- Porque es lo normal. Igual que pretendemos concebir a nuestros bebés de la manera tradicional y solo recurrimos a técnicas de fertilidad o a la adopción en casos contados, lo normal es alimentar a los bebés humanos con la leche que sale de las mamas de sus madres.
- Porque es lo óptimo. La leche humana es el resultado de cientos de miles de años de evolución, por lo que es el alimento perfecto para darles a nuestros bebés. Es el que su cuerpo y sus genes esperan para poder alcanzar todo su potencial como humanos.
- Porque los señores de Nestlé llevan investigando los sucedáneos de la leche materna desde finales del XIX, así que por muy adaptadas y enriquecidas que estén, todavía les faltan miles de años de evolución para alcanzar el nivel de la leche materna. Difícil lo tienen.
- Porque toda la evidencia científica actual apunta a la superioridad en todos los ámbitos de la lactancia materna frente a la alimentación con sucedáneos, en el primer mundo, en el segundo y en el tercero, independientemente de las condiciones higiénicas y del nivel de desarrollo económico de cada país.
- Porque es lo que quieres o una opción que al menos estás valorando. Entiendo que si no, no habrías llegado leyendo hasta aquí.
- Porque te hace sentirte poderosa y capacitada. Vivimos en una sociedad en la que las mujeres convivimos con valoraciones en función de nuestro aspecto físico (joven, alta, guapa y delgada) o de nuestra capacidad profesional (las ejecutivas agresivas valen más que las barrenderas). Sentirte capaz de alimentar y ver crecer a tu bebé sano y saludable te conectara con una concepción diferente de tu cuerpo.
- Porque es lo más cómodo. No tendrás que estar pendiente de comprar leche o biberones, de esterilizar o de llevar agua en un termo cuando vayas a salir de casa. Siempre tendrás la cantidad adecuada que necesita tu bebé, a la temperatura correcta y en cualquier lugar.
- Porque si no lo intentas, siempre te preguntarás si hubieras podido o no. Si tienes dudas, simplemente prueba a ver cómo te va y luego decide.
- Porque es un placer. Sí, es cierto que hay muchas madres que tienen problemas en el inicio de la lactancia, grietas y dolor. Pero también es cierto que muchas madres no lo sufren y que casi todas, con un buen apoyo y orientación, superan los problemas iniciales y disfrutan de la lactancia y de esa conexión y vínculo especial con su bebé hasta que ambos quieran.
- Porque puedes. Porque podemos. Because We Can.
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miércoles, 10 de junio de 2015
10 razones para dar el pecho (y bonus track)
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Eloísa
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apoyo real a la lactancia materna,
lactancia materna
domingo, 3 de mayo de 2015
La maternidad que merecemos en 20 pasos
Después de mi sequía bloguera, me reestrené escribiendo para el blog de Elena este post que en principio iba sobre lactancia, contacto y porteo en niños hospitalizados y terminó siendo algo diferente.
Quería seguir profundizando en el tema y me dí cuenta que los niños "hospitalizados" en el fondo son casi todos los niños, pues van a nacer en un hospital y en el mejor de los casos en dos días estarán fuera. Pero ese inicio de la vida en una institución sanitaria marca el principio del camino, para ellos y para nosotras.
Y, pensando, pensando, me dio por pensar que se podría hacer para que estos días sean más "amigables" con las madres y con los bebés y con el inicio de la vida que se mercen y aquí va mi lista de requisitos para una "maternidad ideal", la maternidad que mereces, la maternidad que merecemos, unos principios que estaría bien que leyeran los gestores de muchos hospitales para ponerse las pilas de verdad y ofrecer un comienzo digno de la vida a nuestros bebés y de nuestra maternidad a las madres y a las familias. Muchas de ellas no requieren grandes inversiones de dinero ni instalaciones complejas, sino, simplemente, cambiar el enfoque y la mentalidad en la atención a las familias que nacen en ese entorno.
Quería seguir profundizando en el tema y me dí cuenta que los niños "hospitalizados" en el fondo son casi todos los niños, pues van a nacer en un hospital y en el mejor de los casos en dos días estarán fuera. Pero ese inicio de la vida en una institución sanitaria marca el principio del camino, para ellos y para nosotras.
Y, pensando, pensando, me dio por pensar que se podría hacer para que estos días sean más "amigables" con las madres y con los bebés y con el inicio de la vida que se mercen y aquí va mi lista de requisitos para una "maternidad ideal", la maternidad que mereces, la maternidad que merecemos, unos principios que estaría bien que leyeran los gestores de muchos hospitales para ponerse las pilas de verdad y ofrecer un comienzo digno de la vida a nuestros bebés y de nuestra maternidad a las madres y a las familias. Muchas de ellas no requieren grandes inversiones de dinero ni instalaciones complejas, sino, simplemente, cambiar el enfoque y la mentalidad en la atención a las familias que nacen en ese entorno.
- En la mejor maternidad del mundo, al entrar no tendrías que pasar un triaje de urgencias y podrías entrar directamente a la maternidad. Las embarazadas no somos enfermas ni accidentadas y tenemos muy claro a donde vamos.
- En la mejor maternidad del mundo, en la sala donde te atendieran para valorar el estadio del parto, habría sillas cómodas, espacio de sobra para una embarazada con tripa y su pareja. En lugar de una pared alicatada y llena de hojas con turnos y notas internas, habría paredes más cálidas, luces menos agresivas y cuadros con imágenes bellas sobre el parto y la maternidad, que inspiren tranquilidad y confianza en lo que está por llegar. En esa misma sala (y entiendo que es un lugar de trabajo), el instrumental, sueros y medicamentos, estarían guardados en mobiliario rápidamente accesible, contribuyendo así a que la futura madre mantenga la tranquilidad y la confianza.
- En la mejor maternidad del mundo, todos los carteles de pelotas de pilates y de monitorización sin cables se corresponderían escrupulosamente con la experiencia real de la embarazda, sin dejar al libre albedrío del personal de turno si lo ofrecen o no. Alardear de algo que no es real tiende a poner de mala leche a la parturienta, que además se ve en la tesitura de tener que exigirlo sin la sonrisa de oreja a oreja que tiene la señora del dibujito.
- En la mejor maternidad del mundo, nada más llegar lo primero sería revisar rápidamente el plan de parto y, en caso de que la mujer no lo haya preparado, ofrecerle una guía rápida donde pueda elegir entre los distintos métodos de alivio del dolor, preferencias de posición para el expulsivo, acompañamiento, etc.
- En la mejor maternidad del mundo, todo el personal estaría formado en técnicas de comunicación y calidad en la atención al cliente, desde ginecólogos, pasando por matronas y anestesistas y terminando en el personal de limpieza. No quiero saber cuándo te toca librar mientras me pones el monitor, no quiero que me llames bonita. Todo el mundo trata a las mujeres como a adultas capaces de tomar sus propias decisiones y eso pasa porque te molestes en leer mi nombre y no me llames señora, parturienta o puerpera y que tampoco hables de mi como si no estuviera delante.
- No voy a hablar de verticalidad, tiempos, ni nada de eso que para eso ya está la estrategia de atención al parto normal.
- En la mejor maternidad del mundo entienden que mi dignidad como persona y como paciente está muy ligada a la vestimenta. En la maternidad perfecta me animarían a llevar ropa con la que esté cómoda. Me orientarían sobre las necesidades del personal que me va a atender en cuanto a vestimenta para que las tenga en cuenta, pero con libertad de elección para elegir mi propia ropa. En la maternidad ideal tienen claro que los pijamas de estampado de puntos o de color verde que rascan y exfolian son horribles y odiosos.
- En la mejor maternidad del mundo, olvidarían el engendro del márketing que son las bragas desechables, que solo sirven para engordar la cuenta de beneficios de algunas marcas. Son incómodas, pican y aprietan. Estoy acostumbrada a sangrar por mi vagina y prefiero mil veces hacerlo con una compresa y unas bragas de algodón que con lo mismo y unas desechables.
- En la mejor maternidad del mundo, después de nacer en un entorno tranquilo y cálido, todo el personal se retiraría discretamente después del nacimiento del pequeño para dejar que la madre y el niño disfruten de sus diez primeros minutos de intimidad juntos. No tendrían prisas por coser desgarros ni por traccionar placentas. El test de Apgar se haría sin invadir el espacio vital. Todo lo demás puede esperar, pero estos minutos nunca volverán.
- En la mejor maternidad del mundo, la madre, el padre y el bebé van a una habitación especial durante las seis primeras horas de vida del pequeño, sin acceso a visitas ni a familiares. Pero con acceso directo a una consejera de lactancia que está a total disposición de esa mujer para acompañarla en el correcto establecimiento de la lactancia.
- En la mejor maternidad del mundo, también se atiende de manera exquisita las pérdias gestacionales o perinatales. Las madres que han perdido a su bebé, cuentan con un espacio especial donde se enfrentan al proceso y a la elaboración de su duelo sin escuchar los sonidos de los monitores fetales de otras madres o los llantos de los bebés. Las madres que han perdido a sus bebés disponen de la misma intimidad y los mismos espacios acogedores que las madres de bebés vivos y sanos. Las familias que se enfrentan a la muerte de un hijo cuentan con el apoyo de personal especializado y disponen de todo el tiempo que necesiten para despedir a su bebé. Su duelo se anima y se valida.
- En la mejor maternidad del mundo, las únicas "ayuditas" que se recetan al bebé son sesiones de media hora con consultoras especializadas en lactancia que trabajarán en empoderar a la madre para conseguir la lactancia que ella quiera.
- En la mejor maternidad del mundo, nadie da consejos anticuados ni equívocos sobre temas tan importantes como la lactancia materna a demanda o el cuidado del bebé. De hecho, en esta maternidad hay carteles informativos y al alta la madre se lleva folletos y guías que le habrán explicado previamente para resolver cualquier duda que pueda tener.
- En la mejor maternidad del mundo, las madres son animadas a sostener a sus hijos en piel con piel todo el tiempo posible, poniendo a su alcance todos los medios necesarios para facilitar este contacto. Además, se las informa sobre las ventajas del contacto cercano para el bebé durante su primera infancia.
- En la mejor maternidad del mundo, las enfermeras y el resto del personal advierten a los padres sobre la necesidad de intimidad de la madre y el bebé y les ofrecen estrategias para limitar las visitas de familiares y amigos y hacer que sean lo menos molestas posibles para la madre y el bebé.
- En la mejor maternidad del mundo, se organizan grupos de apoyo para que las madres cuenten su experiencia y compartan dudas y temores entre iguales y se anima a participar tanto a las mujeres como a los hombres.
- En la mejor maternidad del mundo, ningún miembro del personal se ríe de la madre cuando expresa sus dudas sobre temas tan mundanos como la forma de las uñas del pie de su hijo. Se valora su duda y su preocupación y se la informa sin paternalismos ni condescendencias.
- En la mejor maternidad del mundo, no existe sala nido ni ningún lugar similar. Todas las técnicas y revisiones se le realizan al bebé encima de su madre. El baño del bebé lo realiza la madre o el padre, con ayuda del personal si la familia lo solicita. Tampoco hay salas de lactancia, ya que todas las madres tienen a su disposición sacaleches que poder llevar a su habitación para poder realizar la extracción sin prisas, sin esperas y de la manera más confortable posible.
- En la mejor maternidad del mundo, el personal colaboraría con los grupos de apoyo a la lactancia y, además de las consultoras de lactancia entre el personal sanitario, contarían con la figura de la asesora de lactancia para cuando la madre lo requiera. Además, al alta, se la animaría a ponerse en contacto con los grupos de apoyo a la lactancia de su zona.
