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jueves, 9 de mayo de 2013

Lactancia materna y caries

Las madres que amamantan a sus hijos se encuentran, hoy en día, con un obstáculo insospechado para su lactancia: los dentistas (odontólogos y/o odontopediatras). En muchos casos, estos especialistas recomiendan destetar a los bebés o realizar un destete nocturno en los casos de niños pequeños o bebés afectados por caries. Estas recomendaciones parecen derivar de la confusión entre el biberón y el pecho, igualando los efectos nocivos del primero al segundo y obviando los beneficios de la leche materna.

Yo, personalmente, he recibido varias consultas a este respecto que he respondido derivando a estas madres a odontólogos que apoyan la lactancia materna para resolver sus dudas al respecto. Pero, recientemente, ha llegado a mi buzón por varias fuentes un documento muy interesante sobre el tema que, basándose en pruebas y en evidencia científica, desmiente los prejuicios y los mitos sobre la lactancia materna y las caries que parecen estar extendiéndose como la pólvora.

Por eso, reproduzco aquí el texto de Irene Iglesias Rubio, Odontóloga del Centro Dental E-boca.

Lactancia Materna y Caries
Todos sabemos de los beneficios de la LM para la salud del niño, de la prevención de muchas enfermedades (diabetes, obesidad, asma…), además de la sensación de afecto y protección que proporciona al niño. También conocemos los beneficios sobre la madre, ya desde el mismo momento del parto pero también a largo plazo.
La OMS recomienda amamantar mínimo 6 meses y hasta los dos años, pudiendo prolongar la lactancia cuanto deseen madre e hijo.

Sin embargo, muchos profesionales consideran que las caries infantiles se deben a la “lactancia prolongada”, haciendo creer que esto es una moda, y que propicia el desarrollo de las caries de la infancia temprana. Muchos, de hecho, confunden caries de la infancia temprana con “caries del biberón” y para ellos es exactamente igual amamantar que dar el biberón.  
Vuelven la vista hacia el hecho de que el destete natural en la especie humana ocurre entre los 2 y los 7 años, y que todo lo que sea destetar antes de los dos años es un destete precoz. ¿Podría ser que en esta ocasión la naturaleza se haya equivocado? ¿Podría ser que la naturaleza provea de dientes a los niños y sin embargo la LM los destruya poniendo en riesgo la salud y la vida de los niños?

Fijémonos en los animales: ¿Hasta cuándo maman los animales? En su ambiente natural hasta que les parece oportuno. ¿Tienen caries los cachorros? No. Los veterinarios ven caries en animales cuya dieta se ha “humanizado”, con dueños que les proporcionan alimentos que no son propios para animales

Hablemos de las caries
Para encontrar una respuesta, veamos qué son las caries: llamamos caries al proceso destructivo del diente que tiene lugar como consecuencia de la desmineralización de la superficie dental. Esta desmineralización ocurre debido a que las bacterias se alimentan de los restos de glucosa que se quedan depositados sobre la superficie dental. Las bacterias metabolizan la glucosa y como producto eliminan ácidos, que son los que van destruyendo el esmalte, primero produciendo una mancha blanca, que se puede remineralizar, y luego penetrando ya en el diente. Por tanto para que haya caries tienen que concurrir varios factores:

  1. Que haya dientes: cuando aún no ha erupcionado ningún diente no se puede producir una caries. Aún así se insiste en que se limpien las encías con una gasita
  2. Que haya bacterias: sólo con que haya azúcar pegado en los dientes no se provoca caries. A un diente sumergido en un azucarero no le pasa nada. Pero las bacterias están, y no aparecen por generación espontánea: ¿de dónde proceden las bacterias que inician y hacen que progresen las caries? Pues de la madre y de los cuidadores: el hecho de probar la comida nosotros primero antes de dársela al bebé, el soplar la comida para que no queme y el dar besos en la boca al niño, sobre todo si la madre ha tenido o tiene caries activas en el último año está demostrado que es un factor de ALTO riesgo para la aparición de caries en niños menores de 3 años, ya que inoculamos involuntariamente las bacterias en la boca del niño.
    Por otra parte, las bacterias sobreviven de los azúcares que introducimos en la dieta: nuestra dieta actual está plagada de azúcares refinados que ni nos damos cuenta que comemos. Los alimentos con más de un 14% de azúcar son de ALTO riesgo de caries. Cuando un niño empieza con la AC ¿qué comenzamos a ofrecerle? Normalmente plátano, papillas, galletas, zumos. Todos estos son alimentos de alto riesgo. Los dientes recién erupcionados tienen el esmalte aún sin terminar de mineralizar, por tanto son mucho más susceptibles a los ácidos. En ese momento precisamente es cuando más debemos evitar el contacto directo con sustancia azucaradas como zumos.
  3. El tiempo durante el cual las bacterias están adheridas al diente es fundamental: no es lo mismo comer un donuts y luego un puñado de frutos secos que al revés. Los alimentos duros realizan una labor de arrastre y ayudan, junto con la saliva, a eliminar los restos más pegajosos. Terminar de comer con un pedazo de tarta no es lo mismo que con un trozo de queso. De la misma manera, no es lo mismo que el ataque de las bacterias tenga lugar 5 veces al día que 17. El tiempo en el que el riesgo es mayor son los primeros veinte minutos tras haber comido. En esos primeros  minutos es cuando hay que lavarse los dientes. Pero la frecuencia con la que nos expongamos al riesgo es importante, así como el tiempo de contacto, aumentado en alimentos más pegajosos.
  4. Y finalmente, los factores de resistencia individual del paciente como la cantidad de saliva (reducida en ciertas enfermedades, o con el uso de medicamentos como corticoides comúnmente utilizados para el asma), un esmalte deficiente de forma congénita, una anatomía irregular de la superficie dental y otras circunstancias individuales pueden predisponer al niño a tener más caries. Aquí la higiene dental, el aporte de flúor y la conveniencia o no de colocar selladores oclusales juegan el papel más importante, pues estas medidas está demostrado que disminuyen drásticamente el número de caries presentes.

Entonces, ¿qué papel juega en todo esto la LM?
Vamos a ver qué factores juegan a favor de la LM en cuanto a la boca:
  • Al mamar el niño aprende a respirar por la nariz, lo que hace que se estimule el crecimiento del tercio medio de la cara. 
  • La lactancia hace que al mamar la mandíbula se desplace hacia atrás y adelante, disminuyendo el retrognatismo mandibular fisiológico del recién nacido. 
  • Los bebés cuanto más tiempo son amamantados menos se chupan el dedo o recurren a chupetes: hay una relación inversa entre el tiempo de lactancia y los hábitos bucales nocivos.
  • El bebé es capaz de controlar la longitud del pezón, su flexibilidad y el flujo de líquido, cosa que no puede hacer con tetinas ni chupetes.

Y concretamente, en cuanto a la caries:
  • El pezón se coloca al final de la boca, en el límite entre paladar duro y paladar blando. No toca los dientes, cosa que sí sucede con los biberones. 
  • Si el pezón no es ordeñado no sale leche de forma continua. Aunque el bebé se duerma con el pezón en la boca, la leche no sigue saliendo. No se queda leche desbordando la boca. En el mismo acto en que el pezón se exprime, la leche es ingerida. Con el biberón sí existe ese riesgo, y de hecho es el mayor peligro. 
  • La lactosa es el azúcar que tiene la leche. Este azúcar se metaboliza en los dos monosacáridos que lo componen gracias a la lactasa, una enzima que se sintetiza en el intestino delgado. De esta forma en la boca no hay glucosa, las bacterias no obtienen glucosa de la lactosa en la boca, sino que la obtienen de otros azúcares como la fructosa. El riesgo pues es debido a la alimentación complementaria, no a la LM. En cualquiera de los casos, la lactosa es el azúcar menos cariogénico que existe. 
  • La leche materna contiene enzimas e inmunoglobulinas que inhiben el crecimiento de las bacterias que producen caries así que, de hecho, la leche materna previene la caries. 
  • La leche materna en realidad hace que se deposite calcio y fósforo en el esmalte. No causa una disminución significativa en el pH, al contrario de lo que piensan muchos dentistas. La leche humana no es cariogénica a menos que haya algún otro azúcar fermentable introducido por la dieta.
En un paciente que no mama, y más en los niños, el ver que el niño está “todo el día” comiendo induce a pensar que está sufriendo un ataque ácido detrás de otro. Al dormir disminuye la producción de saliva con lo cual el arrastre de restos de comida se reduce al mínimo, y de hecho cualquier resto se queda adherido al diente hasta la mañana siguiente. Esto supone aumentar muchísimo el riesgo de caries. El niño que se duerme sin cepillarse los dientes es el perfecto candidato para tener caries.  El dentista siempre ha de insistir en que hay que cepillarse los dientes antes de irse a dormir, tanto niños como adultos. 
Pero el niño que mama es diferente. No es un adulto chiquitito. No funciona igual. No es extrapolable. Si simplemente el único cambio en la conducta de la madre y el niño es suspender la lactancia, no va a mejorar ni a disminuir el riesgo de caries. Mamar por la noche no supone de ninguna manera el mismo riesgo que dejar el biberón colgado de la boca del niño por la noche.

