miércoles, 17 de abril de 2013

Duelos insospechados

Yo aprendí del duelo gestacional y perinatal hace un par de años, de la mano de Susana Cenalmor, en su preciosa comunicación libre "Pechos llenos, brazos vacíos" del Congreso de Fedalma en Castelldefels. Hasta aquellos entonces no me había planteado demasiado el tema y ni siquiera en la formación como asesora de lactancia se me había presentado este aprendizaje.

Una vez atravesado el espejo, el duelo empezó a estar más cerca. Le dí más importancia a publicaciones que antes había pasado por alto, entendía más y mejor el proceso por el que pasan las mujeres cuando pierden a un bebé que se está gestando, conocí más de cerca las dolorosas pérdidas que habían vivido algunas de mis más queridas mamis blogueras.

Y, aunque estaba ahí y había comenzado a ver el camino, nunca me imaginé que me podía pasar a mí. ¿Por qué? ¿Si yo había engendrado y parido dos hijos sanísimos sin ningún problema y sin sufrir ningún aborto antes?

Y en mayo del año pasado (en breve hará un año ya), entré en el mundo del duelo gestacional y perinatal de lleno, de morros, cuando después de un pequeño sangrado me confirmaron que mi embarazo había acabado cuando apenas acababa de empezar. Lo bueno es que entré "en buena compañía", sabiendo algo ya y guiada por mamis y compañeras en el camino.

Me dejaron el precioso libro "Las voces olvidadas" y aunque en él encontre consuelo y solaz había dos cosas que no dejaban de rondarme la cabeza:
  • Por un lado, uno de los duelos insospechados que dan título al post de hoy. Parecía que todas las madres que hubieran pasado por la penosa experiencia de un aborto o la muerte de su bebé lo hubieran hecho en su primer embarazo.
    No veía reflejadas en esas experiencias allí contadas la tremenda sensación de "traición corporal" que yo viví en aquellos momentos. ¿Por qué mi cuerpo que había engendrado, gestado y parido a dos niños preciosos fallaba ahora? ¿Qué había pasado?
    Yo me había sentido fuerte y poderosa siempre en ese ámbito, había confiado en mi útero, me sentía ahora perdida en un mar de inseguridades.
  • Por otro lado, el segundo duelo insospechado. El de encontrar que en algunas comunidades virtuales el hecho de sufrir un aborto por saco anembrionario o "huevo huero" era vivido com algo "de segunda". Si en realidad no había habido bebé, pues tampoco era tanta la pérdida. :-(
    De nuevo me encontraba perdida, confusa, falta de referencias o de personas que me pudieran acompañar en el camino.
Y así me las fui componiendo, con muchas lágrimas y mucho dolor para seguir adelante. Fue también un aprendizaje sobre la negación social del duelo, pero también un camino de hermanamiento con otras muchas mujeres que habían vivido la misma experiencia.

La vida quiso llevarme a un tercer duelo insospechado. El más doloroso de todos. El de acompañar a mi Pequeña Flor hasta su último suspiro dentro de mi útero. Un duelo insospechado porque se nos presentó en el mismo momento en que pretendíamos librarnos de los miedos que nos atenazaban en este cuarto embarazo, en esa eco de las 12 semanas que pensabamos enseñar orgullosos a amigos y familiares. Fue cuando nos dieron la terrible noticia de que algo iba "muy mal" y empezó el penoso camino del duelo.

Un duelo insospechado también porque fue un duelo en vida. Un duelo, llanto y tristeza por una bebita que todavía latía en mi interior pero cuyos días estaban inevitablemente contados. Un duelo insospechadamente lleno de alegría porque cada día que mi Pequeña Flor nos acompañaba era una experiencia que atesorábamos, agradecíamos y disfrutábamos.

Un duelo insospechado porque estuvo lleno de aprendizaje interior, sobre mí misma, mi familia, mi marido, los cambios experimentados por, para y gracias a la maternidad. Un viaje interior lleno de emociones y fatigas, pero, en el fondo, una aventura que no me hubiera perdido por nada del mundo.

Un duelo insospechado también porque estuvo lleno de amor, casi más amor que dolor. Porque el pequeño corazón de mi Pequeña Flor tocó a cientos de personas que no dudaron en hacernoslo saber y en hacer llegar todo su cariño, amor y abrazos virtuales. Un duelo insospechadamente acompañado por una gran tribu virtual conocida y anónima cuyo aliento continuado me daba fuerzas cada día para seguir adelante.

Y aquí termina, de momento, mi recuento de duelos, duelos insospechados y duelos contados por y para el Carnaval de Blogs sobre el Duelo Gestacional y Perinatal, creado por Mónica Ávarez con el objetivo de difundir desde una imagen positiva nuestras reflexiones acerca de la pérdida en el embarazo y parto.

Aquí tienes los links al resto de participantes en este carnaval de blogs.

24 comentarios:

  1. q triste y lindo leerte... yo tuve un embarazo anembrionico y se de lo q hablas...
    besos

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    1. Un abrazo, Tania, es tan importante a veces no hundirnos entre nosotras. No hay peor incomprensión que la de las madres que se reúnen para darse ayuda y consuelo y no te entienden.

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  2. <3 como no vamos a estar contigo, siendo tu como eres, y lo que reflejas? das amor, no puedes esperar otra cosa que amor.

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    1. Muchas gracias corazón. Ya sabes que te quiero mucho.

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    1. Muchísimas gracias, Carol. Me alegra mucho que siempre estés ahí.