- En la mejor maternidad del mundo, la familia se iría de alta habiendo cambiado temores por confianza, con una lactancia bien establecida y enfrentándose con optimismo al camino que les espera por delante.
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Eloísa
lunes, 25 de agosto de 2014
Dos que son uno
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Ilustración de Ivan Solbes. |
Hoy en día, por ejemplo, son todavía demasiadas las madres que no son conscientes de la recomendación de tomar un suplemento de yodo mientras dure la lactancia. Una vez el pequeño sale del útero, parece que ya nadie se preocupa de la madre y muchas veces este punto se soslaya en una rápida visita posparto a la matrona o al ginecólogo.
El problema, según pensaba hoy, es que en realidad la lactancia es cosa de dos. Tiene dos protagonistas cuya salud se lleva desde dos ámbitos diferentes de la medicina y no hay ningún perfil profesional que se especialice en el cuidado de la diada madre bebé. Que sí, existen las doulas, las asesoras continuum o las consultoras de lactancia, que no dejan de ser figuras de asesoramiento y acompañamiento en la maternidad; pero ninguna de ellas es un profesional sanitario que esté capacitado, por ejemplo, para citar analíticas y cultivos y/o recetar medicamentos (ya sean para la mastitis o suplementos como el yodo).
Una mujer va a su pediatra, que mira la lactancia desde el punto de vista del bebé y le receta suplementos porque no ha ganado peso. Pero no le pregunta a la madre qué tal se siente, si le duele, si tiene grietas o algún malestar relacionado con la lactancia... En el fondo, ella no es su paciente. Prácticamente ningún pediatra se "acuerda" de o se "digna" a recordar a la madre que tiene que tomar un suplemento de yodo, aunque la mujer sea el medio por el que este suplemento llega a su paciente.
Esta misma mujer va a su médico de familia porque tiene grietas que no curan y dolor al amamantar, y este otro profesional tampoco se "acuerda" de o se "digna" a decirle a la madre que tiene que tomar un suplemento de yodo. En el fondo, el suplemento no es para ella. No digamos ya cuando le dice que no le puede recetar nada para su mastitis porque está amamantando o para cualquier otra dolencia ajena a la lactancia materna.
Vivimos en un mundo de ginecólogos, matronas, pediatras, médicos de familia, etc. en el que hemos compartimentalizado tanto el nacimiento y el cuidado del bebé que se olvida que el bebé no puede existir sin su madre. Se obvia que, como dice Nils Bergman, "para el bebé nada tiene sentido si no es desde el punto de vista del cuerpo de la madre".
Simbiosis
Biológicamente la madre y el bebé son una diada en continua interacción. Ambos viven en simbiosis durante los primeros años de vida del pequeño. No es para menos, porque, desde este punto de vista, los recién nacidos sin su madre están prácticamente condenados a muerte. Necesitan a su madre para que les alimente, para que les de calor, para que programe su cerebro, para que sea maestra y aprendiz, para que les enseñe en quién pueden confiar, para que les muestre que alimentos pueden comer y cuáles es mejor evitar.
Y es cierto que hoy en día no vivimos en una jungla. Pero nuestros cuerpos nacen y se desarrollan con la misma programación genética que hace miles de años cuando todavía vivíamos en cuevas y luchábamos día a día por la supervivencia. Y por eso, los bebés nacen sin saber que cuando le damos a un botón se enciende una luz o que ninguna fiera va a perturbar su sueño en la bonita cuna que le hemos preparado... Y se empeñan en seguir formando parte de la diada, de la simbiosis perfecta con su madre.
Por eso, para fomentando la lactancia, y para seguir cuidando no solo del nacimiento sino de todo lo que viene después, es necesario reclamar la existencia de profesionales y/o perfiles sanitarios sanitarios que den asistencia a la diada madre-bebé desde este punto de vista global. Que no solo sepan de percentiles y enfermedades infantiles, sino que también sepan de fiebres puerperales, problemas de lactancia, depresiones posparto o cuidados del suelo pélvico.
¿Matronas?
Habrá quien diga que esta figura ya existe. Que las matronas pueden hacer todo eso. Y es cierto que las matronas hoy en día saben de madres y de bebés. Que son las que dan "educación maternal" más allá de la preparación al parto y que incluso se preocupan por dar talleres de masaje infantil o por fomentar los grupos de madres.
Pero también parece que, a día de hoy, las matronas están en tantos "fregaos" que no se centran en ninguno y quizás habría que reinventar a las matronas o crear una nueva figura que combine matrona, doula, asesora de lactancia, asesora de porteo, enfermería pediátrica y conocimientos de neurociencia... Vamos, lo que viene siendo un profesional sanitario renacentista.
Y tú, ¿Cómo lo ves?
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Eloísa
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lunes, 18 de agosto de 2014
Tenía que pasar
Seis meses han pasado ya desde que naciste, con momentos que se han hecho eternos (esas noches interminables en el hospital) y otros que han pasado volando. Hoy reíamos juntos, te mecía, jaleaba, besaba y me regocijaba en tus carcajadas y sonrisas, en tus miradas sencillas de confianza plena y me asombraba de todo lo que hemos pasado hasta llegar hasta aquí... De ese camino que se inició hace ya casi tres años en el que has estado tan cerca y tan lejos y en el que hemos ganado a Pequeña Flor y al Chico Invisible, esas dos almas que nos acompañan desde su estrella y nos convierten en una familia de siete.
Y mientras te levantaba en volandas y me deleitaba en tu suavidad y en la resonancia limpida y cristalina de tus sonrisas he descubierto que tenía que pasar. Que todo lo que nos ha ido llevando hasta aquí ha sido necesario para que yo pueda dar lo mejor de mí y llevarte de la mano por esta carrera de obstáculos que estamos superando juntos.
En ese momento he sido plenamente consciente de que nuestra lactancia se hubiera ido al garete si no hubiera tenido la experiencia de Darío y de Diana, pero también la de Pequeña Flor y la de tantas y tantas madres a las que he acompañado y que me han prestado un poquito de ellas para ir creciendo y aprendiendo cada día más sobre sabiduría maternal. Si no hubiera visto a la pequeña Rocío mamar del pecho de su madre y de la sonda al mismo tiempo no hubiera tenido tan claro qué hacer mientras te daba el suplemento en esos primeros días de rechazo del pecho. Si no hubiera presenciado con ojos extasiados cada succión de Efrain en el pecho de su madre no hubiera sido consciente de que casi todos los obstáculos son nimios con amor, apoyo y convencimiento. Si tus hermanos no hubieran crecido sanos y felices con mi leche, no hubiera tenido el aplomo de contestar "Sí, tengo" a las preguntas de "¿Tienes leche?".
He entendido, también, que el dormir juntos hubiera sido también imposible sin el aprendizaje de tu hermana, el gozo de tu hermano y el hueco constante de Pequeña Flor. Cuando naciste tenía claro que era una necesidad, un placer, no para ti, sino para mí. Por eso estabas siempre en brazos y dormiste casi todas las horas posibles en una cuna de carne y hueso mientras estábamos en el hospital. Te he ansiado tanto en los breves momentos eternos en las que no he podido estar contigo, que tenía claro que no íbamos a recuperar el tiempo perdido nunca, pero que íbamos a hacer contar cada minuto sin que se nos escurriera entre las manos.
Y el porteo ¿Qué me dices? ¿Recuerdas cuando no podías comer antes de tu operación? Me sentí inmensa y poderosa cuando llevándote en tu bandolera conseguí que pasaras el trance de no entender por qué tu madre te negaba el pecho y lograras volver a dormirte sintiéndote arropado y querido. Me sentí tranquila y sosegada cuando ese sueño te duró hasta que vinieron a buscarte a las puertas del quirófano, porque te marchaste querido y amado de mi lado para volver un poquito más sano, un poquito más fuerte. Si dormir cada día a tu lado es maravilloso, si disponer de dos pechos que te alimentan, te acarician y te consuelan es embriagador, sentir tu cabecita pegada a mi pecho, escuchar tus suspiros de placer y tu respiración sosegada y rítmica y notar como te rindes a Morfeo sabiendo que estás en el mejor lugar del mundo termina de convencerme de que tenía que pasar. Estamos hechos el uno para el otro, Erik.
Y mientras te levantaba en volandas y me deleitaba en tu suavidad y en la resonancia limpida y cristalina de tus sonrisas he descubierto que tenía que pasar. Que todo lo que nos ha ido llevando hasta aquí ha sido necesario para que yo pueda dar lo mejor de mí y llevarte de la mano por esta carrera de obstáculos que estamos superando juntos.
En ese momento he sido plenamente consciente de que nuestra lactancia se hubiera ido al garete si no hubiera tenido la experiencia de Darío y de Diana, pero también la de Pequeña Flor y la de tantas y tantas madres a las que he acompañado y que me han prestado un poquito de ellas para ir creciendo y aprendiendo cada día más sobre sabiduría maternal. Si no hubiera visto a la pequeña Rocío mamar del pecho de su madre y de la sonda al mismo tiempo no hubiera tenido tan claro qué hacer mientras te daba el suplemento en esos primeros días de rechazo del pecho. Si no hubiera presenciado con ojos extasiados cada succión de Efrain en el pecho de su madre no hubiera sido consciente de que casi todos los obstáculos son nimios con amor, apoyo y convencimiento. Si tus hermanos no hubieran crecido sanos y felices con mi leche, no hubiera tenido el aplomo de contestar "Sí, tengo" a las preguntas de "¿Tienes leche?".
He entendido, también, que el dormir juntos hubiera sido también imposible sin el aprendizaje de tu hermana, el gozo de tu hermano y el hueco constante de Pequeña Flor. Cuando naciste tenía claro que era una necesidad, un placer, no para ti, sino para mí. Por eso estabas siempre en brazos y dormiste casi todas las horas posibles en una cuna de carne y hueso mientras estábamos en el hospital. Te he ansiado tanto en los breves momentos eternos en las que no he podido estar contigo, que tenía claro que no íbamos a recuperar el tiempo perdido nunca, pero que íbamos a hacer contar cada minuto sin que se nos escurriera entre las manos.
Y el porteo ¿Qué me dices? ¿Recuerdas cuando no podías comer antes de tu operación? Me sentí inmensa y poderosa cuando llevándote en tu bandolera conseguí que pasaras el trance de no entender por qué tu madre te negaba el pecho y lograras volver a dormirte sintiéndote arropado y querido. Me sentí tranquila y sosegada cuando ese sueño te duró hasta que vinieron a buscarte a las puertas del quirófano, porque te marchaste querido y amado de mi lado para volver un poquito más sano, un poquito más fuerte. Si dormir cada día a tu lado es maravilloso, si disponer de dos pechos que te alimentan, te acarician y te consuelan es embriagador, sentir tu cabecita pegada a mi pecho, escuchar tus suspiros de placer y tu respiración sosegada y rítmica y notar como te rindes a Morfeo sabiendo que estás en el mejor lugar del mundo termina de convencerme de que tenía que pasar. Estamos hechos el uno para el otro, Erik.
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Eloísa
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miércoles, 13 de agosto de 2014
La comida antes de los 6 meses
![]() |
Descubriendo la experiencia "manzana". |
La recomiendación de la Asociación Española de Pediatría, la Academia Americana de Pediatría o la Organización Mundial de la Salud nos la sabemos todos: lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y como sustento principal hasta el año complementada con otros alimentos. Así pues, en principio, no se debería dar nada de comer a los bebés antes de los seis meses.
Parece que la idea no da para mucho... Pero sí que da. Y es que los bebés que son criados "en brazos" de sus padres, que comparten la hora de la comida con mamá o con papá, ya sea en sus rodillas o en la teta, que ven a sus hermanos disfrutar llevándose cosas a la boca, suelen demandar formar parte de esa experiencia mucho antes de los seis meses.
