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jueves, 20 de octubre de 2011

Ni superman ni superwoman

Estimación del número de pañales que puede llegar a usar
un bebé antes de alcanzar el control total de esfínteres.
6 pañales al dia x 2,5 años = 5.600 pañales desechables
(Y eso haciendo una aproximación optimista,
que todos sabemos que el control de esfínteres puede
tardar algo más de dos años y medio).
Ya estoy completamente habituada a la típica cara de horror que pone la gente cuando le dices que vas a utilizar pañales de tela. Es una cara que, en un simple gesto, parece decir:
  • Ya viene esta que quiere que volvamos al pleistoceno.
  • Hasta qué niveles de locura puede llegar el frikiecologismo.
  • Ese tipo de sacrificio no es para mi.

Y es que la mayoría de la gente oye hablar de pañales de tela y se imagina cuadros costumbristas del siglo XIX de lavanderas en la ribera del río (como si utilizar pañales de tela supusiera renunciar a avances de la ciencia de la talla de la lavadora) y fotos de niños de los años 40 con sus gasas y sus pantalones de plástico.

Claro, ante este panorama, que menos que mirarte con cara de horror, pena y asombro pensando que eres una loca que se mete en esos berenjenales porque no tiene otra cosa que hacer que emplear el tiempo poniendo gasas y frotando y aclarando trapos durante todo el día.

Bueno, pues me gustaría aprovechar la ocasión para contar que yo soy una apasionada de mi lavadora. Que no froto las manchas ni en mi ropa si puedo evitarlo, cuanto menos frotar un pañal apestoso. Que prefiero pasar mi tiempo libre jugando y disfrutando con mis hijos que lavando pañales. Que no tengo ninguna afición escatológica y soy de las que piensan que las cacas donde mejor están es en el váter esperando a que tire de la cadena…

Además soy una madre profesional, emprendedora, que compagina la crianza de sus hijos con el pluriempleo (mi trabajo y mi tienda online) y con el tiempo que va arañando de vez en cuando para escribir un post que otro en el blog… Vamos, que no es que ande sobrada precisamente de tiempo para meterme en camisas de once varas.

Y, sin embargo, uso pañales de tela. Para mi usar pañales de tela supone:
  • Quitarle el pañal a mi peque.
  • Ponerle uno limpio de la pañalera.
  • Echar el pañal al cubo esperando a la colada de pañales.
  • Coger la red de dentro del cubo y meterla en la lavadora.
  • Poner un programa de aclarado previo (ya veis, prefiero delegar el aclarado en la verdadera experta, la lavadora).
  • Poner un programa de lavado a 30 o 40ºC con aclarado extra.
  • Tender.
  • Recoger, doblar y guardar los pañales en la pañalera.
  • Y volver a empezar.

No tiene mucho más trabajo que cuando decidimos usar ropa de tela para nuestros hijos en lugar de ropa de usar y tirar. Y a nadie se le ocurre llamarla ropa ecológica o ropa lavable.

En cuanto al tema de las cacas, que siempre anda rondando en muchas cabezas, en primer lugar recordar que también la ropa interior de los niños y los adultos termina muchas veces manchada de orina, heces, menstruación, etc… Y no por eso renunciamos a llevar cómodas braguitas o calzoncillos o tangas o lo que sea de cálido y agradable algodón.

Pues eso, al lío. Tema cacas:
  • Se pueden usar unos forros desechables. Son finitos, como papel de arroz, biodegradables y se pueden desechar en el váter ya que son solubles al agua. Los pasos son los siguientes:
o   Se saca el forro de la caja.
o   Se pone sobre el pañal.
o   Se pone el pañal en el culo del niño.
o   Se quita el pañal
§  Si tiene forro tiene pis se puede lavar (aguantan dos o tres lavados).
§  Si el forro tiene caca, se coge, se cierra sobre sí mismo, se echa al váter y se tira de la cadena
o   El pañal sucio va al cubo de los pañales.

  • Se puede prescindir de los forros desechables. Entonces lo que hacemos cuando hay “premio” en el pañal es:
o   Lo sujetamos de tal modo que quede en su mayor parte en la taza del váter.
o   Usamos ese otro gran invento de la humanidad, que es la ducha, para ir despegando con el chorro de agua los restos de las deposiciones sólidas.
o   Echamos el pañal al cubo.

En conclusión, y a lo que iba con el título de mi post, que no hay que ser ni un superman ni una superwoman para decidir usar pañales de tela. Que simplemente basta con cambiar un poquito la mentalidad, darles una oportunidad y probarlos, perder el miedo y descubrir que se trata de algo fácil y sencillo que solo necesita de unos pequeños gestos diarios para quedar completamente incorporado en la rutina familiar.

