admito medias tintas, ni ligeros tonos de grises. O es blanco, o es negro. No hay más que hablar.

Lo mejor de todo esto es la recompensa. La sonrisa de tus hijos. El amor en su mirada. Sus abrazos cuando les pides perdón, su sinceridad cuando te lo piden ellos a ti, el convencimiento de que eso que tienes, eso que acaricias y que a veces se escapa, pero que con calma y paciencia vuelve otra vez, esa armonía familiar merece la pena. Es algo importante por lo que luchar, aunque a veces te tengas que revolver gruñendo como una loba.

Y volvemos a la segunda disyuntiva. A la que se enfrentaba esa hija "esporádicamente" educada con métodos "socialmente aceptados" en la década de los 80. A veces pienso... ¿Y si hubiera dicho que no a esa vocecilla? ¿Y si me hubiera rendido antes de empezar el camino? Sería más feliz con mi familia, pues no tendría que cuestionar nada de lo establecido y estaría en consonancia con la única "armonía" conocida hasta ese momento... Pero, ¿Y mis hijos? Y si pasaran otros veinte años y mis hijos eligieran una opción distinta a la mía, ¿Sería capaz de aceptarlo con dignidad? ¿De discutirlo calmadamente? ¿De aceptar las críticas? Con casi toda probabilidad, no.

Quizás esta reflexión me ayude mejor a entender lo que ha pasado hoy. Quizás no. Quizás dentro de 20 años nuestros hijos, convertidos en delicuentes juveniles, personas sin límites y sin disciplina, nos echen en cara nuestra falta de criterio para haberles dado un "cachete a tiempo" cuando fue necesario. Quizás dentro de 20 años nuestros hijos, con una mente modelada por el pensamiento dominante, renieguen de nuestros métodos y aboguen por seguir otras teorías. Quizás. Pero confío en que serán capaces de tomar sus propias decisiones con rigor y criterio, basándose en sus sentimientos genuinos y siendo fieles a sus principios. Y espero saber reaccionar antes sus decisiones y sus elecciones con el mismo respeto que trato de imprimir, hoy en día, en mi forma de maternar, criar y educar a mis hijos.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La letra escarlata

Hoy mi hijo ha salido marcado del colegio. No, no ha sido un mordisco, un arañazo o un moratón como se podría deducir de la expresión. Ha salido con una cara triste dibujada en la mano, con las palabras "No se" encima y "pega" debajo... Todo ello en mayúsculas, que su profe ya explicó en la última reunión que de momento "sólo" estaban aprendiendo las mayúsculas en clase.

Darío me lo ha enseñado mientras estaba en el "reparto", cuando salen todos de la clase (los que no se quedan a comedor), se ponen junto a la pared, y la profe los va entregando a sus papás o cuidadores. Yo le he preguntado si había pegado, que él ya sabía que no se pegaba, y me ha dicho que no, aunque con todo el jaleo que se monta a la salida del cole, el tráfico y demás, pues no hemos podido hablar hasta que hemos llegado a casa.

Los hechos
Me ha comentado que un compañero de clase tenía una moto que era suya (me imagino que mi hijo había estado jugando con ella anteriormente) y que le había dado un tirón del jersey y el otro nene había gritado. Aunque, luego, cuando ha llegado su padre, ha recordado que habia mordido también a otra compañera. La verdad es que me he quedado un poco a cuadros al enterarme de la situación al completo. Lo primero porque la situación, habiendo sido tensa y habiendo llegado a la agresión, no es como para ponerle ya el cartel de "maltratador", "pegón" o "agresor".

Lo segundo por la reacción de la profesora. No solo le ha marcado con una letra escarlata a lo infantil, sino que, además, le ha llevado a la clase de al lado y, para más inri, le ha tachado la carita sonriente que le debía de haber pintado por hacer algo bien. Vamos, que ya les empiezan a inculcar un sistema en el que si haces algo mal todo lo bueno que hubieras hecho antes queda por completo invalidado.

También me ha parecido un poco excesivo el tema de refuerzo negativo: te quito el premio, te pongo una marca castigo y, además, te hecho de clase, cuando yo considero que hubiera sido más apropiado otro tipo de acción. Yo creo que lo más adecuado hubiera sido que la profesora le hubiera explicado que además de no pegar (o morder) tampoco hay que usar la fuerza (tirones, empujones) con los demás y que es mejor negociar para conseguir algo que intentar obtenerlo por la fuerza. Le hubiera enseñado que su amigo y su amiga estaban dolidos físicamente ("ves que le has hecho pupa y está llorando") y, además, tristes y apenados por el modo en que les había tratado y hubiera intentado llegar a un compromiso con él.

Alternativas
Y no se trata de asilvestrar a mis hijos o no ponerles ningún límite como he leído en el post de La mamá vaca (genial intervención, por cierto, de PapadeAlex en los comentarios; yo, de mayor, quiero ser como él) sino de aplicar la misma estrategia que utilizo en casa cuando pasa... Y pasar, pasa... Y además muy a menudo porque con sus tres años Darío se enfrenta a una hermanita de 13 meses que le coge sus cosas, se las lleva, se las cambia de sitio, se las chupa y se las muerde, se las rompe, etc...

