jueves, 24 de noviembre de 2011

Yo confieso...

Yo confieso que durante toda mi adolescencia y parte de mi entrada en la edad adulta pensé que lo más importante en mi vida era mi trabajo, una carrera profesional irrenunciable que, incluso, se debería situar por encima de una hipotética relación de pareja que quedara en entredicho… Por ejemplo, no renunciaría a mi carrera profesional porque mi compañero fuera trasladado a otro lugar.

Yo confieso que siempre pensé que era una de esas mujeres a las que la casa “se les caía encima” y que no servía para ser “ama de casa”.

Yo confieso que siempre creí firmemente que cuidar de los hijos era ser “ama de casa”.

Yo confieso que siempre amé a los niños de los demás. Siempre. Desde que tenía menos de diez años adoraba estar con bebés. Y, sin embargo, también era de las que decía que mis hijos no me iban a tomar el pelo y que yo iba a ser una madre nazi.

Yo confieso que veía a Supernanny con fervor y que incluso hice un coleccionable del susodicho programa de televisión de un famoso diario nacional.

Yo confieso que, incluso, no entendía demasiado bien que los padres recientes renunciaran a salir alguna noche o a tener tiempo para ellos para quedarse con sus hijos… al fin y al cabo, para eso estaban los abuelos.

Yo confieso que no entendía a las ”madres coraje”, apelativo con el que hacía mofa de las madres que hacían sacrificios o cambiaban su modo de vida buscando el bienestar de sus hijo

Yo confieso que miraba con cierto disgusto a las mujeres que amamantaban a sus hijos más allá de un año, a niños que ya andaban y que se subían al regazo de sus madres para tirarles del jersey y sacar la teta.

Yo confieso que no entendía que se usara la teta como consuelo, cuando se supone que solo debería ser alimento.

Yo confieso que era una de esas personas que repetía firmemente que los niños tenían que ir a la guardería “para socializar” y que tienen que ser independientes.

Yo confieso que me había tragado completamente el argumento de que los niños tienen que aprender a dormir.

Yo confieso que, incluso con mi primer embarazo, era de las que pensaba que daría el pecho “si podía” y si me tocaba en suerte ser de las que “no podía” pues tampoco iba a pasar nada.

Y llegó mi maternidad. Y resultó que todo lo que había creído hasta entonces no servía. Me di cuenta de que una cosa era querer y cuidar a los hijos de tus amigos, a tus sobrinos, y otra cosa muy diferente era que un pequeño ser llorón, babeante y adorable volviera tu mundo patas arriba, cambiando completamente tu escala de valores y los esquemas de creencias culturales que habías aplicado hasta ese momento.

Y ahora me doy cuenta de que yo fui afortunada. Porque aprendí de la mano del mejor maestro y repetí la asignatura maternal con mi pequeña gurú no por haber suspendido sino para “subir nota”. Porque mi proceso de aprendizaje estuvo siempre apoyado, acompañado e, incluso, incitado por mi marido.

Fui afortunada porque no necesité pedir excedencias u horas de lactancia, lo que me permitió regalarme a mi misma días llenos de juegos, sonrisas, cuentos y siestas con mi pequeño.

Me tocó la lotería. La lotería de la oxitocina, de mi cabezonería propia que me hizo tener éxito en una lactancia en unas circunstancias (tomas interminables, a todas horas, síndrome de la cuna con pinchos, etc.) que hacen flaquear el empeño de algunas otras mujeres a la hora de alimentar a sus hijos.

Fui suficientemente atrevida como para darme cuenta de que si había disfrutado meciendo y acunando a los hijos de los demás, no iba a dejar que nadie cronometrara el tiempo que tenía a mi hijo en brazos o contara la cantidad máxima de besos permitida por día. Fui consciente de que el llanto de un bebé es el ruido más desasosegante del mundo y que no iba a dejar que mi hijo llorara porque, en ningún caso, lo hacía por manipularme.

Y, aún así, confieso que la demanda de mi pequeño me dejaba descolocada en más de una ocasión. Deseosa de que llegara mi “compañero de lucha libre” a chocar la mano para poder ducharme, pasearme o tan solo pensar el cepillarme los dientes o hacer algo por mí misma.