Entonces ¿Por qué me hijo tiene caries? ¿Qué puedo hacer ahora?
Las caries aparecen porque el equilibrio entre desmineralización y remineralización se ha roto. La boca se ha convertido en un entorno ácido.  Hay que ver por qué. Hay que estudiar qué come el niño, cada cuánto, cómo están las bocas de sus padres y cuidadores, si come alimentos protectores contra la caries o no, y en cuyo caso introducirlos. Comprobar que la higiene bucal es buena y si es necesario aportar flúor en la pasta de dientes o en barnices o como sea mejor para él. Hay que estudiar muy pormenorizadamente todos los hábitos. Y mamar no es un hábito. Ni bueno ni malo. Mamar es una necesidad. Cuando se hayan controlado todos los factores externos anteriormente comentados, nos daremos cuenta que la LM no juega un papel decisivo en el inicio ni el desarrollo de las caries.

Es importante ser conscientes de que un niño con caries de aparición temprana (las que aparecen en menores de 3 años) es un niño con alto riesgo de caries, es decir, con riesgo de tener tres o más lesiones cariosas al año. Pero es más importante aún cuidar las piezas que no tienen caries, y de hecho eso es lo más fundamental, crear un entorno en la boca que permita que el resto de piezas libres de caries, incluyendo las que aún no han erupcionado, las definitivas, sigan libres de caries.
Irene Iglesias Rubio.
Odontóloga.
Nº Col. 40005606.
mastrotacuentos@yahoo.es


Esta es la bibliografía recomendada que aporta Irene Iglesias en su texto:
  • Ramos-Gomez FJ, Weintraub JA, Gansky SA, Hoover CI, Featherstone JD. Bacterial, behavioral and environmental factors associated with early childhood caries. J Clin Pedi Dent 2002;26(2):165-73.
  • Brambilla E, Felloni A, Gagliani M, Malerba A, García-Godoy F, Strohmenger L. Caries prevention during pregnancy: Results of a 30-month study. J Am Dent Assoc 1998;129(7):871-7.
  • Ercan E, Dulgergil CT, Yildirim I, Dalli M. Prevention of maternal bacterial transmission on children’s dental caries development; 4-year  results of a pilot study in a rural child population. Arch Oral Biol 2007;52(8):748-52.
  • Isokangas P, Söderling E, Pienihäkkinen K, Alanen P.Occurrence of dental decay in children after maternal consumption of xylitol chewing gum: A follow-up from 0 to 5 years of age. J Dent Res 2000;79(11):1885-9. 
  • Köhler B, Andréen I, Jonsson B. The effects of caries preventive measures in mothers on dental caries and the oral presence of the bacteria Streptococcus mutans and lactobacilli in their children. rch Oral Biol 1984;29(11):879-83.
  • Erickson PR, Mazhari E. Investigation of the role of human breast milk in caries development. Pediatr Dent 1999;21(2):86-90.
  • Reisine S, Douglass JM. Psychosocial and behavioral issues in early childhood caries. Comm Dent Oral Epidem 1998;26(suppl 1):32-44. 
Además, en la lista de correo LACTANCIAMAT otros profesionales han aportado más bibliografía al respecto:
Las conclusiones de todo ello es que no hay evidencia que apoye la asociación entre lactancia materna y caries, por lo tanto aconsejar el destete no solo no evita la caries sino que somete al niño a los riesgos innecesarios de la lactacia artificial y le priva de los beneficios de la lactancia materna. Ni los dentistas, ni ningún otro profesional médico, debería recomendar a la ligera el destete y menos todavía basándose en mitos, prejuicios, información sesgada y poco fundamentada.

Menos mal que hay profesionales que intentan arrojar luz en este marea de información contradictoria. Gracias Irene Iglesias por esta explicación tan clara y accesible y todas las mamás y profesionales ya saben donde tienen toda una referencia respecto a caries y lactancia materna.

PD. Os dejo aquí el enlace de otra mamá bloguera con aportaciones muy interesantes también sobre el tema. Cuanto más se hable de ello, mejor :-D

La lactancia materna no provoca caries. Del blog Como una Manada: http://comounamanada.blogspot.com.es/2013/02/la-lactancia-materna-no-provoca-caries.html

miércoles, 17 de octubre de 2012

Nódulo mamario durante la lactancia: cómo afrontar el problema y cómo gestionar la lactancia

Giulia Bellettini, Pediatra e IBCLC italiana, añadió su voz a la mesa redonda sobre lactancia materna y cáncer que se celebró en el V Simposium Internacional de Lactancia Materna organizado por La Liga de la Leche Euskadi. Belletini subrayó lo importante que es que cada mujer conozca su mama para poder ser así consciente de las alteraciones que pudieran ser peligrosas.

Durante la lactancia ambas mamas aumentan en volumen, densidad y nodularidad. Estas características se modifican cada día según el estado de turgencia de las mamas. Cuando un nódulo se puede palpar durante unos días y no cambia sus características, tiene que ser evaluado con atención y reevaluado en el tiempo.
En la lactancia la causa más frecuente de nodularidad es un vaciado inadecuado de la mama, lo que puede provocar una obstrucción de conductos o mastitis. Para prevenir este tipo de nódulos hay que promover las tomas frecuentes y con cambios de posición. También se puede realizar presión manual o masajes en dirección al pezón o aplicar calor en la zona afectada antes de la toma.

Cuando existe una componente inflamatoria importante se puede añadir un atiinflamatorio. Cuando la obstrucción deriva en mastitis, es necesario actuar con terapia antibiótica y propiciar el descanso de la madre, garantizando, a su vez, un correcto vaciado de la mama.

Si después de todos estos tratamientos el nódulo persiste y no hay mejoría, sería necesario realizar una evaluación ecográfica para discernir si es un nódulo sólido o quístico. Entre los quísticos, se podría tratar de un nódulo simple, galactocele o un absceso. Entre los sólidos: fibroadenoma, adenoma de la lactancia, hematoma, papiloma y carcinoma.

Desde el punto de vista clínico el galactocele es una dilatación del ducto mamario de aspecto quístico y lleno de leche. Es blando, elástico y móvil. Puede ser doloroso a la palpación y si es aspirado vuelve a rellenarse de leche. El contenido líquido con el tiempo puede volverse más denso por la reabsorción de la parte acuosa, con la posible dificultad en el diagnóstico ecográfico.. E n el galactocele es necesario un drenaje regular de la mama para evitar complicaciones, ya que puede evolucionar hacia un absceso mamario.

El absceso es una complicación de una mastitis debido a una falta de drenaje de la mama. Se presenta como una colección de pus en el interior del sistema alveolo-ductal sin contacto con el exterior. Desde el punto de vista clínico dos presentaciones:
  • Una muy evidente en su componente inflamatoria, abscesos más superficiales que se presentan como mamas fluctuante, se nota como se mueve el líquido. Tienden a formar fístula espontanea.
  • En el interior de la mama es menos sintomático y solo podemos sentir un nódulo profundo.
El tratamiento es en general quirúrgico, con aspiración o incisión, y terapia antibiótica hasta la resolución. Es mejor suspender la lactancia del lado afectado hasta la incisión, manteniendo un drenaje manual de la mama, aunque hay que valorar cada caso particular.

El adenoma de la lactancia es una masa no dolorosa, generalmente situada en los cuadrantes superiores externos.

Signos que deberían hacer sospechar de carcinoma:
  • Nódulo duro con márgenes irregulares.
  • Crecimiento más lento con respecto a otras situaciones.
  • Fijo con respecto al tejido circundante.
  • Retracción cutánea, retracción del pezón.
  • Adenopatías axilares.
  • Rechazo persistente a lactar de la mama afectada.
  • Secreción hemática
En casos de mastitis atípica
  • Si no desaparece,
  • tiende a regresar en la misma área,
  • hay difusa infiltración cutánea (piel de naranja), y del pezón con o sin nódulo subyacente,
  • existen adenopatías axilares duras y no dolorosas.
Son situaciones de alarma donde la madre y la doctora tienen que tener atención ya que pueden ser signos de mastitis carcinomatosa, una patología no muy frecuente y que puede confundirse con una mastitis.

Como consultores de lactancia estamos acostumbrados a tener una actitud de manos fuera, pero cuando una madre nos habla de la aparición de un nódulo es interesante que la consultora pueda ayudarla a descubrir dónde está el nódulo y que la evaluación se haga en varios momentos diferentes, resaltó Bellettini.

Conclusiones
  • La mayoría de los nódulos mamarios en la lactancia son de tipo benigno.
  • Es fundamental una adecuada gestión de la lactancia que permite prevenir, resolver los nódulos debidos al drenaje.
  • En caso de nódulos que persisten durante más de 72 horas, tres cuatro días y no cambian sus características clínicas, se debe enviar a la madre a hacer una ecografía.
  • La ecografía permite discriminar nódulos quísticos de sólidos. 
  • La necesidad de una biopsia con una aguja fina o de una biopsia microhistológica tiene que ser valorada en base a criterios clínicos y radiológicos

lunes, 15 de octubre de 2012

Diagnóstico radiológico de nodulo mamario durante la lactancia

Paula Merino impartió una ponencia titulada "Diganóstico radiológico del nódulo mamario durante la lactancia", un tema muy importante para aclarar dudas y falsos mitos a los que se enfrentan muchas mujeres a la hora de diagnosticar cualquier bulto o nódulo que aparece en el pecho durante la lactancia. Sobre todo, teniendo en cuenta que muchos profesionales todavía recomiendan destetar a la ligera o le señalan a la madre que mejor vuelva cuando deje de dar el pecho, en la absurda creencia de que las lactancias de hoy en día siguen durando apenas dos o tres meses.

