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viernes, 14 de septiembre de 2012

Madre lactante, madre colechante

Estivill ataca de nuevo con un libro sobre el sueño y esta vez se destapa. "Qué no te quiten el sueño", titula su libro para adultos, que podría bien ser el subtítulo de su "Duérmete niño", que no es otra cosa que una estrategia para que los niños no molesten a sus padres durante la noche y les dejen "dormir del tirón".

Sorprende ver que sus consejos para adultos distan mucho de los ofrecidos para niños. Cualquiera diría que la solución para el sueño del adulto insomne sería decir a su mujer/marido que no le hiciera caso cuando se quejara del sueño que tiene: "Si durmieras por la noche, no tendrías sueño", sería la respuesta estándar... Pero no, vaya, los "mayores" son mucho mejor tratados en esta edición y se les ofrecen consejos que se les niegan a los niños "leer un libro", "tomarse un baño" o "realizar una actividad relajante"...

En fin, que no era este el objetivo de mi post, pero nunca se debe de perder una oportunidad de arengar contra Estivill. La idea que os quería contar hoy es la que se repite cada vez con mayor frecuencia en los grupos de apoyo a la lactancia que coordino. Muchas madres que acuden, además de resolver sus dudas sobre amamantamiento, también plantean sus interrogantes respecto a muchos otros aspectos de la crianza, con especial atención al sueño.

El sueño ocupa un lugar muy importante entre las consultas de las madres. Las dudas son múltiples:
  • Se despierta mucho por la noche, por lo que mi leche no le alimenta. 
  • No se despierta por las noches, por lo que está muy débil y no sé si mi leche le alimenta.
  • Por las tardes está muy intranquilo y por la noche mama mucho y no sé si mi pecho se queda sin leche.
  • ¿Cómo me voy a organizar cuándo tenga que volver al trabajo si se despierta tanto por las noches?
Razones de peso
Respecto a este apartado hay varios aspectos que siempre intento dejar claros siempre que tratamos el tema en los grupos de apoyo a la lactancia:
  • La necesidad de mamar del bebé por la noche es normal y deseable, ya que ayuda a regular el nivel de prolactina y a que el organismo de la madre produzca la leche que el pequeño necesita.
  • Los bebés por la noche no solo necesitan comer, sino también calor, contacto, cariño, seguridad, confianza, etc. No debemos olvidar que han pasado nueve meses en contacto continuado con su madre y necesitan sentir esa conexión tanto de día como de noche.
  • Cuánto más próximos están la madre y el bebé, menos probabilidades hay de que el bebé se salte una toma por la falta de repuesta hacia su comunicación no verbal
  • El colecho favorece el correcto establecimiento de la lactancia materna, lo dice el Ministerio de Sanidad.
  • Tan importante es el sueño de la madre como el del padre. Muchas veces la madre se levanta todas las veces por la noche mientras el padre duerme a pierna suelta porque tiene que trabajar al día siguiente. Con todos mis respetos para los padres con profesiones de riesgo (conductores, mecánicos, albañiles, escaladores profesionales, vigilantes de centrales nucleares y similares), me parece mucho más importante que las madres tengan un buen descanso que el hecho de que el padre esté fresco y lozano al día siguiente para "aporrear una tecla". La madre que no descansa, al día siguiente sigue estando al cuidado de un recién nacido y tiene una vida en sus manos.
Pero, retomando el título del post, me sorprende (y me agrada) ver que cada día son más madres y padres los que llegan solos a la solución del colecho para amamantar a sus bebés y no perder horas de sueño. No han leído libros, ni webs ni nada por el estilo. Han cerrado los oídos a quienes dicen que si duermen con ellos no los sacarán nunca de la cama o simplemente no confiesan que duermen con sus hijos más que en "territorio amigo", pero, en cuanto se sienten escuchados, comprendidos y apoyados, hablan con toda naturalidad de cómo el hecho de dormir con sus hijos ha facilitado su vida, sus rutinas de sueño y aportado felicidad a la organización familiar.