Tanto mi marido como yo usamos una aproximación a lo Faber y Mazlish (a veces, porque otras nos sale darle un grito, reconozcamoslo), reconociendo que está enfadado y tiene derecho a estarlo porque su hermana le ha quitado algo, pero que la mejor manera de recuperarlo no es pegarla sino ofrecerle otro juguete, pedirle el que le ha quitado o esperar a que se canse de él y lo suelte.

Hay y ha habido que repetirlo mucho. Pero la buena noticia es que funciona y que cada vez menos le sale el grito airado y la mano voladora y cada vez son más las veces que le oímos decir "Toma Diana, juega con este muñeco".

Poner etiquetas
Está claro que no se puede pasar por alto una agresión, ya sea mi hijo la víctima o el agresor. Pero considero que tampoco es cuestión de ir poniendo etiquetas en los niños, tachándolos de "malos" sin darles explicaciones y sin ofrecerles alternativas para solucionar los problemas ya que, en una situación similar, no creo que el niño se pare a pensar que mejor no va a pegar al compañero porque si lo hace le van a pintar una carita triste.

Yo, personalmente, creo que es más probable que se acuerde de que si pega o muerde a un compañero le va a hacer daño y se va a poner triste y no va a querer jugar con él por una temporada y que eso le haga reflexionar sobre otras manera más "apropiadas" de lograr lo que quiere o de lidiar con la emoción que desencadena la actitud agresiva.

Está claro que en un entorno con 23 niños es complicado prestar una atención individualizada a cada niño, explicándoles el porqué de las cosas y las consecuencias de los propios actos y enseñándoles a ser responsables de sus propias actitudes y emociones... Pero de ahí a resolverlo todo con caritas sonrientes y caritas tristes, va un mundo.

Vale que el primer día que el nene salió con una pulsera de lazo de premio para consolarle por haberse tenido que quedar en el cole aunque él hubiera preferido irse a casa con mamá me hiciera gracia, vale que sonriera cuando mi hijo me explicaba que la carita sonriente de su mano era por haber sido el segundo en terminar el almuerzo (aunque yo no comparta que haya que comerse toda la comida todos los días ni tampoco que haya que hacerlo lo más rápido posible), pero de ahí a darle la vuelta a la tortilla y marcarlos con caras tristes por sus malas acciones... Me da la sensación de que hemos cambiado la manzana para el bueno de la clase y las orejas de burro de los tebeos de tiempos pretéritos por gomets de colores y símbolos/etiquetas de quita y pon... Eso sí, todo ello aderezado de buenrrollismo que no hace más que ocultar teorías psicológicas de lo más rancio.

En fin, que todo el suceso también me ha recordado a este fin de semana y la enriquecedora charla que tuvimos con Elena en Cucú-Tras (Alcorcón), sobre las agresiones infantiles, como entenderlas, gestionarlas y ayudar a nuestros hijos a canalizar su agresividad (o los sentimientos que le llevan a ella) sin recurrir a la violencia o bien, en el caso de los agredidos, a demostrar el rechazo a la agresión... Con lo fácil que hubiera sido recurrir a la técnica de la cara triste y el no se pega :-(

viernes, 19 de noviembre de 2010

El Ministerio de Sanidad recomienda el colecho

Hasta hace poco tiempo, los papás que colechaban contaban con pocos argumentos a la hora de defender su opción de descanso frente a las incansables críticas tanto de personas ajenas (médicos, pediatras, vecinas, compañeros de trabajo, etc.) como de las cercanas (familia, amigos e, incluso, en algunos casos, el propio conyuge).

Anécdota laboral
Mi marido me contó hace tiempo una conversación muy divertida que tuvo con sus compañeros de trabajo. Creo que fue en una cena en la que el ambiente un poco más distendido dio lugar a conversaciones que no suelen ser las típicas de hombres serios con traje y corbata. La cuestión es que otro de los presentes tenía un hijo pequeño y hablaban de lo poco que dormían por las noches y de que, incluso, el papá se tenía que ir a dormir a otra habitación para poder "descansar" e ir al día siguiente a trabajar.

Mi chico, ni corto ni perezoso (no sé si le preguntaron o lo contó por su cuenta), les comentó que el dormía toda la noche a pierna suelta porque en cuanto Diana se despertaba su mamá [servidora] la pescaba de la minicuna (después de la cuna en sidecar) y la metía en la cama, la arrimaba la teta y a dormir otra vez los tres tan contentos.

Y, claro, ante ventajas tan evidentes (papá que no duermen en toda la noche frente a papá que duerme como un angelito), a nadie le dio por decir nada de lo típico de "se van a malacostumbrar" o "no lo vas a sacar nunca de la cama", porque deben ser máximas de abuelas y suegras que se manejan poco en ambientes masculinos.

