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domingo, 3 de mayo de 2015

La maternidad que merecemos en 20 pasos

Después de mi sequía bloguera, me reestrené escribiendo para el blog de Elena este post que en principio iba sobre lactancia, contacto y porteo en niños hospitalizados y terminó siendo algo diferente.

Quería seguir profundizando en el tema y me dí cuenta que los niños "hospitalizados" en el fondo son casi todos los niños, pues van a nacer en un hospital y en el mejor de los casos en dos días estarán fuera. Pero ese inicio de la vida en una institución sanitaria marca el principio del camino, para ellos y para nosotras.

Y, pensando, pensando, me dio por pensar que se podría hacer para que estos días sean más "amigables" con las madres y con los bebés y con el inicio de la vida que se mercen y aquí va mi lista de requisitos para una "maternidad ideal", la maternidad que mereces, la maternidad que merecemos, unos principios que estaría bien que leyeran los gestores de muchos hospitales para ponerse las pilas de verdad y ofrecer un comienzo digno de la vida a nuestros bebés y de nuestra maternidad a las madres y a las familias. Muchas de ellas no requieren grandes inversiones de dinero ni instalaciones complejas, sino, simplemente, cambiar el enfoque y la mentalidad en la atención a las familias que nacen en ese entorno.
  1. En la mejor maternidad del mundo, al entrar no tendrías que pasar un triaje de urgencias y podrías entrar directamente a la maternidad. Las embarazadas no somos enfermas ni accidentadas y tenemos muy claro a donde vamos.
  2. En la mejor maternidad del mundo, en la sala donde te atendieran para valorar el estadio del parto, habría sillas cómodas, espacio de sobra para una embarazada con tripa y su pareja. En lugar de una pared alicatada y llena de hojas con turnos y notas internas, habría paredes más cálidas, luces menos agresivas y cuadros con imágenes bellas sobre el parto y la maternidad, que inspiren tranquilidad y confianza en lo que está por llegar. En esa misma sala (y entiendo que es un lugar de trabajo), el instrumental, sueros y medicamentos, estarían guardados en mobiliario rápidamente accesible, contribuyendo así a que la futura madre mantenga la tranquilidad y la confianza.
  3. En la mejor maternidad del mundo, todos los carteles de pelotas de pilates y de monitorización sin cables se corresponderían escrupulosamente con la experiencia  real de la embarazda, sin dejar al libre albedrío del personal de turno si lo ofrecen o no.  Alardear de algo que no es real tiende a poner de mala leche a la parturienta,  que además se ve en la tesitura de tener que exigirlo sin la sonrisa de oreja a oreja que tiene la señora del dibujito.
  4. En la mejor maternidad del mundo, nada más llegar lo primero sería revisar rápidamente el plan de parto y, en caso de que la mujer no lo haya preparado, ofrecerle una guía rápida donde pueda elegir entre los distintos métodos de alivio del dolor, preferencias de posición para el expulsivo, acompañamiento, etc.
  5. En la mejor maternidad del mundo, todo el personal estaría formado en técnicas de comunicación y calidad en la atención al cliente, desde ginecólogos, pasando por matronas y anestesistas y terminando en el personal de limpieza. No quiero saber cuándo te toca librar mientras me pones el monitor, no quiero que me llames bonita. Todo el mundo trata a las mujeres como a adultas capaces de tomar sus propias decisiones y eso pasa porque te molestes en leer mi nombre y no me llames señora, parturienta o puerpera y que tampoco hables de mi como si no estuviera delante.
  6. No voy a hablar de verticalidad, tiempos,  ni nada de eso que para eso ya está la estrategia de atención al parto normal.
  7. En la mejor maternidad del mundo entienden que mi dignidad como persona y como paciente está muy ligada a la vestimenta. En la maternidad perfecta me animarían a llevar ropa con la que esté cómoda. Me orientarían sobre las necesidades del personal que me va a atender en cuanto a vestimenta para que las tenga en cuenta, pero con libertad de elección para elegir mi propia ropa. En la maternidad ideal tienen claro que los pijamas de estampado de puntos o de color verde que rascan y exfolian son horribles y odiosos.