Equipamiento completo
En mi experiencia, y por lo que me cuentan otros papás, estos bebés que están a la altura de la mesa a la hora de la comida empiezan a "echar mano" a la comida en torno a los cinco meses. En esa etapa ya manejan las manos con más o menos precisión y las pueden usar para "manipular" su entorno, cogiendo cosas y llevándolas a su principal órgano táctil: la boca.
En la foto del post de ayer, podéis ver la instántanea del primer trozo de melón que me "robó" Erik en torno a los cinco meses de edad. Tenía todo lo necesario para hacerlo:
- Estar en el sitio adecuado (mis rodillas).
- En el momento adecuado (la hora de la comida).
- El manejo apropiado de las manos.
- La curiosidad por el mundo que le rodea y los objetos que manipulamos los demás.
- La boca como órgano táctil más desarrollado.
¿Se lo debemos permitir?
Muchas veces los padres me preguntan si le deben permitir al bebé comer antes de los seis meses o si le deben quitar la comida. Es una situación realmente angustiosa, sobre todo cuando vas pregonando por ahí eso de "lactancia hasta los seis meses" y llega tu bebé a llevarte la contraria delante de todo el mundo.
Yo nunca les digo que ni sí, ni no ni todo lo contrario. Les ofrezco opciones y las opciones que a mí se me ocurren cuando un bebé de cinco meses demanda participar en la hora de la comida son las siguientes:
- Ofrecerle un juguete a la hora de la comida para que pueda manipular y tocar y chupar como el resto y que se sienta incluido con los demás.
- Lo mismo que lo anterior pero en lugar de con un juguete con algo que estén usando los demás, como una cuchara o un vaso de plástico. Esto es especialmente adecuado para los bebés más perspicaces que no se dejan timar con el "sonajero" de siempre.
- Lo mismo que lo anterior pero con algo de comida.
El primer juguete
"Con la comida no se juega". Es algo que tenemos muy arraigado en nuestra sociedad y que es difícil de superar porque nos lo han repetido hasta la saciedad. Sin embargo, cuando usamos el BLW como aproximación a la alimentación complementaria de nuestro bebé tenemos que pensar justo lo contrario: la comida no es comida, sino un juguete.
Cuando pensamos que una manzana es comida, reducimos todas sus dimensiones a solo una: comida. Y afrontamos la experiencia manzana simplemente pensando si la comeremos a mordiscos, la pelaremos o la lavaremos, si la partiremos o si nos haremos un zumo o si la guardamos para hacer tarta de manzana.
Sin embargo, esa misma manzana en las manos de un bebé supone toda una experiencia de aprendizaje:
- Tiene que descubrir si necesita manejarla con dos manos o con una sola.
- Se hace una idea aproximada de su peso y de cuanta fuerza necesita para levantarla en comparación con sus otros juguetes.
- La aprieta para descubrir si es firme o cede a la presión.
- Determina si es resbaladiza.
- La explora con los labios para descubrir su textura y sabor.
- La mueve por la mesa para descubrir si rueda o no.
- La chupa por arriba y por abajo (los bebés son expertos en dar con el rabito -si se lo dejamos a la manzana- a la primera).
- Investiga como suena al lanzarla sobre la mesa, trona o al suelo,
- Etc.
Y tu peque ¿Cuándo empezó a interesarse por la comida?
jueves, 24 de julio de 2014
Por miedo o por amor
Ser madre de tres es complicado. Nadie mejor que este blog para atestiguarlo, que colecciona su buena cantidad de telarañas desde que Erik nació de lo "abandonaito" que lo tengo. El día a día resulta muy absorbente y si los post se escribieran con solo pensarlos, publicaría tres o cuatro veces al día... Pero todavía no he encontrado la forma de hacerlo.
Hoy quería hablaros de una reflexión reciente. Una de esas ideas que te gustaría que se escribieran solas, directamente del cerebro al blog, sin pasar por el tamiz del ordenador y el teclado... Y es que cuando esa idea persiste y persiste y sigue rondando tu cabeza, finalmente entiendes que hasta que no la plasmes en palabras no te dejará tranquila. Y la idea es si debemos hacer las cosas por miedo o por amor.
Con el mayor de mis tres hijos tenemos días conflictivos en los que se junta que él está poco colaborador con que nosotros estamos cansados y que en verano, al estar más tiempo juntos, es inevitable que surjan más roces. En nuestra casa tenemos pocas normas que, en realidad se traducen en una muy básica: Nos respetamos. Y eso implica que no nos pegamos, no nos gritamos, no nos insultamos, nos tratamos bien, etc. Nos respetamos.
Después de un día especialmente tenso de esos en los que acabarías lanzando las cosas al aire y perdiendo ese respeto que pregonas por tus propios hijos, y después de desfogarme con una buena sesión de limpieza (algo bueno tienen que tener estos cabreos), terminé pensando en esto mismo: ¿Por qué nos respetamos? ¿Por miedo o por amor? Porque en ese arranque de cabreo tremendo me habían entrado ganas de sacar la mano a pasear y soltar una torta a mi hijo... sí, ya lo sé, yo misma estaría incumpliendo el "nos respetamos" al usar la violencia... Pero realmente lo que me hizo pararme a reflexionar era de qué quería que dependiera la buena convivencia de mi hogar: ¿Del miedo? ¿o del amor?
Porque con los castigos o los golpes, los niños acaban obedeciendo por miedo. No aprenden que las cosas no se hacen porque no son buenas o porque son una falta de respeto a la integridad de los demás, sino que aprenden que "si me pillan me pegan" y "cuando eres mayor está bien pegar".
Y yo no quiero que eso suceda en mi familia. Desgraciadamente lo he vivido... Y si al hilo de la vilencia obstétrica hace tiempo leí que alguien decía que no se recuerda el dolor sino que se recuerda el miedo, de mi infancia no recuerdo el dolor o la torta concreta, pero tengo grabado a fuego el miedo. Y, desde luego, no quiero que esa sea la vivencia de ninguno de mis hijos y no se la deseo a ningún niño del mundo. Porque si el miedo es terrible, es peor todavía cuando te lo inflinge alguien en quien confías y lo hace "por tu propio bien".
Después de reflexionar sobre todo esto, y ya más relajada, tuve una charla con mi hijo. Le conté que nos respetamos porque nos queremos, y que, aunque cuando nos enfadamos nos sale la ira por todas partes, tenemos que hacer un esfuerzo por recordar que queremos a la otra persona porque así es más fácil evitar los insultos, los gritos o las malas contestaciones.
Recurso al miedo
Y, después de rumiar durante todos estos días esta disyuntiva entre el miedo y el amor, pues al final me la llevo también al terreno de la lactancia. Muchas veces usamos argumentos del tipo "riesgos de la leche de fórmula" o "repercusiones sobre el vínculo" o todo tipo de perjuicios si no das el pecho. Y aunque la información está ahí para todo el que la quiera ver y no haya que ponerse vendas o paños calientes innecesarios, también es cierto que el recurso al miedo no deja de ser injusto. Una artimaña o una estratagema para que se haga lo que nosotros creemos correcto.
Y, como dice Carlos González, el pecho no se da por sus beneficios o porque prevenga el cáncer, sino que se da porque se disfruta, por AMOR. Y amamantar es una acto infinito de amor y de entrega incondicional de una madre hacia su retoño. Un compromiso que se renueva infinitas veces al día y que es gratificante para ambas partes de la relación. Es cierto que puede haber problemas e inicios complicados, pero cuando esas madres superan sus problemas esa sonrisa, esas mejillas sonrosadas llenas de oxitocina, esos ojos brillantes, son un fiel reflejo de ese AMOR. Y es que la lactancia es un acto de entrega placentera y el bebé se encarga también de activar nuestros circuitos del amor y del bienestar, contribuyendo a la secrección de dopamina que nos gratifica de nuevo.
La lactancia es un circuito cerrado de amor, en el que madre y bebé dan tanto como reciben y cada uno aporta un poco más, convirtiéndolo en una espiral infinita y creciente de afecto y entrega por ambas partes. Por eso, si estás esperando un bebé, si vas a iniciar tu lactancia en breve, mi consejo es que te informes, que te acerques a los grupos de apoyo de tu zona, que localices a madres que te puedan contar tu experiencia, pero, sobre todo, que abraces con júbilo, y no con miedo, el camino que tienes por delante. Porque todo lo que se hace por amor siempre es bueno y lo que se hace por miedo (al que dirán, a las enfermedades, a la obesidad, al cáncer, a los riesgos de la leche de fórmula) no siempre lo es.
Hoy quería hablaros de una reflexión reciente. Una de esas ideas que te gustaría que se escribieran solas, directamente del cerebro al blog, sin pasar por el tamiz del ordenador y el teclado... Y es que cuando esa idea persiste y persiste y sigue rondando tu cabeza, finalmente entiendes que hasta que no la plasmes en palabras no te dejará tranquila. Y la idea es si debemos hacer las cosas por miedo o por amor.
Con el mayor de mis tres hijos tenemos días conflictivos en los que se junta que él está poco colaborador con que nosotros estamos cansados y que en verano, al estar más tiempo juntos, es inevitable que surjan más roces. En nuestra casa tenemos pocas normas que, en realidad se traducen en una muy básica: Nos respetamos. Y eso implica que no nos pegamos, no nos gritamos, no nos insultamos, nos tratamos bien, etc. Nos respetamos.
Después de un día especialmente tenso de esos en los que acabarías lanzando las cosas al aire y perdiendo ese respeto que pregonas por tus propios hijos, y después de desfogarme con una buena sesión de limpieza (algo bueno tienen que tener estos cabreos), terminé pensando en esto mismo: ¿Por qué nos respetamos? ¿Por miedo o por amor? Porque en ese arranque de cabreo tremendo me habían entrado ganas de sacar la mano a pasear y soltar una torta a mi hijo... sí, ya lo sé, yo misma estaría incumpliendo el "nos respetamos" al usar la violencia... Pero realmente lo que me hizo pararme a reflexionar era de qué quería que dependiera la buena convivencia de mi hogar: ¿Del miedo? ¿o del amor?
Porque con los castigos o los golpes, los niños acaban obedeciendo por miedo. No aprenden que las cosas no se hacen porque no son buenas o porque son una falta de respeto a la integridad de los demás, sino que aprenden que "si me pillan me pegan" y "cuando eres mayor está bien pegar".
Y yo no quiero que eso suceda en mi familia. Desgraciadamente lo he vivido... Y si al hilo de la vilencia obstétrica hace tiempo leí que alguien decía que no se recuerda el dolor sino que se recuerda el miedo, de mi infancia no recuerdo el dolor o la torta concreta, pero tengo grabado a fuego el miedo. Y, desde luego, no quiero que esa sea la vivencia de ninguno de mis hijos y no se la deseo a ningún niño del mundo. Porque si el miedo es terrible, es peor todavía cuando te lo inflinge alguien en quien confías y lo hace "por tu propio bien".
Después de reflexionar sobre todo esto, y ya más relajada, tuve una charla con mi hijo. Le conté que nos respetamos porque nos queremos, y que, aunque cuando nos enfadamos nos sale la ira por todas partes, tenemos que hacer un esfuerzo por recordar que queremos a la otra persona porque así es más fácil evitar los insultos, los gritos o las malas contestaciones.
Recurso al miedo
Y, después de rumiar durante todos estos días esta disyuntiva entre el miedo y el amor, pues al final me la llevo también al terreno de la lactancia. Muchas veces usamos argumentos del tipo "riesgos de la leche de fórmula" o "repercusiones sobre el vínculo" o todo tipo de perjuicios si no das el pecho. Y aunque la información está ahí para todo el que la quiera ver y no haya que ponerse vendas o paños calientes innecesarios, también es cierto que el recurso al miedo no deja de ser injusto. Una artimaña o una estratagema para que se haga lo que nosotros creemos correcto.