González y Jové
Retomando el principio del post, los únicos argumentos con los que cuentan los papás que deciden colechar frente al acoso y derribo de sus "críticos" son los que aportan autores como Carlos González y Rosa Jové, en libros como "Bésame mucho", "Entre tu pediatra y tú", (ambos de González) o "Dormir sin lágrimas" y "La crianza feliz" (de Jové).

También es una guía importante el librito de James McKenna "Dormir con tu bebé. Una guía para padres sobre el colecho", en el que se abordan aspectos científicos y culturales del colecho y, sobre todo, las recomendaciones para un colecho seguro.

Nuevo aliado
Pero ahora los colechadores contamos con un argumento más para apoyarnos y es que el Ministerio de Sanidad ha editado recientemente una guía denominada "Cuidados desde el nacimiento. Recomendaciones basadas en pruebas y buenas prácticas", que pinta bien desde el principio, porque está basada en pruebas (estudios científicos) y en las prácticas que dan los mejores resultados.

Entre otros aspectos, destaca porque defiende el método madre canguro para el cuidado de prematuros y el libre acceso de los padres a las unidades de neonatos.

Pero, además, tiene todo un capítulo dedicado al colecho y es que esta guía RECOMIENDA comenzar a practicar el colecho en la misma maternidad del hospital. "El colecho en el domicilio facilita la lactancia materna a demanda, al permitir a la madre percibir los primeros signos de hambre de su hijo. Esta práctica puede también realizarse en la maternidad para facilitar la instauración de la lactancia materna", señala el documento. 

Portada del folleto "Compartiendo la cama con tu bebé.
Una guía para madres que amamantan" de Unicef
Fundamento científico
A la hora de realizar esta recomendación, los autores de la guía han tenido en cuenta el único ensayo clínico que aborda este tema y que compara tres ubicaciones del recién nacido (en la misma habitación de la madre pero en cuna, en cuna adosada a la cama de la madre y en la cama de la madre), comparando tanto la frecuencia de las tomas como la seguridad del recién nacido (se midió mediante la filmación de cuatro horas durante la noche).

El estudio reveló que los recién nacidos que dormían en la cama o en cuna en sidecar mamaban más veces que el que dormía en su cuna. Aunque no se observaron efectos adversos, sí se detectaron situaciones potencialmente peligrosas en los niños que dormían en la cama de la madre, pero no así en la cuna sidecar.

Además, la guía aporta las recomendaciones de la ABM (Academy of Breastfeeding Medicine) sobre colecho seguro: posición supina del bebé, superficie plana y firme, no cubrir la cabeza del niño, no con madre fumadora ni que ingiera medicamentos que alteren el nivel de conciencia o alcohol, etc. En este protocolo, la ABM propone como alternativa a compartir la cama paterna el uso de la cuna sidecar, ya que provee proximidad y acceso al lactante, pero en una superficie independiente.

Conclusiones
El documento editado por el Ministerio de Sanidad y Política social concluye que "el colecho en la maternidad da lugar a un aumento de la frecuencia de las tomas al pecho" y que "el colecho en la maternidad, con cuna tipo sidecar no da lugar a situaciones de riesgo para el bebé", por lo que RECOMIENDA que las maternidades dispongan de cunas tipo sidecar y que ofrezcan a las madres este tipo de colecho con su hijo, con el objetivo de facilitar la instauración de la lactancia.


Ejemplo de cuna de colecho en la maternidad del Hospital 12 de Octubre (Madrid)

sábado, 13 de noviembre de 2010

Que la fuerza te acompañe

Del FB de Mi Saquito Mágico
Esta semana el carnaval de blogs de Tarkus Kids versa sobre los consejos para una crianza respetuosa. Yo no me decantaría por un consejo en concreto, porque a mi nadie me los dio. De hecho, creo que soy de las pocas personas de mi entorno más cercano que intenta ajustarse a este tipo de crianza.

Mi llegada a "una maternidad diferente" o una "crianza diferente" no fue fruto de una charla o de un consejo, sino de un conjunto de lecturas de libros (Cinco libros que han configurado mi maternidad diferente) y de distintos foros y fuentes de información de Internet, que me hicieron reflexionar sobre la manera en que criamos hoy en día a los niños y cómo eso puede influir en su personalidad, su comportamiento y su manera de ver el mundo a medida que van creciendo.

Al final, el mejor consejo que he podido escuchar/leer y que ofrezco a todo el mundo es el que el viejo Obi-Wan Kenobi le ofrece a Luke Skywalker en La Guerra de las Galaxias: "Utiliza la fuerza". En el caso que nos traemos entre manos, podría traducirse como "sigue tu instinto".