Paula Merino, adjunta de la unidad radiológica de diagnóstico por la imagen del cáncer de mama del Hospital Marqués de Valdecilla (Santander), habló de los cambios fisiológicos que se producen en el pecho durante el embarazo y la lactancia. “Aunque no existe un protocolo de imagen estandarizado en cuanto al estudio del nódulo mamario durante el embarazo y la lactancia, ante una mujer que durante éste período presente a la exploración física un nódulo palpable la primera prueba de imagen a considerar es la realización de una ecografía”, señaló Merino . “Se trata de una prueba inocua (al no usar radiaciones ionizantes) y con alta rentabilidad diagnóstica (con una sensibilidad cercana al 100%) en este tipo de pacientes en las que la alta densidad mamaria disminuye la sensibilidad de la mamografía”, añadió. La ecografía será, por tanto, la prueba de elección para el diagnóstico, pero también como guía para cualquier otro tratamiento diagnóstico o terapéutico.

¿Se debe entonces realizar una mamografía?, se preguntó la ponente. La respuesta es afirmativa, siempre y cuando el especialista crea que va a proporcionar información adicional y, sobre todo, ante la sospecha de un cáncer de mama, ya que, en este último caso, la mamografía aporta información radiológica que no aportar la ecografía.

En el caso de la mujer embarazada, la única indicación de una mamografía será la sospecha de cáncer de mama. En este supuesto, la paciente debe tener claro que la dosis de radiación absorbida por el feto es muy inferior a la considerada segura en estos casos.

Resonancia magnética
En cuanto a esta prueba diagnóstica, Merino argumentó que la interpretación de las imágenes puede ser difícil, debido a la rápida absorción del contraste en la mama. Al igual de la mamografía, su uso será el estudio de extensión del cáncer de mama. La ponente aclaró, además, que el contraste que se usa en resonancia magnética es seguro en la mujer que está dando el pecho.

Citología
Una vez realizadas las pruebas de imagen, puede ser necesario realizar una citología o una biopsia para llegar al diagnóstico del nódulo  mamario. En la citología cabe la posibilidad de falsos positivos debido al estímulo hormonal que afecta a las células epiteliales. Hay que contar con un citopatólogo experto y resaltar que la prueba se ha realizado en una mujer lactante. En cuanto a las biopsias, Paula Merino señaló que la que se realiza con aguja gruesa es segura y sustitutiva de la biopsia quirúrgica.

Lesiones palpables en la lactancia
  • Galactocele: Es el nódulo benigno que se diagnostica con más frecuencia durante la lactancia. Se produce por obstrucción ductal debido a una reacción inflamatoria. La aspiración del contenido es la prueba a realizar para tener un diagnóstico definitivo.
  • Adenoma de la lactancia. Es un nódulo benigno. Normalmente son fibroadenomas o adenomas tubulares preexistentes en los que el embarazo ocasiona actividad secretora.
  • Fibroadenoma. Es el nódulo sólido, benigno, diagnosticado con más frecuencia en las mujeres jóvenes. Es hormonosensible, por lo que puede crecer durante el embarazo. Es difícil diferenciarlo del adenoma de la lactancia.
  • Mastitis. Es una complicación frecuente en el puerperio.
  • Cáncer de mama: se encuadra en el epígrafe de cáncer de mama asociado al embarazo, ya que este se define como el que aparece durante la gestación o hasta un año después. El diagnóstico suele realizarse en un estadio más evolucionado que en mujeres no embarazadas, por lo que tiene un peor pronóstico. Los principales motivos de retraso en el diagnóstico son:
    • Atribuir nódulos palpables a pesuodnódulos. 
    • Su crecimiento rápido debido a la influencia estrogénica del embarazo.
    • Rechazo al uso de la mamografía durante el embarazo.
    • Reticencia al empleo de maniobras intervencionistas, como una biopsia.
Conclusiones
  • La mayoría de las lesiones palpables en embarazo y lactancia son benignas.
  • Los cambios fisiológicos de la lactancia hacen la valoración más difícil.
  • La exploración clínica y la ecografía son obligadas ante cualquier lesión palpable.
  • La mamografía es necesaria siempre ante la sospecha de cáncer de mama.
  • El embarazo y la lactancia no deben ser motivo de retraso diagnóstico.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Madre lactante, madre colechante

Estivill ataca de nuevo con un libro sobre el sueño y esta vez se destapa. "Qué no te quiten el sueño", titula su libro para adultos, que podría bien ser el subtítulo de su "Duérmete niño", que no es otra cosa que una estrategia para que los niños no molesten a sus padres durante la noche y les dejen "dormir del tirón".

Sorprende ver que sus consejos para adultos distan mucho de los ofrecidos para niños. Cualquiera diría que la solución para el sueño del adulto insomne sería decir a su mujer/marido que no le hiciera caso cuando se quejara del sueño que tiene: "Si durmieras por la noche, no tendrías sueño", sería la respuesta estándar... Pero no, vaya, los "mayores" son mucho mejor tratados en esta edición y se les ofrecen consejos que se les niegan a los niños "leer un libro", "tomarse un baño" o "realizar una actividad relajante"...

En fin, que no era este el objetivo de mi post, pero nunca se debe de perder una oportunidad de arengar contra Estivill. La idea que os quería contar hoy es la que se repite cada vez con mayor frecuencia en los grupos de apoyo a la lactancia que coordino. Muchas madres que acuden, además de resolver sus dudas sobre amamantamiento, también plantean sus interrogantes respecto a muchos otros aspectos de la crianza, con especial atención al sueño.

El sueño ocupa un lugar muy importante entre las consultas de las madres. Las dudas son múltiples:
  • Se despierta mucho por la noche, por lo que mi leche no le alimenta. 
  • No se despierta por las noches, por lo que está muy débil y no sé si mi leche le alimenta.
  • Por las tardes está muy intranquilo y por la noche mama mucho y no sé si mi pecho se queda sin leche.
  • ¿Cómo me voy a organizar cuándo tenga que volver al trabajo si se despierta tanto por las noches?
Razones de peso
Respecto a este apartado hay varios aspectos que siempre intento dejar claros siempre que tratamos el tema en los grupos de apoyo a la lactancia:
  • La necesidad de mamar del bebé por la noche es normal y deseable, ya que ayuda a regular el nivel de prolactina y a que el organismo de la madre produzca la leche que el pequeño necesita.
  • Los bebés por la noche no solo necesitan comer, sino también calor, contacto, cariño, seguridad, confianza, etc. No debemos olvidar que han pasado nueve meses en contacto continuado con su madre y necesitan sentir esa conexión tanto de día como de noche.
  • Cuánto más próximos están la madre y el bebé, menos probabilidades hay de que el bebé se salte una toma por la falta de repuesta hacia su comunicación no verbal
  • El colecho favorece el correcto establecimiento de la lactancia materna, lo dice el Ministerio de Sanidad.
  • Tan importante es el sueño de la madre como el del padre. Muchas veces la madre se levanta todas las veces por la noche mientras el padre duerme a pierna suelta porque tiene que trabajar al día siguiente. Con todos mis respetos para los padres con profesiones de riesgo (conductores, mecánicos, albañiles, escaladores profesionales, vigilantes de centrales nucleares y similares), me parece mucho más importante que las madres tengan un buen descanso que el hecho de que el padre esté fresco y lozano al día siguiente para "aporrear una tecla". La madre que no descansa, al día siguiente sigue estando al cuidado de un recién nacido y tiene una vida en sus manos.
Pero, retomando el título del post, me sorprende (y me agrada) ver que cada día son más madres y padres los que llegan solos a la solución del colecho para amamantar a sus bebés y no perder horas de sueño. No han leído libros, ni webs ni nada por el estilo. Han cerrado los oídos a quienes dicen que si duermen con ellos no los sacarán nunca de la cama o simplemente no confiesan que duermen con sus hijos más que en "territorio amigo", pero, en cuanto se sienten escuchados, comprendidos y apoyados, hablan con toda naturalidad de cómo el hecho de dormir con sus hijos ha facilitado su vida, sus rutinas de sueño y aportado felicidad a la organización familiar.

En familia
No solo las madres hablan libremente del colecho en el grupo de lactancia, quitándose de encima esa losa de secretismo y culpabilidad con las que muchas solemos comenzar esta práctica (yo misma, para empezar), sino que los padres se encuentra entre algunos de los más fervientes defensores de compartir la cama con sus hijos. Muchos de los papás que vienen al grupo colechan con sus hijos, entre otras muchas razones, porque:
  • disfrutan
  • apoyan la decisión de sus mujeres
  • ven que es bueno para sus esposas y sus hijos
  • aporta tranquilidad al sueño familiar
  • les permite compartir tiempo y contacto con sus bebés y fortalecer el vínculo
Periodo de transición
Muchas otras familias que acuden a los grupos se encuentran en un periodo de transición. No duermen con sus hijos pero los meten en la cama cuando el papá se va a trabajar o para la última toma y ya se quedan juntos hasta la hora del desayuno. Otras mamás confiesan que alguna noche han dormido con sus hijos para calmarles pero que no han podido pegar ojo en su afán de no moverse, etc.