  8. En la mejor maternidad del mundo, olvidarían el engendro del márketing que son las bragas desechables, que solo sirven para engordar la cuenta de beneficios de algunas marcas. Son incómodas, pican y aprietan. Estoy acostumbrada a sangrar por mi vagina y prefiero mil veces hacerlo con una compresa y unas bragas de algodón que con lo mismo y unas desechables.
  9. En la mejor maternidad del mundo, después de nacer en un entorno tranquilo y cálido, todo el personal se retiraría discretamente después del nacimiento del pequeño para dejar que la madre y el niño disfruten de sus diez primeros minutos de intimidad juntos. No tendrían prisas por coser desgarros ni por traccionar placentas. El test de Apgar se haría sin invadir el espacio vital. Todo lo demás puede esperar, pero estos minutos nunca volverán.
  10. En la mejor maternidad del mundo, la madre, el padre y el bebé van a una habitación especial durante las seis primeras horas de vida del pequeño, sin acceso a visitas ni a familiares. Pero con acceso directo a una consejera de lactancia que está a total disposición de esa mujer para acompañarla en el correcto establecimiento de la lactancia.
  11. En la mejor maternidad del mundo, también se atiende de manera exquisita las pérdias gestacionales o perinatales. Las madres que han perdido a su bebé, cuentan con un espacio especial donde se enfrentan al proceso y a la elaboración de su duelo sin escuchar los sonidos de los monitores fetales de otras madres o los llantos de los bebés. Las madres que han perdido a sus bebés disponen de la misma intimidad y los mismos espacios acogedores que las madres de bebés vivos y sanos. Las familias que se enfrentan a la muerte de un hijo cuentan con el apoyo de personal especializado y disponen de todo el tiempo que necesiten para despedir a su bebé. Su duelo se anima y se valida.
  12. En la mejor maternidad del mundo, las únicas "ayuditas" que se recetan al bebé son sesiones de media hora con consultoras especializadas en lactancia que trabajarán en empoderar a la madre para conseguir la lactancia que ella quiera.
  13. En la mejor maternidad del mundo, nadie da consejos anticuados ni equívocos sobre temas tan importantes como la lactancia materna a demanda o el cuidado del bebé. De hecho, en esta maternidad hay carteles informativos y al alta la madre se lleva folletos y guías que le habrán explicado previamente para resolver cualquier duda que pueda tener.
  14. En la mejor maternidad del mundo, las madres son animadas a sostener a sus hijos en piel con piel todo el tiempo posible, poniendo a su alcance todos los medios necesarios para facilitar este contacto. Además, se las informa sobre las ventajas del contacto cercano para el bebé durante su primera infancia.
  15. En la mejor maternidad del mundo, las enfermeras y el resto del personal advierten a los padres sobre la necesidad de intimidad de la madre y el bebé y les ofrecen estrategias para limitar las visitas de familiares y amigos y hacer que sean lo menos molestas posibles para la madre y el bebé.
  16. En la mejor maternidad del mundo, se organizan grupos de apoyo para que las madres cuenten su experiencia y compartan dudas y temores entre iguales y se anima a participar tanto a las mujeres como a los hombres.
  17. En la mejor maternidad del mundo, ningún miembro del personal se ríe de la madre cuando expresa sus dudas sobre temas tan mundanos como la forma de las uñas del pie de su hijo. Se valora su duda y su preocupación y se la informa sin paternalismos ni condescendencias.
  18. En la mejor maternidad del mundo, no existe sala nido ni ningún lugar similar. Todas las técnicas y revisiones se le realizan al bebé encima de su madre. El baño del bebé lo realiza la madre o el padre, con ayuda del personal si la familia lo solicita. Tampoco hay salas de lactancia, ya que todas las madres tienen a su disposición sacaleches que poder llevar a su habitación para poder realizar la extracción sin prisas, sin esperas y de la manera más confortable posible.
  19.  En la mejor maternidad del mundo, el personal colaboraría con los grupos de apoyo a la lactancia y, además de las consultoras de lactancia entre el personal sanitario, contarían con la figura de la asesora de lactancia para cuando la madre lo requiera. Además, al alta, se la animaría a ponerse en contacto con los grupos de apoyo a la lactancia de su zona.
  20. En la mejor maternidad del mundo, la familia se iría de alta habiendo cambiado temores por confianza, con una lactancia bien establecida y enfrentándose con optimismo al camino que les espera por delante.