Darío en la expo Star Wars
Y es que en todas las madres y padres se remueve algo en su interior cuando su hijo está llorando y no acuden inmediatamente a ver qué le pasa, todos los adultos estamos deseando acunar y mecer en brazos a cualquier recién nacido,... Simplemente hay que olvidarse de los consejos que van en la línea "te está tomando el pelo", "lo vas a malcriar", y seguir los dictados de tu corazón. Nadie estaría tan tranquilo dejando a su hijo llorar durante horas si no fuera porque lo ha leído en un libro o se lo han grabado a fuego en la cabeza los comentarios ajenos. De hecho, siempre oyes a papás que dicen "si yo sufro más que él" :-(

La infancia es un momento irremplazable y hay que disfrutarlo al máximo. Los besos y los brazos, los mimos y tetas no malcrían sino que enseñan al niño que es valorado y que se tienen en cuenta sus necesidades. Así que, mi consejo para una crianza respetuosa es "Que la fuerza te acompañe" o, mejor dicho, "que el instinto te acompañe".

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Fotos de porteo

Andaba yo buscando unas fotos para un artículo sobre lactancia y porteo, cuando recordé que en nuestro viaje de novios a Kenia habíamos tomado alguna instantánea de mamás porteando. Repasando el álbum, me he dado cuenta de que, inadvertidamente, había más bebés entre los miembros de la tribu Samburu de los que pudimos percibir a simple vista... 

Estaban tan integrados en la vida de los adultos y tan tranquilos que sólo quién los buscara intencionadamente podría llegar a advertir la presencia de algunos de ellos.

En esos momentos, no me podía imaginar que tan sólo cinco años más tarde yo recurriría a las mismas técnicas que ellas para transportar a mi bebé.

 




jueves, 28 de octubre de 2010

Cinco libros que han configurado mi maternidad diferente

Siempre he sido una apasionada lectora. A día de hoy y después de una jornada maratoniana de trabajo, niños, cena, casa y últimos coletazos nocturnos al mundo blogueril, muchos días me acuesto agotada y solo quiero acurrucarme en la cama y cerrar los ojos. Pero, normalmente, siempre dedica aunque sea diez minutos todas las noches a leer antes de dormir. Es mi pequeño placer diario, que me ayuda a conciliar el sueño (excepto cuando la lectura es muy interesante y amanezco a la mañana siguiente con ojeras kilométricas).

El primer libro que me aportó una visión diferente sobre la maternidad fue "Un regalo para toda la vida" de Carlos González. Me lo compró mi marido cuando nuestro pequeño apenas tenía un par de meses y dábamos una vuelta por un centro comercial.

Su lectura me apasionó y me absobió. Me acompañó durante las interminables horas de lactancia de Darío, me ayudó a entender qué estaba haciendo bien y qué estaba haciendo mal y contribuyó a que fuera consciente del gran número de mitos y prejuicios que existen en el mundo de la lactancia y que, en cierto modo y de manera subrepticia, influyen en los modos de crianza actuales (te usa de chupete = el niño te toma el pelo, te manipula; hace muchas tomas = tu leche no es buena pero los de Nestlé si que saben cómo alimentar bien a un niño, etc.).


Acto seguido llegaron "Mi niño no me come" y "Bésame mucho", de Carlos González también.

Una vez me había picado el gusanillo de la prosa amena, fácil y alegre y de su visión cercana y sencilla de la maternidad, llena de sabiduría y sentido común, no podía dejar pasar la oportunidad de leer toda su obra.

También hay perlas imprescindibles en "Entre tu pediatra y tú", que casi se podría subtitular "El GPS para no perderse en la alimentación, maternidad y crianza de tus hijos".


Leíbles y releíbles hasta el infinito, sus páginas son las más manoseadas de mi biblioteca en los últimos años. Cuando una amiga mía se prepara para su maternidad, casi siempre puede estar segura de que un ejemplar de "Un regalo para toda la vida" llegará a sus manos a través de mi.


"La crianza feliz", de Rosa Jové, supuso un pilar de sustento y de argumentos científicos a las decisiones tomadas en la crianza de nuestro segundo retoño: Diana. Sueño y colecho, sobre todo, pero también un recordatorio de otros principios de "crianza natural", como la lactancia, la relación cercana con el niño, cómo negociar o intentar evitar -y a la vez comprender- las rabietas.

"Baby-led weaning" que todavía estoy terminando, me ha supuesto abrir la mente a un nuevo mundo de respeto por mis hijos, descubriendo cómo acompañarles en el camino hacia la incorporación de la comida normal en su dieta, sin pasar por los purés y por las luchas de poder que muchas veces se establecen a la hora de iniciar la alimentación complementaria.

Finalmente, aunque ya me pasé del listado de cinco, mencionar "Cómo hablar para sus hijos le escuchen y cómo escuchar para que sus hijos le hablen", un libro ameno y divertido que ilustra una nueva manera de relacionarse con los hijos, dejándoles expresarse y realizando una escucha atenta que les haga sentirse entendidos y valorados.