Y ¿a qué viene todo esto? Creo que es importante hacer retrospectiva, me hace sentirme afortunada. Pero es que precisamente me viene todo esto a la cabeza ahora que no hago más que leer a gente poniendo a caer de un burro a Soraya Sáez de Santamaría por incorporarse al mundo laboral tan solo diez días después de haber dado a luz.

Argumentan que no se han tenido en cuenta los derechos del niño (a la lactancia, al vínculo y apego con su madre, etc.), hay quien dice que es un ejemplo nefasto que echa por tierra las reclamaciones de las que deseamos poder tener más tiempo para dedicarnos al cuidado de nuestros hijos, hay quien dice que no es más que un modo de “sumisión” de esta mujer a los dictado machistas de una política de partido dirigida por hombres, hay quien dice que le falta información, que lo último en la escala de valores ha sido el bienestar de su hijo…

Y yo me pregunto, ¿dónde queda el respeto por las decisiones ajenas? ¿En qué punto nos hemos convertido tan en adalides de las maternidades ajenas que nos hemos vuelto ciegas a la legitimidad del deseo de algunas mujeres de ser madres sin renunciar por ello a otras metas vitales? ¿No estamos obviando el respeto, el vive y deja vivir, que muchas veces reclamamos para nosotras mismas?

No es que esta señora me caiga especialmente bien, pero soy capaz de ponerme en su piel y pensar que quizás hará ya un par de años que se planteó que estaría bien ser madre antes de las siguientes elecciones por si los electores (o la ley electoral) llevaban a su partido al poder y debía asumir un puesto de responsabilidad. Me la imagino pensando que quería dedicar un tiempo a su hijo y la imagino frustrada mes tras mes cada vez que la bajaba el periodo. Puedo llegar a adivinar su alegría al obtener el deseado positivo y su inquietud por la fecha probable del parto, tan próxima al un periodo tan importante para su carrera.

Y me parece legítimo su deseo de ser madre sin renunciar a su carrera profesional. Porque quizá su elección era estar cuatro u ocho años en posiciones de responsabilidad y enfrentarse al a maternidad en pleno huracán político, desbordada y con más años de la cuenta.

Por otro lado, está claro que ese bebé iba a sufrir un cierto abandono si su madre no bajaba el perfil político de su labor, por lo cual no me parece mal que su figura primaria de vínculo sea una persona diferente a su madre. Ya sea su padre, una tía, una abuela o la persona que se vaya a encargar de su cuidado durante los primeros años de vida. Es duro quedarte sin tu madre a los diez días, pero lo es algo menos si cuentas con una figura esperemos que amorosa, centrada en tu cuidado y que va a ser una referencia durante los próximos meses.

En cuanto al tema de la lactancia, yo soy de las que creen que los bebés tienen derecho a ser nutridos con el mejor alimento posible, la lecha materna, pero también creo que la madre tiene derecho a hacer una elección en el marco de su sistema de valores y de creencias. Como he leído a Carlos González en alguna ocasión, la teta no se da porque sea mejor, más sana o para que los niños nos salgan más listos, la teta se debería dar porque se disfruta… Y si una madre no disfruta de su lactancia, cada toma es un suplicio en el que se martiriza pensando dónde podría estar si no fuera por la teta, se culpabiliza a sí misma y a su bebé, ¿de verdad creemos que va a ser una lactancia saludable y beneficiosa? ¿Para la madre y para el bebé?

En fin, que entiendo los argumentos, comparto algunos y otros no. Pero creo que estamos equivocando la lucha. Yo creo que las demandas tienen que ser hacia el respeto, teniendo en cuenta las necesidades de los hijos, pero también las de las madres. Garantizando que todas tengamos derecho a elegir, tanto la que desea incorporarse a los 10 días de dar a luz como la que desea hacerlo a los 365 días o a los 700.

En el fondo, el sentimiento que más se despierta cada vez que oigo hablar de Iván y de Soraya es una mezcla de pena y regocijo. Pena porque creo que la venda antimaternal que la sociedad actual nos pone en los ojos es algo que tenemos que quitarnos por nosotros mismos. Cualquier cosa que no sea eso, cualquier decisión orientada a fomentar un comportamiento más afectivo y maternal en quien no lo quiere y no lo acepta como propio, no es más que una forma más disfrazada de paternalismo. De regocijo porque no puedo dejar de pensar que este giro tan radical en mi vida, en mis ideas es fruto, a partes iguales, de la casualidad y el convencimiento.

