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viernes, 8 de julio de 2011

Pechos llenos, brazos vacíos

El Congreso de Fedalma que se celebró los días 1 y 2 de junio en Castelldefels ha supuesto una ocasión excepcional para seguir aprendiendo sobre lactancia gracias a "primeras figuras" nacionales e internacionales en el apoyo a la lactancia materna, pero, sobre todo, me siento orgullosa de haber conocido y puesto cara y abrazos a tantas mujeres a las que solo había conocido de manera virtual.

Gracias a las excelentes instalaciones, tuve oportunidad de "tuitear" durante todo el congreso. Si os interesa, podéis repasar los tuits en este enlace (http://twitter.com/#!/search?q=%23fedalma), pero me queda por contar una parte muy interesante que fueron las comunicaciones libres del segundo día. Obviamente, no podía estar en el estrado y tuiteando (como quien está en misa y repicando), pero eso no me impidió prestar atención a las interesantes experiencias que se narraron en las comunicaciones libres.

Cristian Quilez comentó su experiencia como estudiante de psicología que realiza prácticas en un grupo de lactancia, resumiendo sus percepciones y aportaciones a la dinámica del grupo.

Patricia López Izquierdo, una de mis fuentes de inspiración en el tema de la lactancia de la mano de la gran ayuda que ofrece a través del foro de Crianza Natural, presentó una interesante comunicación sobre dos casos de hipogalactia.

Hoy me centraré especialmente en la comunicación que da título a mi post: "Pechos llenos, brazos vacíos: manejo de la lactogénesis II en la pérdida perinatal", de Susana Cenalmor y M.Àngels Claramunt. Una presentación valiente y emotiva que da voz a un hecho poco reconocido y discutido en la sociedad, las perdidas perinatales y como apoyar a una madre que se encuentra con los pechos llenos de leche y sin bebé al que poder ofrecer el fruto de sus senos.

Y es que si las pérdidas perinatales son un tema tabú en nuestra sociedad, más oculto todavía queda el hecho de que esas madres no solo lloran con los ojos, con el alma, a sus hijos, sino también con sus pechos.
"La pérdida perinatal sigue siendo en el siglo XXI, un tema tabú. Cuando una mujer pierde a su hijo la sociedad la silencia. No se habla de bebés, se guarda el ajuar preparado y se venda el pecho, un pecho lleno, de amor que desgarra, de dolor… y de leche". 
Para mí, como madre y asesora de lactancia, esta comunicación me abrió los ojos, me quitó una venda que ni tan siquiera sabía que tenía, porque nunca me había parado a reflexionar sobre este tema, no se me había ocurrido añadir esta capa adicional al duelo, al dolor, que tienen que elaborar las madres que pierden a sus esperados bebés.

Y ni siquiera había pensado en ello supongo que por esa necesidad de callar, de silenciar, de negar lo que ha sucedido, de negar el dolor y el duelo a esas madres.

Por otro lado, otra de las cosas que me chocó especialmente de la ponencia de Susana y M. Àngels fue cómo se gestiona la lactogénesis II (cuando comienza la producción de leche y calostro después del parto) en estos casos. Ellas narraron una historia terrible de negación, de madres a las que no se informa, a las que no se les ofrece la posibilidad de elegir, a las que se les imponen unas pastillas para cortar la leche que no siempre funcionan y que se encuentran con los pechos llenos y los brazos vacíos incluso desafiando a los textos de ginecología, con casos de lactogénesis II en pérdidas antes de las 20 semanas de gestación.
"La subida de leche tras una muerte perinatal es un hecho posible a partir del segundo trimestre de embarazo. Dado el número de pérdidas que suceden (en el año 2009, el INE registró una tasa de 4,55 casos por cada mil nacidos vivos de pérdidas perinatales sumando un total de 2621 casos y 49889 casos de embarazo con resultado abortivo registrados, podemos afirmar, por tanto, que esta vivencia afecta a un número importante de mujeres".
Otro párrafo destacable, por el hecho de que más de 50.000 casos al año parece una cuestión de salud pública nada desdeñable, que no se debería obviar. ¿No saldría en los periódicos en grandes titulares si se administrara a 50.000 pacientes un medicamento sin su consentimiento? ¿No saldría en todas las televisiones si a 50.000 españoles se les dijera que tienen que ir a trabajar y que su depresión es un estado que se puede obviar? Otra venda más que cae cuando ya creíamos que nos habíamos quitado "casi" todas.

Susana y M. Ángels decidieron hacer una encuesta entre madres que habían sufrido una pérdida, para averiguar cómo se gestionaba la lactogénesis II en estos casos y cuáles eran los sentimientos de las madres en cuanto a cómo habían sido tratadas y la información que se les había ofrecido. Os dejo con sus datos:

Hemos observado que no existe ningún tipo de protocolo ni estudio que valore el impacto que puede suponer este manejo para futuras lactancias o lactancias establecidas de otros hijos. Con tales en cuestas, hemos registrado cuatro casos de subida de leche en pérdidas de menor de 20 semanas de gestación: una en la semana 13, dos en la semana 14 y una en la semana 18. 
Pretendemos abrir una línea de trabajo basada en la revisión de protocolos actuales y /o creación de nuevas guías de actuación con el objetivo de que se tenga en cuenta las necesidades y el correcto acompañamiento de las mujeres con los pechos llenos y los brazos vacíos.

