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jueves, 29 de mayo de 2014

Extracción de leche materna

Extraer 30 ml. de calostro y sentirte
tan bien que hasta le haces una foto.
Ya os conté que los inicios de mi tercera lactancia fueron un poco complicados debido a una separación. En el primer momento, y en el resto de crisis que siguieron, el sacaleches se convirtió en mi gran aliado para superar los problemas de calibración de la producción.

Como Erik estuvo separado de mí durante varias horas, no estimuló el pecho y este no había recibido las señales necesarias para comenzar a producir toda la leche que él necesitaba. Esto, sumado a todas las pruebas que le hicieron, hacía que llorara en el pecho su hambre y todo lo que había pasado y se enrabietara todavía más al no poder saciarse.

La única manera de superar esta situación fue extrayendo leche y dándosela con jeringuilla a pelo primero y luego con la sonda directamente en el pecho a modo de "relactador".

Yo nunca había sido demasiado usuaria de sacaleches, ya que he tenido la suerte de trabajar como autónoma desde que he sido madre, sin horarios y desde casa. Con Darío usé el extractor manual de Avent. Teníamos feeeling él y yo y me funcionaba mucho mejor que cualquier otra cosa, aunque algo de daño cuando hacía el vacío sí que sentía... aparte de no sacar demasiada cantidad.

Con Diana me extraje sobre todo para donar y lo hacía con el de Avent o con uno doble eléctrico de Ameda. Con cualquiera de los dos tenía buenos resultados, pero tampoco es que me econtrara demasiado cómoda con el proceso.

Con Erik empecé a usar los de Medela en el hospital y la verdad es que el cambio fue alucinante. Sobre todo con el Symphony. Esta máquina tenía dos funciones:
- Un programa de unos 10 minutos destinado a las mamás de prematuros para estimular la producción de leche. Se trataba de un programa automático que iba variando la velocidad de los ciclos de succión y la intensidad de la misma. Y aunque estuviera específicamente diseñado para madres de prematuros yo obtenía grandes resultados en las extracción, sobre todo con los cambios de ciclos.
- Un mando normal en el que se podía configurar la intensidad de la succión.

Además, el Symphony cuenta con el sistema de doble extracción de Medela, con un primer ciclo para "llamar a la leche" y un segundo ciclo para la extracción propiamente dicha, imitando así el comportamiento de los bebés en el pecho.

He de confesar que después de varias extracciones cuando saqué 90 mililitros de leche amarillenta yo misma me quedé gratamente sorprendida, pues creo que es una de las mayores cantidades que había extraído durante todos mis años de lactancia.

Y lo mejor de todo es que con ese extractor lo lograba de manera cómoda y sin sufrir ningún tipo de dolor en el proceso. No podía pedir más y desde aquí quiero agradecer al 12 de Octubre que tengan buenos sacaleches a disposición de las madres para que los podamos usar en todo momento. Yo, personalmente, ya he usado los de la unidad de "Transición" u Hospital de Día de neonatos, los de uno de los boxes de cuidados intermedios de neonatos y el de la planta de maternidad donde yo estuve ingresada, pero también los de la sección de cirugía pediátrica y de la UCI pediátrica de este mismo hospital... Soy lo que algunos denominarían "heavy user" ;-)

Y, una vez en casa, me he lanzado a usar el Freestyle de Medela. Su extracción doble me permite extraer de los dos pechos a la vez, pero, sobre todo, me encanta la potencia de extracción y la versatilida de su motor que me permite controlar el doble ciclo (estimulación y succión), la intensidad del vacío, pero también el tiempo que llevo extrayendo. Este fue el modelo que le recomendé a África cuando inició el proceso de lactancia inducida


Mini-electric

jueves, 6 de marzo de 2014

Síndrome de la asesora de lactancia

Una foto muy especial, salida del objetivo
de Rebeca López, de Kisikosas.
Síndrome de la asesora de lactancia: dícese de cuando una madre asesora de lactancia es experta en diagnosticar problemas de lactancia en otras mujeres, y en darles tanto apoyo moral como opciones para resolverlos, y en cambio no es capaz de ver o diagnosticar los problemas en su propia lactancia.

Hasta ahora siempre me había enfrentado a este fenómeno en cabeza ajena... Es decir, yo era la asesora que ayudaba a otras compañeras a descubrir algún problema o sugiriendo opciones que no se habían planteado por si mismas... Y asumiendo que para analizar una situación delicada o problemática siempre hay que tomar una distancia, física y emocional, no entendía demasiado bien por qué no podían ver por si mismas lo que para mí resultaba evidente a simple vista.

Pero no hay más lección de humildad que vivir el proceso en tus propias carnes. Y con el nacimiento de Erik he tenido oportunidad de vivir el síndorme de la asesora de lactancia con gran intensidad. Vamos, que es de estas veces que el destino te hace un "zas, en toda la boca" de libro. Y es que no hay como un hijo para desmontarte todas las expectativas del mundo.