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  4. Me he emocionado muchísimo al leerte.

    Besitos mi niña

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    1. Yo ayer también me emocioné y lloré al escribirlo. Sobre todo la parte de mi Pequeña Flor. Gracias por leerme y por esos besos que me mandas. Yo te envío un gran abrazo.

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  5. Me he emocionado muchísimo leyéndote. Hace muy poco he vivido de cerca, en las carnes de una amiga, la pérdida de un bebé por malformaciones graves y es algo terrible. No hay consuelo.

    Gracias por esta visión llena de emociones de todo tipo. Cada vez me doy más cuenta de la negación de los duelos de todo tipo que hay en nuestra sociedad.

    Un abrazo enorme.

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    1. Muchas gracias Mamá Burbujita por ese abrazo y cariño que me mandas. Cuando lo vives de cerca es duro, cuando lo vives en tus carnes te cambia la vida.
      Un abrazo

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  6. A veces no entiendo muy bien el mundo en el que vivimos... madres que se unen para llevar mejor su dolor... pero que no aceptan dolores ajenos porque las circunstancias son diferentes (acaso el dolor, que es de lo que se trata, no es el mismo?)... personal sanitario que te trata como a un robot y no empatiza nada contigo... sociedad en general que te obliga a continuar tu vida como si nada...
    Estoy segura de que gracias a gente como tu, que, por desgracia, ha tenido que vivirlo en sus carnes, y le ha puesto cara y voz... esto irá cambiando poco a poco.
    Me he emocionado mucho con este post. Gracias Elo, por vaciar tu corazón, y dejarnos abrazarte, aunque sea virtualmente.
    Un beso grande grande.

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    1. Gracias a ti, Verosa, por estar siempre ahí al otro lado y ser una presencia constante que anima mi blog y mis posts. He de aclarar que esas madres no es que no aceptaran ese dolor, quizás era una pantalla propia, hablaban de ellas mismas, no del dolor ajeno.

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  7. Lo siento mucho, preciosa. En estos casos nunca se que decir, pero te mando un abrazo que espero que te transmita todo mi cariño.

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    1. El dolor está ahí y nunca se marchará. No era el objetivo de este post ahondar en la herida sino dar visibilidad a un tema que afecta a tantas madres y a tantas mujeres que es sangrante la negación flagrante en la que vivimos.

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  8. Hola... me ha gustado mucho tu post, sabes? yo tuve un embarazo anembrionico, de eso ya hace 7 años, me dolió mucho pero tuve que continuar sin hacerle su duelo primero por me lo manejaron tan frio los doctores como que ahí nunca hubo nada mas que una bolsa vacía, y por que llorarle a a una bolsa vacía no?, y segundo por que ya tenia un bebé de 9 meses que me necesitaba, hasta que mis gemelos murieron el año pasado y leí el libro de La cuna Vacía fue que supe que un día esa pequeña bolista fue vida aun que se detuvo muy tempranamente fue vida y no solo células... me cuesta trabajo aun entenderlo asi, pero mi dolor, ese dolor que me hicieron quitarme rápido era valido en su momento... Un abrazo gigante y gracias compartir este bello post.

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    1. Gracias a ti, Fernanda, por encontrar la entereza y la pasión para compartir aquí también esas pérdidas y ese dolor. Un abrazo enorme.

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  9. Nos gustaría enviarle el programa del Concurso que tenemos para bloggers, el correo es lmiranda@mumsprivee.com, es la Community, si quiere se lo remitimos, no tenemos su correo, por lo que si le interesa, póngase en contacto con nosotros.

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    1. Hola María:

      Lo siento pero este comentario en este post me produce sensaciones encontradas. ¿Estáis intentando promocionarme o publicitarme algo en un post en el que hablo del duelo por la pérdida de mis hijos?

      Lo siento, pero así no.

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  10. Eloisa no sabia que antes de la pequeña Flor habias tenido otra pérdida, me he sentido muy identificada con lo que has dicho de que sentias que tu cuerpo te había fallado..yo perdí a mi peque a las 9 semanas, después de haber parido a mi hijo y haber tenido un embarazo estupendo.

    Mucho ánimo y gracias por compartir el duelo, que me hace sentir más acompañada en este camino.

    Me encantaria participar, como puedo hacerlo??

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    1. Hola Lia:

      Si, también tuve otra pérdida y fue también muy dolorosa. Yo creo que cualquiera lo es, ya que es lo que nunca esperamos que pase... Me alegro de que al menos vayamos hablando de esto porque nos ayuda a no sentirnos como bichos raros por hacer nuestro duelo y llorar a nuestros bebés.

      Te dejo un enlace al post de Mónica donde explica cómo participar en el carnaval de blogs:

      http://duelogestacionalyperinatal.com/2013/03/31/carnaval-de-blogs-la-perdida-gestacional-y-perinatal-aqui-tienes-tu-invitacion/

      Un abrazo.

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  11. La verdad es que con este tema pasa como otras tantas situaciones que ocurren en la Vida: que uno piensa que nunca le pasarà a el o a nadie cercano... Qué inocentes somos...
    Nosotros tuvimos la desgracia de vivir esta situación con mi hermana, quin perdió a su bebé en la semana 32 sin saber nadie por qué. Después yo tuve a mi pizquilla y ella a su pequeño.
    Sigo recordando a esa pequeña que no conocimos con tristeza y amor, y la tranquilidad de que la quisimos cómo pudimos.
    Abrazos

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