Para estas otras madres, quizá escuchar las "confesiones" de otras madres tenga un efecto más balsámico que mis asépticas aseveraciones sobre las ventajas del colecho para la lactancia. No en vano, y aunque as asesoras seamos madres, las mujeres que vienen se reflejan más en el espejo de sus pares con hijos de la misma edad o mayores que en el de las asesoras de lactancia.

En estos casos, y como madre que también pasó por esa etapa, me gusta darles algunos consejos, si antes no los ha ofrecido alguna otra de las participantes. El que quizá me parece más importante, es el de montar una cuna en "sidecar", es decir, demosntando un lado de la cuna y adosando esta por su lado abierto a la cama de los padres para que haya una continuidad en las superficies a la hora de dormir.

De este modo, la madre puede deplazar al pequeño hasta su cuna después de la toma, mientras que el bebé sigue respirando el olor de su madre y sintiéndola cercana. De este modo, las necesidades de ambos están cubiertas. La de la madre de dormir y la del bebé de cercanía física y emocional con su figura de apego primaria...

Con el tiempo la mayoría de las madres (y de los padres reacios), acogen al bebé con soltura entre ambos, ya sin miedo a aplastarle o molestarle. El bebé se va haciendo mayor, su cuerpo parece menos frágil, los padres ganan en experiencia, el bebé tiene medios más claros para hacer saber lo que quiere y la familia aprende su camino, más allá de los consejos bienintencionados de terceras personas.

Oposición total
Desafortunadamente, también hay madres que acuden a los grupos y al oír hablar del colecho afirman que "eso no es para ellas". En estos casos, no queda más que explicar y divulgar, tratando de desmontar los mitos. Por lo menos que esa mujer se lleve a casa material para reflexionar y si logramos que esté un poco más abierta a escuchar las demandas por la noche de su hijo sin pensar que "le está tomando el pelo", el esfuerzo habrá sido beneficioso para todos.

Pero, volviendo al principio, cada día me alegra más corroborar el principo expuesto en el título: madre lactante, madre colechante. Por que cada día estoy más convencida de que el colecho, como la lactancia, no hay que hacerlo porque sea "lo mejor" o "lo más beneficioso para el desarrollo neurológico del bebé" o "porque permite descansar mejor" sino PORQUE SE DISFRUTA.

martes, 22 de mayo de 2012

Héroes o villanos

Perdónenme mis comadres, pero últimamente
estoy algo monotemática con el tema superhéroes...
¿Será por el estreno de Los Vengadores?
Hoy reflexionaba sobre la Semana Mundial del Parto Respetado, que comienza hoy, y me venían inevitablemente a la memoria escenas del nacimiento de mis dos hijos que, inexplicablemente, se han ido ligando a otras escenas vividas en hospitales o centros de salud y relacionadas con mi función de "paciente mujer" o "paciente madre"... Y he llegado a la conclusión de que, más allá de protocolos o estrategias de atención al parto normal, lo que determina nuestra vivencia y el grado de satisfacción con la asistencia recibida en estos casos es la actitud de las personas que nos han atendido.

Han pasado por mi mente las actuaciones de matronas que rompían la bolsa amniótica sin dar ninguna explicación, entendiendo, en parte, que el hecho de no decirte lo que van a hacer no es solo parte de una atención en la que la madre juega un papel secundario, sino que también es un modo de escudarse de posibles réplicas... Me explico. Yo reflexionaba sobre cómo podía ser que habiendo ido a mis partos tan "informada" y "leída", luego hubiera resultado que me hubiera dejado hacer de todo, incluso con reincidencia (en el caso de mi segundo parto). Y yo tenía muy claro que no quería que me rompieran la bolsa, pero es que a mi en ningún momento me dieron ni el más mínimo resquicio para explicarlo y cuando me di cuenta ya era cosa hecha. No pude protestar porque en ningún momento se me explicó el procedimiento que se iba a hacer.

Práctica cuestionables
Igual que cuando en urgencias un ¿médico? me dijo "Y ahora la mamá se va fuera" sin dignarse ni siquiera a mirarme o a darme ninguna explicación mientras le daban un par de puntos a mi hija. O igual que cuando las únicas indicaciones que me han dado en mis revisiones ginecológicas más recientes han sido "Súbete aquí y baja hasta el borde de la camilla", por parte de ginecólogas (sí, sí, mujeres en todos los casos), que ni se han dignado a avisarme con las sencillas frases de "ahora voy a introducir el espéculo" o "voy a comprobar la situación del cuello del útero" o "ahora vamos a hacerte una ecografía vaginal". No, en todos los casos han dispuesto de mi zona genital como si yo no estuviera allí, esperando una docilidad extrema por mi parte.

¿Y qué tiene que ver todo esto con el título de mi post? Pues que al hilo de todas estar reflexiones inconexas me ha dado por concluír que muchos profesionales sanitarios se ponen la bata blanca igual que muchos superhéroes se ponen su traje para prestar servicio a la sociedad. Solo que en su caso, más allá de los juramentos hipocráticos, tienen que decidir si su actitud es la de superhéroes o de supervillanos.

Poder y responsabilidad
No olvidemos la mítica frase que oía Peter Parker de los labios de su tío Ben: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Y esto es lo que muchos de estos profesionales no entienden, la parte de la responsabilidad. Que no consiste solo en realizar pruebas o procedimientos quirúrgicos con mayor o menor grado de éxito, sino que también han de responsabilizarse de sus maneras, de sus modos y de cómo todo ello puede afectar a la vivencia de las personas que pasamos por sus manos, como "pacientes mujeres" o "pacientes madres".

Y es que recientemente me he cansado de oír a supuestos profesionales hablando entre sí, como si yo fuera un cuadro o un muñeco de prácticas que ni ve, ni oye, ni habla, prestándome solo atención y mirándome directamente al inicio de la visita y al final, como si una vez que me hubiera bajado las bragas y apoyado el culo correctamente en el borde de la camilla hubiera dejado de tener entidad de persona, para convertirse solo en un trozo de carne.

Esos son para mi los villanos o supervillanos de toda estar historia truculenta que nos toca vivir a muchas mujeres. Personas con un gran poder y una gran responsabilidad, pero que se parapetan tras su "supertraje", tras su bata blanca, para actuar de una manera fría, impersonal, orientada solo al resultado final, y sin pensar en los medios y en las consecuencias que su manera de actuar puede tener en las mujeres a las que atienden en momentos delicadísimos de su vida sexual, afectiva, reproductiva o psicológica.

Superhéroes de barrio
Lo bueno es que los supervillanos no tendrían sentido sin los superhéroes o héroes que hacen su oposición. Que se sitúan en el lado opuesto de la balanza en la dicotomía clásica entre el bien y el mal, el ying y el yang. Y esos son los profesionales que normalmente no necesitan una bata blanca tras la que esconderse, que te miran directamente a los ojos, que tienen una palabra dulce o de consuelo en el momento apropiado, que se pelean contra viento y marea por cambiar el sistema, por salir de la inercia que les rodea y actuar de manera diferente.

No sé si son héroes de tragedia o superhéroes de barrio, pero su mérito es doble ya que no solo hacen bien su labor, empoderando a las madres, sino que sus buenas prácticas ponen, además, de relieve los métodos nocivos y anticuados que otros intentan hacer pasar por "protocolos" o "necesidades del servicio". Son matronas que se certifican como IBCLC y se convierten en una auténtico nodo de redes locales de madres, son enfermeras que se paran el tiempo suficiente como para escuchar y empatizar con una madre, ginecólogos que confían en la capacidad del cuerpo femenino para gestar, parir y volver a empezar, auxiliares que sonríen a tu hijo cuando más lo necesita, pediatras que ponen en marcha webs de referencia internacional sobre la compatibilidad entre medicamentos y lactancia materna.

La responsabilidad de "calzarse" una bata blanca en el trabajo no consiste solo en conseguir un diagnóstico o realizar un tratamiento adecuado, sino que también hay que hacerlo respetando la integridad física y emocional de los pacientes/clientes y sus acompañantes, manteniendo una comunicación fluida, dejando que el paciente sea un participante activo de todo el proceso, colocándose en el mismo plano (el de las personas) y convirtiendo todo el proceso en un diálogo más que en un monólogo.

martes, 22 de marzo de 2011

Lactancia en tándem: todo lo que siempre quisiste saber

¡¡¡Cómo pasa el tiempo!!! Parece que fue ayer cuando inauguramos nuestro grupo de lactancia diferente y este próximo sábado ya nos reunimos por segunda vez, esperando encontrarnos con tantas y tan bien avenidas madres (y padre) como en la última ocasión.

La reunión es en Cucú-Tras (C/ Oslo 1, Alcorcón) de 10:00 a 11:30 horas, el próximo sábado 26 de marzo.

En esta reunión trataremos otro tema plagado de tabúes, mitos, prejuicios y verdades a medias: la concepción durante la lactancia, el amamantamiento durante el embarazo y la lactancia en tándem. Dice la presi de Multilacta, Gema Cárcamo, que el tándem es mi especialidad tetil... No es para menos, ya que llevo la friolera de casi 17 meses lactando en tándem, que, sumados a los 9 meses de embarazo, dan como resultado más de dos años de lactancia "atípica".

Elena, de Monitos y Risas, la otra "tetóloga" de este grupo de lactancia también aportará su particular visión sobre el tema, ya que ella está inmersa en pleno proceso de lactancia durante el embarazo (y también tiene lo de la "concepción" más reciente ;-)  ¿verdad? )

No se trata de contar nuestra experiencia personal, sino de compartir inquietudes, experiencias y tratar de arrojar un poco de luz entre todas a un periodo que muchas veces se mantiene en la oscuridad por miedo al que dirán o por temor a enfrentarse a las críticas.