viernes, 3 de febrero de 2012

Esto no puede seguir pasando

El poder de las redes sociales es acercarnos temas de los que ni tan siquiera nos hubiéramos enterado hace tan solo 10 o 15 años. Ayer por la tarde leía horrorizada el documento colgado en google docs y que enlazaba una amiga de Facebook.

Tan horrorizada me quedé por este relato de maltrato psicológico a una madre, de abuso de poder, de vulneración de los derechos de los más pequeños y, sobre todo, de ignorancia y prepotencia entre los profesionales sanitarios en cuyas manos dejamos la salud de nuestros hijos, que decidí que lo mínimo que podía hacer era darle difusión a esta denuncia.

Buscando, encontre el contacto del grupo de lactancia al que acudía la madre que firma la carta y  logré hablar personalmente con ella (gracias, M.), para darla mi apoyo y pedirle permiso para publicar su carta en mi blog. Ella amablemente me lo cedió y coincidimos en que darle difusión a este tipo de situaciones es lo mínimo que podemos hacer para contribuir al cambio.

Si algún funcionario, consejero o persona mínimamente situada en puestos de decisión lee esto, por favor que reflexione sobre la pesadilla que vivió esa madre y sobre cómo se traduce esa vivencia en términos de calidad asistencial, no solo para la madre sino para el bebé. Y que investigue las razones por las que en una unidad de neonatos desconocen "evidencias científicas" que tienen bastantes años de antiguedad, como las ventajas del método madre canguro y el contacto piel con piel.

En fin, os dejo con las palabras de estos padres, con la esperanza de que los supuestos profesionales del Hospital Cruz Roja de Córdoba se empiecen a poner las pielas y felicitando a todas esas personas que, como mínimo, supieron tratar con respeto y empatía a M., a M. y al pequeño V., que no olvidemos que es la víctima de todo este desatino.

Dña. M. G. P., con DNI XXXXXXXXX, y D. M. A. J., con DNI XXXXXXXXX, padres de V. A. G., afiliados de MUFACE y ex afiliados de la compañía de seguros médicos ASISA,

EXPONEN:

Que el martes 24 de enero de 2012 a las 18 horas ingresa V. en el hospital Cruz Roja de Córdoba con el diagnóstico de bronquiolitis, tras ser visitado por el pediatra O. C.

Que se precisa poner al paciente en aislamiento mientras se espera el resultado del análisis de la mucosidad nasal para determinar si existe contagio por VRS.

Que en ese momento la madre, pues el padre no estaba presente, indica que el paciente, de 38 días de edad, se encuentra a base de lactancia materna exclusiva y a demanda, por lo cual se solicita al doctor O. C. el ingreso junto a su madre para poder seguir amamantando a demanda, tal y como recomienda la AEPED incluso en casos de aislamiento (http://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/19.pdf y http://www.e-lactancia.org/ped/protocolos/ped05-Bronquiolitis.htm no indican en ningún momento que para aislar al paciente tenga que haber separación forzosa de la madre).

Que el doctor O. C. contestó a la madre que, aunque no era posible el ingreso junto a la madre, se le permitiría entrar a la sala de neonatos donde el paciente fue ingresado en el interior de una incubadora para continuar con lactancia a demanda y que incluso se le avisaría cada vez que el paciente llorase para acudir a amamantarle.