Y, como dice Carlos González, el pecho no se da por sus beneficios o porque prevenga el cáncer, sino que se da porque se disfruta, por AMOR. Y amamantar es una acto infinito de amor y de entrega incondicional de una madre hacia su retoño. Un compromiso que se renueva infinitas veces al día y que es gratificante para ambas partes de la relación. Es cierto que puede haber problemas e inicios complicados, pero cuando esas madres superan sus problemas esa sonrisa, esas mejillas sonrosadas llenas de oxitocina, esos ojos brillantes, son un fiel reflejo de ese AMOR. Y es que la lactancia es un acto de entrega placentera y el bebé se encarga también de activar nuestros circuitos del amor y del bienestar, contribuyendo a la secrección de dopamina que nos gratifica de nuevo.
La lactancia es un circuito cerrado de amor, en el que madre y bebé dan tanto como reciben y cada uno aporta un poco más, convirtiéndolo en una espiral infinita y creciente de afecto y entrega por ambas partes. Por eso, si estás esperando un bebé, si vas a iniciar tu lactancia en breve, mi consejo es que te informes, que te acerques a los grupos de apoyo de tu zona, que localices a madres que te puedan contar tu experiencia, pero, sobre todo, que abraces con júbilo, y no con miedo, el camino que tienes por delante. Porque todo lo que se hace por amor siempre es bueno y lo que se hace por miedo (al que dirán, a las enfermedades, a la obesidad, al cáncer, a los riesgos de la leche de fórmula) no siempre lo es.
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miércoles, 19 de marzo de 2014
Cuándo abandonar la lactancia
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La lactancia es cosa de dos. No dejes que nadie más decida por ti. Ni para continuar ni para abandonar. |
- Parafraseando a José Mª Paricio Talayero: Tú eres la mejor madre del mundo. Aquí no ponemos teta-puntos ni hacemos listados de buenas o malas madres. Así que si buscas polémica tipo guerra pecho-biberón, este no es tu sitio.
- Cualquier lactancia es buena: ya dure un minuto, un día, un año o un mes. Ya sea de una madre, de dos madres, de madres adoptivas o de leche donada. Ya sea exclusiva, mixta o suplementada.
- La leche materna es la norma biologica. Por tanto no es mejor ni tiene ventajas. Son los sucedáneos de leche materna los que son peores y tienen riesgos.
- Asumir la evidencia científica de la norma anterior no supone entender que todos los niños alimentados con sucedáneos vayan a enfermar o a quedarse canijos. Igual que si le preguntas a un médico sobre los peligros de fumar delante de los niños, debería quedar claro (más allá de todos los paños calientes que cada uno se quiera poner) que los sucedáneos de la leche materna son eso, sucedáneos, y cambiar la alimentacion al inicio de una vida no está exento de riesgos y consecuencias.
Entonces, ¿De qué va este post? Pues de lo que dice el título, reflexiones sobre cuándo abandonar la lactancia. Y es que muchas veces la gente da consejos muy a la ligera sobre el cómo, el cuándo y el por qué una madre debe abandonar la lactancia. Seguro que has oído una de estas típicas frases:
- No te sigas empeñando. Total, le das un biberón y ya está.
- Pues tú te criaste con biberón y has salido bien, así que no entiendo porque sigues sufriendo por darle la teta.
- Con X (ponga aquí el número y la medida de tiempo que le parezca: días, meses, semanas, años) ya has cumplido.
- Lo importante es el calostro, que es una vacuna, ahora ya le puedes dar fórmula y quitarte de problemas.
- Tu empeño en seguir dando el pecho te va a crear problemas de pareja, salud, psicológicos, de vínculo, vas a malcriar a tu hijo, etc.
Creo que el momento en que una madre abandona la lactancia es una decisión muy personal en la que nadie puede inmiscuirse u opinar a no ser que se lo pidan directamente. Ni la madre, ni la suegra, ni el marido, ni los seguidores de twitter ni los amigos de facebook. ¿Por qué? Porque para cada madre la lactancia significa cosas diferentes.
Habrá madres que decidan "amamantar si pueden" (yo misma fui una de ellas cuando tuve a mi primer hijo) y "si no puedo, pues no pasa nada que para eso están los biberones". Y habrá madres para las que la lactancia suponga un pilar insustituible para la maternidad y no se hayan planteado ninguna otra opción (yo misma cuando le decía a mi marido que firmara un consentimiento para darle un biberón de leche de fórmula a mi tercer hijo mientras yo no podía estar con él)... Con un amplio abanico de posiciones intermedias.
Por eso nadie puede aconsejar a la ligera sin saber cuáles son los objetivos maternales de esa mujer o de esa familia en cuanto a la alimentacion de su hijo. Y desde luego, nadie debería aconsejar a la ligera basándose en su propia experiencia personal, cuando su experiencia vital, objetivos y sentimientos en torno a la lactancia pueden ser completamente opuestas a los de la mujer a la que pretende "ayudar".
Busca tu respuesta
Para decidir cuándo abandonar la lactancia, si debes de decir basta, si ya has agotado la reserva de energías y voluntad que tenías reservada para ello, si consideras que el fin ya no justifica los medios... No deberías buscar fuera si no en tu interior y preguntarte:
- ¿Qué significa la lactancia en tu maternidad?
- ¿Hasta dónde estás dispuesta a llegar para conseguirlo?
- ¿Los problemas o dudas que te aquejan tienen solución a corto, medio o largo plazo?
- ¿Has recibido todo el apoyo posible (grupos de lactancia, consultoras de lactancia, matronas, enfermeras, pediatras, etc. con experiencia)?
- ¿Crees que has agotado todos los recursos disponibles para encontrar soluciones?
- ¿Qué significa la lactancia con sucedáneos en tu maternidad?
- ¿Cuéntas con el apoyo de tu pareja, familiares y círculo más cercano? ¿O quizás son ellos el problema?
- Cuando vaya al próximo "experto" en lactancia, ¿Qué es lo que realmente deseo oír?
- Tome la decisión que tome ¿siento que lo lamentaré más adelante?
- ¿Cuento con toda la información que necesito para tomar esta decisión?
Y con la respuesta a todas estas preguntas, probablemente ya hayas encontrado lo que buscas. Tu propia elección. Única e intransferible. Servirá solo para ti y para nadie más. Y aún así, nadie te garantiza que en unos días, semanas o meses no cambies de opinión y lamentes lo que hayas decidido o intentes dar la vuelta y tomar el rumbo contrario... Pero lo que está claro es que no tendrás que lamentar haber estado mal aconsejada o que alguien haya decidido por tí. Habrás tomado las riendas de tu maternidad y de tu lactancia para tomar esta decisión.
Permiso para destetar
Algunas veces, en mi labor como asesora de lactancia, me he encontrado con madres que venían al grupo en lo que parecía ser una búsqueda de "permiso para destetar". Sacando un problema detrás de otro sin darse por satisfecha con las respuestas de otras madres o de la asesora (no duerme, pide muy a menudo, no coge peso, tiene gases, está incómodo, regurgita, solo quiere estar en brazos, etc.). Quizás esperando que aquí alguien le dijera "sí, tú eres un caso de esos en los que la lactancia no funciona y puedes dejarlo sin cargo de conciencia".
El problema es que la labor de la asesora de lactancia no es decidir por la madre, sino darle opciones. Y casi siempre hay opciones.
Además, como asesora de lactancia, veo madres que luchan durante meses probando distintas estrategias y soluciones hasta asumir que una lactancia mixta es lo máximo que van a conseguir, veo mujeres que sufren una mastitis detrás de otra y siguen disfrutando tanto de su lactancia que ni se plantean dejarlo, pero también veo a las que tiemblan al mirar a su bebé porque solo pensar en ponérselo al pecho ya les duele. Y para todas ellas hay opciones, vías para mejorar y alternativas por probar. Pero son ellas quienes deben de tomar los mandos y decidir qué quieren hacer y durante cuánto tiempo.
Aclaraciones
Cuando hablo de abandonar la lactancia me refieron a esos primeros días y semanas en los que muchas mujeres dejan el pecho. Me refieron a mujeres que salen del hospital con lactancia materna pero al mes o a los dos meses ya alimentan a sus bebés en exclusiva con leche de fórmula.
También me refiero a esas madres que lo dejan a los tres meses en la famosa crisis, creyendo que se quedaron sin leche, que no alimenta o que está aguada. O las que desisten pensando que la lactancia materna es incompatible con la incorporación al trabajo.
Más allá de estos límites o quizás más allá de los primeros seis meses hablamos ya de destete. De lactancias bien establecidas, exitosas y placenteras a las que se pone fin por distintos motivos. Y en esos casos también habría que plantearse todos los interrogantes para asegurarnos de que la decisión es endógena (nuestra) o exógena (nos viene de fuera).
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martes, 28 de enero de 2014
Diez momentos críticos para el éxito de tu lactancia
Desde el punto de vista biológico, las asiduas al grupo de lactancia que coordino seguro que me han escuchado más de una vez y más de dos decir eso de que la lactancia no es una tierna flor de primavera que al mínimo soplo de viento fuera de tiempo se va al garate. No, la lactancia materna es una función biológica robusta que nos ha permitido crecer y multiplicarnos como especie, garantizando la supervivencia de nuestras crías y situándonos en la cúspide de la evolución.
Sin embargo, la lactancia tiene un gran componente cultural. Las mujeres afrontamos el amamantamiento en una época en la que los instintos dictan poco o nada de nuestro comportamiento y para la maternidad solemos tirar de herencia cultural y aprendizaje social. Mal lo llevamos entonces, nuestra generación: las herederas de décadas de ensalzamiento de las bondades del biberón y de la esclavitud, física y psicológica, que supone la lactancia materna.
Por eso, la lactancia de la mayoría de las mujeres de nuestra generación está plagada de zancadillas, trampas y atajos maliciosos que pueden conducir al fracaso del intento, ya sea individualmente o por la suma de despropósitos. Los primeros días son los peores en este sentido, la lactancia se está calibrando, todo son dudas e incertidumbres y un mal consejo puede frustrar todo lo adelantado. Pero por superar el primer mes tampoco está la batalla ganada. Aquí te dejo una recopilación de los que son, desde mi experiencia, esos diez momentos claves en los que el éxito o fracaso de tu lactancia pende de un hilo:
Sin embargo, la lactancia tiene un gran componente cultural. Las mujeres afrontamos el amamantamiento en una época en la que los instintos dictan poco o nada de nuestro comportamiento y para la maternidad solemos tirar de herencia cultural y aprendizaje social. Mal lo llevamos entonces, nuestra generación: las herederas de décadas de ensalzamiento de las bondades del biberón y de la esclavitud, física y psicológica, que supone la lactancia materna.
Por eso, la lactancia de la mayoría de las mujeres de nuestra generación está plagada de zancadillas, trampas y atajos maliciosos que pueden conducir al fracaso del intento, ya sea individualmente o por la suma de despropósitos. Los primeros días son los peores en este sentido, la lactancia se está calibrando, todo son dudas e incertidumbres y un mal consejo puede frustrar todo lo adelantado. Pero por superar el primer mes tampoco está la batalla ganada. Aquí te dejo una recopilación de los que son, desde mi experiencia, esos diez momentos claves en los que el éxito o fracaso de tu lactancia pende de un hilo:
- Anuncias que estás embarazada: Y comienzas a verte rodeada de otras mujeres que te cuentan sus embarazos, partos, lactancias y crianzas con todo lujo de detalles, lo hayas pedido o no. Si no los habías oído ya, esta será tu primera toma de contacto con mitos como:
- yo es que me quedé sin leche,
- mi leche no le alimentaba,
- el pediatra me dijo que le tenía que suplementar,
- no dormía por las noches porque se quedaba con hambre,
y un largo etcétera.