Yo confieso: me siento orgullosa de lo que soy y avergonzada de lo que fui. ¿Me convierte eso en mejor madre que Soraya? Lo único cierto que saco al final de todo esto es que el amor de nuestros hijos es puro e incondicional y se sobrepone a todo lo demás.

14 comentarios:

  1. No creo que ella ande buscando ser mejor madre que tú o que otras mamás, simplemente es ella, es su vida, de la que por ser una persona pública, hoy, tú, yo y muchas otras nos creemos con derecho a opinar sobre ella y sobre su hijo. Mas bien demos gracias a Dios que somos unas desconocidas porque nadie nos critica la forma de criar, ni de pensar, ni se andan fijando si trabajamos o no. Simplemente somos nosotras tal y como queremos.
    Sólo espero que tanta crítica por todo lado no haga que a la pobre le dé una depresión, porque no creo que a ninguna madre recién parida le venga bien tanta crítica y habladuría.

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  2. Es que ella ya hace tiempo que es un personaje público, y como personaje público que es debe de dar buen ejemplo. En esta vida todos debemos de ser consecuentes y responsables con las decisiones que tomamos, y ser madre y dejar a tu hijo de días en manos de los demás por ambición profesional me parece de una gran irresponsabilidad. Si Soraya Sáenz de Santamaría no tuviera la relevancia que tiene, me daría más igual, pero puesto que ocupa un cargo de tanta responsabilidad me parece fatal lo que está haciendo, porque se convierte en un mal referente, en un mal ejemplo. De la misma manera que un político no debe de emborracharse en público, a pesar de que eso forme parte de su vida privada, una madre no debe de delegar en los demás su responsabilidad como madre con un bebé de días que la necesita tanto, eso es de ser una mala madre y con ello demuestra que no le quiere como debería de quererlo, porque si le quisiera como se debe su carrera política pasaría a un segundo plano, y su prioridad sería su hijo. Y es que la mujer del César no sólo tiene que ser honrada, también ha de parecerlo, porque los personajes públicos, sobre todo los políticos, deben de ser modélicos a los ojos de los demás y también deben de servir como referente. Y estoy harta de oír decir que hay que ser respetuoso y tolerante con las decisiones de los demás, porque eso es demagogia. ¿O es que se puede respetar la decisión que toma una persona de suicidarse, de dar una paliza a alguien, de no escolarizar a un hijo, etc.? Y es que hay veces que aquí nos pasamos de tolerantes y de respetuosos. Al pan pan, y al vino vino.

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  3. Yo estoy de acuerdo con lo que escribes. Creo que nos falta empatía en todo sentido, y que no tenemos información suficiente ni derecho a criticarla de esa manera. Si queremos respeto, debemos también darlo. Se que es una mujer pública y debe dar ejemplo. Pero no sabemos como va a ser realmente su incorporación, como lo va a manejar, si va a a llevar al bebé a la oficina, si la va dejar en la casa, o si va a decidir trabajar desde allá. La verdad es que estamos sacando conclusiones de las imágenes que hemos visto y nada más, eso es demasiado injusto. Aunque no soy española, ni vivo en España, tal ha sido la revolución que ha causado el tema que decidí escribir al respecto. En mi post coincido en muchas de tus ideas. Yo también confieso que pensaba como tu antes de ser madre y que la maternidad me cambio. También creo que soy afortunada por poder estar con mi bebé tiempo completo. Pero eso no me da derecho a juzgar a las madres que han no piensan criar como yo, y que han tomado decisiones diametralmente opuestas a las mías. Lo importante de todo este tema es entender que tenemos que tener opciones para elegir lo que queremos, sin ser juzgadas, ni presionadas por nuestras decisiones.

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  4. Je, me ha encantado el post, especialmente eso del "compañero de lucha libre", ahora cada vez que cambie los pañales a Didi lo voy a narrar en plan Hector del Mar ;DDD

    Sobre el tema en sí, buf, no se, creo que ya está todo dicho, pero al hilo de que lo de la mujer del Cesar (que fíjate que el dicho se refiere a la mujer, del Cesar no se dice nada, parece que puede hacer lo que le salga de sus egregias narices).