Que una vez ingresado el paciente en la sala de neonatos no se permitió a la madre amamantar al paciente, ni siquiera tocarlo, y que ante las preguntas de la madre, que además estaba siendo presa de un ataque de ansiedad, la enfermera que en ese momento estaba atendiendo (M. C.) le dijo que era una “radical de la teta” y que debía atenerse a las normas de neonatos, ofreciéndole a continuación el extractor de leche eléctrico de la sala para que pudiera extraerse leche materna y dársela en un biberón y explicándole de muy malas formas que sólo podía entrar cada tres horas y por la noche no podría entrar. Había en el mismo turno otra enfermera cuyo nombre los padres desconocen que no paraba de decir en los días posteriores que la madre “tenía poca leche” y el paciente “tenía mucha hambre”.

La madre en ese momento solicitó y después insistió diciendo que no daba su consentimiento para que le dieran nada que no fuera su leche, ni siquiera chupete, para evitar el riesgo de confusión pezón/tetina, a lo que la enfermera contestó que esa noche se lo iba dar fuera o no fuera la madre “de ésas de la lactancia”, porque la que tenía que “aguantarlo llorando” por la noche era ella. Tras aguantar un rato de lo que bien podría llamarse maltrato psicológico diciendo que ella no tenía leche porque no salía nada con el extractor, que la leche se retira si no se deja descansar al pecho durante mínimo dos horas, y otras falsedades parecidas, la madre afirma que sí tiene leche de sobra, que ya amamantó durante dos años a su hijo mayor, y que por favor no le dijeran más cosas erróneas sobre lactancia. Finalmente dijo que ella era socia del Grupo de Apoyo a la Lactancia AlMamar, lo que desembocó en una serie de mentiras y burlas por parte de las enfermeras (“yo también soy de ellas”, “éstas de la lactancia se creen todo lo que les cuentan”). Después de tanta presión y considerando el estado de nervios y vulnerabilidad en el que se encontraba, la madre accede a que se le dé chupete y a que por la noche se le dé leche artificial debido a la imposibilidad de seguir sacándose leche, y las enfermeras de ése turno acceden a darle la leche extraída en jeringuilla en lugar de en un biberón (más adelante la madre accedería también al uso del biberón para evitar conflictos con otras enfermeras de neonatos).

Al día siguiente, 25 de enero, la doctora Z. examina al paciente, confirmando que lo que tiene es bronquiolitis y que el virus VRS es positivo. La madre, escudándose en la Carta Europea de los Niños Hospitalizados (http://www.pediatriasocial.com/cartaeuropea.pdf), en la Ley de Autonomía del Paciente (http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/l41-2002.html#a8), en el protocolo a seguir con los bebés infectados de bronquiolitis según la AEPED (http://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/19.pdf), donde en ningún momento contempla la separación madre-bebé, así como en que el paciente sobrepasa la edad límite para estar en neonatos, solicita a la Dra. Z. que el paciente continúe bajo aislamiento en habitación junto a su madre para poder continuar con lactancia a demanda. Parece ser que a la Dra. Z. debió parecerle una intromisión porque humilló a la madre con las siguientes frases, riéndose, en mitad del pasillo, a voces, y dirigiéndose a las enfermeras que estaban dentro de la sala de neonatos:

“Yo también soy socia de la Liga de la Leche, soy de las pioneras en temas de lactancia, pero a mí me avalan mis 40 años de experiencia, no los libros ni los grupos de lactancia, os creéis todo lo que os cuentan en las reuniones, pero la realidad es muy distinta”.

“A éstas locas de la Liga de la Lactancia se les ponen los niños malos por llevarlos a las bodas y por darle el pecho en la calle, el niño siempre en casa y abrigadito, ¿estamos?”

“La lactancia materna está muy bien pero para la casa, no para la calle. Los bebés deben estar siempre resguardados en casa”.