Lo he dejado para el final porque todavía no lo he terminado, porque creo que todavía hay muchos principios que no puedo aplicar con mis hijos y porque es el más complicado de interiorizar. Y es que en la vorágine del día a día es muy complicado pararse a pensar en el comentario adecuado que decir a tu hijo o intentar evitar calificar sus conductas, encasillarle o elogiarle constantemente.

Como mínimo es útil porque invita a la autoreflexión y lo hace de una manera didáctica y amena.

Finalmente, mencionar que muchas de mis lecturas complementarias han sido descubiertas por los consejos y apuntes bibliográficos del nunca lo suficientemente alabado Carlos González.

domingo, 17 de octubre de 2010

Vaca NO, mamífera SÍ... Y, por supuesto, MADRE

Hace unos días daba una pequeña ponencia sobre la relación entre medios de comunicación y lactancia materna en el marco de la jornada con la que Multilacta y el Hospital del Henares (Coslada) celebraban la Semana Mundial de la Lactancia Materna.

Era un discurso optimista en el que asumía que los medios informativos ofrecían noticias contrastadas y veraces sobre la lactancia materna (aunque acompañadas con publicidad de alimentación artificial, biberones, chupetes y resto de industria asociada: esterilizadores, botecitos para leche…) y que el principal problema se encontraba en la falta de referentes culturales de lactancia materna en series, películas, dibujos, programas de debate, etc.

Subjetividad
Pues bien, hoy me encuentro en Internet con la referencia a un artículo del el Magazine (suplemento dominical) de El Mundo, titulado “La era de las madres vaca”. Y aparte de estar plagado de prejuicios, mitos e incorrecciones sobre la lactancia, pues me llama poderosamente la atención la falta de rigor periodístico que desprende este artículo desde su mismísimo titular.
   
Portada de Magazine, el suplemento dominical
que destribuye el periódico El Mundo.
Y es que adjetivar a una madre como vaca la reduce a un animal y su papel al de la mera alimentación por el simple hecho de ofrecer a su bebé la leche materna. 

Leche, que, no lo olvidemos, es gratuita, adaptada siempre a las necesidades del bebé, a la temperatura perfecta y que no requiere de ningún accesorio o instrumento externo para su administración. 

No se compra ni se vende, no se desperdicia, nunca sobra o falta, siempre hay la necesaria para el bebé y, además, le permite aprender a identificar si tiene sed o hambre, cuánto quiere comer, cuándo está satisfecho… 

Más allá de los consumismos desaforados y de las tablas de alimentación para bebés cuadriculados a los que hay que medir por el mismo rasero y debe hacer tomas milimétricas, siempre con la misma cantidad y presionados para terminarse el biberón.


Elecciones partidistas
En fin, que para este articulista (y para el resto de periodistas que filtran, editan y revisan los contenidos) la madre que alimenta a su hijo prescindiendo del biberón es una vaca y la lactancia no es materna sino natural (ya que el antetítulo reza “lactancia natural”). La elección del adjetivo tampoco es inocua, ya que la palabra lactancia materna tiene connotaciones positivas, mientras que lactancia “natural” ya puede relacionarse con los “locos” de los “natural” frente a lo tecnológico o cultural.

Ideas preconcebidas
Leyendo el artículo de principio a fin me quedo con la sensación de que la autora, Carmen Machado, ya tenía una idea preconcebida a la hora de escribir el artículo y ha ido recurriendo a las fuentes que ha ido encontrando para apoyar estas ideas… 

Vamos, que comienza con una experiencia negativa de lactancia materna y luego una positiva, pero con una mujer que trabaja en casa, dando ya de por sí la idea de que sólo se puede compaginar la lactancia materna con el trabajo si trabajas en casa… Y luego, claro, la pregunta a la entrevistada para que responda lo que tú quieres que diga: “Pero si hubiera trabajado fuera, me habría resultado imposible darle de mamar durante tanto tiempo”…

Pero, vamos a ver, señoras, que esto no es todo o nada. Que cuando la mamá se incorpora al trabajo se puede dar alimentación complementaria, recurrir a la lactancia mixta (bibe cuando mamá no está y teta cuando está) o sacar leche para luego dársela. En el mejor de los casos, esto durará cuatro o cinco meses ya que en cuanto el bebé empiece a comer de todo tendrá de sobra con las tomas de leche que haga estando su madre en casa… Vamos, que me parece todo un insulto a las madres trabajadoras que han dado el pecho –y lo siguen haciendo- a sus hijos durante años.

 

Tendencioso
Desde luego, cualquiera que conozca un poco las fuentes manejadas por Carmen Machado sabe de qué pie cojea y es que, por ejemplo, al mencionar a Carlos Gonzáles ha cogido referencias de sus libros o artículos, pero no le ha preguntado a él directamente…

Cuando un periodista cita un libro o artículo, debe reseñar la fuente, ya que si no parece que la autora se ha molestado y todo en hablar o contactar personalmente con Carlos González. Aunque, claro, tampoco lo ha hecho con Badinter o Rosin… Simplemente se ha limitado a apropiarse de sus argumentos y, eso sí hemos de reconocérselo, ha contactado con dos madres que han dado el pecho… Aunque las experiencias son tan radicalmente diferentes que también entra la duda de si ha habido sesgo o no en la elección… Y es que parece ser que para Machado no hay medias tintas.