Mis consejos:
Si quieres dar el pecho, haz caso omiso a los consejos de las que se quedaron sin leche y arrímate a las madres que tuvieron lactancia placenteras y durante el tiempo que ellas quisieron.
Pregúntales sin temor y seguro que estarán tan deseosas como las demás de contarte su experiencia. - Empiezas la preparación al parto: Este es otro gran momento crítico en el que tendrás que hacer frente no solo a un gran número de mujeres con miedos e incertidumbres con respecto al parto y a la lactancia, sino que también dependerás de lo actualizada que esté la formación de la persona a cargo de las sesiones o charlas.
Por un lado, personalmente me resulta muy contradictorio que se dedique tanto tiempo a la "preparación al parto", un momento en el que la mujer está en un hospital y rodeada de profesionales, y se dedique tan poco a la "preparación a la lactancia", que es una experiencia que muchas mujeres suelen vivir con una sensación de terrible soledad.
Por otro lado, muchas veces la información que se da en estas charlas sobre lactancia es apresurada, desactualizada o directamente incorrecta.
Además, te enfrentarás a la prueba de "la canastilla"... Ese regalo con trampa en el que podrás encontrar desde chupetes y tetinas (completamente prescindibles si quieres dar el pecho) hasta revistas regaladas llenas de publicidad de leche de fórmula.
Mis consejos:
Lee e infórmate por tu cuenta para tener fuentes con las que contrastar cualquier información que recibas.
Acude a un grupo de apoyo a la lactancia, ya que es la mejor manera de ver a otras madres amamantar, entrar en contacto con los problemas que pueden surgir y conocer las soluciones a los mismos.
Desconfía de todos los PEROS que vayan después de "La lactancia materna es a demanda". Por ejemplo "La lactancia materna es a demanda, PERO no antes de 2 horas ni más tarde de 3" o "La lactancia materna es a demanda, PERO no más de 15 minutos en cada pecho".
Lee "Un regalo para toda la vida" de Carlos González. - Decides dónde vas a dar a luz: Puedes tener una o varias opciones. Pública o privada. Libertad de elección dentro de la sanidad pública. A la hora de elegir el centro en el que atenderán tu parto, no valores solo las instalaciones o los profesionales que atenderán el nacimiento sino que también deberías investigar sobre las tasas de lactancia al alta en ese hospital, un buen indicador de si apoyan o no la lactancia materna.
Cuando hablo de apoyar no me refiero a "palabras grandilocuentes", sino investigar si tienen una política de apoyo a la lactancia, un comité de lactancia, si los profesionales que atienden el parto y la zona de maternidad cuentan con formación sobre el tema, etc.
Mis consejos:
No te quedes en lo accesorio. En el hospital estarás dos días, con suerte, que pueden ser un regalo o un infierno si te sientes ninguneada y escasamente apoyada a la hora de alimentar a tu bebé.
Infórmate sobre las políticas de lactancia, piel con piel inmediato y formación de personal.
Desconfía de los hospitales con "nido", ya que la separación entre la madre y el bebé es uno de los principales obstáculos a la lactancia en cualquier caso. - Nace el bebé: Enhorabuena. Ese momento que llevas meses esperando por fin ha llegado. Las primeras horas tras el nacimiento son un momento crítico en el que el bebé está en "alerta tranquila" y con todos sus instintos orientados al vínculo con la madre y al amamantamiento. Cualquier interferencia en este delicado momento puede suponer una traba o mal comienzo para la lactancia.
Las rutinas hospitalarias pueden y debe esperar, tal y como afirma la evidencia científica. No hay prisa por bañar al bebé, pesarlo o vacunarlo. Es importante que la lactancia materna se inicie en esa primera hora y que nadie interfiera tocando, colocando al bebé bruscamente o presionándole contra el pecho.
Mis consejos:
En este momento tan delicado, el apoyo de tu pareja es fundamental. Debe estar tan convencido como tú de que queréis amamantar al bebé y apoyarte y ayudarte en todo momento.
Evita separaciones innecesarias y disfruta del piel con piel con tu bebé todo lo que puedas.
Haz caso omiso a los bienintencionados "tienes que descansar" o "el sueño le alimenta más" y mantén a tu bebé pegadito a ti todo el tiempo posible. - La vuelta a casa: Vuelves a casa después de unos días de intensas experiencias y te parece que ya nada es como antes. En el hospital contabas con la baza de preguntar a matronas y enfermeras, pero ahora te encuentras "sola ante el peligro" y con un cóctel hormonal en el cuerpo que muchas veces te hace dudar hasta de tu propia sombra.
Estás convencidísima de cómo se tienen que hacer las cosas, pero ese pequeño babeante que ha salido de tus entrañas se empeña en llorar siempre que no está en brazos y en contradecir a todos esos que dicen que los bebés solo comen y duermen.
También es el momento en el que muchas veces aparecen las temidas "grietas" o dolor al amamantar.
Mis consejos:
Apóyate en todo lo aprendido hasta ahora... en esas lecturas y visitas a los grupos de apoyo.
Tu pareja es tu principal aliado, tiene que ser tu sostén y tu soporte, y también tu compañero de equipo cuando necesites unos minutos para ti sola.
Ten localizados a tus "interlocutores cualificados" en lactancia materna en tu zona. La matrona que sabes que sabe de lactancia, la asesora de un grupo de apoyo, la IBCLC que sabes que hace visitas a domicilio en caso necesario. Acude a ellos sin dudar si necesitas ayuda. - Las visitas y sus inestimables apreciaciones: Si cuando anunciaste tu embarazo no dejaste de oír historias de partos durante meses, prepárate para la que se te viene encima cuando nace el bebé. Todo el mundo SABE de crianza y de lactancia aunque nunca haya tenido un hijo o aunque nunca haya amamantado y todo el mundo se sentirá con derecho a deciros como tenéis que criar a vuestros hijos... Hago un inciso para entonar el mea culpa y reconocer que cuando yo no tenía hijos también daba sabios consejos sobre crianza a mis amigos padres. Creo que nunca me disculparé suficientemente.
Prepárate para escuchar:
¿Otra vez? Eso es que tu leche no le alimenta.
Si te pide constantemente es que se queda con hambre.
Déjale llorar que así se ensanchan los pulmones.
Lo que pasa es que el niño te tiene tomada ya la medida.
Con esos pechos tan pequeños/grandes no tendrás suficiente leche.
¿Y cuándo le vas a dar un biberón?
Lo que pasa es que te usa de chupete.
¿Y no le sacas el gasecito?
(Inserte aquí su frase estrella)
Mis consejos:
Préparate para la batalla por adelantado. Si sabes a lo que te enfrentarás en estos primeros días, no te hará tanto daño como si te coge a contrapié.
Una retirada a tiempo a veces es una victoria: si te agobian las visitas y sus apreciaciones sobre tu capacidad para alimentar y cuidar a tu bebé, pon tu mejor sonrisa mientras te retirás a otra habitación a "amamantar tranquilamente".
Si te sientes con ganas siempre puedes responder a estas apreciaciones preguntando ¿Ah sí? ¿Y tú cuánto tiempo diste el pecho? (respuesta) Ah, bueno, pues entonces tampoco sabes mucho del tema ¿no? - La prueba de fuego: la báscula. Las básculas de los centros de salud son los jueces que más lactancias se cargan a día de hoy, con su aséptico veredicto en forma de gramos y kilogramos. A los pocos días del alta hospitalaria y en la primera visita al pediatra o enfermería pediátrica hay que pasar por el rito de poner al bebé en la báscula para recibir el "aprobado".
Si bien es cierto que la ganancia de peso es el principal síntoma de que todo va bien, también lo es que cuando no todo va bien la solución típica que ofrecen suele pasar por "recetar" un suplemento de leche de fórmula sin antes comprobar que todo funciona correctamente con la lactancia materna ni plantear otras opciones.
Mis consejos:
La lactancia materna necesita tiempo para establecerse adecuadamente. Si tu pediatra te receta suplementos, siempre puedes darle suplementos de tu propia leche materna extraída.
Si sientes que la alimentación de tu hijo necesita algo más que un biberón de leche de fórmula y que necesitas ayuda para establecer la lactancia adecuadamente, no dudes en pedirla.
Pide que un profesional valore la toma del bebé, su boca, la técnica y el agarre y no dudes en realizar todas las preguntas que creas oportunas.
- La fuente de todos los males: Una vez superada la etapa inicial y la lactancia está bien establecida, no dejarás de encontrarte escollos y críticas a la lactancia. Si el bebé es delgadito es que la teta no alimenta, si es gordo es que se pasa todo el día al pecho y lo usa de chupete. Si el bebé duerme poco es por la teta y si duerme mucho también. Si llora es por la teta y si no llora es porque está débil y la teta no le alimenta. Si pide mucho porque pide mucho y si pide poco porque pide poco.
Mis consejos:
Escucha a tu bebé. Él y tú sois los únicos que tenéis que opinar sobre vuestra lactancia.
Cuando sientas que hay realmente un problema, acude a un interlocutor cualificado que pueda diagnosticar un escollo en la lactancia y ayudaros a solucionarlo.
Cuando sientas que a tu bebé le pasa algo, no dejes que te digan que es un problema con la lactancia e insiste para que le traten y le diagnostiquen igual que si fuera un niño alimentado con leche de fórmula.
Estate atenta a las crisis de lactancia, ya que pueden ser uno de los principales escollos a salvar. Sobre todo la de los tres meses.
Si has llegado hasta aquí, lo más probable es que lo tengas claro, pero si no, te lo recuerdo: la lactancia materna se puede mantener tras la reincorporación a tu puesto de trabajo. Cada día más mujeres lo demuestran. Si quieres hacerlo y tienes dudas, busca apoyo e información al respecto en tu matrona, tu grupo de lactancia, algún taller específico, etc. - De postre: El momento de iniciar la alimentación complementaria es otro de los hitos críticos para tu lactancia. Todavía es de lo más normal escuchar o leer consejos (infinitamente fotocopiados) que recomiendan "sustituir la toma del medio día por un puré" o "dejar el pecho para el postre". También será el momento en que mucha gente se encargará de recordarte que la leche materna ya no le alimenta, que no es suficiente o que ya es solo vicio.
Mis consejos:
Imprímete todas las copias que necesites de las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría sobre alimentación complementaria. Las necesitarás para repartir en tu centro de salud, tu grupo posparto, entre suegras y cuñadas bienintencionadas, vecinas y demás.
La leche materna sigue siendo el alimento principal hasta el año. Se adapta al crecimiento de tu bebé, le aporta una protección inmunológica a la medida de su entorno, sigue siendo el mejor alimento para el correcto desarrollo del cerebro y todos sus beneficios no tienen fecha de caducidad. ¿Todavía?: Es solo una palabra entre interrogaciones, pero está llena de crítica y de significado, sobre todo cuando se alguien se la dirige a una madre con un bebé lactante de más de seis meses. Para algunas mujeres estas miradas críticas comienzan incluso antes, como si lo normal fuera alimentar a los bebés con biberones y no con el pecho materno.
Puede ir o no acompañada de otras apreciaciones sobre la banalidad o capricho de seguir amamantando a un bebé de determinada edad. Y son palabras, miradas y críticas que se reciben en múltiples frentes y nadie trata de disimular u ocultar, desde tus amigos hasta los pasajeros del mismo autobús en el que viajas.