La Dra. Z. no hizo sino demostrar una vez más su ignorancia en cuanto a lactancia materna, haciendo gala de desconocimiento de su propia profesión, como se puede leer en la propia web de la AEPED:

http://www.aeped.es/comite-lactancia-materna/recomendaciones

http://www.aeped.es/comite-lactancia-materna/preguntas-frecuentes

También los padres quisieran destacar que la primera noche ya se dijo a la madre que no podía seguir sacándose leche en la sala de neonatos porque ella misma era un peligro de contagio para los niños prematuros, y al preguntar la madre si existía algún lugar tranquilo donde poder extraerse la leche le dijeron que podía hacerlo en la sala de espera. Lamentamos desconocer el nombre de las enfermeras que estaban en ese turno. Evidentemente, la madre no se extrajo leche en la sala de espera, sino en el baño de la tercera planta, lamentando muchísimo tenerlo ocupado durante tanto tiempo, ya que tampoco le daba tiempo de volver a su casa para extraerse allí. Otras enfermeras invitaron en días posteriores a la madre repetidas veces a extraerse leche dentro, para estar más cómoda, pero la madre declinó las invitaciones porque no se sentía cómoda con la presencia de las enfermeras que le habían dicho que no podía.

Los padres también quisieran poner en conocimiento que, una vez que la madre pudo dar lactancia materna directamente del pecho, cuando el virus ya era negativo, se utilizó en neonatos el método de la doble pesada para saber cuánto había comido el paciente. Por supuesto, como casi siempre que se usa este método, “el niño no ha comido nada”, “debe comer más”. El método de la doble pesada ha ido cayendo en desuso desde que se comprobó que “En un período corto, las variaciones accidentales del peso y los errores de medida son tan grandes en relación con el aumento esperado que es imposible valorar el resultado. Salvo casos concretos que requieran un control exhaustivo (…) es inútil (y se presta a grandes errores) pesar al bebé más de una vez al mes” (Carlos González, Un regalo para toda la vida). Para documentarnos más podemos remitirnos de nuevo al enlace sobre preguntas frecuentes de la AEPED.

Al igual que los padres han deseado poner en conocimiento la mala actuación de una parte del equipo de neonatología, también desean que se conozcan los nombres de las enfermeras que, aunque eran de la misma opinión que la doctora Z.., hablaron siempre en tono normal y respondieron con normalidad a las preguntas de los padres, sin infantilizar ni tratar como ignorantes. Estas enfermeras son A., M. J. e I., de neonatología, y M., de pediatría, y también algunas más de las que sentimos muchísimo no recordar los nombres.

Partimos de la base de que nadie obró de mala fe, sino deseando ante todo la curación del paciente. Lo que denunciamos en esta carta es el desconocimiento en cuanto a lactancia materna y la importancia de que la madre y el bebé estén juntos, así como las frases humillantes que la Dra. Z. dedicó a la madre, sin darse cuenta de que los grupos de lactancia están realizando gratis el trabajo que corresponde a los pediatras. Tampoco nos ha parecido normal que el paciente estuviese en una incubadora, podía haber estado aislado en una habitación.

LO QUE SE DEBERÍA HABER HECHO
Primeramente, ingresar al paciente en una habitación junto a la madre. Si esto no fuera posible por cualquier razón, asumir que este hospital no cuenta con los medios necesarios, no tiene UCI pediátrica, y trasladarle inmediatamente al hospital Reina Sofía, que sí cuenta con UCI pediátrica y los medios para realizar el tratamiento sin incumplir ningún derecho del paciente.

LO QUE LOS PADRES DESEAN QUE SE HAGA
Que este hospital actualice y forme al personal de pediatría y neonatos en lactancia materna en las nuevas y actualizadas teorías científicas que evidencian los beneficios de no separar a la madre del bebé (método canguro, no usar la doble pesada, teoría del apego, lactancia a demanda, etc.).

No es la primera queja de esta familia en cuanto a este hospital; más bien es la última de una larga serie que se remonta a varios años atrás y que causó el paso por varias compañías de seguros médicos concertados con MUFACE. Sin embargo, esto ha sido la gota que colma el vaso y es por ello que los padres han cancelado su afiliación a ASISA, pasando a formar parte del INSS.

Los padres advierten que esta carta se enviará también a MUFACE, a ASISA, y a diversos medios de comunicación. También será publicada en medios de comunicación de masas, tales como redes sociales, blogs y foros diversos.

Y, para que quede constancia, los padres del paciente firman la presente carta, en Córdoba, a 30 de enero de 2012.

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