Sea cual sea tu opción o tus interrogantes en este apasionante proceso, tu aportación resultará útil, reveladora e imprescindible para el resto. ¡¡¡Te esperamos!!!

Y, para abrir boca, os dejo un pequeño extracto de un documento en el que he estado trabajando recientemente con el objetivo de recopilar y dar respuesta a las dudas más comunes sobre la lactancia durante el embarazo y en tándem.

Preguntas y respuestas
¿De verdad me puedo quedar embarazada mientras estoy dando el pecho?
Por supuesto que sí. La lactancia materna no es un método anticonceptivo excepto en casos muy concretos (bebé menor de seis meses, con lactancia materna exclusiva y frecuentes tomas nocturnas) por lo que si se retoman las relaciones sexuales sin utilizar métodos anticonceptivos, existe la posibilidad de que la mujer se vuelva a quedar embarazada.

¿No exige demasiados recursos a la madre mantener a la vez una lactancia y un embarazo?
Dar el pecho mientras se gesta a un nuevo bebé no requiere más recursos que, por ejemplo, estar embarazada de gemelos o mellizos. Actualmente no se recomienda a las mamás lactantes aumentar su ingesta diaria en 500 Kcal como se hacía antiguamente, ya que se ha descubierto que las necesidades para afrontar la lactancia son bastante menores. 

Además, muchas de las hormonas relacionadas con la lactancia contribuyen a optimizar el funcionamiento del sistema digestivo, aumentando el aprovechamiento que el cuerpo hace de los alimentos.
Por otro lado, teniendo en cuenta que la producción láctea disminuye durante la gestación, disminuyen también los requerimientos energéticos de la lactancia en el organismo de la madre.


El hecho de amamantar al mayor ¿No le roba nutrientes al bebé que está en el útero?
Está científicamente demostrado* que el solapamiento de embarazo y lactancia no afecta negativamente al desarrollo fetal. Sea cual sea el coste, este repercute en la madre, aunque no parece que dicho coste sea excesivamente alto.

En el estudio de Alba Lactancia Materna no hubo diferencias significativas entre ambos embarazos (lactando y sin lactar) en las cifras de hemoglobina de la madre. Es decir que las madres no sufrieron anemia de forma más acusada por el hecho de amamantar. Tampoco hubo diferencias significativas en la media de ganancia de peso de las madres durante el embarazo.

Por otro lado, una investigación de Moscona y Moore** se basó en el estudio de 57 mujeres que no destetaron a sus hijos al enterarse de su embarazo. El 43% de los niños mantuvieron la lactancia durante los nueve meses de embarazo y continuaron, en tándem, con la llegada del recién nacido. Los bebés que nacieron de estos embarazos fueron sanos y de un tamaño adecuado a su edad gestacional.
*Merchant, Martorell y Hass: Maternal and fetal responses to the stresses of lactation concurrent with pregnancy and of short recuperative intervals
**Moscone S, Moore, MJ: Breastfeeding during pregnancy.


Me han dicho que si no desteto al mayor, puedo tener un parto prematuro ¿es cierto?
No hay evidencia científica de que amamantar durante el embarazo aumente las probabilidades de sufrir abortos o partos prematuros. Es cierto que la lactancia produce una liberación de oxitocina en el cuerpo de la madre (al igual que otros procesos fisiológicos normales, como el orgasmo femenino), pero también es cierto que la respuesta del útero a la presencia de oxitocina en el organismo evoluciona durante la duración del embarazo.

Así, en el principio de la gestación apenas hay receptores de oxitocina en el útero, mientras que estos se multiplican exponencialmente a medida que progresa el tercer trimestre del embarazo. Puedes comprobarlo en las siguientes referencias bibliográficas:

“A las 32 semanas de gestación la concentración de receptores para oxitocina en el útero es 100 veces mayor que la encontrada en la mujer no embarazada y en el momento del trabajo de parto aumenta a 300 veces”
(Obstetricia moderna).

“La capacidad de respuesta miometrial a la oxitocina empieza a las 20 semanas, aumenta de modo uniforme hasta las 30, y después se acelera hasta una capacidad de respuesta máxima durante el trabajo de parto a término. Se cree que la sensibilidad aumentada de la oxitocina depende del incremento de la concentración de receptores para esta hormona en el miometrio y las deciduas, y de las formaciones de uniones de intervalo miometriales. La concentración de dichos receptores es baja a las 13 a 17 semanas y aumenta 12 veces hacia el término. Luego del inicio del trabajo de parto, la concentración de receptores es máxima. El incremento de la concentración receptores para oxitocina, que median la sensibilidad local a oxitocina tanto administrada como exógeno, explicaría la respuesta uterina aumentada a la oxitocina es mínima hasta que se induce una cantidad sustancial de receptores, y se establece el marco bioquímico para la contractilidad uterina.”
(“Uso de oxitocina en la sala de labor y parto”, Tesis doctoral de María Eugenia Amaya Hernández)


¿Puedo amamantar durante el parto?
Como comentábamos antes, el número de receptores de oxitocina en el útero aumenta radicalmente durante el trabajo de parto. En estos casos, la succión en el pecho puede servir como una alternativa a la oxitocina sintética en caso de tener que recurrir a mecanismos para inducir o acelerar el parto.
Algunas madres amamantan durante el trabajo de parto, pero normalmente es una práctica que responde a las necesidades del niño mayor más que a un recurso para acelerar el parto. Otras mujeres sienten, en cambio, que el hecho de amamantar puede distraerlas y alejarlas del “planeta parto”, pero esta es una percepción que puede variar de madre a madre.


¿Y cómo me organizo las tomas cuando llegue al tándem?
Durante los primeros días, y dado que la cantidad de calostro que producen los pechos es limitada, deben priorizarse las tomas del recién nacido. Una vez que el pequeño haya tomado la cantidad que haya querido de uno o los dos pechos, podrá ponerse al mayor a mamar. Puede seguirse esta táctica durante los primeros días/semanas hasta que se establezca la producción y se vaya dilucidando la rutina que más funciona para cada familia.
Son múltiples las opciones/soluciones por las que puede optar cada trío lactante:
  • Primero toma el pequeño uno o los dos pechos y luego toma el mayor.
  • Ambos niños hacen tomas por separado que no suelen coincidir en el tiempo. 
  • El mayor hace el “primer vaciado” y luego toma el bebé.
  • La mamá asigna un pecho para cada niño.
  • El bebé toma un pecho en cada toma y ese es el que la mamá ofrece al mayor cuando pide teta, reservando el más lleno para el pequeño.
  • El pequeño siempre tiene acceso a los dos pechos y el mayor solo a uno.
  • Etc. 

¿Tendré suficiente leche para dos?
El organismo de la madre utiliza el estímulo de la succión y vaciado de los pechos como señales para producir una mayor o menor cantidad de leche. Por eso las madres de gemelos o mellizos tienen leche de sobra para dos y las de trillizos para tres*. Con dos niños estimulando el pecho de manera simultánea, es prácticamente imposible que la producción de leche se quede corta.
Más bien al contrario, el recién nacido, después del estímulo de su hermano durante todo el embarazo, se encuentra con unas glándulas mamarias a pleno rendimiento y con una gran cantidad de calostro que tiende a satisfacer con creces sus necesidades.
Normalmente, las mamás que amamantan en tándem suelen referir una “sobreproducción” de leche en los primeros días/semanas hasta que se regula la situación. En estos casos, el hermano mayor ejerce una función muy benéfica al aliviar y prevenir la posible ingurgitación mamaria con un vaciado a demanda de la madre.

*Saint L, Maggiore P, Hartmann PE: Yield and nutrient content of milk in eight women breast-feeding twins and one woman breast-feeding triplets.

¿Y si decido destetar una vez iniciado el tándem?
Si percibes que la situación te supera y que tu relación con tu hijo mayor se está resintiendo, puedes tomar la decisión de destetar en cualquier momento. Es importante valorar cuidadosamente la decisión, porque muchas madres se sienten tentadas de destetar bruscamente para poner fin a las demandas sin fin de su hijo y, una vez finalizado el proceso, se da cuenta de que el problema sigue estando latente, con o sin lactancia.

No debes sentirte mejor o peor madre por destetar una vez iniciado el tándem. Debes sentirte orgullosa de haberlo intentado y de ser capaz de rectificar tus expectativas, tomando decisiones difíciles pero, a veces, inevitables.
Los pasos para el destete son los mismos que en el caso del embarazo, con  la única salvedad de que es posible que encuentres una mayor resistencia por parte del niño mayor.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Sexualidad y lactancia: conclusiones

En nuestro "grupo de lactancia diferente" planteamos un tema muy interesante y prolífico en nuestra reunión inaugural (el pasado 26 de febrero): sexualidad y lactancia. Fruto de lo que allí se habló y se comentó os traigo este artículo elaborado gracias a las prodigionsas manos e inspiración de Elena y con una ínfima colaboración por mi parte (investigar para tratar temas interesantes y "soltar" la lengua al resto de las mamás que allí nos reunimos).

Sin más preámbulo, os dejo con el artículo, que lo estaréis deseando. Primero un índice de contenidos y luego entramos de lleno en esta interesante materia.