Luego están los apoyos gráficos, que inciden en el tema “Mama que da el pecho = vaca”, que son amarillistas y tendenciosos en sí mismos… Que, ahora que lo pienso, porque debe ser políticamente incorrecto sacar a una mujer gorda en un suplemento dominical, porque si no, lo único que les faltaba era haber puesto a una mujer gorda, pintada de vaca… y ya puestos, con los rulos y la cofia… que está claro que las mujeres que dan el pecho están anticuadas, son machistas, feas y gordas y viven en un mundo de servidumbre…

Historias para no dormir
Se habla sobre historias de terror de lactancia: grietas más grandes que el cañón del colorado o padres que duermen a pierna suelta mientras la madre se pasa la noche entera en vela y penando para darle el pecho a su hijo. Pero no se ahonda en las causas de estas historias de terror.

Es más fácil echarle la culpa a las presiones para amamantar que a la falta de información o de referentes culturales o a los padres que asumen que como la madre da el pecho ellos no tienen nada que hacer, porque parece que si elijes que vas a dar a tu hijo el pecho, debes asumir en el mismo pack cambiarle el pañal, vestirle, bañarle, cantarle, acunarle, dormirle, ordenar sus cosas… Y sin embargo, cuando das biberón, misteriosamente, todas esas labores se disuelven en un arcoíris de felicidad y maternidad de revista.

Pensamiento único
En el videojuego Los Sims,
ningún bebé es amamantado.
Me hace mucha gracia también el párrafo final. Una perlita más:
 
Las campañas pro lactancia son un fenómeno creciente, casi una corriente de pensamiento único”.
 
Ahí queda eso…. ¡¡¡Toma ya!!! Y lo dice la periodista. No lo dice en boca de nadie. Y no lo prueba… ¡¡¡Leñe!!! Que como lectora me siento estafada… Si era un editorial o un artículo de opinión, que lo hubieran etiquetado como tal. Me siento engañada cuando me lo ofrecen como información, que se supone veraz y contrastada. Y, al final, si mido el resto del medio con el mismo rasero que este artículo, el único que sale perdiendo es El Mundo.

En cuanto a la afirmación de la autora, simplemente decir que las campañas pro lactancia las emprenden grupos de madres que no tienen un duro… eso sí, con el apoyo de la OMS y UNICEF que dan mucho apoyo moral, pero no se gastan un duro en campañas de publicidad… Mientras que los fabricantes de leche de fórmula están a todas horas en televisión, radio, revistas y periódicos… y hasta en las consultas de los médicos y pediatras.

Grandes héroes de la industria alimentaria
Así pues, la lactancia materna se convierte en un pensamiento único en un mundo libre de Nestlés y Nutribenes… Ah, no espera, que según Machado, Nestlé es un héroe suizo que “comenzó la elaboración de un producto alimenticio para combatir la altísima mortalidad infantil”… Que sí, que no te digo yo que la leche de fórmula no haya salvado muchas vidas, pero este señor y sus herederos lo han hecho para llenarse los bolsillos, ya que si su único afán hubiera sido el bienestar de los niños otro gallo hubiera cantado.
 
No olvidemos que en 1886, la fecha a la que hace referencia el artículo como comienzo de las leches de fórmula, estamos en plena revolución industrial, éxodo hacia las ciudades y comienzo de la incorporación de la mujer al mercado laboral. En esa época, aunque no haya estadísticas, muchas madres no daban el pecho a sus hijos… ¿cómo? Porque recurrían a nodrizas o a lo que se llama “lactancia mercenaria”, a cambio de dinero.

Según José María Paricio Talayero, del Comité de Lactancia Materna. Asociación Española de Pediatría y Jefe de Servicio Pediatría, Hospital Marina Alta (Denia, Alicante), “en 1780 el 92% de los niños nacidos en Paris son amamantados por  una nodriza”. En Inglaterra, en 1700, el 50% de las madres no amamantaban a sus bebés.
  
En esas mismas fechas, la tasa de mortalidad infantil era de 109 en amamantados por sus madres, 170 en amamantados por nodriza a domicilio, 381 si nodriza los lleva a su casa y 500 al 910 si eran alimentados por una nodriza en la inclusa. Así las cosas, la solución no pasaba por fabricar un alimento artificial para estos niños, sino por fomentar que fueran las propias madres las que amamantaran a sus hijos.
    
Se crían igual de bien
Y, además, volviendo al argumento del “pensamiento único”, ¿dónde quedan las madres, suegras, amigas, vecinas que constantemente recuerdan a las madres que amamantan que les den un biberón, “porque con el bibe se crían igual de bien”?
 
