Mostrando entradas con la etiqueta matrona. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta matrona. Mostrar todas las entradas

lunes, 25 de agosto de 2014

Dos que son uno


Ilustración de Ivan Solbes.
Tengo una amiga que tiene problemas con su lactancia. Lleva con ellos desde el inicio y su vida se ha convertido en un peregrinar de médicos y visitas de amigas-asesoras de lactancia. Va al pediatra y a enfermería pediátrica para las cosas del pequeño y tiene que ir a su médico de familia y al laboratorio para sus analíticas de la leche.

Hoy en día, por ejemplo, son todavía demasiadas las madres que no son conscientes de la recomendación de tomar un suplemento de yodo mientras dure la lactancia. Una vez el pequeño sale del útero, parece que ya nadie se preocupa de la madre y muchas veces este punto se soslaya en una rápida visita posparto a la matrona o al ginecólogo.

El problema, según pensaba hoy, es que en realidad la lactancia es cosa de dos. Tiene dos protagonistas cuya salud se lleva desde dos ámbitos diferentes de la medicina y no hay ningún perfil profesional que se especialice en el cuidado de la diada madre bebé. Que sí, existen las doulas, las asesoras continuum o las consultoras de lactancia, que no dejan de ser figuras de asesoramiento y acompañamiento en la maternidad; pero ninguna de ellas es un profesional sanitario que esté capacitado, por ejemplo, para citar analíticas y cultivos y/o recetar medicamentos (ya sean para la mastitis o suplementos como el yodo).

Una mujer va a su pediatra, que mira la lactancia desde el punto de vista del bebé y le receta suplementos porque no ha ganado peso. Pero no le pregunta a la madre qué tal se siente, si le duele, si tiene grietas o algún malestar relacionado con la lactancia... En el fondo, ella no es su paciente. Prácticamente ningún pediatra se "acuerda" de o se "digna" a recordar a la madre que tiene que tomar un suplemento de yodo, aunque la mujer sea el medio por el que este suplemento llega a su paciente.

Esta misma mujer va a su médico de familia porque tiene grietas que no curan y dolor al amamantar, y este otro profesional tampoco se "acuerda" de o se "digna" a decirle a la madre que tiene que tomar un suplemento de yodo. En el fondo, el suplemento no es para ella. No digamos ya cuando le dice que no le puede recetar nada para su mastitis porque está amamantando o para cualquier otra dolencia ajena a la lactancia materna.

Vivimos en un mundo de ginecólogos, matronas, pediatras, médicos de familia, etc. en el que hemos compartimentalizado tanto el nacimiento y el cuidado del bebé que se olvida que el bebé no puede existir sin su madre. Se obvia que, como dice Nils Bergman, "para el bebé nada tiene sentido si no es desde el punto de vista del cuerpo de la madre".

Simbiosis
Biológicamente la madre y el bebé son una diada en continua interacción. Ambos viven en simbiosis durante los primeros años de vida del pequeño. No es para menos, porque, desde este punto de vista, los recién nacidos sin su madre están prácticamente condenados a muerte. Necesitan a su madre para que les alimente, para que les de calor, para que programe su cerebro, para que sea maestra y aprendiz, para que les enseñe en quién pueden confiar, para que les muestre que alimentos pueden comer y cuáles es mejor evitar.

Y es cierto que hoy en día no vivimos en una jungla. Pero nuestros cuerpos nacen y se desarrollan con la misma programación genética que hace miles de años cuando todavía vivíamos en cuevas y luchábamos día a día por la supervivencia. Y por eso, los bebés nacen sin saber que cuando le damos a un botón se enciende una luz o que ninguna fiera va a perturbar su sueño en la bonita cuna que le hemos preparado... Y se empeñan en seguir formando parte de la diada, de la simbiosis perfecta con su madre.

Por eso, para fomentando la lactancia, y para seguir cuidando no solo del nacimiento sino de todo lo que viene después, es necesario reclamar la existencia de profesionales y/o perfiles sanitarios sanitarios que den asistencia a la diada madre-bebé desde este punto de vista global. Que no solo sepan de percentiles y enfermedades infantiles, sino que también sepan de fiebres puerperales, problemas de lactancia, depresiones posparto o cuidados del suelo pélvico.

¿Matronas?
Habrá quien diga que esta figura ya existe. Que las matronas pueden hacer todo eso. Y es cierto que las matronas hoy en día saben de madres y de bebés. Que son las que dan "educación maternal" más allá de la preparación al parto y que incluso se preocupan por dar talleres de masaje infantil o por fomentar los grupos de madres.