Nada más nacer me pusieron a Erik encima en piel con piel... durante unos cinco minutos y enseguida se lo llevaron. La separación cero que promulga Nils Bergman (que de eso os hablaré otro día) no se cumplió en nuestro caso, pero era justificado porque había sospecha de ciertas patologías en el bebé que había que confirmar o descartar cuanto antes.

Lo bueno es que todo esto pasó en un hospital, el 12 de octubre, donde las unidades de neonatos son de puertas abiertas las 24 horas para padres... Lo malo es que, aunque yo no estaba en ninguna "reanimación" o similar, no me "dejaban" ir a ver al peque hasta que me subieran a planta y allí me dieran el OK. Entre unas cosas y otras se me pasaron tres horas, en las que cada poro de mi piel me pedía estar con mi bebé y ni una sola neurona se encargó de recordarme que lo mejor mientras esperaba era empezar a extraerme leche para dar a mis pechos la estimulación que el bebé no estaba haciendo directamente.

Cuando por fin nos reunimos, Erik estaba ya en la fase "bello durmiente" y apenas se enganchó al pecho... Y yo de nuevo tenía las neuronas plácidamente también en fase "bellas durmientes" y tampoco pensé en extraerme. Sí pensé en ponerlo en piel con piel, pero estábamos en una incómoda silla, al lado de una puerta, en un sitio con bastantes corrientes y con poca tranquilidad e intimidad. No era el ambiente idóneo para un encuentro, pero el subidón del estar juntos lo compensó todo.

Esa noche tuvieron que ingresar al peque de nuevo en neonatos, con tan mala suerte que nos tocó la enfermera nazi que nos prohibió el acceso a la zona de "transición" donde estaba Erik y se inventó que estaba "nauseoso" para negarnos bajar a "la toma de las tres" y tener la condescendencia de permitirnos ver a nuestro bebé en "la toma de las seis". Y de nuevo, en ningún momento la extracción se me pasó por la cabeza.

Entre tanto, mi peque tuvo que enfrentarse en solitario a varias pruebas y pinchazos que, entre unas cosas y otras, llevaron a la situación del día siguiente: Erik rechazaba el pecho. Había poco calostro, el pecho apenas había estado estimulado (en 24 horas solo mamó entre las ocho de la tarde y las 12 de la noche a demanda y una toma más a las seis de la mañana) y Erik terminaba sacando todas las frustraciones y llantos del día cuando estaba en la teta.

Al tercer día de vida de Erik (segundo
día de extracción intensiva) ya conseguía
sacar algo menos de 20 ml de calostro
entre ambos pechos.
A última hora de nuestra segunda tarde parece que las neuronas empezaron a funcionar de nuevo y se me ocurrió preguntar por un extractor. También cabe decir que, en todo este tiempo, nadie me lo ofreció, ni me aconsejó extraerme, ni me dio un buen consejo al respecto... aparte de la consabida pregunta de "¿Tienes leche?", que uno consideraría proscrita en un hospital IHAN,

Y ahí estábamos al día siguiente; mientras José Mª Paricio-Talayeron daba una charla sobre bebés que rechazan el pecho, yo estaba viviendo en mis carnes de madre puérpera la crudeza de la situación en la que tu bebé se pone a llorar como si le estuvieras matando con solo acercarle al pecho... ¡¡¡Si hasta podrían haberse acercado al hospital a hacer el caso práctico con nosotros!!!

En fin, que, una vez la neurona empezó a funcionar, terminamos dando con nuestra propia solución: estimular todo lo posible la producción con extracción en sacaleches y usar el calostro extraido (5 0 10 ml a lo sumo) para dárselo en jeringuilla antes de volverle a poner al pecho. Darle un suplemento de leche extraída era la única manera de volverle a poner en modo "cooperativo" después de iniciar una de sus "peleas con el pecho".

Y, con las neuronas ya puestas al 100%, se me ocurrió aprovechar lo que no quería ya del suplemento para (usando la jeringuilla con sonda que empleaban para extraer la leche del biberón usado en el extractor) introducir la sonda por la boca mientras estaba en el pecho e ir inyectando pequeñas cantidades cuando él dejaba de mamar. Haciendo esto, pensaba yo, conseguía que comiera satisfactoriamente de nuevo al pecho y que la experiencia fuera positiva. ¡¡¡Y funcionó!!! Además, unas 24 horas después, y supongo que gracias a toda la extracción y a que la maquinaria del cuerpo se puso a funcionar de nuevo, tuve una gran subida de leche y Erik comió como un campeón.
Primero le suplementaba con la jeringuilla
(sin sonda) y luego ya aceptaba mamar al
pecho. Yo introducía la sonda por la comisura
del labio e iba inyectanto pequeñas cantidades
para animarle a mamar (de manera similar a lo
que se consigue con la compresión mamaria).