  1. Sexualidad y embarazo
  2. Puerperio
  3. El cóctel hormonal de la lactancia
  4. Los pechos en las relaciones sexuales
  5. Lactancia placentera
  6. Complicaciones
  7. Lactancia paterna

Sexualidad y embarazo

El sexo en el embarazo será
el que nosotros deseemos.
Antes de tocar el tema de la lactancia y la sexualidad, debemos hacer un repaso por el estadio anterior: el embarazo. Durante el embarazo, es normal en la mujer sentirse más excitada y/o excitable debido a que todas las zonas implicadas en el sexo se encuentran ahora especialmente sensibles y con mayor irrigación sanguínea.

La zona pélvica, y especialmente el útero, tienen una mayor disponibilidad de sangre debido a la gestación y esta especial irrigación es también característica de la excitación sexual. La congestión de sangre ayuda además a la mejor lubricación de la zona, añadida a la natural del embarazo.

Senos y pezones también se encuentran más sensibles y, en aquellas mujeres en que antes del embarazo resultaban zonas erógenas, ahora es normal que sean fuente de gran excitación. Un extra además puede ser no tener que pensar en métodos anticonceptivos ni en buscar un bebé. Para algunas parejas, por ejemplo, las que han estado largo tiempo buscando el embarazo, puede ser el momento de recuperar una sexualidad libre y completamente satisfactoria.

Por contra, pueden aparecer rechazo o dudas ante el sexo por diferentes motivos. En el primer trimestre, por el cambio hormonal que supone en la mujer el embarazo, puede que la mujer sienta nauseas y/o fatiga. Pasado esta etapa, los cambios que el embarazo supone para el cuerpo femenino puede hacer que algunas mujeres no se reconozcan o no se sientan atractivas; si bien para otras y para muchos hombres estos cambios pueden suponer un extra de atracción sexual. O que tengan dificultades respiratorias o de movimiento.

Por otro lado, está el miedo a dañar al bebé que pueden sentir uno o los dos miembros de la pareja (no hay motivo de preocupación, el peque está perfectamente protegido y aislado dentro del útero). Sin descartar que en algunos hombres pueden estar despertando sentimientos nuevos que le lleven a vivir la sexualidad de otra manera: empiezan a ver a su pareja como “madre” y no como “mujer”.

En cualquier caso, el sexo durante el embarazo es perfectamente seguro y deseable siempre que los dos miembros de la pareja lo quieran y estén de acuerdo. Las posibles dudas sobre la seguridad del bebé nos las puede resolver un profesional sanitario de nuestra confianza, que también nos indicará las precauciones a tener en cuenta en caso de embarazo de riesgo. Si hay dificultades respiratorias o de movimiento, puede ser un buen momento para experimentar con otras posturas en las que la mujer lleve el control de la penetración tanto en ritmo como en intensidad (la mujer encima) o que supongan una penetración menos profunda (de lado, con el hombre detrás), o que simplemente permitan una penetración más confortable sin presionar el abdomen (a gatas o de rodillas y el hombre detrás).

Hay que referir que por el embarazo en sí, habrá sensaciones nuevas tanto para ella como para él que son completamente normales y que no nos deben preocupar:
  • Los labios de la vulva y la vagina están más voluminosos y las secreciones vaginales más aumentadas, lo que incrementa la lubricación y las sensaciones en el área genital son diferentes para ambos. 
  • El orgasmo provoca contracciones en el útero y en el post-orgasmo se mantiene más tenso por un rato, pero es normal y no afecta a tu bebé. 
  • Al final del embarazo, el orgasmo puede provocar contracciones que cesarán tras unos minutos (y que pueden desencadenar el parto si el bebé ya está listo). 
Si, por cualquier causa de las ya mencionadas, decidimos no tener sexo con penetración, no debemos olvidar que hay muchísimas otras maneras de dar y recibir placer, más allá de la relación “completa”. El amor, el afecto y el cariño se pueden expresar de diferentes maneras.


Puerperio

Para amar hay mil maneras y lugares
Cuando nos referimos a puerperio, no sólo estamos hablando del puerperio inmediato (los 40 días siguientes al parto) sino en toda su extensión (que puede llegar hasta los dos años).

En general, en cualquier parto vaginal, la zona va a estar afectada por el parto. En caso de cesárea, quizás la vagina se encuentre intacta, pero por contra hay una cicatriz que cuidar. Y en ambos casos, el útero está volviendo a su tamaño y estado pre-embarazo, por lo que loquios y entuertos están presentes. Todo esto hace que, mientras estos síntomas físicos están presentes, el sexo con penetración sea totalmente desaconsejable. Pero esto no quiere decir que, una vez restablecida la normalidad física, se “abra la veda”. Hay muchos otros aspectos a tener en cuenta.
 
Nacimiento por cesárea.
Por un lado, el vivir un parto traumático (en cualquier aspecto, físico y/o psicológico) puede llevar a la mujer a un desencuentro con su propio cuerpo, lo que dificultará la reanudación no sólo de las relaciones sexuales completas, sino de cualquier tipo.

Nota: si has vivido un parto traumático, estas páginas pueden ser de tu interés:
Escuchando con el corazón
El parto es nuestro
(Apoyo Cesáreas)

Y, dentro de los partos traumáticos, a nivel psicológico hay que incluir las cesáreas (que se están “normalizando” por la tendencia que hay a programarlas, por todo tipo de motivos). Y, a nivel físico, se merece un capítulo aparte la episiotomía.
Episiotomía.

La episiotomía, proceso quirúrgico que consiste en cortar la zona del perineo (piel, músculo y mucosa vaginal) en muchos hospitales es algo rutinario e incluso de protocolo en caso de las primerizas. Es una intervención normalmente innecesaria provocada por diferentes factores, de los cuales uno de los principales es la “obligación” de parir en posición tumbada, totalmente en contra de lo que nuestra fisiología dicta para un parto. En cualquier caso, la episiotomía en muchas mujeres se convierte en una mutilación genital que, por problemas de cicatrización, les suponen años de relaciones sexuales dolorosas e incluso de molestias en la vida normal.

En nuestra charla, una de las mamás, nueve meses después del parto, nos contaba que para ella la penetración era muy dolorosa. Pero no se acababan ahí sus problemas, sino que nos refería que, sentada en según qué postura, le dolía la cicatriz, incluso andando por la calle sentía ocasionalmente pinchazos. En caso de una episiotomía mal cicatrizada, el sexo con penetración, por tanto, va a suponer un problema físico para la mujer y la pareja, difícilmente solucionable sin ayuda profesional, ya que ni siquiera una lubricación exterior será solución.

Más información sobre la episiotomía, sus peligros y cómo y por qué evitarla: Episiotomía.info
 
Parto en casa.
Por contra a estos casos de dificultades postparto, las mujeres que han vivido un parto natural y respetado (normalmente en casa, por muy respetuoso que sea un hospital nunca es lo mismo) refieren que, tras el parto, las acompaña un sentimiento de poder, alegría y confianza en su propio cuerpo que repercute en las relaciones sexuales mejorándolas en muchos aspectos.

Tuvimos la suerte de que nos acompañó una mami que vivió un parto en casa, que contó como algo maravilloso que, además, había despertado en ella nuevas zonas erógenas que antes del parto no vivía como tales.

Concretamente, nos contó que antes del parto a ella la estimulación de los senos no le resultaba agradable, y sin embargo ahora sí. También nos contó que vivía toda su sexualidad mucho más plenamente (qué envidia, eh?).

A estos aspectos físicos (efectos del parto en el cuerpo) y psicológicos (cómo percibimos nuestro cuerpo tras el parto) tenemos que unir el vaivén hormonal que supone el postparto y la lactancia (los vemos a continuación). Y no nos olvidemos del cansancio: las noches sin dormir, el periodo de adaptación al bebé y a la nueva situación de madre suelen apartar de la mente todo pensamiento de tipo recreativo. Lo que es importante recalcar, y más adelante volveremos sobre ello, es que la comunicación con la pareja es imprescindible para pasar esta etapa sin que suponga una crisis.


El cóctel hormonal de la lactancia

La mujer que amamanta, durante los primeros 6 meses (aproximadamente) está hormonalmente hablando en una situación parecida a la menopausia. Por eso aparecen signos comunes a la misma, como sequedad vaginal y sofocos de calor. El establecimiento de la lactancia supone además una presencia importante de la prolactina, lo que supone la bajada de las hormonas relacionadas con la excitación sexual y la libido.

En todo caso, aunque se siga dando el pecho, alrededor de los 6 meses la prolactina ya no alcanza valores tan altos como en el postparto inmediato, pues la producción de leche deja de ser un fenómeno endocrino (controlado por las hormonas) y se mantiene gracias a la succión y vaciado frecuente de los pechos (como si los pechos aprendieran a producir leche y ya no necesitara las órdenes del sistema endocrino). Los niveles basales de estrógenos, progesterona y testosterona vuelven a subir, y también la libido empieza a recuperarse.

Desde el punto de vista evolutivo, este debe ser un sistema de proteger la inversión que la madre ha hecho para concebir, gestar y parir al bebé. Durante 9 meses la madre ha destinado un gran número de recursos a gestar a su descendencia, por lo que no puede “echar a perder” esa inversión con un nuevo embarazo. Es más rentable seguir invirtiendo en la cría con la lactancia, retrasando, de ese modo, otro posible embarazo hasta que el bebé no es tan dependiente de su madre. Pensad que, evolutivamente hablando, no ha pasado tiempo desde que éramos una especie nómada, hace 10000 años.