Pero también parece que, a día de hoy, las matronas están en tantos "fregaos" que no se centran en ninguno y quizás habría que reinventar a las matronas o crear una nueva figura que combine matrona, doula, asesora de lactancia, asesora de porteo, enfermería pediátrica y conocimientos de neurociencia... Vamos, lo que viene siendo un profesional sanitario renacentista.

Y tú, ¿Cómo lo ves?

jueves, 24 de mayo de 2012

Me siento segura

Con la proyección de "El negocio del nacimiento", gracias a la organización de El Parto es Nuestro y mi comadre, amiga y grandísima persona Bei, celebrábamos esta misma tarde en Oh! la luna la Semana Mundial del Parto Respetado. Me gusta la idea de parto respetado, porque, tal y como explicaba Bei hoy, el hecho de hablar de parto natural muchas veces conduce a errores (hay quien llama parto natural a cualquier parto vaginal y quien cuando oye hablar de "natural" se imagina a locas jipis con pelos en las axilas y pariendo en los árboles), mientras que el término respetado es mucho más gráfico y sencillo de poner en perspectiva.

Después de ver en el documental algunas escenas emocionantes de partos en casa, mientras se desentraña el gran negocio de los partos hospitalarios que ha llevado a que en Estados Unidos uno de cada tres niños nazca por cesárea (y subiendo), surgió el debate sobre la seguridad en el parto y dónde son los nacimentos más seguros (hospital, casa de partos, hogar).

Las opiniones fueron diversas y de toda índole, pero lo que era cierto es que muchas opiniones "extremas" con respecto al parto en casa fueron vertidas por personas sin experiencia al respecto y utilizando argumentos periodísticos (la muerte de la activista australiana), y además equivocados (y amarillos), en lugar de médicos.

Desde luego, son posicionamientos basados en el miedo, supongo que justificado, a lo que pueda pasar... Pero a mi modo de ver dejan translucir un cierto tufillo cuando vienen del ámbito sanitario... Ese olorcillo a podrido de "eso es algo que no se puede permitir porque es peligroso", que deriva en tomar decisiones por las futuras madres en lugar de plantearles las distintas opciones a tener en cuenta para que ellas puedan realizar una decisión realmente informada.

Mi opinión, tal y como la planteé en el debate, es que cada mujer debe parir donde se sienta segura, ya sea en el hospital, en su casa o en una casa de partos. Sería absurdo obligar a a parir en casa a una madre que desea la asepsia, analgesia y disponibilidad de medios de un hospital puntero. Pero igual de delirante debería ser obligar a parir en un entorno hospitalario que llena de desconfianza a una mujer que desea dar a luz en la intimidad de su propia casa.

No olvidemos que en el parto la mujer necesita desactivar el cortex cerebral para sumergirse en el proceso físico y fisiológico que está viviendo. Y tampoco hay que desdeñar la influencia de la adrenalina (hormona segregada en momentos estrés físico y emocional y ante situaciones de incertidumbre o miedo) a la hora de detener el parto. Por eso, cada mujer necesita refugiarse en un lugar donde se sienta segura y bien atendida a la hora de iniciar el trabajo de parto. Y, como cada mujer es única, las opciones deberían ser múltiples y no estandarizadas.

Pero, después de escuchar algunas de las opiniones de hoy, también he llegado a la conclusión de que una matrona (o un ginecólog@ ¿por qué no?) también debería atender solo un parto donde se sienta seguro. Hoy en día la mayoría de las matronas se negarían a atender un alumbramiento domiciliario. No se sienten seguras, temen a lo que pueda pasar, sienten que no tienen a su disposición todos los medios necesarios... Y eso desembocaría en un fracaso anunciado de cualquier intento de acompañar un parto en casa.

De igual manera, muchas matronas que han vivido y acompañado a mujeres que han dado a luz en su hogar, se sienten violentas cuando tienen que trabajar en el ámbito hospitalario. Y aún más cuando lo hacen bajo las órdenes de supuestos profesionales que no sienten el más mínimo respeto por el parto y por las mujeres que lo protagonizan.

Por eso, creo que el equilibrio está en la posibilidad de elegir. En realizar decisiones realmente informadas entre el abanico de opciones disponibles en cada ocasión. Y esto debería ser así tanto para las mujeres embarazadas como para las matronas y otros perfiles sanitarios que atienden a las parturientas. Desde luego, la mujer embarazada debe buscar y exigir toda la información sobre las distintas opciones disponibles, pero también en obligación de los sanitarios formarse, actualizarse y basar su actuación profesional en la evidencia científica y no en miedos infundados, temores o mitos.

Otros post interesantes

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...