Mis consejos:Vuestra lactancia es vuestra. De tu hijo y tuya. Nadie más debería opinar sobre ella. Nadie más que vosotros dos debe decidir cuánto debe durar y dónde debe acabar.
Resulta difícil hacer frente a las críticas o formar un muro para que no te afecten, pero nadie más que tú tiene capacidad para dar poder a esas críticas. Igual que no las aceptarías sobre tu ropa o el color de tu pelo, ¿por qué dar a los demás poder para inmiscuirse en esas parcelas de vuestra vida?
Busca el apoyo de otras mujeres. Cada vez son más las que amamantan más allá de los seis meses. Participar de vez en cuando en un grupo de apoyo a la lactancia o en un grupo de madres o de crianza te puede ayudar a sentirte menos "bicho raro" y a encontrar un lugar de intercambio en el que charlar con sinceridad y empatía de temas que quizás no puedas abordar en otros ambientes.
Si no tienes un espacio físico cerca o un grupo de madres cercano, prueba en Internet. Blogs, Facebook, Twitter y otras redes sociales te pueden ayudar a formar tu particular cibertribu en la que apoyarte para estos y muchos otros asuntos.
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Eloísa
jueves, 2 de enero de 2014
Calostro
Recuerdo hace poco más de doce meses, plantearme el último post de 2012. En ese caso, todo quedó claro cuando recibí un wasapp de África contándome que su pequeñín adoptado se había enganchado a la teta como un campeón. Este año también lo tenía claro, y no para el último post del 2013, quizás porque no me apetecía cerrar historias, sino comenzarlas... Y que mejor manera de comenzar el 2014 que hablar del inicio de todas las lactancias, el calostro.
El calostro es ese líquido semitransparente y amarillento que los pechos comienzan a segregar casi al pasar el ecuador del embarazo. En mis anteriores embarazos casi ni me di cuenta de que estaba ahí (y eso que Darío siguió tomando teta durante el embarazo de Diana) y, sin embargo, en este sí que ha hecho acto de presencia y de manera bien visible... Tanto que la peque parece haber cogido con más ganas su ración de tetita nocturna para dormir.
Aparte de decir que es oro líquido, que es la primera vacuna, que tiene grandes cantidades de anticuerpos y células buenas (todos lugares comunes y archiconocidos), me gustaría ahondar un poco en la preocupación de muchas madres de si será suficiente... porque quizás es otro lugar común el hecho de que el calostro es "escaso".
Cuando hablamos del tema en el grupo de lactancia, siempre me gusta recordar el hecho de que todos los mamíferos producen calostro y este, por tanto, ha de tener una función biológica muy importante. Por tanto si el calostro se ha mantenido evolutivamente, y se ha mantenido evolutivamente escaso, será por algo, no porque las mujeres estemos mal diseñadas y tengamos que suplir los defectos de fábrica de nuestras tetas durante los primeros días posparto.
El calostro es poco, es escaso, es un bien muy preciado... Pero es que el tamaño del estómago del bebé también lo es al nacer, con lo cual es idóneo que el calostro se produzca en poca cantidad. El tamaño del estómago de un recién nacido es el de una canica, por lo que no tendría demasiado sentido que el pecho de la madre produjera cantidades mucho más grades de calostro.
Por otro lado, y según la conocida como "teoría de los receptores", durante los primeros días del posparto se establece el número de receptores de prolactina en las glándulas mamarias de la madre. Cuanto más a menudo amamante el bebé, más receptores de prolactina se formarán y mejor y más afinada será la respuesta de los pechos de la madre ante la demanda del bebé y ante la presencia de la hormona prolactina... Así que un calostro escaso que asegure un número frecuente de tomas a lo largo del día, no deja de ser también una ventaja evolutiva.
El calostro, por tanto, permite que el cuerpo de la madre se "sintonice" con la demanda y las necesidades nutricionales de su bebé y, sin duda, debería contribuir a que la mente consciente de esa misma madre se sintonizara con las necesidades de su hijo. Un número frecuente de tomas durante los primeros días, tomas eficientes y placenteras para ambos, debería ser el cimiento de cualquier lactancia de éxito. El problema es que hoy en día el momento del calostro se junta con el posparto inmediato en hospitales con madres agobiadas y desempoderadas, donde cualquiera opina sobre la lactancia y sus propiedades nutricionales (aunque nunca haya dado el pecho), donde las visitas invitan a todo menos a conectar con el bebé, donde muchas madres no cuentan con la intimidad y tranquilidad adecuada para vivir el momento del enganche como un momento de comunicación con su bebé, donde los pequeños son "colocados" bruscamente por enfermeras o auxiliares con prisas...
Entonces, el calostro, como el posparto, debería mimarse y cuidarse. Debería ser un momento de intimidad, preciado por la madre, acompañado por el padre y familiares cercanos, un momento de disfrute y de conexión con el bebé, un alimento que acompañe al pequeño ser humano en su transición hacia la vida extrauterina. Un momento y un alimento para saborear y paladear, en pequeñas dosis pero frecuentemente, forjando un vínculo imborrable entre la madre y su cría y continuando con la relación de nutrición corporal y emocional que la madre inició en su útero en el momento de la unión entre espermatozoide y óvulo.
El calostro es ese líquido semitransparente y amarillento que los pechos comienzan a segregar casi al pasar el ecuador del embarazo. En mis anteriores embarazos casi ni me di cuenta de que estaba ahí (y eso que Darío siguió tomando teta durante el embarazo de Diana) y, sin embargo, en este sí que ha hecho acto de presencia y de manera bien visible... Tanto que la peque parece haber cogido con más ganas su ración de tetita nocturna para dormir.
Aparte de decir que es oro líquido, que es la primera vacuna, que tiene grandes cantidades de anticuerpos y células buenas (todos lugares comunes y archiconocidos), me gustaría ahondar un poco en la preocupación de muchas madres de si será suficiente... porque quizás es otro lugar común el hecho de que el calostro es "escaso".
Cuando hablamos del tema en el grupo de lactancia, siempre me gusta recordar el hecho de que todos los mamíferos producen calostro y este, por tanto, ha de tener una función biológica muy importante. Por tanto si el calostro se ha mantenido evolutivamente, y se ha mantenido evolutivamente escaso, será por algo, no porque las mujeres estemos mal diseñadas y tengamos que suplir los defectos de fábrica de nuestras tetas durante los primeros días posparto.
El calostro es poco, es escaso, es un bien muy preciado... Pero es que el tamaño del estómago del bebé también lo es al nacer, con lo cual es idóneo que el calostro se produzca en poca cantidad. El tamaño del estómago de un recién nacido es el de una canica, por lo que no tendría demasiado sentido que el pecho de la madre produjera cantidades mucho más grades de calostro.
Por otro lado, y según la conocida como "teoría de los receptores", durante los primeros días del posparto se establece el número de receptores de prolactina en las glándulas mamarias de la madre. Cuanto más a menudo amamante el bebé, más receptores de prolactina se formarán y mejor y más afinada será la respuesta de los pechos de la madre ante la demanda del bebé y ante la presencia de la hormona prolactina... Así que un calostro escaso que asegure un número frecuente de tomas a lo largo del día, no deja de ser también una ventaja evolutiva.
El calostro, por tanto, permite que el cuerpo de la madre se "sintonice" con la demanda y las necesidades nutricionales de su bebé y, sin duda, debería contribuir a que la mente consciente de esa misma madre se sintonizara con las necesidades de su hijo. Un número frecuente de tomas durante los primeros días, tomas eficientes y placenteras para ambos, debería ser el cimiento de cualquier lactancia de éxito. El problema es que hoy en día el momento del calostro se junta con el posparto inmediato en hospitales con madres agobiadas y desempoderadas, donde cualquiera opina sobre la lactancia y sus propiedades nutricionales (aunque nunca haya dado el pecho), donde las visitas invitan a todo menos a conectar con el bebé, donde muchas madres no cuentan con la intimidad y tranquilidad adecuada para vivir el momento del enganche como un momento de comunicación con su bebé, donde los pequeños son "colocados" bruscamente por enfermeras o auxiliares con prisas...
Entonces, el calostro, como el posparto, debería mimarse y cuidarse. Debería ser un momento de intimidad, preciado por la madre, acompañado por el padre y familiares cercanos, un momento de disfrute y de conexión con el bebé, un alimento que acompañe al pequeño ser humano en su transición hacia la vida extrauterina. Un momento y un alimento para saborear y paladear, en pequeñas dosis pero frecuentemente, forjando un vínculo imborrable entre la madre y su cría y continuando con la relación de nutrición corporal y emocional que la madre inició en su útero en el momento de la unión entre espermatozoide y óvulo.
jueves, 29 de agosto de 2013
La lactancia materna y la teoría de la conspiración
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Mua, ja, ja, ja... Esto marcha... Gracias a la recluta Vera Veritas el PECHO y el NO tienen un nuevo icono revolucionario. |
En la base de la C.I.A. participarán en una formación experimental, el programa Ahora Sabrás Explicar la Superioridad Omnipotente de la Realidad del Amamantamiento Supremo (más conocida por sus siglas ASESORAS), un entrenamiento de élite para convertirse en la punta de lanza del nuevo programa ultrasecreto para la destrucción del orden mundial.
Son apenas 15 o 20 madres, pero su misión será esparcirse y multiplicarse por el mundo, trabajando en células independientes, para implementar el programa Leche Amigable y Cooperativa para Tratar de Aleccionar y Normativizar Comportamientos Inteligentes Anteriores (LACTANCIA).
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El NO dejará el mundo a nuestra merced, ¡¡¡Mua, ja, ja, ja!!!! |
Una vez conseguida la meta final y alcanzado el lavado de cerebro masivo, este ejército de mujeres con la teta colgando formarán una armada invencible que dominará al resto de féminas del mundo, con un mordisco brutal que transmitirá la infección y permitirá el establecimiento de la cultura patriarcal más absoluta, subyugadora y asfixiante... También denominada en clave secreta el Imperio o el Reverso Tenebroso.
En la sesión de entrenamiento sobre Fingimiento de Inocencia Altruista (FIA) se puede escuchar la siguiente conversación:
- Entrenador: ¿Cómo convenceréis a las mujeres para ponerse de vuestro lado?
- Amina: Yo les contaría que los consejos que damos sobre lactancia están basados en la evidencia científica.
- Entrenador (furioso): Eso no es suficiente, la evidencia científica no llega a la parte más profunda del cerebro y se queda en lo superficial.
- Cristina: Pondría de relieve que no solo hablo por mi experiencia como madre, sino que me he formado sobre lactancia materna.
- Entrenador: ¡¡¡No vale!!! Si quisieran formación y título se irían a ver a sus pediatras y enfermeras.
- Cleo: Argumentaría que cada madre tiene que seguir sus propios objetivos y adecuar su lactancia y maternidad a lo que ella realmente quiere y no a lo que imponen los demás.
- Entrenador: ¡¡¡Ni se te ocurra!!! Nada más lejos de nuestro plan secreto que empoderar a las mujeres, queremos educarlas y aleccionarlas para que no se planteen nada y solo sigan nuestra verdad absoluta.
- Eloísa: Yo haría una competición para descubrir que madre tiene más Teta-Puntos y para poner de relieve lo mal que lo hacen las demás y lo que les queda por mejorar para descubrir la auténtica verdad.
- Entrenador: ¡¡¡¡¡Ouuuuuu Yeaaaaa!!! Eso es. No queremos mujeres empoderadas, no queremos convencer por la evidencia, no queremos que las madres confíen en su propio criterio a la hora de criar a sus hijos. ¡¡¡Queremos esclavas que nos sigan ciegamente en la batalla final por la conquista del Nuevo Orden (NO)!!!! ¡¡¡¡Mua, ja, ja, ja, ja!!!!!
