jueves, 15 de abril de 2010

Un estivilizado (o ferberizado) más

Tenía una larga lista de temas (bueno, no tan larga, unos 7 u 8) esperando un par de horitas libres para escribir mi siguiente post en el blog... Pero asuntos más urgentes me reclaman.

Ayer uno de mis amigos publicó en su página de Facebook que estaba leyendo el "Duérmete niño" para aplicárselo a su hijo para evitar "el drama de las 10.30"... Y desde entonces tengo un poco de tristeza inconsolable (aunque también puede que esté agravada por este tiempo gris y lluvioso) al pensar en el pobre nene llorando en su cuna sin consuelo.

Segunda opinión
Nada más leerlo le recomendé que leyera "Dormir sin lágrimas" para tener una "segunda opinión"... recurrimos a "segundas opiniones" en muchos ámbitos de nuestra vida, pero parece que con los niños hay que seguir el método de moda sin cuestionarse nada, como si sólo tuviera ventajas...

Y no te digo yo que no las tenga, el niño deja de molestar, pero ¿a qué precio? Muchos padres lo ignoran porque el susodicho libro sólo explica las ventajas de su método, pero no aborda otros aspectos que si se explican en otros libros como "Dormir sin lágrimas" o "Besame mucho".


Pero parece que mi recomendación cayó en saco roto porque a los dos minutos le escribió otra persona diciéndole que qué bien y que si tenía alguna duda se lo preguntara...

Al día siguiente
Parece ser que el niño se durmió con el bibe (así que el drama de las 10.30 no era tanto drama al fin y al cabo), pero como estaban decididos a aplicárselo pues cuando se volvió a despertar lo hicieron... Y el niño pasó media hora llorando hasta que se durmió (o hasta que dejó de llorar, porque realmente los padres no saben si se durmió o no, sólo que dejaron de oirle).

Y ellos lo "pasaron fatal" oyendo llorar al nene... Un adulto responsable que decide aplicar un método sabiendo que su hijo de apenas 7 meses va a llorar lo pasa fatal, aunque tiene todo el control de la situación... Un niño de 7 meses al que hasta entonces han atendido con amor, consolándole cuando lloraba, se pasa media hora llorando y nadie le acuna o le consuela, solo entran a ratos en su habitación sin tocarle para decirle algo que no entiende y darle su muñeco. No entiende la situación, ni porqué le están haciendo eso y termina durmiéndose por agotamiento... ¿Quién lo está pasando peor? Obviamente, el niño.

Mis razones
Ahora unos cuantos apuntos esquemáticos de por qué estoy en contra de este método:
  • Los niños no necesitan aprender a dormir... Lo hacen desde el primer día. Lo que aprenden con el método de marras es a dormir cuando a sus padres les interesa y sin protestar ni opinar al respecto.
  • Lo único que aprenden los niños de este modo es que, por mucho que lloren y reclamen a sus padres, nadie les va a atender.
  • A los creadores del método les da igual que el niño duerma o no... El bebé puede estar a oscuras en su habitación con cara de terror que, si no llora, se considera todo un éxito... Al final, parece que lo único que se persigue es que el niño se duerma "sin molestar".
  • El estrés que causa el llanto eleva el nivel de cortisol, una hormona que contribuye a la destrucción de neuronas, inhibe el crecimiento e interfiere con el sistema inmunológico.
  • No están comprobados los efectos psicológicos a largo plazo de la aplicación de este método
  • Es una copia del método Ferber, una metodología conductista, corriente psicológica que cuenta con un amplio rechazo en su aplicación a personas... Puede que funcionara con el perro de Pavlov, pero ¿con personas?
  • Los niños son personas... Sí... Vuelve a leer el método "Duermete niño" y piensa que en lugar de a un niño alguien se lo está haciendo a su padre de 70 años que tiene a su cargo en casa ¿a qué parecería un nazi sin piedad?
  • La propia Asociación Española de Pediatría ha rechazado la eficacia de este método: "Las técnicas de terapia conductista de condicionamiento del sueño son difícilmente compatibles con la lactancia materna; deberían reservarse a niños con enfermedades del sueño, no estando probadas ni su eficacia, ni su repercusión psicológica a largo plazo".
Mi propio camino
Y esto, como todo, es un camino... Yo lo apliqué en cierta medida con mi nene mayor cuando era un bebito y no dormía siestas por el día (ahora sé que no quería dormirlas en la cuna, sino conmigo) y encima lo hice antes de los seis meses, que no está nada recomendado... Después aprendí que era mejor ponerle un móvil con música, por ejemplo... Iba genial para que no llorara y para que consiguiera dormirse solito...

Ahora, más de dos años después, tengo muy claro que nunca lo haría... He leído, me he documentado, he tenido otros niños y lo tengo claro...

Pero también tengo claro que muchas temas relacionados con la maternidad son caminos que tiene que recorrer uno mismo y que si voy a esos padres a soltarles la retahíla que he dejado ahí probablemente se sientan atacados, criticados y vilipendiados... Y más cuando es un método ampliamente aceptado por el resto de la sociedad y cuando otras mamás se han apresurado a aplaudirles por su decisión y a venderles sus bondades.

2 comentarios:

  1. Eloísa, gracias por tus palabras. Yo también empiezo a sentirme triste cuando nace un bebé a mi alrededor y auguro que lo estivillizarán tarde o temprano...

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  2. Raquel, ¡¡¡Gracias por tu comentario!!!
    Lo bueno de esta historia es que al final los padres desistieron del método, porque no les terminaba de funcionar y porque al final tampoco les convencía tener al niño llorando toda la noche.
    Yo creo que lo mejor para los que nos hemos quitado le venda de los ojos con respecto al método de moda es seguir predicando con el ejemplo y, en cada caso concreto, intentar aportarles una perspectiva diferente de la mejor y más diplomática manera posible para que no se sientan atacados.

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