Ahora otra perlita de la articulista, que esta vez no pone en boca de nadie: “Se sugiere, se asocia, se indica… Pero ¿se puede afirmar categóricamente que los niños criados con biberón tendrán un peor desarrollo físico, cognitivo o afectivo que los criados al pecho? Hasta ahora, no hay pruebas concluyentes”.

Esto es mentira. Simple y llanamente. Hay estudios que demuestran que los bebés amamantados padecen menos obesidad o dermatitis atópica, por ejemplo. Es evidencia científica de tipo 1, es decir, incontestable,… Y esta evidencia está en la base de las políticas de fomento de la lactancia materna, por ejemplo, a través de la iniciativa IHAN.

Sin desperdicio
El cuadro de ventajas e inconvenientes de la lactancia materna no tiene desperdicio. No voy a entrar en el análisis porque necesitaría un post entero para analizarlo (aunque no lo descarto para el futuro)…
  
Tampoco tienen desperdicio los ganchos en la portada para llamar la atención de los lectores: “La organización mundial de la salud quiere que las mujeres amamanten durante dos años”… ¿¿¿ein??? La OMS recomienda, no obliga ni quiere. La OMS dice lo que es lo mejor para la madre y para el bebé basado en evidencias científicas… Luego cada persona hace lo que quiere. Vamos que la OMS también dice que fumar es malo y no por eso la gente que fuma se ve obligada a dejar de fumar. Cada uno hacemos nuestras propias decisiones y tenemos que vivir con ellas.
 
Y con ello mi reflexión final… Si una madre se ve obligada a amamantar es que algo falla. Se puede informar a una madre de que la lactancia materna es lo más beneficioso para el organismo de la madre y el del bebé, que dar el pecho no tiene que doler, que si hay grietas es que algo va mal y se puede solucionar, que la lactancia materna es compatible con el trabajo… Y si después de todo eso, decide dar el biberón por las causas que sea, habrá que respetarlo y dejar a esa madre estar y ser feliz con su hijo, ya le de teta o biberón.
   
Si una madre que desea amamantar se enfrenta con problemas (grietas, mastitis, etc.) y los profesionales médicos son un muro en el que se estrella sin encontrar apoyo y soluciones, que solo le dicen que la lactancia materna es lo mejor para su bebé sin pararse a entender la causa de sus malestares y desvelos, sin ofrecerle ni tan siquiera empatía y comprensión, es normal que vea la lactancia como una esclavitud y no como una experiencia positiva y maravillosa.
  
Son todavía muchos los prejuicios que hay que borrar para poder lograr que todas las madres que quieran puedan ofrecer a sus hijos lactancias felices y satisfactorias… y artículos y argumentos como estos solo ponen piedras en el camino y siembran de dudas los embarazos de muchas madres, que pueden desechar la lactancia por miedo al fracaso.

Facebook: Me indigna que El Mundo haga este ataque a la Lactancia Materna

Carta a El Mundo y recogida de firmas

Alud imparable
El susodicho artículo ha generado una reacción en cadena imparable. Aquí os dejo otras referencias blogueras de la red maternal. Si me dejo a alguien, no dejéis de mandarme un tirón de orejas virtual... y un enlace.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

El chupete a debate

La succión es innata y connatural en el ser humano. Los niños la inician en el vientre materno, principalmente chupándose sus propias manos y dedos, y cuando nacen ellos solos son capaces de localizar el pecho materno y reptar hasta el pezón para comenzar a mamar.

Todo ello, obviamente, sigue su curso natural si no se le ponen “interferencias” en el camino en forma de separación de su madre, manipulaciones innecesarias, pruebas que se pueden posponer, baños prematuros que eliminan el olor del líquido amniótico que ayuda al recién nacido a identificar el olor del pecho de su madre, etc.

Pero, una de las principales interferencias que puede obstaculizar el establecimiento de una lactancia/succión adecuada es la tendencia a poner en la boca del bebé cualquier cosa que no sea el pecho de su madre, con especial empeño en ofrecerle chupetes y tetinas.

Lecturas perturbadoras
¿Y a qué viene esto? Pues viene a que últimamente leo en varios blogs (aquí y aquí)  que hay que usar el chupete porque es muy bueno para prevenir el síndrome de muerte súbita del lactante y que por mucho que los grupos de lactancia lo “proscriban” (¡¡¡!!!), no interfiere en la lactancia.

Y ya tenemos la polémica servida. Porque en estos artículos se califica a los grupos de lactancia como “proscriptores” de cosas y se los califica mal. En primer lugar porque, al menos en los grupos de lactancia a los que he acudido yo y en la documentación que se maneja en estos grupos, se recomienda “posponer el uso de chupetes y tetinas hasta que la lactancia materna esté establecida” y la lactancia materna está establecida normalmente entre dos y cuatro semanas después del parto.