En familia
No solo las madres hablan libremente del colecho en el grupo de lactancia, quitándose de encima esa losa de secretismo y culpabilidad con las que muchas solemos comenzar esta práctica (yo misma, para empezar), sino que los padres se encuentra entre algunos de los más fervientes defensores de compartir la cama con sus hijos. Muchos de los papás que vienen al grupo colechan con sus hijos, entre otras muchas razones, porque:
  • disfrutan
  • apoyan la decisión de sus mujeres
  • ven que es bueno para sus esposas y sus hijos
  • aporta tranquilidad al sueño familiar
  • les permite compartir tiempo y contacto con sus bebés y fortalecer el vínculo
Periodo de transición
Muchas otras familias que acuden a los grupos se encuentran en un periodo de transición. No duermen con sus hijos pero los meten en la cama cuando el papá se va a trabajar o para la última toma y ya se quedan juntos hasta la hora del desayuno. Otras mamás confiesan que alguna noche han dormido con sus hijos para calmarles pero que no han podido pegar ojo en su afán de no moverse, etc.

Para estas otras madres, quizá escuchar las "confesiones" de otras madres tenga un efecto más balsámico que mis asépticas aseveraciones sobre las ventajas del colecho para la lactancia. No en vano, y aunque as asesoras seamos madres, las mujeres que vienen se reflejan más en el espejo de sus pares con hijos de la misma edad o mayores que en el de las asesoras de lactancia.

En estos casos, y como madre que también pasó por esa etapa, me gusta darles algunos consejos, si antes no los ha ofrecido alguna otra de las participantes. El que quizá me parece más importante, es el de montar una cuna en "sidecar", es decir, demosntando un lado de la cuna y adosando esta por su lado abierto a la cama de los padres para que haya una continuidad en las superficies a la hora de dormir.

De este modo, la madre puede deplazar al pequeño hasta su cuna después de la toma, mientras que el bebé sigue respirando el olor de su madre y sintiéndola cercana. De este modo, las necesidades de ambos están cubiertas. La de la madre de dormir y la del bebé de cercanía física y emocional con su figura de apego primaria...

Con el tiempo la mayoría de las madres (y de los padres reacios), acogen al bebé con soltura entre ambos, ya sin miedo a aplastarle o molestarle. El bebé se va haciendo mayor, su cuerpo parece menos frágil, los padres ganan en experiencia, el bebé tiene medios más claros para hacer saber lo que quiere y la familia aprende su camino, más allá de los consejos bienintencionados de terceras personas.

Oposición total
Desafortunadamente, también hay madres que acuden a los grupos y al oír hablar del colecho afirman que "eso no es para ellas". En estos casos, no queda más que explicar y divulgar, tratando de desmontar los mitos. Por lo menos que esa mujer se lleve a casa material para reflexionar y si logramos que esté un poco más abierta a escuchar las demandas por la noche de su hijo sin pensar que "le está tomando el pelo", el esfuerzo habrá sido beneficioso para todos.

Pero, volviendo al principio, cada día me alegra más corroborar el principo expuesto en el título: madre lactante, madre colechante. Por que cada día estoy más convencida de que el colecho, como la lactancia, no hay que hacerlo porque sea "lo mejor" o "lo más beneficioso para el desarrollo neurológico del bebé" o "porque permite descansar mejor" sino PORQUE SE DISFRUTA.

jueves, 15 de abril de 2010

Un estivilizado (o ferberizado) más

Tenía una larga lista de temas (bueno, no tan larga, unos 7 u 8) esperando un par de horitas libres para escribir mi siguiente post en el blog... Pero asuntos más urgentes me reclaman.

Ayer uno de mis amigos publicó en su página de Facebook que estaba leyendo el "Duérmete niño" para aplicárselo a su hijo para evitar "el drama de las 10.30"... Y desde entonces tengo un poco de tristeza inconsolable (aunque también puede que esté agravada por este tiempo gris y lluvioso) al pensar en el pobre nene llorando en su cuna sin consuelo.

Segunda opinión
Nada más leerlo le recomendé que leyera "Dormir sin lágrimas" para tener una "segunda opinión"... recurrimos a "segundas opiniones" en muchos ámbitos de nuestra vida, pero parece que con los niños hay que seguir el método de moda sin cuestionarse nada, como si sólo tuviera ventajas...