Tuvimos algún pequeño bache después (aunque ahí yo dudo de si fue bache o que el peque estaba molesto, incómodo o le dolía algo) y lo solucionamos de nuevo a base de extracción, después de las tomas, para incrementar la producción.

Y bueno, esta experiencia me ha enseñado bastantes cosas:
  • Que el síndrome de la asesora de lactancia existe porque cuando estás centrada en tu puerperio y en tu bebé es imposible tener una actitud analítica e incluso lo más evidente ni se pasa por tu cabeza. Yo he aconsejado a decenas de madres que se empezaran a extraer cuanto antes si las separaban de sus bebés y yo no fui capaz de verlo y hacerlo por mi misma.
  • Que el síndrome de la asesora de lactancia es doblemente doloroso. Cuando tienes problemas en tu lactancia y eres una supuesta "experta" en lactancia, resulta doblemente frustrante verte impotente ante todos los problemas que van surgiendo.
  • Que el hecho de dar a luz en un hospital IHAN no garantiza que vayas a tener un buen asesoramiento en lactancia y que, a pesar de la formación, entre el personal de estos hospitales persisten muchos mitos y errores al respecto.
  • Que toda la confianza del mundo no es suficiente cuando existe un problema.

viernes, 8 de abril de 2011

VI Congreso de lactancia: extracción mixta para maximizar la producción

La primer jornada del VI Congreso de Lactancia Materna dio comienzo ayer, jueves 7 de abril, con la celebración de seminarios en los que, a modo de talleres, doce expertos explicaron distintos aspectos de la lactancia materna desde un punto de vista más práctico que teórico y con la posibilidad de establecer un debate más personalizado que en las sesiones plenarias del encuentro.

Cómo funiona un taller de lactancia materna, la lactancia y las vacunas, los frenillos, los problemas del pecho, los cuidados en las unidades de neonatología, el código internacional de comercialización de sucedáneos, el voluntariado de las madres en los hospitales, la consejería de lactancia, el control del color en el parto, los cuidados madre canguro y la posición en el pecho fueron algunos de los temas tratados.

Yo tuve la oportunidad de colaborar con Pilar Serrano Aguayo, doctora especialista en endocrinología y nutrición, en un taller sobre extracción de leche materna en el que explicó las técnicas de extracción de leche manual y con bomba, masaje previo y repasó los resultados curiosos de algunos estudios que analizaron la extracción de leche materna.
  • A menudo se obtiene más leche de un pecho que de otro, generalmente del izquierdo.
  • Algunas mujeres logran menos eficiencia en la extracción de leche, y ello no se relaciona con el buen funcionamiento de su lactancia.
  • Algunas mujeres no notan la eyección de la leche, aunque esta puede documentarse mediante ecografía.
  • Aun las mujeres que habitualmente notan la eyección, no tienen percepción de la misma un 21 % de las veces que esta ocurre.
Luego Pilar Serrano Aguayo repasó las propuestas por la doctora Jane Morton para maximizar la extracción de leche materna, sobre todo en casos de lactancia inducida y/o diferida. En concreto, Morton propone una técnica denominada hands-on-pumping, que se basa en el uso combinado de una bomba de extracción con el masaje y/o extracción manual para maximizar la cantidad de leche extraida y mejorar así el estímulo de la producción.

Para realizar el masaje y compresiones del pecho (insistiendo sobre todo en las zonas que la mamá nota más duras, es decir, que tienen acumulaciones de leche), Morton propone el uso de una camiseta/sujetador perforado de tal manera que se puedan introducir las copas del extractor en su interior para mantenerlas sujetas sin necesidad de utilizar las manos.

De este modo, las manos quedan libres para ejercer las presiones mientras el sacaleches eléctrico continua realizando su labor.

Además, y con el objetivo de maximizar la producción y extracción de la leche, Jane Morton propone ir más allá y combinar esta extracción híbrida o hands-on-pumping con una segunda tanda de extracción (manual o con bomba pero de manera individualizada en cada pecho), con lo que se consigue extraer una gran cantida de leche adicional (incluso doblando la cantidad que se hubiera conseguido con una extracción simple).

Los pasos para seguir este técnica serían:
  1. Masaje de estimulación de ambas mamas.
  2. Aplicar el extractor doble.
  3. Iniciar masaje-compresión de ambas mamas (o de una tras otra) mientras se realiza la extracción con bomba, insistiendo en las zonas de mayor consistencia.
  4. Cuando cesa el flujo de leche, se detiene la extracción y se masajea y estimula el pecho nuevamente uno o dos minutos.
  5. Continuar con extracción manual o extracción de un solo pecho, alternando entre uno y otro y combinando con compresión manual.
Esta técnica se recomienda, sobre todo, en caso de de madres que no pueden iniciar la lactancia con normalidad debido a la separación de su hijo (ingreso en neonatos, prematuros, etc.) y debe combinarse con un contacto lo más frecuente posible con el niño y con una agenda de extracciones frecuentes (al menos ocho al día).

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