    1) El que tenga como modelo en su vida a un político se merece tó lo malo que le pase.
    2) Es un poco alarmante, que con la que está cayendo, a esta señora se le pidan explicaciones sobre su vida privada y no sobre su trabajo. Yo no quiero saber si se saca leche o cuantas veces caga su niño al día. Yo quiero un traspaso de poderes transparente.
    3) Yo creo que las exigencias polítias en todos estos temas de la conciliación, lactancia, etc... debe ser "más libertad, más información", no creo que el prohibicionismo lleve a ningún lado, salvo a enfrentamientos inútiles.

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  5. A mi me da pena, porque yo confieso muchas cosas como tú, pero quería ser madre y desde que lo soy soy mucho más feliz. Mis hijos hacen que mi vida sea maravillosa y no cambiaría ni un segundo junto a ellos por nada. Me da pena que esta señora, como cualquier otra, no quiera disfrutar de lo maravillosa que es la maternidad. Eso sí, allá ella. Sólo espero que su hijo tenga una persona de apego junto a él en la que descansar cada día.

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  6. Estoy de acuerdo con Zary, creo que no tenemos suficientes datos, yo por lo menos. Igual ha estado una mañana en una reunión y el resto está en casa o le han puesto una habitación allí mismo para poder atender al niño o vete tu a saber. Por un lado creo en la libertad de cada uno/a a decidir como criar a sus hijos pero también creo que ¿qué apoyo va a darnos un partido que tiene a los 10 días de parir a una mujer trabajando?... Y existen otros medios, teletrabajo, reunión digital,... Los políticos para mi no son un ejemplo pero sí tienen que dar una imagen y a mi la que están dando no me gusta. Igual a otra madre sí, pero a mi no.

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  7. Vengo leyendo tu blog desde hace algún tiempo, y lo primero es felicitarte.

    Yo era de la misma opinión que tú, quizás un poco más radical incluso, yo soy yo, y lo demás son añadidos, pero eso fue hace mucho, mucho, mucho tiempo. Gracias a Dios y a los palos que me pegó la vida, me he dado cuenta que lo más importante es ser feliz y hacer feliz, en la medida de las posibilidades de cada uno, a las personas que tienes a tu alrededor...Y bueno para mi, Mi Pequeño Quitagrapas es lo MAS, hoy no concibo mi vida sin él (mañana hace 18 meses que apareció, nueve dentro y nueve fuera) y es la razón que me levante y me acueste y vaya a todos lados con una sonrisa tonta...

    En cuanto a lo que ha hecho Soraya, creo que deberíamos ser menos críticas, no sabemos que ha pasado, solo hay que decir que el anuncio de adelantar las elecciones se hico en verano, el 30 de Julio, creo, y ella ya estaba embarazada...Si Zapatero no hubiera adelantado las elecciones ella hubiera dado a luz ahora y para marzo su hijo tendría 5 meses más o menos, que es con la edad que muchas de nosotroas tenemos que dejar a nuestros hijos para reincorporarnos al trabajo...No puedo estar más de acuerdo contigo...Y en relación a algunos comentarios, es verdad que es un perfil público, y hace lo que muchas de nosotras hemos hecho...Hacer todo lo posible por traer un hijo al mundo e intentar conciliar la vida laboral y la profesional y a ella, le ha salido rana...

    Un beso

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  8. Yo tambien confieso muchas de las cosas que has comentado tú pero gracias a ser caaz de abrir mi mente y empezar a leer a Carlos Gonzalez mis ideas cambiaron y adía de hoy no me reconozco en esos pensamientos. tengo una entrada escrita sobre el tema de Sorya, esta tarde lo publico. Un besazo

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  9. Me he emocionado con tus confesiones porque muchas son también las mías, y porque nuestros hijos nos han hecho reaccionar y darnos cuenta de tantas y tantas cosas...

    Es verdad que lo importante es poder elegir y el respeto a los demás. Pero yo no puedo dejar de sentir una enorme pena por ese bebé que queda abandonado de su madre.