Por lo general la lactogénesis II se inhibe en estos casos de manera farmacológica sin informar previamente a las madres en la mayoría de las ocasiones. En los casos que hemos estudiado sólo en uno se le preguntó por la posible existencia de otros hijos mayores lactando, con la posible pérdida de lactancia de ese hijo mayor. En sólo tres casos las madres fueron informadas de la medicación que se les ofrecía y en dos se pidíó su consentimiento. Tras estudiar las encuestas realizadas se relata como a la gran mayoría no se les informó, o bien les impusieron el fármaco por prescripción médica o bien no se trató ese punto: no se les dio medicación ni se les informó de lo que podía ocurrir en caso de subida de leche. Encontrándose las mujeres en sus casas, solas, con una ingurgitación mamaria, padeciendo dolor físico y sin ningún tipo de apoyo.

Proponemos que la mujer tome esta decisión de manera consciente, que se le haga partícipe de su tratamiento. Proponemos que se informe de otras posibilidades como la inhibición fisiológica de la lactancia o bien la donación en bancos de leche. Siempre en función de lo que la madre desee.

Y que, en la medida de lo posible, no pase sola por esta situación, porque si en una situación normal el apoyo, la red social, los grupos de apoyo son muy importantes, es fundamental en casi de pérdida no pasarlo sola y en silencio, sin que nadie repare en esta dolorosa vivencia. Nos hemos encontrado casos en los que se relata la sensación de puerperio robado y el hecho de “cortar la leche” de manera brusca ha supuesto un duelo añadido. Hemos acompañado a madres a las que se les ha ordenado el vendado de pechos y no se les ha hablado de la posibilidad de control del dolor por medio de analgesia. Con todo ello, nuestra propuesta en este campo es: 
  • Que hay necesidad de normalizar un tema tabú en la sociedad, ofreciendo información clara y concisa. Formación básica a profesionales y asesoras en duelos perinatales. 
  • Invitamos a una reflexión sobre las prácticas protocolarias habituales o falta de protocolo en estos casos 
  • Proponemos abrir posibilidades de actuación relacionadas con la facultad de dotar a las madres para que puedan escoger el tipo de manejo frente al inicio de la lactogénesis II: inhibición farmacológica o fisiológica de la lactancia, así como diferentes posibilidades de uso de la leche extraída (donación, uso para otros hijos…). 
  • Alertamos de la necesidad de dar información (consentimiento informado), dejar elegir y dar apoyo emocional a la mujer durante este proceso.
 Más allá de este análisis y conclusiones generales, Susana y M. Àngels dieron voz a madres que han pasado por experiencias que se podrían calificar de "surrealistas" si no tuviéramos la certeza de que son reales:
Especialmente relevante es el caso de una mamá que explica que estaba amamantando a su hija de 5 años y que preguntó si algún medicamento podía afectar a la pequeña y le aseguraron que no. Más tarde, en el informe, leyó que le habían administrado cabergolina "por deseo expreso del paciente". En un caso, donde en el hospital se "olvidaron" de hablarle de la subida de la leche, fue la madre quien puso en alerta a la hija, la informó y buscaron un ginecólogo de guardia, después del alta. Éste les recetó pastillas para cortar la leche cuando ya había empezado la subida.
Finalmente, y en cuanto a los resultados de la encuesta, destacaría también la parte en la que las autoras resumen cómo esta experiencia ha cambiado la percepción de la lactancia para las madres entrevistadas:
  • Algunas comentan que les hubiera gustado que las informaran, que les hubieran explicado más opciones, que tenían sentimientos ambiguos, querían cortar la leche y no querían.
  • Una mamá explica que se tomó la pastilla, le subió igual, le recomendaron otra dosis, y no quiso tomársela. Le hería “cortar” la leche, pero le dolía el alma que hubiera la leche ahí sin su bebé.
  • Algunas comentan que ahora tienen la duda de si tienen leche o no, ya que no tuvieron / notaron la subida.
  • Otras explican que les sorprendió que, estando de pocas semanas, su cuerpo estuviera tan preparado para amamantar, ni habían pensado en esa posibilidad, ni ellas ni quienes les atendieron, una pérdida en la semana13, dos en la 14,en la 15, en la 22 y otra en la 24.
  • A una le pareció muy triste tomar las pastillas para cortar.
  • Una madre tenía la percepción de que su cuerpo “fallaba” puesto que nunca había llegado a ver esa leche, ya que la inhibición fue dada en el momento correcto pero sin información: en el momento de realizar la encuesta nos relataba como tenía dudas sobre su capacidad de amamantar a un futuro bebé.
  • Algunas comentan que ahora dan un valor especial a la lactancia, que la valoran más. Porque les ha ayudado a sanar la herida y a vincularse con el nuevo bebé, porque les ha ayudado a crear una unión especial con el nuevo hijo. (*)
(*) Esto es especialmente relevante si tenemos en cuenta que una de las características del duelo perinatal es la dificultad de vincularse con el nuevo bebé, por lealtad al que se fue; por sentir que el nuevo vínculo traiciona al hermano muerto. Con los comentarios del último punto, podemos observar un camino sano de unión y vínculo con el nuevo bebé, a través de la LM, que vemos como un valor añadido fundamental, especialmente importante en estos casos.

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