En la sesión de Planificación Estratégica del Calendario de Hostilidades Ocultas (asignatura también conocida como PECHO), las nuevas guerreras aprenden estrategias de hostigamiento para que ninguna mujer escape de sus redes:
- Entrenador: Ya hemos hablado de la tapadera (y la agenda real ¡¡¡¡Mua, ja, ja, ja, ja!!!!!) de los grupos de lactancia y grupos de madres, ahora debatiremos sobre otras herramientas a nuestro alcance para preparar el terreno al NO.
- Françoise: ¿Al No? Mi no comprendo.
- Entrenador: Ayyy, que llevamos aquí un mes y no te enterás... para preparar el terreno al Nuevo Orden, el ¡¡¡NO!!! ¡¡¡¡Mua, ja, ja, ja, ja!!!!!
- Fabiana: ¿Podemos colaborar con los centros de salud y hospitales cercanos para que nos deriven a las madres con problemas?
- Entrenador: A priori ese tipo de tácticas podrían funcionar, pero la verdadera fuerza de nuestras células de ASESORAS de LACTANCIA consiste en ese look de "outsiders" y luchadoras contra el sistema. Suele funcionar mucho mejor poner verdes a pediatras, ginecólogos y matronas y seleccionar a unos pocos profesionales de referencia a los que enviar a las mujeres sabiendo que ya están de nuestro lado ¡¡¡¡Mua, ja, ja, ja, ja!!!!!
- Susana: ¿Y si nos abrimos un blog?
- Entrenador: Esa es una Acción Estratégica del PECHO de máxima prioridad. Un blog ofrece una tribuna desde la que arengar a las masas y ofrecerles nuestras píldoras de verdad absoluta que se habrán de tragar sin ningún tipo de criterio y consideración. Os convertiréis en gurús y en madres blogueras iluminadas, impartiendo sabiduría y conminando a las madres a hacer tribu, lo que las acercará más todavía a nuestras filas. ¡¡¡¡Mua, ja, ja, ja, ja!!!!!
- Anna: ¿También tenemos que imitar la risa maléfica cuando hablemos con otras madres?
- Entrenador: ¡¡¡Otra que no se entera ni del NODO!!! Ainssssss.
PRÓXIMO EPISODIO: EL APOCALIPSIS ZOMBI-TETIL SE DESATA POR EL MUNDO.
PD. Dedicado con cariño y amor a todas mis compis en la lucha por el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial basado en la santificación de la teta y en hacer grupos de buenas y malas madres ^_^
martes, 4 de junio de 2013
Cuando la lactancia materna no es posible
"Cuando la lactancia materna no es posible, la leche supermegachachi alimisupraforte2000 con L. Casei e inspirulina te ofrece todo lo que tu bebé necesita"... Estoy hasta las narices de leer este tipo de reclamos publicitarios. No porque los vendedores de leche de fórmula no tengan derecho a publicitar las ventajas de sus productos, sino por la forma de plantear el mensaje.
Si empiezas a teclear en google "Cuando la lactancia materna" automáticamente te salen dos opciones que completan la frase:
Pero de ahí a presuponer una epidemia generalizada de mujeres que no pueden dar el pecho y mujeres sin suficiente leche hay un mundo. Una epidemia ficticia que va calando gota a gota con mensajes como estos que muchos otros agentes sociales van perpetuando y ampliando: pediatras, enfermeras, matrones, farmaceúticos, vecinas, madres, suegras, hermanas, primas, pescaderas, carniceras, fruteras, barrenderas y, por qué no, suegros, hermanos, padres, primos, pescaderos, carniceros, fruteros y barrenderos.
Publicidad ética
Quizás el mensaje adecuado sería "Cuando la lactancia materna no es posible, la leche vaquitín no contiene los anticuerpos, hormonas, enzimas, oligosacáridos, sIGA y demás componentes que hacen a la leche materna única, pero te aporta lo necesario para que tu bebé crezca lo más sano posible, dentro de lo que cabe".
O quizás los anuncios y reclamos de las leches de fórmula deberían decir: "Cuando la lactancia materna no es posible, la siguiente mejor opción es la leche donada de otra madre y no la leche de vaca modificada, pero si no te queda más remedio, el sucedáneo de leche materna guarromilk es la siguiente mejor opción aunque con los siguientes efectos secundarios..."
Protección de la lactancia materna
La lactancia materna no solo se debe defender y promocionar, sino que también se debe proteger, ya que evita desigualdades... Desde las más simples, hasta las más extremas.
Por ejemplo, hace unas décadas fueron las mujeres más educadas las primeras en abandonar la lactancia materna y, poco a poco, las siguieron las clases urbanas menos favorecidas y después las personas de los medios rurales, en un proceso que se ha ido repitiendo en mayor o menor grado en todos los países del mundo. En la recuperación de la lactancia materna, primero vuelven a la lactancia las clases más favorecidas, creando una situación de desigualdad frente a las clases urbanas menos favorecidas y frente a los medios rurales.
Quizás una madre cualquiera piense que si ella da o no da el pecho, no influye para nada en el resto del mundo. Pero lo cierto es que está sentando un ejemplo, para esas suegras, vecinas, polleras y carniceras, pero también para las mujeres que, viviendo en países en desarrollo, se miran en la cultura occidental tratando de asumir sus esquemas.
Y en un ámbito más local, el problema es que las medidas normales, de promoción y apoyo de la lactancia materna, sí tienden a crear desigualdades, ya que normalmente llegan menos a las mujeres que están en desventaja social, contribuyendo así a agudizar más la desigualdad.
La protección de la lactancia materna, según afirma Jane Scott, no aumenta la desigualdad, ya que afecta a todas la mujeres por igual. Y la principal herramienta de protección es la legislación, que se debería orientar a eliminar los obstáculos hacia la lactancia (como estos mensajes insidiosos con los que comenzaba el post) y a proteger la lactancia en momentos determinados de fragilidad, como la vuelta al trabajo.
Si empiezas a teclear en google "Cuando la lactancia materna" automáticamente te salen dos opciones que completan la frase:
- no es posible.
- no es suficiente.
Pero de ahí a presuponer una epidemia generalizada de mujeres que no pueden dar el pecho y mujeres sin suficiente leche hay un mundo. Una epidemia ficticia que va calando gota a gota con mensajes como estos que muchos otros agentes sociales van perpetuando y ampliando: pediatras, enfermeras, matrones, farmaceúticos, vecinas, madres, suegras, hermanas, primas, pescaderas, carniceras, fruteras, barrenderas y, por qué no, suegros, hermanos, padres, primos, pescaderos, carniceros, fruteros y barrenderos.
Publicidad ética
Quizás el mensaje adecuado sería "Cuando la lactancia materna no es posible, la leche vaquitín no contiene los anticuerpos, hormonas, enzimas, oligosacáridos, sIGA y demás componentes que hacen a la leche materna única, pero te aporta lo necesario para que tu bebé crezca lo más sano posible, dentro de lo que cabe".
O quizás los anuncios y reclamos de las leches de fórmula deberían decir: "Cuando la lactancia materna no es posible, la siguiente mejor opción es la leche donada de otra madre y no la leche de vaca modificada, pero si no te queda más remedio, el sucedáneo de leche materna guarromilk es la siguiente mejor opción aunque con los siguientes efectos secundarios..."
Protección de la lactancia materna
La lactancia materna no solo se debe defender y promocionar, sino que también se debe proteger, ya que evita desigualdades... Desde las más simples, hasta las más extremas.
Por ejemplo, hace unas décadas fueron las mujeres más educadas las primeras en abandonar la lactancia materna y, poco a poco, las siguieron las clases urbanas menos favorecidas y después las personas de los medios rurales, en un proceso que se ha ido repitiendo en mayor o menor grado en todos los países del mundo. En la recuperación de la lactancia materna, primero vuelven a la lactancia las clases más favorecidas, creando una situación de desigualdad frente a las clases urbanas menos favorecidas y frente a los medios rurales.
Quizás una madre cualquiera piense que si ella da o no da el pecho, no influye para nada en el resto del mundo. Pero lo cierto es que está sentando un ejemplo, para esas suegras, vecinas, polleras y carniceras, pero también para las mujeres que, viviendo en países en desarrollo, se miran en la cultura occidental tratando de asumir sus esquemas.
Y en un ámbito más local, el problema es que las medidas normales, de promoción y apoyo de la lactancia materna, sí tienden a crear desigualdades, ya que normalmente llegan menos a las mujeres que están en desventaja social, contribuyendo así a agudizar más la desigualdad.
La protección de la lactancia materna, según afirma Jane Scott, no aumenta la desigualdad, ya que afecta a todas la mujeres por igual. Y la principal herramienta de protección es la legislación, que se debería orientar a eliminar los obstáculos hacia la lactancia (como estos mensajes insidiosos con los que comenzaba el post) y a proteger la lactancia en momentos determinados de fragilidad, como la vuelta al trabajo.
jueves, 9 de mayo de 2013
Lactancia materna y caries
Las madres que amamantan a sus hijos se encuentran, hoy en día, con un obstáculo insospechado para su lactancia: los dentistas (odontólogos y/o odontopediatras). En muchos casos, estos especialistas recomiendan destetar a los bebés o realizar un destete nocturno en los casos de niños pequeños o bebés afectados por caries. Estas recomendaciones parecen derivar de la confusión entre el biberón y el pecho, igualando los efectos nocivos del primero al segundo y obviando los beneficios de la leche materna.
Yo, personalmente, he recibido varias consultas a este respecto que he respondido derivando a estas madres a odontólogos que apoyan la lactancia materna para resolver sus dudas al respecto. Pero, recientemente, ha llegado a mi buzón por varias fuentes un documento muy interesante sobre el tema que, basándose en pruebas y en evidencia científica, desmiente los prejuicios y los mitos sobre la lactancia materna y las caries que parecen estar extendiéndose como la pólvora.
Por eso, reproduzco aquí el texto de Irene Iglesias Rubio, Odontóloga del Centro Dental E-boca.
Menos mal que hay profesionales que intentan arrojar luz en este marea de información contradictoria. Gracias Irene Iglesias por esta explicación tan clara y accesible y todas las mamás y profesionales ya saben donde tienen toda una referencia respecto a caries y lactancia materna.
PD. Os dejo aquí el enlace de otra mamá bloguera con aportaciones muy interesantes también sobre el tema. Cuanto más se hable de ello, mejor :-D
La lactancia materna no provoca caries. Del blog Como una Manada: http://comounamanada.blogspot.com.es/2013/02/la-lactancia-materna-no-provoca-caries.html
Yo, personalmente, he recibido varias consultas a este respecto que he respondido derivando a estas madres a odontólogos que apoyan la lactancia materna para resolver sus dudas al respecto. Pero, recientemente, ha llegado a mi buzón por varias fuentes un documento muy interesante sobre el tema que, basándose en pruebas y en evidencia científica, desmiente los prejuicios y los mitos sobre la lactancia materna y las caries que parecen estar extendiéndose como la pólvora.
Por eso, reproduzco aquí el texto de Irene Iglesias Rubio, Odontóloga del Centro Dental E-boca.
Lactancia Materna y Caries
Todos sabemos de los beneficios de la LM para la salud del niño, de la prevención de muchas enfermedades (diabetes, obesidad, asma…), además de la sensación de afecto y protección que proporciona al niño. También conocemos los beneficios sobre la madre, ya desde el mismo momento del parto pero también a largo plazo.
La OMS recomienda amamantar mínimo 6 meses y hasta los dos años, pudiendo prolongar la lactancia cuanto deseen madre e hijo.