    Muy buena entrada Eloísa.
    Besitos

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  10. Eloísa yo he sido una de las que ha escrito "contra" Soraya :) así lo he sentido, y así he querido expresarlo. He escrito con el corazón en la mano, y es verdad que no he tenido "el respeto" que quizá esta decisión merezca. Es cierto que debemos respetar las diferentes opciones, pero confieso que me cuesta. Y me cuesta porque yo, al igual que tu, confieso que antes de ser madre era una mujer completamente diferente a lo que soy hoy en día. Y eso se lo debo a mis dos grandes maestros, mis hijos, al que se fue y al que está conmigo. Ellos han conseguido hacer una mujer mejor, porque yo creo que soy mejor que antes. Soy mejor porque sé ver más allá de lo material, más allá de lo laboral, porque soy capaz de amar más intensamente, porque me hacen feliz cosas que antes ni hubiera podido imaginar, por esto y por otras miles de cosas más, cosas sencillas que hacen que mi día a día junto a mi pequeño sea inolvidable.

    No conocemos a Soraya, sus motivaciones, sus circunstancias familiares, sus deseos, su opinión. Sé que debo respetar su opción, pero me cuesta tanto,.... Lo confieso Elo, me cuesta.

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  11. Me ha gustado mucho el enfoque que le has dado Elo, yo también tengo mucho que confesar... Yo también escribí un post sobre el tema al inicio de la polémica, intentando verlo globalmente y sobre todo desde el respeto. No me está gustando el linchamiento que se le está haciendo en las redes sociales.
    Un beso

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  12. Yo confieso cada una de las cosas que has ido mencionando...la verdad que a mí la bebota puso mi mundo patas arriba y de repente aprendí que no debía decir NUNCA o de este agua no beberé...porque un hijo te cambia y mucho!!!

    Ya lo he comentado en otros posts....yo creo que es una decisión suya, y no conocemos su situación...igual tiene un marido disponible las 24 horas del día para su hijo, o sus horarios quizás sean más flexibles que el de muchas de las mujeres trabajadoras, vamos que no me la imagino yo de lunes a viernes llegando a las 9 de la noche de trabajar.....

    Besotes

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  13. Me ha gustado francamente tu artículo. Yo también he criticado mucho a Soraya, pero tienes razón que hay que respetar su decisión porque también muchas de nosotras éramos antes de una manera o pensábamos de un modo distinto al de ahora. Y también es cierto que una lactancia es para disfrutarla, no para vivirla angustiada, así que para vivirlo mal, no tiene sentido. Quizás es cierto que tiene un marido o quién sea súper amoroso que criará a su hijo fenomenal. No lo sabemos. Gracias por tu blog. Me estoy leyendo tus posts y me gustan mucho. Te invito a que leas mi blog: http://conmdemadre.blogspot.com. ¡ Espero que te guste!

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  14. Suscribo todas y cada una de las palabras que has escrito. Normalmente no suelo estar de acuerdo en algunas de las cosas que escribes, mi punto de vista y mis circunstancias son otras, pero no obstante respeto las opciones y decisiones de las demás. Y en este caso más aún, me ha parecido tu post brillante, y sobre todo coherente: si se abogada por una crianza respetuosa, debe ser, no sólo respeto al bebé sino a cualquier semejante, y más aún cuando, como bien dices, no tenemos ni idea de cómo está haciendo las cosas, y se dan demasiadas cuestiones por supuesto.....
    Siempre digo lo mismo, parece que nos gusta despellejarnos las unas a las otras.... en lugar de unidad! Pero vamos a ver, es que a caso a todas nos tiene que gustar el chocolate? no, verdad? hay fresa, vainilla, miles de sabores.... Entonces... por qué para ser una "buena madre" tenemos que hacer todas lo mismo?? y pensar todas igual??
    Nos gustaría que nos despellejaran públicamente así por las decisiones que tomamos para con nuestros hijos y nuestra vida???
    Jo, qué pena.... cuando no se critica porque alguien trabaja, se critica por otra cosa... y así andamos las madres.... teniendo, o parece que tengamos que justificar lo que hacemos y por qué lo hacemos... es agotador!!
    Por favor, reflexionemos todas, centrémonos en el respeto a los demás y sus decisiones, como bien dice la autora, y no nos creamos que tenemos la verdad absoluta..... no os parece?

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