Y no te digo yo que no las tenga, el niño deja de molestar, pero ¿a qué precio? Muchos padres lo ignoran porque el susodicho libro sólo explica las ventajas de su método, pero no aborda otros aspectos que si se explican en otros libros como "Dormir sin lágrimas" o "Besame mucho".


Pero parece que mi recomendación cayó en saco roto porque a los dos minutos le escribió otra persona diciéndole que qué bien y que si tenía alguna duda se lo preguntara...

Al día siguiente
Parece ser que el niño se durmió con el bibe (así que el drama de las 10.30 no era tanto drama al fin y al cabo), pero como estaban decididos a aplicárselo pues cuando se volvió a despertar lo hicieron... Y el niño pasó media hora llorando hasta que se durmió (o hasta que dejó de llorar, porque realmente los padres no saben si se durmió o no, sólo que dejaron de oirle).

Y ellos lo "pasaron fatal" oyendo llorar al nene... Un adulto responsable que decide aplicar un método sabiendo que su hijo de apenas 7 meses va a llorar lo pasa fatal, aunque tiene todo el control de la situación... Un niño de 7 meses al que hasta entonces han atendido con amor, consolándole cuando lloraba, se pasa media hora llorando y nadie le acuna o le consuela, solo entran a ratos en su habitación sin tocarle para decirle algo que no entiende y darle su muñeco. No entiende la situación, ni porqué le están haciendo eso y termina durmiéndose por agotamiento... ¿Quién lo está pasando peor? Obviamente, el niño.

Mis razones
Ahora unos cuantos apuntos esquemáticos de por qué estoy en contra de este método:
  • Los niños no necesitan aprender a dormir... Lo hacen desde el primer día. Lo que aprenden con el método de marras es a dormir cuando a sus padres les interesa y sin protestar ni opinar al respecto.
  • Lo único que aprenden los niños de este modo es que, por mucho que lloren y reclamen a sus padres, nadie les va a atender.
  • A los creadores del método les da igual que el niño duerma o no... El bebé puede estar a oscuras en su habitación con cara de terror que, si no llora, se considera todo un éxito... Al final, parece que lo único que se persigue es que el niño se duerma "sin molestar".
  • El estrés que causa el llanto eleva el nivel de cortisol, una hormona que contribuye a la destrucción de neuronas, inhibe el crecimiento e interfiere con el sistema inmunológico.
  • No están comprobados los efectos psicológicos a largo plazo de la aplicación de este método
  • Es una copia del método Ferber, una metodología conductista, corriente psicológica que cuenta con un amplio rechazo en su aplicación a personas... Puede que funcionara con el perro de Pavlov, pero ¿con personas?
  • Los niños son personas... Sí... Vuelve a leer el método "Duermete niño" y piensa que en lugar de a un niño alguien se lo está haciendo a su padre de 70 años que tiene a su cargo en casa ¿a qué parecería un nazi sin piedad?
  • La propia Asociación Española de Pediatría ha rechazado la eficacia de este método: "Las técnicas de terapia conductista de condicionamiento del sueño son difícilmente compatibles con la lactancia materna; deberían reservarse a niños con enfermedades del sueño, no estando probadas ni su eficacia, ni su repercusión psicológica a largo plazo".
Mi propio camino
Y esto, como todo, es un camino... Yo lo apliqué en cierta medida con mi nene mayor cuando era un bebito y no dormía siestas por el día (ahora sé que no quería dormirlas en la cuna, sino conmigo) y encima lo hice antes de los seis meses, que no está nada recomendado... Después aprendí que era mejor ponerle un móvil con música, por ejemplo... Iba genial para que no llorara y para que consiguiera dormirse solito...

Ahora, más de dos años después, tengo muy claro que nunca lo haría... He leído, me he documentado, he tenido otros niños y lo tengo claro...

Pero también tengo claro que muchas temas relacionados con la maternidad son caminos que tiene que recorrer uno mismo y que si voy a esos padres a soltarles la retahíla que he dejado ahí probablemente se sientan atacados, criticados y vilipendiados... Y más cuando es un método ampliamente aceptado por el resto de la sociedad y cuando otras mamás se han apresurado a aplaudirles por su decisión y a venderles sus bondades.

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