Los pechos en las relaciones sexuales

El pecho, tras “toda una vida” siendo objeto sexual, de atracción, de repente pasa a ser el medio por el cual se alimenta el bebé. Esto, desde luego, afecta en distintos niveles.


Reflejo de eyección.
En primer lugar, desde el punto físico, hay que tener en cuenta que la hormona que estimula la eyección de la leche es la misma que se produce durante el orgasmo: la oxitocina. Esto hace que, algunas mujeres, puedan tener un reflejo de eyección con salida de leche que, según la mujer, puede ir desde unas gotas que salen del pezón hasta un “chorro” de leche que sale disparado.

De todas las mamis que estábamos, bastantes lo habían vivido en primera persona. En contra de lo que podríamos pensar, no es un hecho exclusivo del periodo de establecimiento de la lactancia, en el que los pechos producen y expulsan leche con cierta facilidad, sino que alguna mamá relató que no lo había vivido durante en esa época pero sí después. En lo que todas coincidían, era en que había sido un “cortarrollo”. Bien por su propia parte, que junto con la sorpresa se encontraron con no saber si era “normal”, o “bueno”; bien por parte de la pareja, de repente se sintió “invadiendo” algo que no era “para eso”.

Y es que en casi todas se presentaba la sensación de que el pecho había pasado de ser “de su pareja” a ser de su hijo y, en muchas ocasiones, los padres o ellas mismas habían pasado a respetar tanto los senos que habían perdido su aspecto lúdico.

No debemos perder de vista que, por lo general, para nuestra generación no ha sido normal ver amamantar. Si acaso, en alguna visita a una recién parida, pero poco más. Así pues, estamos (hombres y mujeres) poco acostumbrados al “uso alimenticio” de los pechos. Por contra, hemos crecido con el uso estético-sexual de los mismos en los medios y en la vida diaria, por lo que es este aspecto de los senos y no el otro el que tenemos asumido como “normal”. Aunque nuestra cabeza nos diga que es tan normal y sano disfrutar de nuestras tetas cuando amamantamos que cuando tenemos sexo, la verdad es que nuestra educación y todos los tabúes con los que hemos vivido nos tienen muy condicionados.

Un buen truco para evitar el componente “cortarrollo” de la eyección de leche es recurrir a la lencería sexy (tenemos la suerte de que hoy en día hay marcas que fabrican sujetadores de lactancia bonitos y sugerentes) que se puede incorporar en el juego previo como un aliciente más. Combinando la prenda íntima con el uso de discos de lactancia, se puede evitar esa falta de naturalidad en el comportamiento de la pareja. Nosotras hemos encontrado estos dos, el de la izquierda en Mimamasemima y el de la derecha en paraBebes. Si pinchas en la imagen podrás ver la página en cuestión.

Y, con esta reflexión acerca de los pechos, su uso sexual y su uso alimenticio, entramos de lleno en otro de los temas candentes de la pareja lactancia-sexualidad, que es la lactancia placentera.


Lactancia placentera

Porque, efectivamente, algunas mujeres experimentan placer mientras dan el pecho a sus hijos, lo que puede generarles un gran desconcierto e incluso sentimientos de culpa. El tabú del incesto es muy fuerte, y cualquier sensación sexual directamente relacionada con los hijos se interpreta por lo general como algo que debe reprimirse.

Pero no hay que perder de vista que la lactancia, al igual que el embarazo, forma parte del ciclo sexual y reproductivo de las mujeres, y el baile hormonal que se produce cuando el bebé succiona el pezón de su madre bien puede desencadenar sensaciones de placer físico. La oxitocina es la hormona que, oh casualidad, se segrega para desencadenar el parto, se segrega cuando el bebé succiona el pezón y se segrega durante el orgasmo.

No es de extrañar que así sea. Al fin y al cabo, la naturaleza siempre se ha asegurado de que todas aquellas actividades que son imprescindibles para el mantenimiento de la vida (comer, reproducirnos, dormir) nos resulten sumamente placenteras. La lactancia no es una excepción y, en condiciones normales, amamantar es una experiencia muy agradable para ambos, madre e hijo.

Algunas mujeres, además, pueden llegar a experimentar sensaciones más intensas e incluso excitación sexual. Saber que es algo perfectamente normal, aunque no demasiado frecuente, puede ayudar a que disfruten de esos momentos sin temor. Sin temor, y sin culpa. Ni el bebé desea sexualmente a su madre, ni la madre, por sentir excitación sexual (incluso orgasmos) durante el amamantamiento tiene ese tipo de inclinaciones hacia su bebé. Es simplemente la libido materno-filial de la que tan bien nos habla Casilda Rodrigáñez.

Os dejo algunos de enlaces al respecto, ya que el tema da para mucho más que un post:
Casilda Rodrigáñez, su web.
El instinto materno existe
Instinto materno o deseo materno

 

Complicaciones

Las complicaciones postparto en la vida sexual pueden ser muchas y no estar relacionadas exclusivamente con la lactancia. Aunque como es el tema que nos ocupa, nos vamos a centrar en ellas, sin olvidar que se pueden presentar incluso en mujeres que no amamantan.

Dispaurenia: dolor. La penetración resulta dolorosa por diferentes motivos, que pueden ser físicos (debido al estado hormonal postparto, al ritmo de recuperación que tenga el cuerpo de cada mujer, a intervenciones durante el parto, etc.) o psicológicas (partos traumáticos). En estas situaciones, es mejor posponer las relaciones sexuales con penetración. Se puede practicar el sexo de forma muy variada, y las caricias cobran especial importancia en esta etapa: el coito no es la única forma de demostrar amor, deseo, complicidad, cariño… Usar un lubricante o aceite vegetal para combatir la sequedad vaginal, tener paciencia, cariño y respeto es lo mejor.

Como comentábamos, aquellas mujeres que han tenido un parto natural, poco intervenido y sin traumatismos vaginales posiblemente no tengan problema alguno para reiniciar relaciones sexuales, y también es posible que su libido no baje tanto. Incluso que redescubran partes de su cuerpo o su cuerpo entero

De todos modos, normalmente estos dolores deberían haberse solucionado –o al menos mejorado sustancialmente- en torno a los seis meses tras el parto. En caso de que no sea así, es conveniente acudir a un profesional que valore dónde puede estar el problema y las posibles soluciones al mismo.

Lo que puede durar más tiempo, incluso dos años, y provocar un desencuentro con la pareja es el cambio en las necesidades afectivas de la mujer: en el puerperio, la mayoría de madres necesita amor, afectividad y protección por parte de su pareja. Quieren abrazos y palabras de cariño, pero no les apetece practicar el sexo. El padre puede malinterpretar la demanda de cariño con demanda de sexo, y sentirse mal al ser rechazado. La madre puede intentar solucionarlo evitando el contacto físico y no demandando más cariño. El padre puede reaccionar pensando que la culpa es del bebé, pues desde que nació su mujer ya no es la misma, se ha vuelto distante y el bebé la tiene totalmente absorbida. Así pues, se produce una situación de alejamiento mutuo que puede convertirse en una auténtica “prueba de fuego” para la pareja.


Para superarla, es crucial la comunicación. Él debe saber que existen unos factores físicos y emocionales importantes que hacen que su mujer no sienta deseo sexual, pero que le sigue amando y necesitando más que nunca. Y ella debe saber que él quizás se siente solo y excluido de la nube de amor, quiere ayudar y no sabe cómo hacerlo. El padre puede abrazar y dar cariño sin esperar sexo a cambio, y muy posiblemente ello conduzca a mejorar la relación, y por tanto a aumentar el deseo sexual de su mujer.

Otro enlace, “no estamos solas”. Ese antiguo compañero llamado deseo.

Entre las mamás presentes muchas nos contaban de primera mano este “juego” entre deseo de la madre y deseo del padre, y cómo lo habían superado (o lo intentaban todavía). Algunas hacían referencia a este rechazo de contacto para evitar la demanda sexual de la pareja, que siempre “acababa en bronca”, y esperar a que el deseo vuelva y poder así reanudar su vida sexual previa. Otras, agradecían a su pareja profundamente que las hubieran sabido esperar durante el tiempo que han necesitado para retomarla. Y algunas también referían el ceder ocasionalmente para evitar el problema, y vivir un encuentro no deseado.


El ama de casa perfecta,
por y para su marido
Y aquí, hacíamos referencia de nuevo al entorno cultural en el que nos hemos criado (en general, afortunadamente siempre hay excepciones), en el que la mujer-madre (nuestras madres) tuvo que asumir unos cambios muy drásticos a nivel social: por un lado, no se había “liberado” aún de la imagen de ama de casa y madre perfecta, que tiene la casa impecable, los niños bien vestidos y saludables y espera a su marido con las zapatillas, el puro y el coñac.

Y por otro, asumía el papel de mujer trabajadora, siempre guapa y liberada del hogar que hace jornadas de trabajo tan largas como su pareja, y aporta los mismos ingresos (o lo intenta). La realidad de estas mujeres es que tuvieron que ser superwomans y son el ejemplo que aún hoy perdura en nuestra memoria colectiva. Nuestras madres tenían que estar disponibles para todo y para todos; trabajo, hogar, familia, marido, hijos…

Todo ello, sin olvidar la “sumisión” que era tradicional, en la que los deseos, sentimientos y opiniones de la mujer solían quedar relegados a un segundo plano a favor de los del marido.