He aquí la primera diferencia, no se los proscribe, sino que se los retrasa. Además, pues si la lactancia materna es a demanda, tampoco se debe usar el chupete con el objetivo de “alargar” el intervalo de tiempo entre tomas, pues estaremos interfiriendo en los mecanismos de la lactancia y poniendo trabas y zancadillas a la correcta nutrición del bebé.

Fuente: www.aleitamento.com

Academia Americana de Pediatría
Los expertos señalan que existen estudios que demuestran una correlación entre el uso del chupete y una incidencia menor de la muerte súbita del lactante. La Academia Americana de Pediatría que ha sido la primera en iniciar la recomendación del uso del chupete para la prevención de esta causa de muerte infantil debe estar “malévolamente influenciada” por los grupos de lactancia, porque indica el uso del chupete a partir de un mes y por periodos cortos “para las siestas y para el sueño nocturno”.

Vamos, que no es lo mismo recomendar el chupete para dormir que como se usa normalmente, que es como tapabocas para que el niño no llore ni despierto ni dormido.

Por otro lado, y aquí me baso en mi experiencia personal, un niño que ha sido alimentado a demanda durante las dos o tres primeras semanas sin necesidad de instrumentos de succión ajenos a su madre se revuelve y reniega una y otra vez cuando intentas meterle un chupete en la boca.

Así lo hizo mi hijo Darío y, tras mucho insistir, e insistir e insistir, lo cogía a ratitos y él solito se deschupetó a los 9 meses. Con mi hija Diana ha sido misión imposible. Para ella el chupete es un juguete más. A veces se interesa más por las bolitas de la cadena que por el propio chupete y sólo le llama poderosamente la atención cuando ve a otro bebé que lo tiene y hasta que logra quitárselo :-D


No concluyente
Bueno, a lo que voy, que supuestamente hay una revisión sistemática que analiza diversos estudios sobre el uso de chupetes y la lactancia materna y que, según la Dra. Arce “parece demostrarse que el uso del chupete no tiene influencia perjudicial en el desarrollo, el progreso y la duración de la lactancia materna”… Y ella misma pone el enlace a dicha revisión sistemática…

Pero siempre es bueno remitirse a las fuentes. Y cuando hay error en calificar a los grupos de lactancia y tratarlos como “el enemigo” en lugar de cómo una herramienta más a disposición de los profesionales de la salud a la que remitir a las madres que tienen dudas o problemas, pues también puede haber errores en otros puntos.


El caso es que la revisión señala, ya en el resumen, que: “The highest level of evidence does not support an adverse relationship between pacifier use and breastfeeding duration or exclusivity. The association between shortened duration of breastfeeding and pacifier use in observational studies likely reflects a number of other complex factors, such as breastfeeding difficulties or intent to wean. Ongoing quantitative and qualitative research is needed to better understand the relationship between pacifier use and breastfeeding

O dicho en cristiano y traduciendo a la rápida y a la remanguillé made in me: “Los más altos niveles de evidencia no respaldan la existencia de una relación adversa entre el uso del chupete y la exclusividad y duración de la lactancia materna. La asociación entre el acortamiento de la lactancia materna y el uso del chupete en estudios observacionales probablemente es resultado de un número indeterminado de factores complejos, como las dificultades en la lactancia o la intención de destetar. Es necesario que se realicen estudios cuantitativos y cualitativos para entender mejor la relación entre el uso de chupetes y la lactancia materna”.

Fuente: Clarín.com
Interpretación apresurada
Vamos, que lo del “desarrollo y el progreso” se lo han sacado de la manga y los estudios reflejan solo la duración. Y eso, obviamente, sin tener en cuenta otros factores sociales. En la revisión citan uno de los resultados añadiendo que el destete se había producido a los 3 meses en el grupo de estudio y el de control, pero en ningún lado parecen analizarse otros factores que intervienen en el destete, como la incorporación al mundo laboral de la madre en torno a los 4 meses y la creencia de que hay que ir acostumbrado al bebé al biberón con antelación.

En cualquier caso, que sólo habla de la duración y la misma revisión reconoce que es necesario estudiar más esta relación. Y es que los grupos de lactancia no “proscriben” el chupete durante el primer mes por gusto, sino porque la interferencia en la correcta succión crea problemas de grietas, mala transferencia de leche e incluso mastitis que sí que son las causas del abandono o acortamiento de la lactancia… El chupete no habría sido la causa en estos casos, pero sí un factor encubierto.

Fuente: www.biblical-art.com
El mismo estudio también manifiesta que algunos datos no son demasiado fiables porque incluso en los grupos de estudio en los que las mamás no debían de dar el chupete se alcanzaban tasas de uso de chupete muy similares a las de los grupos de control ¿?

Os dejo un enlace en inglés sobre las recomendaciones de la Asociación Americana de Pediatría respecto al SMSL y uso de chupete (http://www.pamf.org/children/newborns/feeding/pacifiers.html) y también una interesante reseña histórica sobre el chupete (http://www.facebook.com/note.php?note_id=129023560446628).



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