Sin embargo, muchos profesionales consideran que las caries infantiles se deben a la “lactancia prolongada”, haciendo creer que esto es una moda, y que propicia el desarrollo de las caries de la infancia temprana. Muchos, de hecho, confunden caries de la infancia temprana con “caries del biberón” y para ellos es exactamente igual amamantar que dar el biberón.
Vuelven la vista hacia el hecho de que el destete natural en la especie humana ocurre entre los 2 y los 7 años, y que todo lo que sea destetar antes de los dos años es un destete precoz. ¿Podría ser que en esta ocasión la naturaleza se haya equivocado? ¿Podría ser que la naturaleza provea de dientes a los niños y sin embargo la LM los destruya poniendo en riesgo la salud y la vida de los niños?
Fijémonos en los animales: ¿Hasta cuándo maman los animales? En su ambiente natural hasta que les parece oportuno. ¿Tienen caries los cachorros? No. Los veterinarios ven caries en animales cuya dieta se ha “humanizado”, con dueños que les proporcionan alimentos que no son propios para animales
Hablemos de las caries
Para encontrar una respuesta, veamos qué son las caries: llamamos caries al proceso destructivo del diente que tiene lugar como consecuencia de la desmineralización de la superficie dental. Esta desmineralización ocurre debido a que las bacterias se alimentan de los restos de glucosa que se quedan depositados sobre la superficie dental. Las bacterias metabolizan la glucosa y como producto eliminan ácidos, que son los que van destruyendo el esmalte, primero produciendo una mancha blanca, que se puede remineralizar, y luego penetrando ya en el diente. Por tanto para que haya caries tienen que concurrir varios factores:
- Que haya dientes: cuando aún no ha erupcionado ningún diente no se puede producir una caries. Aún así se insiste en que se limpien las encías con una gasita
- Que haya bacterias: sólo con que haya azúcar pegado en los dientes no se provoca caries. A un diente sumergido en un azucarero no le pasa nada. Pero las bacterias están, y no aparecen por generación espontánea: ¿de dónde proceden las bacterias que inician y hacen que progresen las caries? Pues de la madre y de los cuidadores: el hecho de probar la comida nosotros primero antes de dársela al bebé, el soplar la comida para que no queme y el dar besos en la boca al niño, sobre todo si la madre ha tenido o tiene caries activas en el último año está demostrado que es un factor de ALTO riesgo para la aparición de caries en niños menores de 3 años, ya que inoculamos involuntariamente las bacterias en la boca del niño.
Por otra parte, las bacterias sobreviven de los azúcares que introducimos en la dieta: nuestra dieta actual está plagada de azúcares refinados que ni nos damos cuenta que comemos. Los alimentos con más de un 14% de azúcar son de ALTO riesgo de caries. Cuando un niño empieza con la AC ¿qué comenzamos a ofrecerle? Normalmente plátano, papillas, galletas, zumos. Todos estos son alimentos de alto riesgo. Los dientes recién erupcionados tienen el esmalte aún sin terminar de mineralizar, por tanto son mucho más susceptibles a los ácidos. En ese momento precisamente es cuando más debemos evitar el contacto directo con sustancia azucaradas como zumos.- El tiempo durante el cual las bacterias están adheridas al diente es fundamental: no es lo mismo comer un donuts y luego un puñado de frutos secos que al revés. Los alimentos duros realizan una labor de arrastre y ayudan, junto con la saliva, a eliminar los restos más pegajosos. Terminar de comer con un pedazo de tarta no es lo mismo que con un trozo de queso. De la misma manera, no es lo mismo que el ataque de las bacterias tenga lugar 5 veces al día que 17. El tiempo en el que el riesgo es mayor son los primeros veinte minutos tras haber comido. En esos primeros minutos es cuando hay que lavarse los dientes. Pero la frecuencia con la que nos expongamos al riesgo es importante, así como el tiempo de contacto, aumentado en alimentos más pegajosos.
- Y finalmente, los factores de resistencia individual del paciente como la cantidad de saliva (reducida en ciertas enfermedades, o con el uso de medicamentos como corticoides comúnmente utilizados para el asma), un esmalte deficiente de forma congénita, una anatomía irregular de la superficie dental y otras circunstancias individuales pueden predisponer al niño a tener más caries. Aquí la higiene dental, el aporte de flúor y la conveniencia o no de colocar selladores oclusales juegan el papel más importante, pues estas medidas está demostrado que disminuyen drásticamente el número de caries presentes.
Entonces, ¿qué papel juega en todo esto la LM?
Vamos a ver qué factores juegan a favor de la LM en cuanto a la boca:
- Al mamar el niño aprende a respirar por la nariz, lo que hace que se estimule el crecimiento del tercio medio de la cara.
- La lactancia hace que al mamar la mandíbula se desplace hacia atrás y adelante, disminuyendo el retrognatismo mandibular fisiológico del recién nacido.
- Los bebés cuanto más tiempo son amamantados menos se chupan el dedo o recurren a chupetes: hay una relación inversa entre el tiempo de lactancia y los hábitos bucales nocivos.
- El bebé es capaz de controlar la longitud del pezón, su flexibilidad y el flujo de líquido, cosa que no puede hacer con tetinas ni chupetes.
Y concretamente, en cuanto a la caries:
- El pezón se coloca al final de la boca, en el límite entre paladar duro y paladar blando. No toca los dientes, cosa que sí sucede con los biberones.
- Si el pezón no es ordeñado no sale leche de forma continua. Aunque el bebé se duerma con el pezón en la boca, la leche no sigue saliendo. No se queda leche desbordando la boca. En el mismo acto en que el pezón se exprime, la leche es ingerida. Con el biberón sí existe ese riesgo, y de hecho es el mayor peligro.
- La lactosa es el azúcar que tiene la leche. Este azúcar se metaboliza en los dos monosacáridos que lo componen gracias a la lactasa, una enzima que se sintetiza en el intestino delgado. De esta forma en la boca no hay glucosa, las bacterias no obtienen glucosa de la lactosa en la boca, sino que la obtienen de otros azúcares como la fructosa. El riesgo pues es debido a la alimentación complementaria, no a la LM. En cualquiera de los casos, la lactosa es el azúcar menos cariogénico que existe.
- La leche materna contiene enzimas e inmunoglobulinas que inhiben el crecimiento de las bacterias que producen caries así que, de hecho, la leche materna previene la caries.
En un paciente que no mama, y más en los niños, el ver que el niño está “todo el día” comiendo induce a pensar que está sufriendo un ataque ácido detrás de otro. Al dormir disminuye la producción de saliva con lo cual el arrastre de restos de comida se reduce al mínimo, y de hecho cualquier resto se queda adherido al diente hasta la mañana siguiente. Esto supone aumentar muchísimo el riesgo de caries. El niño que se duerme sin cepillarse los dientes es el perfecto candidato para tener caries. El dentista siempre ha de insistir en que hay que cepillarse los dientes antes de irse a dormir, tanto niños como adultos.
- La leche materna en realidad hace que se deposite calcio y fósforo en el esmalte. No causa una disminución significativa en el pH, al contrario de lo que piensan muchos dentistas. La leche humana no es cariogénica a menos que haya algún otro azúcar fermentable introducido por la dieta.
Pero el niño que mama es diferente. No es un adulto chiquitito. No funciona igual. No es extrapolable. Si simplemente el único cambio en la conducta de la madre y el niño es suspender la lactancia, no va a mejorar ni a disminuir el riesgo de caries. Mamar por la noche no supone de ninguna manera el mismo riesgo que dejar el biberón colgado de la boca del niño por la noche.
Entonces ¿Por qué me hijo tiene caries? ¿Qué puedo hacer ahora?
Las caries aparecen porque el equilibrio entre desmineralización y remineralización se ha roto. La boca se ha convertido en un entorno ácido. Hay que ver por qué. Hay que estudiar qué come el niño, cada cuánto, cómo están las bocas de sus padres y cuidadores, si come alimentos protectores contra la caries o no, y en cuyo caso introducirlos. Comprobar que la higiene bucal es buena y si es necesario aportar flúor en la pasta de dientes o en barnices o como sea mejor para él. Hay que estudiar muy pormenorizadamente todos los hábitos. Y mamar no es un hábito. Ni bueno ni malo. Mamar es una necesidad. Cuando se hayan controlado todos los factores externos anteriormente comentados, nos daremos cuenta que la LM no juega un papel decisivo en el inicio ni el desarrollo de las caries.
Es importante ser conscientes de que un niño con caries de aparición temprana (las que aparecen en menores de 3 años) es un niño con alto riesgo de caries, es decir, con riesgo de tener tres o más lesiones cariosas al año. Pero es más importante aún cuidar las piezas que no tienen caries, y de hecho eso es lo más fundamental, crear un entorno en la boca que permita que el resto de piezas libres de caries, incluyendo las que aún no han erupcionado, las definitivas, sigan libres de caries.
Irene Iglesias Rubio.
Odontóloga.
Nº Col. 40005606.
mastrotacuentos@yahoo.es
Odontóloga.
Nº Col. 40005606.
mastrotacuentos@yahoo.es
Esta es la bibliografía recomendada que aporta Irene Iglesias en su texto:
- Ramos-Gomez FJ, Weintraub JA, Gansky SA, Hoover CI, Featherstone JD. Bacterial, behavioral and environmental factors associated with early childhood caries. J Clin Pedi Dent 2002;26(2):165-73.
- Brambilla E, Felloni A, Gagliani M, Malerba A, García-Godoy F, Strohmenger L. Caries prevention during pregnancy: Results of a 30-month study. J Am Dent Assoc 1998;129(7):871-7.
- Ercan E, Dulgergil CT, Yildirim I, Dalli M. Prevention of maternal bacterial transmission on children’s dental caries development; 4-year results of a pilot study in a rural child population. Arch Oral Biol 2007;52(8):748-52.
- Isokangas P, Söderling E, Pienihäkkinen K, Alanen P.Occurrence of dental decay in children after maternal consumption of xylitol chewing gum: A follow-up from 0 to 5 years of age. J Dent Res 2000;79(11):1885-9.
- Köhler B, Andréen I, Jonsson B. The effects of caries preventive measures in mothers on dental caries and the oral presence of the bacteria Streptococcus mutans and lactobacilli in their children. rch Oral Biol 1984;29(11):879-83.
- Erickson PR, Mazhari E. Investigation of the role of human breast milk in caries development. Pediatr Dent 1999;21(2):86-90.
- Reisine S, Douglass JM. Psychosocial and behavioral issues in early childhood caries. Comm Dent Oral Epidem 1998;26(suppl 1):32-44.
- Breastfeeding and early childhood caries: a critical review. J Pediatr (Rio J). 2004;80(5 Suppl):S199-210
- Breastfeeding and the risk of early childhood caries. Evid Based Dent. 2008;9(3):86-8. doi: 10.1038/sj.ebd.6400603
- Association between infant breastfeeding and early childhood caries in the United States. Pediatrics. 2007;120(4):e944-52
- Breastfeeding, an overview of oral and general health benefits. J Am Dent Assoc. 2013 Feb;144(2):143-51.
- The effect of prolonged and exclusive breast-feeding ondental caries in early school-age children. New evidence from a largerandomized trial. Caries Res. 2007;41(6):484-8. Epub 2007 Sep 18.
Menos mal que hay profesionales que intentan arrojar luz en este marea de información contradictoria. Gracias Irene Iglesias por esta explicación tan clara y accesible y todas las mamás y profesionales ya saben donde tienen toda una referencia respecto a caries y lactancia materna.
PD. Os dejo aquí el enlace de otra mamá bloguera con aportaciones muy interesantes también sobre el tema. Cuanto más se hable de ello, mejor :-D
La lactancia materna no provoca caries. Del blog Como una Manada: http://comounamanada.blogspot.com.es/2013/02/la-lactancia-materna-no-provoca-caries.html
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