Hoy en día no debería ser así, aunque es difícil escaparse a esta mirada. Estar en casa con un bebé de un mes es muchísimo más agotador que estar en una oficina 8 horas. Como nos decía una mamá, “ellos se toman el café cuando quieren”. Aún así, seguimos diciendo eso de “ya me levanto yo que él mañana tiene que trabajar”. Como nos señalaba Eloísa, habrá trabajos en que estar súperdespierto sea fundamental: cirujano, conductor, quien trabaje con maquinaria pesada… Pero en casi todos los demás, estar un tanto somnoliento no es tan grave como estarlo con un bebé en brazos que no se quiere dormir. Sin olvidar que el que sale a trabajar tiene un descanso de las necesidades del bebé durante la jornada laboral, amén de que se relaciona con otros adultos en otros entornos, cosa que la persona que se queda en casa no hace. Así que liberémonos de esa imagen del marido sacrificado que se va a trabajar mientras la mujer se queda en casa (como si estuviera viendo la tele y leyendo un libro) y que, por tanto, para compensarle, tiene que, no sólo tener la casa impecable, sino el niño dormido para que “no le moleste” y ella disponible…

Esto, en otras culturas, se soluciona bien estableciendo regímenes de crianza común (en los que la crianza se reparte entre todas las mujeres por lo que se hace más llevadera y la mujer puede estar más disponibles para otro tipo de actividades, sean las que sean), bien con poligamia (así, la mamá puede dedicarse al bebé sabiendo que las necesidades físicas del hombre están satisfechas), bien con mitos que establecen el periodo de lactancia como tabú, impidiendo a los hombres “acercarse” a las mujeres lactantes. Pero como no es nuestro caso, la mejor opción que se nos plantea (o que nos parece a nosotras dos) es la comunicación: contarnos, ambos miembros de la pareja, qué deseamos exactamente, qué sentimos y cómo nos hace sentir la actitud del otro para, así, poder empatizar entre los miembros de la pareja y llegar a acuerdos en el que los deseos de los dos se respeten.


Lactancia paterna

Otro tema que fue saliendo a lo largo de la sesión, es el la lactancia paterna, es decir, la posibilidad del hombre de ser “pezón-sustituto” cuando la madre no está disponible e incluso, en según qué circunstancias, segregar leche.

Por un lado, se empieza a escuchar como normal que en aquellos hospitales que fomentan el contacto madre-bebé, se invite al padre a tener ese primer contacto piel con piel cuando por las causas que sean la madre no esté disponible:
En estos casos, el bebé puede buscar el pezón del padre y engancharse y succionar. Es algo meramente reflejo. Si el bebé quiere, no pasa nada porque mantenga esta succión no nutritiva hasta que esté disponible el pecho materno. Pero no es algo que haya que forzar (tampoco evitar).


Pigmeos Aka.
Así, conocemos referencias de una tribu, los pigmeo aka, en la que los padres ofrecen el pezón, como succión calmante, en caso de que la madre no esté.

Los pigmeo aka, “los mejores papás del mundo”

No debemos olvidar que, al igual que el pezón está tanto en hombres como en mujeres, la estructura interna también es parecida. El pecho masculino tiene tejido mamario, muchísimo menos que el femenino, pero ahí está. De hecho, hay hombres que sufren cáncer de mama, ginecomastia e incluso mastitis.

Cuando nos estamos desarrollando en el útero materno, lo que nos diferencia a hombres y mujeres es el cromosoma Y. En principio, las características de la especie son comunes y lo que hace el cromosoma Y es “dar la orden” de que ese ser se desarrolle como varón o hembra (explicado de un modo muy rudimentario) mediante la acción de la testosterona, por lo que la potencialidad de desarrollar pechos y, por tanto, leche, está en los hombres. De hecho, hasta la pubertad, las mamas de los niños y de las niñas son exactamente iguales. Es la secreción de estrógenos y otros procesos de la adolescencia/embarazo los que hacen que las glándulas mamarias femeninas se desarrollen hasta ser plenamente funcionales.
Sin embargo, está documentado el caso de hombres que, ante situaciones límite, segregan leche, como en los campos de concentración. Os dejo este artículo sobre la capacidad masculina de segregar leche, que está muy interesante:
No me digáis que no sería la mar de cómodo y práctico que ellos pudieran sustituirnos en algunas tomas… Y con esta “reflexión” rematamos el artículo, y, por si no le conocíais, os presentamos al murciélago frugívoro de Malasia, Dyacopterus spadiceus, en la que los machos de la especie producen leche para amamantar a sus crías. Aunque hay que decir que para ello consumen plantas con altos niveles de fitoestrógenos, que parece que es lo que les provoca la mamogénesis y la lactogénesis. 

jueves, 17 de febrero de 2011

Sexualidad y lactancia: calentando el ambiente

Una maternidad diferente y Monitos y Risas inician este sábado un esperemos que largo y fructífero periodo de colaboración.  Se trata de un grupo de lactancia un poco "diferente" (como mi maternidad), orientado a mamás con  experiencia en el amamantamiento, que ya han superado los compases iniciales y que tienen dudas "diferentes" a las típicas del inicio y establecimiento de la lactancia.

Como muy bien explica Elena en su post, son mamás que a veces no suelen recibir respuesta a sus dudas en los grupos de apoyo a la lactancia:
Normalmente, en las reuniones de los grupos de lactancia las dudas con los pequeñines se llevan la mayor parte del tiempo disponible. Y con razón, puesto que son urgencias: no se agarra bien, tengo grietas, no coge peso, regurgita mucho… Pero cuando los bebés crecen seguimos teniendo dudas: cómo pasar a la alimentación complementaria, el retorno al trabajo, un embarazo y el posterior tándem, destete nocturno, destete total… Son dudas que, por ser menos urgentes, normalmente se “quedan atrás” en las reuniones… y al final nos buscamos la solución por nuestra cuenta.
Por eso, nuestro grupo de lactancia diferente se centra en estas mamás y en aportar un debate próspero y fructífero entre todas, donde las dudas planteadas puedan ser resuletas a través de la experiencia de otras mujeres, donde todas podamos aportar nuestro granito de arena, tejiendo esas redes solidarias que caracterizaban a la maternidad de antaño.

Y para dar un comienzo inolvidable a nuestro grupo, hemos elegido un tema iniciático muy interesante: Sexualidad y Lactancia.

La Mamá Vaca abordaba el otro día este tema en su post, con aportaciones muy interesantes. Yo os voy a dejar un resumen del último texto que he encontrado mientras me documentaba para la primera reunión. Se trata del artículo "Sexualidad y lactancia" de Maribel Vidaller Ferró, recogido  en el libro "La Lactancia Materna" de Josefa Aguayo Maldonado (las negritas las he añadido yo).

“Para hablar de sexualidad en la lactancia hay que empezar haciendo referencia a que la sexualidad femenina tienes dos ciclos: uno mensual, que comienza en la pubertad con la menstruación; y otro maternal, que dura tres o cuatro años y se inicia cada vez que un óvulo se fecunda, abarcando embarazo, parto y lactancia”.
“Para comprender por qué el ciclo maternal forma parte de la sexualidad femenina, hay que reconocer el útero como un órgano vital en la producción del placer. En muy raras ocasiones se alude al útero cuando se habla de sexualidad, sin embargo Masters y Johnson reconocen que las contracciones rítmicas de las fibras musculares uterinas son un elemento esencial del orgasmo femenino. Durante el embarazo el útero grávido se excita fácilmente. Merlo-Barberá investigó y llegó a la conclusión de que la existencia de orgasmos durante el parto es más común de lo que se cree. Hay conexiones nerviosas entre el útero y los pezones y durante el amamantamiento el útero experimenta contracciones. Tenemos frecuentes referencias de orgasmos mientras se amamanta”.
“Una educación que nombre y no culpabilice la existencia de unos deseos materno-infantiles entrañables que forman parte de la sexualidad femenina y de la sexualidad infantil, y que han sido culpabilizados por la cultura falocrática a través del tabú del incesto. El bebé no siente deseo de realizar el coito con su madre, siente deseo y necesidad del cuerpo materno, del contacto con su piel, de sentir su calor y su latido día y noche, de beber su jugo, de sentirse protegido con su abrazo, etc”.

El deseo materno, la libido maternal, palpita por ofrecer ese contacto físico y satisfacer las necesidades de su bebé. La lactancia y el contacto piel con piel son dos puntales fundamentales para satisfacerlos
Y Maribel Vidaller cierra su artículo con dos citas del poemario de Gabriela Mistra que creo que también son dignas de ser leídas en este contexto:

Del poema Apegado a mí:
“Velloncito de mi carne
que en mi entraña yo tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!

Hierbecita temblorosa
asombrada de vivir
no te sueltes de mi pecho
¡duérmete apegado a mí!”
Del poema Beber:
“Y yo bebí, como una hija,
agua de madre, agua de palma.
Y más dulzura no he bebido
Con el cuerpo ni con el alma”.
 Se me olvidaba. La primera reunión, el sábado 26 de febrero, de 10:00 a 11:30 en Cucú-Tras (C/ Oslo nº 1, Alcorcón).  El tema, ya los sabéis: "Sexualidad y lactancia".

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