Vamos, que yo me considero una persona muy normalita, bastante ocupada, sin ánimo de mártir ni de sacrificada por la causa; y los pañales de tela se han adaptado perfectamente a nuestra vida.

viernes, 25 de marzo de 2011

Reutilizable o desechable

El otro día leía que los pañales desechables se popularizaron en las décadas de los cuarenta y los cincuenta en el mundo occidental debido a dos factores fundamentales:
  • La escasez de algodón. Supongo que durante la II Guerra Mundial no había mucho tiempo para dedicarse a la agricultura y que las necesidades militares se llevarían gran parte de la producción. Además, un conflicto bélico de ese calibre no alentaría demasiado las "importaciones" de otros países.
  • La incorporación de la mujer al mercado laboral. Con la mayoría de los hombres en filas, las mujeres tenían que ocupar los puestos dejados vacantes por estos, sobre todo para mantener la maquinaria militar a pleno rendimiento. Obviamente, las mujeres dejaban a sus hijos al cargo de otras mujeres (hermanas, vecinas, abuelas) que se debían ver con toda una tropa a la que atender y con poco tiempo libre para lavar (teniendo en cuenta que no había lavadoras) los pañales de tela.


En esta tesitura, los primeros desechables ofrecieron una vía de escape en una situación comprometida para todos. La incorporación de la mujer al mercado laboral se convirtió en una realidad a partir de ese momento y, como consecuencia de ello, los pañales desechables se comenzaron a a asociar con la modernidad de una mujer "liberada de las ataduras del hogar" gracias a los avances que le permitían dedicar su tiempo libre a consumir otros bienes.

Y así fue como los pañales de tela cayeron en el olvido (casi como el anillo único después de que lo encontrara Smeagol y se lo llevara al interior de la montaña, permítanme la analogía friki al más puro estilo El Señor de los Anillos)...

Hasta que han vuelto a renacer en los últimos diez o doce años de la mano de un consumo más responsable, una mayor preocupación por el medio ambiente y madres dedicadas a crear, casi artesanalmente al principio, una nueva generación de pañales de tela adaptados a los culos modernos, a los tiempos modernos y a la variedad de tejidos disponibles en la actualidad. Hoy en día, los pañales de tela ofrecen incontables opciones y posibilidades de elección y ninguna de ellas pasa por el caldero de pañales o bajar a lavar al río.

Pañales modernos
Por eso los pañales de tela de hoy en día no tienen nada que ver con esas gasas que se hervían en grandes ollas ni con esos picos o pantalones de plástico que, a modo de hule, mantenían la humedad alejada de la ropa "exterior" del bebé.

Y digo ropa exterior porque si en vez de concebir los pañales como un objeto de consumo de usar y tirar los entendemos como una prenda más de ropa, parece que no nos cuesta tanto empezar a pensar en ellos como objetos que se pueden lavar y volver a reutilizar hasta que se quedan pequeños o hasta que hay que descartarlos por desgaste. Como las prendas de ropa, los pañales de tela pueden ser heredados por hermanos pequeños o prestados a primos o vecinos.

Y es que a nadie se le ocurre hoy en día usar bragas desechables todos los días solo por la "comodidad" de no lavarlas... o calzoncillos desechables. Pero no dudamos en poner a nuestros hijos prendas de plástico llenas de sustancias químicas que gastan ingentes cantidades de recursos naturales y de agua y que se acumulan durante años y años en los vertederos. Por no hablar de otros efectos "colaterales" como el aumento en la temperatura media a la que se encuentran los genitales del bebé en comparación con el uso de prendas de ropa.

Causas y otros orígenes
Y ¿a qué viene todo esto? Pues viene a que si buceamos en las causas de las cosas, en los por qués, descubrimos las verdaderas razones por las que suceden y no las que nos quieren contar o imponer. ¿Por qué nacieron los desechables? Por una situación de escasez de materias primas para tejidos y por una coyuntura en la que la mujer tenía que estar más disponible para trabajar fuera del hogar que dentro de él.

Entonces, no dejemos que nos cieguen los conceptos de comodidad, culitos secos, avances tecnológicos, liberación de la mujer y veamos lo que hay detrás, una ingente industria que lleva varias décadas con consumidores garantizados y que no realiza ningún esfuerzo por cambiar o adaptarse a los tiempos modernos... (¿Alguien ha visto alguna publicidad de alguna marca de pañales que hable de consumo más responsable de materias primas o de la energía?).

Sabiendo esto también resulta más fácil revelarse contra el pensamiento único de los pañales desechables y darles una oportunidad a los pañales de tela.

Puedes comprar pañales de tela en www.culitosdetela.com  


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